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16. Algo inesperado.

Logan.

-¿Qué pasa, Liz? ¿quién es? -le pregunto a Alícia preocupado mientras me acerco a ella. Sus sollozos se hacen más fuertes y se lleva una mano a la boca mientras con la otra suelta el ramo.

Me acerco a ella y la abrazo, Alícia sigue llorando. Todos nos quedamos en silencio como por diéz minutos hasta que accese a sentarse para aclararse y poder hablar.

Le enjuago las lágrimas con mis pulgares y mis manos en sus mejillas.

-¿Liz? -musito.

Mantiene sus ojos cerrados y sus manos sobre mis muñecas.

-Estoy bien -dice mientras se derraman más lágrimas sobre sus mejillas.

-Creo que deberíamos irnos, ¿no, Clara? -dice Alex con dirijiendose hacia Clara.

-Si -contesta después de un segundo.

-Liz, ¿qué pasa? -le pregunto cuando los chicos salen del apartamento- ¿Quién te ha enviado las flores y por qué arrancaste a llorar así? -le digo con tono suave.

-Es él, Logan -me dice sollozando.

-¿Quién es él, Alícia?

-Son ellos -dice mientras más lágrimas recorren su cara.

-¿Quiénes, Liz?

-Mis padres -contesta luego de un minuto.

La abrazo y ella recuesta su cabeza sobre mi hombro mientras sigue llorando.

-Liz, necesito que déjes de llorar y te concentres, sé que es difícil, pero necesito que me digas lo que decía la nota -le digo tomandola de los hombros.

-Ellos, querían... quieren -se corrije rapidamente -, que yo... por favor, lee la tarjeta.

La tómo de la mano y me agacho para levantar la tarjeta.

《Alícia, somos tus padres, tus verdaderos padres, Nathan y Amelia. Queremos verte, por favor acepta éstas flores como una disculpa. Sabemos que son tus favoritas. Te iremos a ver mañana por la mañana. Te queremos.》

-¿Cómo se atreven a aparecer así de la nada? -me pregunta Liz.

-No lo sé -digo con la mirada perdida.

Es muy raro que los padres de Alícia aparezcan así, ¿cómo han conseguido su dirección? ¿quién se la dió? ¿por qué de repente quieren ver a Liz cuando la abandonaron de niña?

-Liz, dime, ¿quieres verlos? -le pegunto suavemente.

-No lo sé, Logan. Ha pasado mucho tiempo, ¿por qué llegan así? -dice sollozando.

-Liz, por favor no llores, no me gusta verte así -le digo atrapando una lágrima que rueda sobre su pómulo izquierdo -. Liz, te necesito aquí, ¿si? -asiente con la cabeza - Mañana veremos a tus padres y dejaremos que se expliquen, ¿estás de acuerdo? -le pregunto.

-Si -dice suspirando-. ¿Vas a estar conmigo?

-Claro que si, Alícia. No podría dejarte sola en esto -le digo mientras la acerco a mi pecho-. Nunca te dejaría sola.

***

-¿Cuándo se reunirán? -me pregunta Alex cuando estamos en nuestro apartamento.

-Mañana -le contesto con la mirada perdida.

-Wow -dice-. Debe ser duro que tus padres te abandonen y después lleguen así como si nada hubiera pasado. La verdad, es que yo no lo soportaría, y admiro a Liz por eso. Fue muy fuerte al aceptar.

-Si -musito-. Pero hay algo que no entiendo: ¿por qué quieren verla ahora? O sea ¿qué es lo que quieren de ella?

-Tal vez sólo quieren verla después de tantos años.

-Pero ellos la abandonaron, Alex. Ellos la dejáron cuando sólo era una niña. No tienen derecho sobre ella. A nada.

-Sólo nos queda esperar, primo. Recuerda que Alícia es mayor de edad y puede decidir por sí misma, no pueden obligarla a nada. Y si ella los acepta, tú no podrás hacer nada.

-Si -le digo suspirando.

Entré a mi cuarto y le envié un mensaje a Alícia.

《¿Estás ahí?》

《Si, aqui estoy, Logan》

《¿Cómo estás?》

《No lo sé. No me siento bien. Clara me dijo que le parecía muy raro lo que está pasando, y yo pienso lo mismo. Pero no sé.》

《Tranquila, Liz. Todo saldrá bien. Mañana te explicarán y sabremos todo. Por lo que queda del día, intenta no pensar más en ello, ¿si?》

《Ok.》

Busqué mis audifonos y reproducí la música, esperando que me envolviera y me hiciera pensar en otra cosa, pero no pude dejar de pensar en lo que pasará mañana. Tengo miedo de que quieran llevarsela. No quiero que se la lleven y que la separen de mi. La quiero conmigo. La necesito.

