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Capítulo 14

Jimin POV

Diciembre

Así que, a pesar de que salí corriendo como un imbécil después de nuestro primer encuentro... La teoría de Jungkook funciona de verdad.

No debería sorprenderme, ya que también creo firmemente en las supersticiones, al menos en lo que respecta al hockey. Pero todavía estoy en estado de shock cuando el marcador al final del partido contra Fall River muestra que ganamos. Por un punto a cero.

Y más tarde, esa misma noche, después de disculparme bastante por mi precipitada salida de la noche anterior, volvimos a poner a prueba esta superstición. Solo que esta vez, tomé mi turno aprendiendo cada centímetro de la polla de Jungkook con mi lengua.

Ganamos la partida al día siguiente, cuatro a uno, y conseguí un puto hat trick.

Al principio, pensé que era una coincidencia -quizá el equipo estaba empezando por fin a formar una unidad cohesionada y a jugar bien juntos- y que no tenía nada que ver con este pequeño acuerdo que habíamos creado Jungkook y yo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y seguimos ganando, sé que ha llegado el momento de dar crédito a esta pequeña superstición.

Hemos sumado seis victorias más en las últimas tres semanas, y se puede decir con seguridad que nuestro plan ha dado un vuelco a toda la temporada. Incluso tenemos los ojos de toda la NCAA puestos en nosotros, y por suerte, ya no tiene nada que ver con el uso de PED o esteroides. No, nos están llamando los chicos del regreso, y todo el equipo se lo está tragando, utilizándolo como fuerza motriz para seguir compitiendo a un nivel de élite.

Ahora estamos en un punto de la temporada en el que solo nos quedan unos pocos partidos antes de que empiecen las vacaciones de invierno, y puede resultar extraño admitirlo, pero estoy un poco preocupado. Con la racha que llevamos, me aterra la posibilidad de que perdamos este impulso de cara al nuevo año y a la segunda mitad de la temporada.

Aunque aún nos queda una semana y media de clases, entrenamientos y partidos, así que me niego a pensar en ello.

En lugar de eso, me concentro en el presente y en el hombre desnudo que tengo delante, a punto de volver a vestirse tras nuestro último revolcón entre sus sábanas. Mis ojos recorren los músculos esculpidos de su espalda, cubiertos de intrincadas ilustraciones, hasta llegar a su culo liso y desnudo. Aún puedo ver la leve huella de la palma de mi mano cuando le apretaba una mejilla mientras me follaba la cara.

Sí, definitivamente voy a echar de menos esta vista.

Un efecto secundario clásico del sexo realmente bueno. El tipo de sexo alucinante que solo puede ocurrir cuando la química entre dos personas es perfecta. Todo sobre la persona se vuelve adictivo.

Además, esta pequeña teoría nos ha hecho mucho más fluidos el uno con el otro, tanto dentro como fuera del hielo. Es como pensábamos; literalmente, nos estamos cargando nuestra agresividad el uno con el otro, y ahora podemos llevarnos más o menos bien.

Pero solo más o menos.

─Siento que me miras como a un trozo de carne─, me reprende Jungkook, sin siquiera dedicarme una mirada mientras se pone unos pantalones cortos deportivos sin ropa interior. Es algo que hace a menudo, y es mucho más sexy de lo que debería. O es justo, cuando se da la vuelta y veo cómo la cintura le cuelga de las caderas, revelando la maldita V que nunca deja de excitarme.

Y los tatuajes.

Esos. Malditos. Tatuajes.

Nunca me han gustado los chicos tatuados, al menos en la medida en que Jungkook tiene cubierto su cuerpo. De hecho, solía pensar que lo hacían parecer un delincuente, solo añadiendo más malas vibras a su actitud imprudente y persona. Ahora, después de ver cada obra de arte de cerca y pasar mi lengua por cada línea que tinta su piel, me doy cuenta de que estaba equivocado, y los tatuajes son ahora mi nueva manía. Al menos con él.

La figura de la diosa Astrea con alas de ángel que le cruza la espalda y los hombros es muy sexy. Es más bien una obra de arte de estilo abocetado, con líneas desordenadas, aunque con un sombreado y una profundidad impecables. Y en cuanto a por qué la diosa Astrea... Bueno, es porque es Virgo.

