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14. La Torre Eiffel

Logan.

-Logan, esto es...-empieza a decir Alícia, mirando hacia arriba, hacia la Torre, maravillada y con una gran sonrisa en la cara.

-Es hermoso- termino la oración-, es increiblemente hermoso.

-Y aún no hemos subido- dice ella.

Antes de responder, Liz ya me tomó de la mano y empezó a correr hacía arriba llevandome del brazo. Cuando llegamos a la cima, ella se detiene en seco, igual que yo.

-Es maravilloso- dice Liz.

-Si.

La vista es hermosa, podemos ver casi cada centímetro de Paris, las casas, el cielo, las tiendas, las personas, los parques. Está nevando, pero eso no le quita la belleza y la genuinidad a este hermoso estado de Francia, más bien, lo resalta.

Liz me abraza, sacandome de mis pensamientos, le devuelvo el abrazo con una gran sonrisa, ella se separa un poco de mi y me besa, ríe mientras lo hace.

-Gracias, por traerme, por estár conmigo, por quererme- dice colocando su frente contra la mía, mantiene sus ojos cerrados.

-Liz, no tienes nada que agradecerme, esto lo hago por ti, porque te amo, y haría cualquier cosa para estar contigo.

-Te amo, Logan, y no tienes que hacer nada para para estar conmigo más que quererme de la manera en la que lo haces- dice mientras se derrama una lágrima sobre su mejilla.

No le pregunto por qué llora, tampoco le digo nada, sólo la abrazo y luego la beso.

-¿Sabes?- le pregunto mientras la pongo de espaldas a mi para seguir abrazandola-, cuando te ví por primera vez, pensé "wow, sus ojos son hermosos"- ella ríe.

-Lo sé, Logan, me lo has contado miles de veces.

-Lo sé, sólo quería recordartelo- le respondo soriendo.

Esperamos un rato en silencio, admirando la vista. Luego ella dice:

-Jamás imaginé esto, Logan. Digo, estár aqui, contigo. Pero... ahora que está pasando, me digo a mi misma que es lo mejor que me pudo haber pasado, que eres lo mejor que me pudo haber pasado. Que mi vida no sería igual sin ti, que yo no sería igual sin tí. Que eres la mejor persona del mundo. Que te amo.

-Alícia, yo estoy agradecido, de que Dios, la vida, o el destino, te haya puesto en mi camino, de haberte conocido, de que estés hoy, aqui, conmigo. De que me ames tanto como yo a tí, de que me pienses tanto como yo a ti, de que me extrañes tanto como yo a ti, aunque sólo llevemos horas sin vernos. Liz, el amor no es algo que pueda explicarse o encontrase en un diccionario, el amor es un sentimiento, el amor es algo que se siente, el amor es lo más bello del mundo cuando lo compartes con la persona correcta, el amor es lo que hacemos tú y yo cada día, es lo que creamos, es lo que sentimos.

Ella se voltéa y queda de frente a mi. Pone sus manos en mi nuca y dice con sus ojos fijos en los míos:

-Lo sé, y es lo que digo, hemos leído tantos libros, tenemos tantas espectativas tan grandes con respecto a la persona que queremos que nos acompañe, y miranos. O sea, nos es como que seamos azúcar y sal, pero tenemos nuestras diferencias, y a pesar de eso, somos perfectos el uno para el otro, somos felices el uno con el otro, somos simples mortáles que se aman, sin límites.

La beso, suave y lentamente, sintiendo todo en ese momento: el aire frío que nos abraza, las respiraciones agitadas pero a la vez extrañamente calmadas de cada uno, siento nuestros corazónes latír al mismo tiempo. Apenas me seaparo de ella para abrazarla.

-Liz, este momento es perfecto- le susurro al oído-, y estoy más que felíz de compartirlo contigo.

-Sé que me dijiste que no te agradeciera, pero debo hacerlo. Logan, gracias por estos seis meses, gracias por los mejores seis meses de toda mi vida. Eres la mejor persona que conosco, y también la que conoceré, porque en este mundo, ni ningún otro, existe alguien como tú- dice mientras se separa de mí y toma mis manos. Noto el vaho saliendo de su boca mientras habla a causa de la baja temperatúra, noto la gran sonrisa que ilumina su cara.

-Tu sonrisa- digo.

-¿Qué pasa con mi sonrisa?- pregunta riendo.

-Es lo más bonito que he visto en mi vida.

-¿Es más bonita que Paris?- pregunta en tono desafiante.

-Si- le respondo suspirando-, es más bonita que Paris, que Italia, que New York, que todos los lugares o cosas que puedas en tu vida ver o visitar. Y yo... Liz, yo no podría vivir sin tu sonrisa.

Ella se sonroja, y antes de que ella lo haga, yo la beso.

-Logan, eres perfecto- dice mientras se separa de mis labios-, perfecto para mi.

-Y tú para mi, Liz.

Me abraza posando su cabeza en mi pecho, yo poso la mía sobre la suya, y nos quedamos así durante un rato. Decidimos bajar, y caminar por ahí mientras hablamos.