Me dormí sin darme cuenta, cuando me levanté el reloj de la pared marcaba las 5:31 a.m.

Salí del apartamento y dí una vuelta en el auto. Sin saber adónde ir. Terminé en una banca cerca del lago en Central Park. Me quedé mirando los árboles y el cielo mañanero, el sol saliendo y las nubes cubriendolo avisando una tormenta de nieve. Ni siquiera siento el frío que hace, sólo llevo mi chaqueta y mis guantes. No puedo dejar de pensar en Alícia y en que sus padres quieran llevarsela.

No sé qué hora es cuando suena mi teléfono. Contesté sin ver el número.

-¿Hola?

-Logan, ¿dónde diablos estás?

-¿Qué pasa, Alex?

-Son las nueve de la mañana, los padres de Alícia llegan a las diéz, tienes...

Le colgué y me levanté de la banca, fui directo al auto y no me permití pensar en nada. Aparqué en el estacionamiento y subí al apartamento de Alícia. Cuando entré, había una señora de tez blanca y ojos azules sentada en el sofá, a su cabello rubio le resaltaban canas y estaba levemente maquillada; junto a ella estaba un señor de cabello blanco y tez un poco más pálida, con ojos marrones y barba creciente. Estaban sentados frente a Alícia, su mirada estaba entre sorprendida y asustada, y contenta y apagada; ella está librando una batalla por dentro.

Cuando terminé de cerrar la puerta Alícia se levanto y se acerco a mi para abrazarme. Cerre los ojos y la abrazé fuerte.

-Tengo miedo -me susurró al oído.

-Yo también.

-No les he dicho nada todavía, apenas y los saludé -dice mientras se separa de mi -. Te estaba esperando.

-Bien -le digo con una sonrisa triste mientras le doy un tierno beso en los labios. Es todo lo que necesito.

Se separó de mi y tomó mi mano, me regaló una pequeña sonrísa apagada y nos sentamos en el sofá, de frente a los padres de Alícia, supongo.

-¿No vas a presentarnos a éste encantador y tierno muchacho, Alícia? -dice la mujer con una gran sonrísa en los labios.

-Amelia, por favor -dijo el hombre a su lado.

-¿Qué? -preguntó con tono agudo, aún con su sonrísa exagerada en la cara -, quiero conocer a las amistades de mi hija -él hombre suspiró-. Y dime, Alícia, ¿quién es él?

-Él es Logan, mi novio -dijo Liz encogiendose de hombros, apretando mi mano entrelazada con la suya.

Traté de sonreír.

-Hola, Logan -dijo la mujer, aún sonriendo -, soy Amelia, la madre de Alícia.

Pude sentir la mirada de repugnancia de Alícia al decir que era su madre.

-Hola -le respondí.

-Yo soy Nathan, Logan -dijo el hombre.

-Hola -repetí.

Hubo un momento de silencio antes de que la señora Amelia hablara.

-Y entonces, cuentanos, Alícia, ¿cómo te está yendo?

-Muy bien, mejor que cuando me abandonaron en el horfanato -dice Liz con una sonrísa desafiante.

-Alícia... -empieza a decir su padre antes de que Alícia lo interrumpa.

-No, señor Nathan, no quiero oír nada -dijo Alícia mientras se levantaba, aún sostenía mi mano- . No quiero oír a ninguno de ustedes dos. Ni siquiera sé por qué los dejé venir, no sé por qué acepte a verlos, no sé por qué me dejaron. ¿Acaso no tienen vergüenza? ¿Cómo se atreven a dejarme y luego, doce años después encontrarme no sé de qué forma y venir y llamarme hija? -su tono de voz aumentaba cada vez más- Ustedes no tienen corazón, no tienen alma, no tienen el derecho de llamarme su hija. ¿Saben lo que me pasó cuando me abandonaron? Me deprimí, mucho. Más de una vez intenté acabar con mi vida, creyendo que no me querían lo suficiente como para estar conmigo; me dije más de una vez que no los merecía, que éran mucho para mi. Pero, luego me dí cuenta de que valgo mucho más, de que hay personas que me quieren, personas a las que le importo de verdad, ellas no me dejarían como lo hicieron ustedes.

-Alícia, por favor, cálmate, deja que hablen -le digo mientras me levanto y aprieto más su mano.

-Logan, por favor, deja que yo hable -me dice-. Ustedes no son mis padres -dice dirijiendose a ellos- , no son nada para mi, ustedes así lo decidieron, y así lo acepté yo. Por favor, no quiero volver a verlos en mi vida, ustedes quisieron salír de ella, y lo lograron. Así que, con su permiso, señor y señora James, me retiro. Y espero que sus vidas sigan de maravilla y llenas de felicidad.

