Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

Jimin POV

Jungkook y yo estamos tumbados en el sofá de su salón, con alguna comedia en la pantalla del televisor, en una de las primeras noches que pasamos juntos en toda la semana.

Nuestras agendas están muy apretadas este semestre, y ni siquiera coincidimos lo suficiente para comer o cenar juntos como el curso pasado. Aparte de los entrenamientos, ni siquiera lo he visto. Hemos estado demasiado ocupados para hacer mucho más que enviarnos algunos mensajes de coqueteo, gracias a que las clases están en pleno apogeo.

Y si nuestra pequeña cita en la biblioteca me ha enseñado algo, es que incluso estudiar juntos puede no ser la opción más segura si queremos estudiar de verdad.

Pero esta noche nos hemos tomado un respiro y tengo que admitir que me alegro. Feliz de existir en este pequeño espacio con él donde podemos relajarnos y simplemente... Ser.

Se ríe de algo que dice uno de los personajes en la pantalla, el sonido decadente va directo al órgano de mi pecho mientras sus dedos recorren la piel expuesta de mi brazo.

Últimamente, siempre me está tocando. No sexualmente, sino simplemente buscando el contacto.

Su muslo presionado contra el mío cuando nos sentamos juntos en el autobús que nos lleva a los partidos fuera de casa, o rozándome en los vestuarios cuando vamos y venimos.

Alguna parte de su cuerpo conectada al mío siempre que es posible.

Caricias que prefiero a las que solíamos tener. Golpes duros y empujones furiosos siempre que las palabras que nos lanzábamos no eran suficientes. Y luego está la vez que lo golpee, que ninguno de los dos olvidará pronto. Aunque eso fue hace ya cuatro años.

El recuerdo se apodera de mi mente y me doy cuenta de que, aunque hayamos aclarado algunos detalles del altercado, aun no entiendo del todo cómo empezó.

─¿Puedo preguntarte algo?

Su mano deja de bailar sobre mi piel y me mira, con una arruga en la frente por mi tono de voz. ─ Síp.

─¿Cuánto recuerdas de aquella noche, la del instituto? ─ Hago una pausa, eligiendo mis palabras con cuidado ─. Algunas de las mierdas que decías... parecían delirantes. ¿Lo de mi padre sobornando a los árbitros para que ganáramos?

Suelta un fuerte suspiro y vuelve a hundirse en los cojines de cuero. ─ Sé que probablemente parecía que estaba teniendo algún tipo de brote psicótico delante de ti...

─El eufemismo del siglo. ─ Sonrío y me acerco a su cara, con el pulgar suavizando las arrugas del ceño ─. Pero continúa.

Los dientes rozan su labio inferior. ─ Tienes que entender que vengo de un mundo donde la gente miente, engaña y apuñala por la espalda por deporte. Controlan a todos y a todo lo que les rodea, siempre lo han hecho. Incluido yo. Y si no cumplo, me amenaza con cortarme el dinero.

─Eso es...

No tengo palabras para eso.

─Sí. Y dejó caer el martillo con ese puto ultimátum en Navidad. ─ Respira hondo por la nariz antes de exhalar larga y lentamente.

Algo de lo que me he dado cuenta es un método para mantener la calma. ─ Así que tengo que volver a casa cada semana para las cenas de los lunes por la noche, bajo su premisa de parecer unos padres decentes cuando en realidad es una excusa para que mi padre me interrogue un poco más sobre dejar el hockey, o si no, y mi madre me empareje con otra chica de la alta sociedad a la que no soporto. Todo para que pueda ser un calco de él dentro de otros quince años.

Arrugo la nariz, horrorizado por lo que está diciendo. ─ ¿En serio?

Suelta un largo suspiro y me mira. ─ Ojalá estuviera de broma.

Exhalo un largo suspiro y me hundo de nuevo en el sofá, asimilando la gravedad de su situación. No puedo creer que haya esperado hasta ahora para contarme las amenazas de su padre.

Odio que lleve casi dos meses cargando con todo el peso.

─Menuda sarta estupideces.

Se queda pensativo un momento, con una pequeña arruga entre las cejas. ─ Mira, sé que te he contado un montón de cosas horribles sobre mis padres, pero no quiero que lo que yo diga influya en tu opinión sobre ellos. Son mis padres, al fin y al cabo, y...

Entiendo lo que intenta decir, de verdad. Aunque por las cosas que me ha dicho y la mierda que escuché que su padre le dijo, después de nuestro partido a principios de esta temporada, mi opinión ya está formada. No necesito darles la oportunidad de hacerme cambiar de opinión.

Porque a diferencia del caso de Jungkook, algunos libros realmente pueden ser juzgados por la portada.

─Están tratando de moldearte en algo que no eres. Y decir que te cortará el dinero si vas en contra de sus deseos, es... Repugnante.

Se encoge de hombros, haciendo todo lo posible por parecer indiferente. ─ Pero es lo que es. No puedo cambiarlo.

