Ya estaba algo claro, se gustaban, se gustaban con locura. Los días pasaban y se volvían cada vez más cercanos, se regalaban bebidas, abrazos, mimos, pero nada de besos porque el problema era que Taeyong no quería ir rápido, sentía algo de inseguridad que lo mismo se volviera a repetir; entregar todo y recibir una apuñalada por la espalda.

Kun y Taeyong se habían conocido en su último año de preparatoria, Kun era un recién llegado de China, así que Taeyong trató de hacer amistad con él para que se sintiera incluido, con lo que no contaba es que pronto algo más que una amistad surgiría entre ellos. Taeyong suele gustarle como la gente lo trata, poco le importó si Kun fuera hombre o mujer, se enamoró, y vaya que fuerte, de su persona; por el contrario, a Kun le importaba mucho lo que pensaran de él. No quería que supieran que era homosexual, y eso hizo que lastimara a la persona que amaba.

—Jamás había sentido esto por alguien —Taeyong mordió su labio inferior mientras tapaba su cuerpo desnudo con la sábana.

—Taeyong...

—¿Si?

—No es nada... No pasa nada, solo que eres hermoso —volteó su cabeza hacia Taeyong, hubo contacto visual, se acercó lentamente y le dio un beso en los labios.

Todos esos momentos se acabarían dentro de unas semanas, Kun de repente comenzó a ignorar sus mensajes, se cambió de asiento y comenzó a juntarse con los bravucones de la preparatoria. Taeyong trató de arreglar las cosas, pero no pudo; en cambio, sacaron el rumor de que era homosexual, muchas chicas dejaron de seguirlo, la gente dejó de juntarse con él, perdió muchos amigos. Eso a Taeyong le afectó mucho, pero no ganaba nada con reprochar a Kun, faltaban dos meses para que el semestre terminara y ya no lo vería en su puta vida, tenía que resistir, debía de resistir, aunque eso implicara que llorara cada noche porque lo extrañaba, aún así Taeyong salió adelante, se graduó con excelentes calificaciones y pasó su examen de admisión a la universidad con un puntaje casi perfecto.

Doyoung se arreglaba para salir, irían a un zoológico.

—¿Algo casual? —apuntó a su espejo — Algo casual será.

Agarró unos jeans negros y una camisa blanca algo holgada, se peinó de lado, se veía muy guapo con su cabello peinado de esa manera. Pronto se encontró con Taeyong en la estación del metro. Se abrazaron y subieron al vagón.

—¿Llevabas tiempo esperando?

—Claro que no —hizo un ademán —. Acababa de llegar. Justo cuando me detuve, volteé y ya venías —rió, Doyoung pronto le siguió la risa.

Tomaron solo unas cuatro estaciones para llegar al zoológico, tendrían que caminar solo unas cuantas cuadras. Pronto llegaron y ya estaban recorriendo el lugar.

—¡Mira el elefante, es enorme! —Doyoung como niño chiquito se acercó más a la barda para observarlo mejor.

—JAJAJAJA, claro que es enorme, es un elefante. Es muy bonito, ¿no crees?

Doyoung asintió, jamás había asistido a un zoológico, desde pequeño solo asistía a carreras de caballos, a nadar con delfines, a cruceros elegantes y caros.

—¡Mira como eleva su trompa!

—Está feliz, dale un maní.

Doyoung acercó el maní al elefante y este lo agarró gustoso, Doyoung sonrió. Fueron a ver a los pingüinos, a las focas, a las jirafas y a cada uno los alimentaba. Se estaban pasando una tarde muy linda. Llegaron a un lugar de sesiones fotográficas, decidieron pagar por una foto. Posaron de maneras divertidas, incluso Doyoung cargó a Taeyong en su espalda por este último ser un poco más bajo que el pelinegro.

—Tú te quedas esta donde tengo el sombrero de jirafa y yo me quedo en donde te estoy cargando —le extendió la fotografía a Taeyong.

—Gracias —sonrió al verla —. Nos vemos muy bien.

—Haríamos linda pareja —susurró.

—¿Qué dijiste?

—Que quiero un churro. Vamos —sonrió hermosamente, tomó la muñeca de Taeyong y llegaron al puesto —. Me da un churro, por favor.

—Ahorita solo nos quedan en forma de corazón, ¿está bien?

Doyoung volteó para la aprobación de Taeyong.

—Que sea cubierto de chocolate, por favor.

—En seguida sale —la adolescente no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa de felicidad.

Con sus churros en mano, salían del zoológico, ya estaba oscureciendo, debían volver a la estación.

—Me divertí mucho hoy, gracias por hoy —le agradeció Doyoung.

—No hay de qué, nunca habías venido a un zoológico, me alegra que haya sido especial.

—Sí que lo fue, más porque tú estás conmigo.

Aunque Doyoung jamás haya sentido atracción por alguien, a veces era el que coqueteaba más, eso a Taeyong le causaba algo de gracia, pero le agradaba que Doyoung fuera algo lanzado a fin de cuentas. Se despidieron y cada quien siguió su camino, ese camino que volvería a cruzarse.