1. El comienzo.
Alicia.
Hoy es un día normal: me despierto, lavo mis dientes, desayuno, y salgo. Empezaré hoy mi club del libro, quiero conocer nuevas personas, hay gente que dice que leer es aburrido, en verdad, no saben lo que se pierden, cuando lees, es algo simplemente maravilloso, la historia te atrapa y te llena de fantasía y esperanza. A Clara no le gusta leer. Y es una tortura no tener con quien hablar y discutir cuando termino de leer un libro, esa es otra razón por la cual voy al "Club del libro".
-¿Por qué estás madrugando?- me preguntó Clara, despertando.
-Clara, son las 10 de la mañana, deberías despertar, salir, ver el mundo, leer un libro...
-Aahhh- Se quejó Clara.
-Vamos Clara, voy a salir y necesito que estés despierta para alimentar a Oliver. Mira, ya te está buscando- abrí la puerta para dejar entrar a la pequeña bolita de pelos que es nuestro perrito Oliver.
-Voy- dijo Clara quejándose.
-Adiós- le dije saliendo de la habitación.
Había un día hermoso afuera, los pájaros estaban cantando, las flores florecían, se sentía como el aire se respiraba con cálma. Lo único que lo arruinaba, eran los miles de autos de Nueva York, es típico, y ya estoy acostumbrada. Pedí un taxi y empecé a conversar con el señor D. Es muy amigable.
Cuando llegué al "Club del libro", estába nerviosa, pero no debía de estárlo, en realidad, no quería estárlo, pero no podía evitarlo. Cuando entré había mucha gente sentada en un círculo, más de la que esperaba. En fin, tomé asiento y esperé a que llegara más gente.
-Hola, locos lectores- todos rieron- Mi nombre es Jake. Yo creé este club y me emociona que vinieran tantas personas. Empezaremos presentandonos. Espero que no les moleste que me tóme como ejemplo. Hola, mi nombre es Jake, tengo 23 años y empecé a leer a los 15, los libros me cambiaron hasta ser lo que soy, y me encanta ser como soy. Es su turno.
Uno a uno se fueron presentando los "locos lectores". María, 18 años. Albert, 18 años. Alvaro, 20. Sofía, 17. Ana, 22...
-Hola, soy Logan Clifford, tengo 19 y amo leer, empecé a los 13, y los libros me abrieron puertas a otros mundos que antes no sabía que existían. Por eso amo leer.
Este chico me llamó mucho la atención, es diferente, hay un brillo especial en sus ojos marrones, una chispa inexplicable de deseo y aventura. Parece tierno y divertido, es alto, de cabello castaño, y su mirada se pierde con facilidad. Me gusta.
-Hola, mi nombre es Alicia James y tengo 19 años- empecé a hablar- , empecé a leer a los 13. Antes de eso sólo era una simple mortal, leer hace que escape de la realidad, y pienso que es lindo alejarme de todo el mundo por al menos tres horas o 45 minutos.
***
-"Pienso que es lindo alejarme de todo el mundo por al menos tres horas o 45 minutos"- dijo alguien citando lo que dije antes de que saliéramos del club - , pienso igual.
Cuando me doy la vuelta para ver quién es, me doy cuenta de que es Logan.
-Hola, soy Logan- dijo tendiendo su mano.
-Hola, soy Alicia- dije estrechando su mano.
-Me gusta tu forma de pensar- dijo-, ¿te gustaría ir conmigo al café de la esquina y charlar?
-¿Cómo se que no eres un psicópata?
-Soy confiable- dijo poniendo una carita tierna y de perrito regañado-, por favor.
No sabía que decirle, me parece buena persona, es lindo y creo que tenemos cosas en común. ¿Por qué no seguir descubriendolo? al fin y al cabo, YOLO.
Le dije que sí; cuando llegamos al café ordenamos y me hizo varias preguntas, algunas se las respondí con otras preguntas, pero él solo reía y me pedía que le respondiera. Luego fue mi turno, primero le hice preguntas normales, luego fueron mas personales:
-¿Tus padres están juntos?- pregunté.
-Mi madre murió cuando yo tenía 8, después de eso mi padre se empezó a emborrachar para olvidarla y él también murió, sólo 5 meses después de la muerte de mi madre. Luego mi tía me cuidó, hasta los 17 que empecé la universidad, fui con mi primo, ahora ya la terminamos y vivimos juntos.
-Siento lo de tus padres.
-Tranquila.
Cambié el tema. Después de un largo rato de risas, miradas y suspiros, nos retiramos. Me dí cuenta de que teníamos muchas cosas en común.
-Fue bueno conocerte- me dijo cuando llegamos al edificio-, espero que podamos seguir hablando.
-Igual. Claro que podemos seguir hablando- dije mientras le daba un golpe juguetón en el hombro.
-Ok, entonces... Adiós.
-Adiós.
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