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Capítulo O8

Jungkook POV

Hay días en los que me gustaría ser menos prostituto.

No es frecuente, ya que los beneficios superan con creces a los inconvenientes cuando todos los implicados están de acuerdo.

¿Pero hoy?

¿Mientras salgo por la puerta de la fraternidad?

Bueno, digamos que me hubiera gustado dominar el arte del autocontrol. Y la fuerza de voluntad.

Mi única gracia salvadora en todo este escenario es que salí corriendo antes de que Jimin tuviera la oportunidad de...: A, ponerse presentable de nuevo. Y B, seguirme. No es que crea que me seguiría, necesariamente. Por la forma en que me miró, entre pura felicidad y horror, cuando le dije que podría repetir si jugaba bien mañana, no creo que seguirme hubiera sido una de sus prioridades.

A menos que fuera para darme una patada en el culo por el truco que acababa de hacer. En cualquier caso, no iba a quedarme a averiguarlo cuando se le pasara el efecto del orgasmo.

Diablos, ¿en qué mierda estaba pensando? No pensaba. Ese era el problema.

Mi cerebro estaba por todas partes. La mierda con mis padres después del partido se cernía sobre mí como una nube de tormenta, agriando mi estado de ánimo, incluso cuando estaba haciendo todo lo posible para soltarme antes de ir a casa y adormecer el día de mierda.

Pero encontrarme a Jimin en la fiesta después de haber sido testigo de todo solo empeoró las cosas.

La bronca verbal entre nosotros fue la puta guinda de un helado de mierda.

Y eso solo llevó mis instintos en la dirección equivocada exacta. En la que la obsesiva necesidad de demostrarle que estaba equivocado se apoderó de mí, alimentando esta estúpida competitividad que tengo con él. Creciendo dentro de mí más y más hasta que simplemente... estallé.

O exploté, considerando las circunstancias.

No sé si estoy orgulloso de la forma en que conseguí que perdiera la cabeza con mi boca o si estoy aterrorizado por lo que esto significa de cara al futuro en esta supuesta rivalidad que tenemos. Porque solo puedo imaginar que lamerlo como una piruleta empeorará mucho, mucho las cosas entre nosotros.

Doblo la esquina de casa y salgo a andar un par de manzanas en dirección a Indian Scout. Sin molestarme en ponerme el casco, hago rugir el motor de la moto y salgo pitando hacia mi apartamento.

Normalmente, el viento que me rodea mientras conduzco es suficiente para enfriar la ira o la tensión que se acumulan en mi interior, aunque nada es suficiente para sacarme de mis casillas en este momento. No durante más de uno o dos minutos seguidos. Todo lo que mi cerebro parece querer hacer es repetir lo que pasó en el baño.

Mi polla se estremece ante la idea de volver a probarlo y me doy cuenta de que no bromeaba cuando ofrecí repetirlo. Quiero decir, claro, lo dije como una burla -la mitad de las cosas que le digo lo son-, pero lo volvería a hacer sin pensármelo dos veces.

Y ni siquiera me gustan los tipos.

¿Y qué?

Después de entrar en el garaje de mi apartamento, irrumpo por la puerta principal, tan absorto en mi atormentado proceso de pensamiento que ni siquiera me fijo en Eunwoo, que está sentado en el sofá del salón.

─ Jesús, ¿dónde está el fuego, JK?

El sonido de la voz de mi compañero de piso hace que me detenga momentáneamente en mi camino hacia mi dormitorio, y me vuelvo hacia él.

─¿Qué?

Sus cejas oscuras se fruncen y me señala con la barbilla. ─ Pareces un poco alterado. ¿Va todo bien?

Cha Eunwoo me conoce mejor que casi nadie en el mundo.

Hemos sido amigos durante mucho tiempo, una década entera entre nuestra época en Centre Prep y aquí. Yo iba con él de vacaciones a la playa o a la montaña, ya que mis padres nunca nos llevaban a ningún sitio durante las vacaciones. Nos quedábamos despiertos a cualquier hora de la noche, viendo películas de terror o hablando mal mientras jugábamos a videojuegos. Incluso lo ayudé a escaparse de casa de sus padres para que pudiera echar un polvo por primera vez.

Si todo eso no lo convierte en mi mejor amigo, no sé qué lo haría.

Así que esto es algo que debería poder confiarle, ¿no? ¿Para hablar con él mientras intento enderezar mi cabeza?

¿O no tan bien?