-¿Sabes, Liz?- le pregunto-, nunca me has hablado sobre tus padres.

Ella da un largo suspiro.

-Ellos... ellos- dice.

-Si no te sientes cómoda hablando de eso podemos hablar sobre otra cosa- le asegúro.

-No, tengo que contartelo- responde-. Ellos, ellos me abadonarón sólo cuando tenía ocho años, me llevarón a un horfanáto y ahí terminarón de criarme, ellos sólo se fuerón, sin decirme a dónde ni por qué.

Noto lágrimas en sus ojos y me acerco a ella para abrazarla.

-Oye, perdón por hacerte hablar de ello ¿si?- le digo.

-Está bien, Logan. Igual tenía que decirtelo en algún momento.

-Ok- digo mientras me quito los guantes de lana para secar sus lágrimas-. Ahora yo te contaré la historia de mis padres.

-¿Qué ya no lo hiciste?- pregunta dudosa.

-Si, pero no completa.

Nos sentamos en una banca que está cerca y empiezo a hablar.

-El nombre de mi madre era Micheel, ella era dulce, hermosa, inteligente, dedicáda a sus hijos, creativa...

-¿Hijos? ¿tienes hermanos?

-Allá vamos- le digo sonriendo tristemente-. Un día, salí con mamá y con Adam, mi hermano gemélo- puso los ojos en blanco-, sí, tenía un gemélo. Ok, salímos en auto al supermercado, cuando veníamos de regreso, eso sólo pasó, el camión sólo apareció. Chocó contra nosotros por la parte de atrás y mamá pegó la cabeza al vidrío delantero, murió al instante- no pude evitar llorar en ese momento-, Adam iba atrás conmigo, pero iba en el medio, y sólo salió disparado hacía el frente ya que no tenía puesto el sinturón. Y en cuanto a mí, no me pasó nada, absolutamente nada- hice una pausa para respirar, apenas me había dado cuenta de que ya estaba llorando inconsolablemente. Alícia tomó mi mano y la apretó.

-Logan...- empezó a decir.

-No, Liz, tengo que contarte esto, necesito hacerlo- le dije. Ella asintió con la cabeza y me dejó continuar-. No me pasó nada fisicamente, pero si me traumó. Luego de que llegara la ambulancia y la policía al auto, llamarón a papá, el apareció casi al instante, lloró la muerte de mamá y de Adam conmigo mientras me abrazaba, y me prometió que siempre estaría conmigo, pero no fue así. El resto de la historia ya lo sabes, ¿no?

-Si- dice. Noto que ella también está llorando y la abrazo- Logan, sabes que ellos aún están contigo, ¿no? Sabes que ellos no te han abandonado ni lo harán, ¿no?- asiento con la cabeza-, bien- responde ella.

-Hay algo que no entiendo- continua-, más bien, que no me gusta. Cuando alguien muere, las personas dicen "fue una gran persona"- dice mientras hace énfacis en la palabra fue-. Sólo digo, esas personas no se han ido, ellas están con nosotros, sólo que no fisicamente, no déjan de existir sólo porque murieron, ellas siempre serán recordadas, y nunca dejarán de existir.

-Tienes razón, Liz- digo-. Pero ya, es tu cumpleaños, y es nuestro aniversario, y es tu cumple-versario. No es momento para llorar, disfrutemos lo que queda de la noche, ¿si?

-Si- dice sonriendo.

Vamos a comer a un restaurante que hay cerca, mientras caminamos nuestras manos están entrelazadas sin tocarse a causa de los guantes, pero alfin, entrelazadas. Entramos y comemos, hablamos, reímos, pero no lloramos. Son cerca de la media noche cuando nos vamos del restarurante porque van a cerrar, seguimos caminando por ahí y jugando el uno con el otro; cerca de la 1:30 a.m. decidimos volver al hotel para dormir. Voy a mi habitación con Liz.

-Oh, Alex no está- dice cuando entramos.

-Si, que sorpresa ¿no?

-Si- dice sarcástica.

Me rio.

-Ok, ok, ya sabía que él no estaría, más bien, le pedí que se fuera. Si, está en tu habitación con Clara. Y no, no quiero acostarme contigo, sólo dormír, en el sentido más inocente de la palabra- digo citando una frase de Buscando a Alaska, de John Green, un libro que leímos juntos.

Se ríe.

-Ya sé que no quieres acostarte conmigo, y si, si quiero dormír contigo- dice-, en el sentido más inocente de la palabra.

Me acerco a ella y la beso.

-Tú ropa está en el baño, sabía que querrías darte una ducha y le pedí a Clara que te buscará ropa y... todo lo que necesitas para ducharte.

-Cómo me conoces, Logan Clifford- dice sonriendo.

Me da un corto beso y se va a duchar, luego entro yo, me ducho y cepillo mis dientes. Me acuesto al lado de ella en la cama mientras ella recuesta su cabeza en mi hombro y me abraza por la cintura, cierro los ojos y me dejo llevar por el momento.

-Gracias por este día- susurra Liz- me encantó.

-A mi también- le contesto. Ambos reímos, luego su respiración se hace profunda y se queda dormida, al igual que yo.

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