Alícia suelta mi mano y sale del apartamento tomando su abrigo dando pasos grandes y sonoros. Sus padres quedaron anonadados, la expresión de sus rostros no era normal, su padre estaba entre echarse a llorar y entre gritarle lo que sea a su esposa, en cambio ella tenía cara de confundida.

-Yo... lo siento -dije pasando mi mano por mi cara para salír y buscar a Alícia.

Salí del apartamento y subí al ascensor, a la terraza, ella va allí cuando está mal.

Cuando llegué la encontré agachada llorando cerca de los conductos del edificio.

-Alícia -le dije mientras la levantaba.

-Logan, yo... -dijo sollozando.

La abrazé y la apegué a mi pecho.

-Tranquila, Liz, no tienes que explicarme nada, te entiendo. Está bien que hayas reaccionado así, te desahogaste y les dijiste todo lo que pensabas. No tienes que explicarme nada -le repetí mientras acariciaba su cabello.

-Ellos no saben, Logan -dice llorando.

-No me hables ahora, Alícia. Necesitas recuperarte, ¿si?

Asintió con la cabeza y siguió llorando.

Nos quedamos así como por 20 minutos hasta que Alícia dejó de llorar.

-Oh por Dios, Logan, mira como te dejé el abrigo -dijo mientras sorbía con la naríz y limpiaba sus lágrimas.

-Ohh, me llenaste de mocos.

Ella rió.

-¿Perdón? -dijo sonriendo.

-No te perdono, eres mala, y ahora me debes un abrigo -le dije sonriendo.

-Ok, galán. Te debo un abrigo.

Me reí mientras la acercaba a mí para volver a abrazarla.

-¿Estás bien? -le susurré.

Asintió con la cabeza- Gracias.

-¿Quieres bajar y hablar con ellos?

-No lo sé, ¿crees que debería?

-Yo creo que sí, pero más importa lo que creas tú.

-Ok, bajaré. Pero ahora no. Ahora quiero que me beses -dijo sonriendo.

Me reí y la bese dulcemente.

-Liz, sabes que puedo ayudarte, y que voy a estár ahí para ti, siempre. En los buenos y en los malos, ¿verdad? -le dije mientras me separaba de sus labios.

-Lo sé, Logan, no me has demostrado lo contrario, y tú sabes que yo también estaré para ti, ¿no?

Le sonreí y volví a besarla. Sus labios estaban fríos, en sus ojos aún estaban las lágrimas contenidas, pero el interior de su boca seguía cálido y hermoso, como ella.

-Ahora si podemos bajar -me dijo después de abrazarla.

Bajamos hasta su piso y encontramos a los señores James en la puerta del apartamento.

-Hola -musitó Liz cuando estuvimos cerca de ellos.

-Alícia, queremos pedirte perdón por lo que pasó. De verdad creo que estubo bien lo que nos dijiste y me gusta que te hayas desahogado con nosotros, de verdad queremos que nos perdones -dijo el señor Nathan.

-Está bien, igual, yo no me arrepiento de lo que dije, y muchas gracias por entenderme. Pero de verdad me gustaría hablar con ustedes.

-Estoy de acuerdo -dijo él sonriendo.

-Adelante -dijo Liz forzando una sonrísa mientras abría la puerta del apartamento.

Después de que sus padres pasaran, le dije:

-Liz, creo que debería irme, tú necesitas hablar con ellos.

-Si, no me gustaría que me detuvieras cuando le vaya a lanzar la lámpara de la sála a Amelia -dijo riendo, reí con ella. La abrazé y me fui.

No quería irme, quería quedarme con Alícia y apoyarla en esto, pero ella de verdad necesita hablar con ellos. Cuando llegué al apartamento hablé con Alex, le conté lo que pasó y me dijo que tratara de no pensar en ello, que Liz entenderá y tal vez los perdone.

Cuando él se fue, miré el reloj de cocina y me sorprendí al ver la hora, ya eran las 2 de la tarde y me dí cuenta de que no había comido nada desde ayer. Hurgué en la nevera y me preparé un sandwich de tomate, lechuga, jamón y queso. Me senté en la sála y encendí la televisión. Sin embargo no pude dejar de pensar en Alícia y sus padres, no puedo esperar a que me llame.

Una hora después, sonó mi teléfono y contesté rapidamente.

-¿Logan? -dijo Alícia.

-Si, si, ¿qué pasó? -traté de no sonar muy preocupado, pero no funcionó.

-Necesito hablar contigo, ¿puedes venir?

-Claro, voy saliendo.

Colgué el teléfono y fui a ponerme los pantalones. Salí del apartamento a toda prisa y encendí el auto.

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