Me restriego la mano por la cara y decido guardármelo para mí. Al menos por ahora. No tiene sentido contarle a Eunwoo que me arrodillé con el único tipo del mundo al que no soporto y se la chupé hasta el final, cuando dudo que vuelva a ocurrir.

Con Jimin, o con cualquier otra persona.

─Estoy bien, sí. Lo siento. Me he dado cuenta de que es tarde y necesito dormir un poco para no volver a jugar como una basura mañana por la noche.

Sus ojos ónix color marrón -más ónix que los míos- se entrecierran, buscando mi mentira. Sin embargo, por suerte, si la encuentra, decide no llamarme la atención.

─Okey. Seguiré aquí fuera un rato, si te parece bien.

Asiento con la cabeza, viendo que es un compañero tan callado que bien podría ser un ratón, y me pongo en marcha hacia mi habitación de nuevo. Cuando llego a la puerta, me llama otra vez.

─¿Oye, JK? ─ Cuando me giro, lo encuentro mirándome desde el respaldo del sofá ─. No seas tan duro contigo mismo por el partido de esta noche. Eres jodidamente bueno en lo que haces, digan lo que digan.

Eunwoo no sabe mucho de hockey, aunque sea mi mejor amigo. Tiene los conocimientos justos para venir a los partidos siempre que no está ocupado siendo el nerd malvadamente listo, siempre estudiando, que vive en la biblioteca. Y lo digo con todo el cariño del mundo.

Pero el conocimiento que le falta cuando se trata de hockey, lo compensa conociéndome. Mi vida, mi historia, mi familia. Diablos, Eunwoo es mi familia más que las dos personas que me trajeron a este mundo.

Por eso, cuando dice algo así, sé que debo tomarlo al pie de la letra.

─Gracias, Hyung─, le digo ─. Que pases buena noche.

Una vez encerrado en mi habitación, me desnudo y me meto entre las sábanas, dispuesto a que acabe el día. Pero mientras mi cuerpo está agotado, mi cerebro está conectado. En circunstancias normales, y siendo la noche anterior a un partido, podría dormirme inmediatamente en cuanto mi cabeza tocara la almohada. Sin embargo, esta noche, lo único que puedo hacer es mirar al maldito techo y contemplar lo que me hizo perder todo el sentido de la razón en el momento en que Jimin dijo: 'Lo creeré cuando lo vea'. Me encanta demostrarle que se equivoca y hacer que se coma sus palabras, todo en nombre de esta maldita rivalidad que no abandona. Aunque chupársela tiene que ser ir un paso u ochenta y cuatro más allá de lo normal.

Entonces, ¿qué? ¿Ahora soy bisexual? ¿Chupar una polla me convierte en bisexual?

Suelto un suspiro torturado, porque en realidad sé que la sexualidad no funciona así. Igual que si lo hubiera besado, eso tampoco me convertiría en bisexual.

La sexualidad tiene que ver con muchas otras cosas, pero sobre todo es deseo. Deseo. Atracción.

Entonces... ¿me siento atraído por Jimin? ¿Lo quiero y lo deseo de la forma en que solo he deseado a las mujeres en el pasado?

Por la tienda de campaña abultando mis calzoncillos solo de pensar en esto, yo diría que sí.

─Mierda─, gimo distraídamente, porque esto es lo último que necesito. Estar literalmente tonteando con Jimin es la idea más tonta que he tenido nunca. Lo cual es mucho decir, porque me encanta pensar estupideces. Y llevarlas a cabo, aparentemente.

Primero dejando que me meta la polla hasta la garganta y tragándome su semen como si fuera un puto Slurpee. Luego, cuando me saco la polla de los calzoncillos, escupo en la palma de la mano y empiezo a acariciármela.

Todo con dos ojos marrones llenos de odio rodando por mi mente, la estrella del espectáculo.

Mi puño se acelera cuando las imágenes de esta noche vuelven a mi mente, esta vez sin que intente detenerlas.

La cercanía en el baño, la ira en sus ojos. La respiración entrecortada, los mordiscos de dolor cuando me agarraba el pelo con tanta fuerza que me lo arrancaba del cráneo. La forma despiadada en que se aferraba a mi garganta. El aroma embriagador del jabón de su cuerpo amaderado en mis fosas nasales mientras me llenaba la garganta con su longitud, y luego otra vez con su semen.

Agradezco todos y cada uno de los pensamientos; su presencia me acerca cada vez más a una liberación que necesito desesperadamente.

Sin embargo, entonces dan un giro y, sin más, Jimin y yo cambiamos de lugar.

Él es el que está de rodillas, llevándose mi polla hasta el fondo de la garganta.

Él es el que se traga mi semen, ordeñándome por todo lo que valgo.

Él es el que ha quedado en un desastre jadeante y sin aliento en el suelo. Él es el que no tiene suficiente.

Él es el que está destrozado por lo que acabamos de hacer. Él.

Mis pies se clavan en el colchón, una mezcla de recuerdos y fantasías se arremolinan y se mezclan en mi mente. Mi clímax va creciendo hasta que lo único que me queda es caer al vacío... Y me corro.

Me corro más fuerte que en toda mi puta vida. Me corro con su sabor aún en mis labios.

No me permito quedarme en un estado de felicidad posorgásmica y me dispongo a limpiar los restos de mi orgasmo que aún cubren mi mano y estómago, mientras una sensación de agitación se instala en mi estómago. Lo reconozco como frustración.

Vuelvo a la cama, me cubro con las sábanas y golpeo la cabeza contra la almohada con suficiente fuerza como para sentir algo duro debajo de ella.

Mi disco de la suerte. Mi superstición.

Me muevo y meto el brazo debajo de la almohada hasta encontrarlo. Mis dedos recorren el disco de goma fría y suave, dejando que la textura calme las innumerables y abrumadoras emociones que fluyen y refluyen a través de mí.

Respiro hondo y sigo jugueteando con él hasta que mi acelerado corazón se convierte en un latido lento y constante. Y funciona. Pronto vuelvo a estar relajado. Todo lo relajado que puedo estar, concentrándome en las cosas que sé y que puedo controlar, en lugar de en todas las preguntas sin respuesta que me atormentan.

Lo que no sé, es si a mi pene le gustan todos los chicos, algunos chicos o qué.

Pero sí sé que definitivamente le gusta la única persona que no debería.

Y no creo que un camión volquete, lleno de discos de la suerte, sea suficiente para ayudarme a superar ese desafortunado hecho.




★ ★ ★ ★




Lo último que necesitaba esta mañana era llegar tarde. Otra vez.

Aunque aquí estoy, cruzando a toda velocidad el campus para llegar a una de mis clases de economía cuando casi me tropiezo con la última persona que pensé que vería. Y probablemente la última persona que quiere verme.

─Por Dios─, refunfuña Jimin, dirigiéndome una mirada fulminante mientras se aparta de mi camino y continúa en dirección contraria ─. ¿Te fijas mucho por dónde caminas?

Al principio, no creo que se dé cuenta de que soy yo. Diablos, sé que no le habría visto si no hubiera reconocido su voz. Pero reconocería el sonido de puro desprecio en cualquier parte.

─Buenos días a ti también, Jimin─, le digo con voz dulce como el azúcar.

Espero que se dé la vuelta y diga algo -incluso un comentario malhumorado y sabelotodo-, sin embargo, en lugar de eso, sigue alejándose de mí.

Hay un breve instante en el que pienso que podría haberme imaginado que era él y que se trataba de otro estudiante cualquiera. Pero la bolsa azul marino que lleva colgada del hombro -una réplica exacta de la mía-, con el enorme número 13 en blanco, lo delata.

Así que hago lo único lógico. Lo sigo.

¿Por qué es lógico en mi cerebro desordenado y privado de sueño? No tengo la menor idea. Lo cual es un puto problema cuando le agarro del hombro, lo hago girar para que me mire y me gruñe en la cara un despiadado ¿qué?

Me detengo un segundo y, por una vez en mi vida, me quedo sin palabras. Porque he visto a Jimin enfadado. Diablos, he hecho que Jimin se enfadara tanto que bien podría haberle salido vapor por las orejas.

Hice que me golpeara, mierda, y dice ser pacifista.

Aunque nunca lo había visto tan furioso como ahora que me está mirando. El tipo de mirada capaz de hacer que hombres menores caigan muertos en el acto, aunque solo sea para escapar de ella.

─Yo... solo quería asegurarme de que llegaste bien a casa anoche. ─ Hago una mueca en cuanto salen las palabras.

Jesucristo, ¿en serio, Jungkook? ¿Eso es todo lo que se te ocurrió?

Si la forma en que se arruga el entrecejo de Jimin sirve de indicación, ahora lo único que he conseguido es cabrearlo y quedar como un puto idiota.

Y encima llego tarde a clase.

─¿En serio? ─, gruñe, acercándose a mí ─. ¿Por eso era tan importante que tenías que perseguirme por el patio? ¿Querías asegurarte de que llegue bien a casa anoche?