No, él no puede cambiar quiénes son sus padres más que yo. Sin embargo, querer cambiar lo que la gente es en el fondo es diferente a desear tener un apellido diferente al de ellos.

─Mi mundo no es así. ─ Sacudo la cabeza, el odio hacia dos personas a las que nunca he conocido amenaza con aflorar a la superficie ─. Entiendo por qué puedes pensarlo, viniendo de cómo creciste. Pero por mucho éxito que mi padre y mi entrenador hayan tenido en la NHL, mi familia... no somos esas cosas. Engañar y robar no es lo que somos. Tampoco lo es forzarte a ser alguien que no eres.

─Ahora lo sé. ─ Sus ojos se suavizan.

─Bien, porque no me gustaría tener que enseñarte todo de nuevo.

Esos pequeños hoyos se forman más profundamente en sus mejillas. ─ Tomo nota.

Continúa acariciando mi piel con sus dedos, sin prestar atención a la pantalla del televisor, como si no acabara de romper de nuevo un trocito de mi corazón. De la misma forma que lo hizo el día de la noria, diciéndome que lo más parecido que ha tenido a un padre en toda su vida es su maldita au pair.

No debería ser así.

Quiero que sepa lo que es una familia de verdad. Se lo merece. Se merece muchas cosas. Mucho más de lo que le han dado.

─¿Kook?

Su atención vuelve a cambiar y cuando me sonríe, mi estómago da una pequeña voltereta. ─ ¿Sí?

─No quiero asustarte ni nada...─ Empiezo, sin estar completamente seguro de, si debería seguir este impulso sin consultarlo antes con mi familia. Pero la sensación en mi pecho supera la advertencia en mi cerebro, y sigo adelante de todos modos ─. Mañana por la noche tengo una cena con mis padres y mi hermano, y me preguntaba si querrías ir.

Es imposible no ver cómo se le pone rígido la columna vertebral.

─¿Quieres que conozca a tus padres? ¿A tu hermano?

Lo dice como si fuera lo más loco que hubiera oído nunca. Y entonces me doy cuenta de que la oferta suena muy parecida a algo que haría un novio, no un... Lo que quiera que seamos.

─Sí─, digo despacio ─. No de esa manera, ni nada. Es solo una cena.

Su expresión sigue siendo de incredulidad absoluta, sin embargo, ahora se mezcla con un atisbo de incertidumbre. Sus ojos se cruzan con los míos, y me doy cuenta de que está tratando de entender a qué se debe todo esto. Por qué he vuelto a meter la pata, a desdibujar los límites y las normas cuando antes funcionaban perfectamente.

Y por la arruga que aún tiene en la frente, no encuentra ninguna respuesta.

Se me hace un nudo en la garganta y me humedezco los labios antes de apartar la mirada, sintiéndome de pronto demasiado transparente para mi gusto. ─ Probablemente sea una mala idea, ¿verdad?

─No, es...─ Sus palabras se interrumpen.

─Olvida lo que he dicho. En serio.

Sacude la cabeza. ─ Minnie, no. Quiero ir, de verdad. Solo estoy un poco confundido sobre cómo funcionará esto.

Y ahora soy yo el que está confundido. ─ ¿Qué quieres decir?

─Tus padres no son ciegos como los míos. Nos han visto pelear y discutir y llegar a las manos durante años. ¿Y esperas que se sienten a cenar conmigo?

Lo comprendo, y aunque sus preocupaciones son válidas, hay algo importante que parece haber olvidado.

─Ya no somos esa gente, Kook.

─Ya lo sé, pero ¿ellos? ─ Hace una pausa, una risa aguda sale de él─. ¿Y qué, me traerías como... tu supersticioso follamigo? Seguro que a tus padres les encantaría.

Sé que por algo rellenó el final de su frase con la opción más ridícula. Así que lo corrijo, dejándome rellenar el espacio en blanco para que sepa exactamente a qué atenerme.

El problema es que no sé cuál es.

O quizá el verdadero problema es que sí lo sé, pero lo último que deberíamos hacer es alterar el statu quo. No ahora, cuando las cosas entre nosotros están en un buen lugar.

Tal vez esto es una mala idea después de todo.

Aunque no escucho los pensamientos que se abren paso en mi cabeza y sigo adelante.

─Puedo presentarte como quieras. Mi rival. Mi compañero de equipo. Mi amigo. ─ Sus ojos onix se cruzan con los míos y hace rodar el labio entre los dientes. Es lo más vulnerable que lo he visto nunca, pero me niego a dejar que me disuada ─. Kook también podría valer.

Se queda callado, meditando las opciones en su cabeza. Sin embargo, cuando pasan treinta segundos y aún no ha dicho nada, me invade una oleada de ansiedad.

─Es tu familia─, dice por fin ─. Debería ser lo que te parezca bien.

Otra vez, dejándolo abierto, permitiéndome llenar los vacíos. Manteniendo el control de toda esta relación directamente en mis manos.

En el lugar exacto en el que empiezo a darme cuenta de que no lo quiero así.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro