—Antes de comenzar la clase de hoy me gustaría informarles sobre un nuevo compañero que tendrán. Viene de Busan a causa de un traslado.

—¡Te dije que había rumores de un posible estudiante nuevo! —una chica exclamó emocionada hacia su amiga.

—Es normal que tú te enteres de todo, eres una metiche —le dijo un chico a la chica con desinterés.

—Tú cállate, por eso nadie te hace caso —contestó.

—Ya basta, estudiantes —habló algo fastidiado —. Ahora mismo le daré la entrada al chico. 

El profesor caminó hacia la puerta y todos voltearon a esa dirección, a excepción de Doyoung que estaba leyendo la página del libro de inglés, era una historia sobre Rosa Parks en donde luego debías contestar unas preguntas sobre tu opinión del caso. Cuando el chico entró al salón todas las miradas se posaron en él. El chico es guapo y si alguien dice lo contrario, está mintiendo o tiene envidia. Esos cabellos rojos se notaban en ese lugar descolorido y con colores opacos, él era el que más resaltaba de todos. Doyoung decidió mirar y vaya sorpresa. 

Con que tú eres el estudiante nuevo.

Pronto la mirada del pelinegro ya no se encontraba en la historia de Rosa Parks, sus ojos se posaban firmemente al de cabello rojo. Lo analizaba de arriba a abajo, una y otra vez. Los ojos del contrario pronto hicieron contacto con los de Doyoung, el pelinegro apartó la mirada volviendo a su libro. No quería verse intimidado y sabía que posiblemente por apartar la mirada se vio así, pero... tampoco le interesaba mirarlo después del incidente que ocurrió. Se hizo una pequeña bienvenida al estudiante y su introducción. El estudiante se llama Taeyong. Se sentó en un asiento del medio junto a un chico con un promedio bastante bueno, no el mejor porque ya se sabe quien tiene ese lugar.

La clase se comenzó a dar y Taeyong era bastante bueno para el inglés, en cada respuesta daba su opinión y muy bien. Eso se le hizo algo extraño a Doyoung ya que sus compañeros siempre lo dejaban responder, daba las mejores respuestas y se sentían algo intimidados por eso. El profesor en cada pregunta le cedía la palabra a Taeyong y a sus compañeros.  

No siempre puedo ser yo. 

Las siguientes clases transcurrieron hasta una hora libre. Doyoung recogía sus cosas para ir a la cafetería y comprar algo. Taeyong había sido invitado por algunos del salón para ir a almorzar, sin embargo se negó con la excusa de que tenía que hacer unos papeleos y en cierto modo era verdad, pero no iba a tardar mucho. Doyoung se acercó a el pelirrojo.

—Ten tu dinero —Taeyong miró el billete y luego a Doyoung.

—Ese no es mi dinero.

—¿Qué? Claro que sí. Son dos mil Won.

—Me estás dando un billete de dos mil Won. Yo te di dos billetes de mil.

Rodó los ojos —Tan solo tómalo.

—¿Por qué mejor no comemos juntos? Me invitas con eso —le dio una sonrisa pequeña.

—No, gracias. Solo tómalo. Me voy a reunir con un amigo. Ten —le dejó el billete en su asiento sin poder dejar hablar a Taeyong.

Y sin más salió del salón y fue a la cafetería, se compró el almuerzo, ubicó a su amigo Jungwoo y se sentó junto a él.

—No me haz contestado mis llamadas, eh.

—Ay, sobre eso. Malas noticias —hizo un puchero —. Ayer estaba en un estanque tomándome fotos, ¡y se me cayó al agua! —hizo una expresión de dolor —. Quedó destrozado, no volvió a prender. Mis padres no van a comprar uno nuevo, tendré que buscar un trabajo para conseguir al menos uno para las llamadas y mensajes.

—Que mala situación contigo, Jungwoo. ¿Pero qué hacías en un estanque si a ti no te gustan?

—¡Pues había un pato! Se me hizo tierno.

Doyoung comenzó a reír. Era la segunda vez que reía junto a Jungwoo y eso le hacía feliz a su amigo. 

—Escuché que hay un estudiante nuevo en tu carrera y que es muy atractivo, ¿es cierto?

—Pues sí es nuevo. Es una persona como cualquier otra.

—También escuché por ahí que de la universidad que viene era el mejor estudiante, ¿lo has notado? —Jungwoo se veía muy intrigado por saber la verdad de los rumores sobre Taeyong.

—¿El mejor? Realmente es bueno en inglés, no sé qué esperar de él en las otras materias, pero obviamente no será el mejor. Ese puesto lo ocupo yo.

—Tú que sí eres una cosa bárbara —dio una risita.