Una vez más, no tengo nada que decir.

Sigue mirándome durante un segundo, antes de girar la cabeza, como si quisiera mirar a su alrededor para ver si alguien nos ha pillado hablando entre nosotros. Es entonces cuando veo el borde de un chupón que apenas asoma por encima del cuello de su camisa. Exactamente en el mismo sitio donde lo mordí anoche.

Al instante, todos los pensamientos de llegar a clase a tiempo se van por la maldita ventana. En su lugar está el sonido de sus jadeos cuando me metí su polla hasta la garganta y los gemidos de placer cuando se corrió.

Aunque esas cosas supuestamente no sucedieron. Algo que él se apresura a señalar.

─¿Qué sucedió con eso de 'esto nunca paso'?

Y ahora soy yo el que se enfurece.

─Hay una diferencia entre actuar como si algo nunca hubiera pasado y evitar a alguien como a la puta peste. Que es exactamente lo que estabas haciendo al actuar como si yo no existiera.

Da un paso atrás, cruzando el brazo sobre el pecho e inclinando la cabeza hacia un lado. ─¿Estaríamos teniendo esta conversación cualquier otro día de la semana? Si lo de anoche no hubiera ocurrido, ¿estaríamos hablando fuera del estadio?

─No, probablemente no, pero...

─Exactamente. Así que deja la mierda y sigue con tu día.

Otra oleada de irritación me recorre y suelto un suspiro. ─ Solo digo que ignorarnos no es precisamente bueno para la moral del equipo.

─Ah, ¿y que nos pongamos a discutir los detalles de nuestra relación sí lo es?

Eso me hace sonreír. ─ Nunca mencioné nada sobre los detalles. Aunque, si quieres entrar en ellos, adelante.

Me fulmina con la mirada, si es que eso es posible. ─ Corta el rollo, Jungkook.

Levanto las manos en señal de rendición. ─ No estoy haciendo otra cosa que intentar mantener una conversación civilizada contigo.

Sus fosas nasales se encienden y sus ojos se elevan hacia el cielo, como si rezara una plegaria silenciosa a los cielos pidiendo fuerzas para no asesinarme aquí mismo, a la vista de todo el alumnado. Incluso un pacifista tiene sus límites. Como ambos sabemos.

Cuando su mirada vuelve a chocar con la mía, es dura e inflexible.

─Bien. ¿Quieres hablar de ello? ¿Recibir la caricia que tu ego necesita tan desesperadamente? ¿Asegurarte de que nunca pueda olvidar lo que pasó? Estupendo. Pasó, carajo.

Por el bien de esta conversación, elijo no tocar el tema de la caricia.

─Eso no es...

─Pero dejemos una cosa muy clara, Jeon. No importa lo bueno que fue, nunca. Ocurrirá. Otra vez. ─ Acorta la distancia que nos separa, usando claramente su proximidad como táctica intimidatoria.

Lástima que lo único que hace es recordarme más lo de anoche.

Su cuerpo apretado contra el mío mientras lo inmovilizaba contra el lavabo. Lo que llevó a sus fuertes y poderosos muslos bajo mis palmas mientras me metía su polla hasta el fondo...

─Jungkook─, suelta, sacándome de mis pensamientos. La frustración de su cara me dice que me he perdido algo que ha dicho mientras yo soñaba despierto con su polla.

─¿Qué?

El tic de su mandíbula me hace saber que está a punto de perder la paciencia conmigo. ─ Te he preguntado si entiendes lo que digo.

Oh. ─ Por supuesto.

─Bien─, murmura, y me parece ver un atisbo de alivio cruzar sus facciones durante un breve instante. Da un paso atrás, pone un poco de distancia entre nosotros y echa un vistazo al patio ─. ¿Por qué no canalizas tu energía en algo más útil? Como estar a tope esta noche.

Levanto el brazo y le hago un saludo simulado. ─ Puedo hacerlo, Capi.

Un movimiento de cabeza es todo lo que recibo como respuesta, antes de que me pase por encima para continuar hacia donde quiera que vaya. Estoy a punto de hacer lo mismo y volver a mi clase, pero mi cerebro no me deja mover los pies, sino que se fija en un pequeño detalle que se le ha escapado.

Un detalle muy pequeño e importante.

─Así que te ha parecido bueno, ¿eh?

No se da la vuelta, me mira por encima del hombro y sigue caminando.

** Slurpee: Un tipo de bebida dulce.













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