A veces es así de sencillo.

Quizá por eso me gustan. Porque puedo ver pequeñas partes de quién es a través de las obras de arte pintadas en su cuerpo. Pequeños retazos de quiénes están tatuados en su piel para que el mundo los vea.

De todas ellas, mi favorita es la que tiene en el muslo ─aparte de los tatuajes en su brazo derecho─. Es un reloj antiguo roto, de los que tienen números romanos. Todo el funcionamiento interno, los engranajes y la mecánica oculta en su interior, se asoma por los huecos de las piezas rotas, y los pequeños fragmentos están hechos para que parezca que le atraviesan la piel.

Nunca se lo he preguntado, pero cada vez que lo toco o lo recorro me doy cuenta de que tiene un significado.

De repente, un calcetín me golpea en la cara e interrumpe mi sesión de sexo ocular.

─No soy un trozo de carne─, vuelve a decir, sin embargo, el tono juguetón de su voz me dice que le importa una mierda que lo esté mirando. Por la forma en que le veo flexionar el culo, en realidad lo está disfrutando.

─Mmm─, tarareo, el rumor sale de lo más profundo de mi pecho─. Decepcionante porque estás como para comer.

─Me alegra saber que realmente te atraigo. ─ Se ríe entre dientes─. Por un momento me preocupé.

Mis cejas se fruncen mientras sigo observándole moverse por la habitación. ─¿Qué? Claro que me atraes. ¿Por qué crees que no?

Me mira desde donde se ha agachado para agarrar una camisa del suelo y me lanza una de esas miradas. Con las cejas levantadas y todo.

─No es como si tú hubieras hecho todo esto─, agita los brazos ─, una situación fácil. En todo caso, los papeles deberían haberse invertido y tú deberías haber sido el que me persiguiera, ya que sabías que te gustaban los chicos, así es como ocurre en las películas y esas cosas. El chico gay que se enamora de su amigo hetero...

─Nadie se está enamorando y no somos amigos.

Su cara se endurece un poco antes de que salga el sarcasmo. ─Ah, sí. Ves, esto es exactamente lo que quiero decir. ¿Por qué ibas a darme algo como afecto cuando puedes seguir siendo hostil?

Sonrío y asiento con la cabeza. ─Ahora te das cuenta.

Eso lo hace poner los ojos en blanco. ─ Como iba diciendo... prácticamente tuve que rogarte que te metieras en la cama conmigo, e incluso cuando aceptaste, casi te arrepientes en el último momento. ─ Hace una pausa y se encoge de hombros, dejándose el pelo despeinado y sexy ─. Pensé que tal vez no te sentías atraído por mí. Ya sabes, eso de que no le gustas.

─Desde luego que no. ─ Me apoyo en la pared y sonrío ─. Supongo que necesitaba convencerme un poco más.

En sus labios vuelve a aparecer una sonrisa sucia. Sus ojos se calientan mientras camina hacia donde estoy tumbado en la cama y no se detiene hasta subirse encima de mí y sentarse a horcajadas sobre mi cintura. Mi polla se da cuenta de inmediato de esta nueva posición, y aunque no han pasado más de veinte minutos desde que se corrió sobre el pecho de Jungkook, definitivamente es un fan de conseguir una segunda ronda antes de irse a casa.

Lástima que probablemente vaya contra las reglas. Mis reglas, pero, aun así.

─O─, dice, con las palmas de las manos apoyadas en la pared a ambos lados de mi cabeza ─, solo querías que trabajara por ello.

─Oh, absolutamente. No iba a ser una de esas conejitas que se meten en la cama contigo por capricho, buscando pasar un buen rato.

─¿Por qué sigues haciéndome pasar por un completo puto?

Arrugo las cejas. ─¿Porque lo eres? La prueba A es la forma en que me estás machacando la polla como si fueras una stripper haciendo un baile erótico.

Y lo es. No me di cuenta la primera vez que se sentó a horcajadas sobre mí, pero en algún momento debió de sentir cómo se me levantaba la polla y decidió jugar. La sonrisa diabólica de su cara lo demuestra.

─No tengo ni idea de lo que estás hablando.

─Mhmm, claro que no─, murmuro antes de apartarlo de mí para ajustarme la erección ─. Ahora tengo que esperar a que se me pase esto para poder irme.

Se ríe, sus estúpidos hoyuelos asomando en sus mejillas mientras se apoya en la pared a mi lado.

─Cuéntame algo real, entonces. Para pasar el rato hasta que decida comportarse.

Choco las cejas. ─ ¿Qué quieres decir?

─Dices que soy todo diversión y sexo y nivel superficial, sin embargo, tampoco es que me hayas mostrado nada más profundo. ─ Levanta el hombro encogiéndose de hombros ─. Así que, si vas a hablar por hablar, será mejor que...

Es mi turno de poner los ojos en blanco. ─ Ya, ya. Entiendo. Pero la cosa es que no estoy seguro de querer hacerlo.

Se supone que esto es solo sexo. No compartir sentimientos y toda esa mierda. Diablos, probablemente no debería haber adquirido el hábito de quedarme después. Sin embargo, lo hice porque la forma en que me miró cuando salí corriendo de aquí después de la primera vez me hizo sentir todo tipo de asco.

─¿Tierra a Jimin?

Sacudo la cabeza para liberarme de los pensamientos que me atormentan, dirigiendo mi mirada hacia él. ─ ¿Sí?

─Escoge algo para decirme.

Ugh. ─ ¿Qué sentido tiene? Mi polla se ha calmado, ahora puedo irme.

Me ignora, manteniendo su concentración en sacarme algo de información.

─Elige algo fácil. Como... ¿por qué te importaba tanto ser capitán?

Arqueo las cejas. ─ ¿Por qué?

─Porque te enojabas─, dice, con una sonrisa irónica en los labios─. Buen desvío. Te toca a ti. ¿Por qué tenías tantas ganas de ser capitán? Maldita sea.

No tengo ningún interés en hacerlo. No es por lo que estoy aquí. Y estoy a punto de decir eso también, para dejar claro que es inútil que nos conozcamos a este nivel cuando solo somos... Enemigos con derecho a roce.

Pero entonces se le cruza esa expresión por la cara. La misma que tenía la primera noche cuando me iba, y me golpea de nuevo en el pecho.

Rechazo.

Y no puedo dejar que lo sienta. Ya no, y no por mi culpa. Mierda.

─Yo...─ No sé por dónde empezar ─. Supongo que era algo que esperaba de mí mismo.

─¿Por qué eres sobrino del entrenador?

No hay odio ni inflexión detrás de la pregunta, sin embargo, me sigue crispando los nervios igual.

─No de la forma que podrías pensar. Él y mi padre me han estado preparando para ocupar el puesto de capitán y modelo a seguir desde que era un niño. Lo llevo literalmente en la sangre, un legado que quería continuar.

─¿Así que era por ellos, no por ti?

─Seguía siendo por mí, porque está en mí. He construido mi carrera sobre la base de ser el compañero de equipo que levanta a todos los demás, de poner nuestro éxito en conjunto por encima del mío. ─ Sacudo la cabeza ─. Suena estúpido.

─No lo parece─, dice, cortando. Cuando le miro, encuentro honestidad en su mirada. ─ Te juro que no.

Su comprensión me hace seguir hablando, profundizando un poco más.

─Solo quiero construir sobre ello, supongo. No quiero seguir siendo el hijo de Park Seung Ho o el sobrino de Park Jisoo. Quiero hacerme mi propio nombre, dejar mi huella en la liga como Park Jimin, un jugador de hockey de primera. Con los galardones y títulos que me gane por mí mismo.

Me mira como si me hubiera salido un tercer globo ocular en medio de la frente, y me pone de los nervios.

─¿Qué?

─Estoy intentando entenderte. ─ Se relame los labios, claramente pensando primero en lo que quiere decir. Es algo que últimamente le noto hacer mucho más, y creo que es para no decir algo que me irrite.

─Continúa─, intento convencerlo, aunque a regañadientes.

─Es que...─ Hace una pausa ─. Dices que no quieres todas estas cosas por tu familia, pero es exactamente la misma razón por la que tú también las quieres. Y es confuso.

─Las quiero si me las he ganado─, lo corrijo ─. Quiero sentir que todo lo que ocurre en mi carrera es porque lo he conseguido por mí mismo, no por mi apellido.

De repente, es como si se le encendiera una bombilla en el cerebro y se sienta más erguido.

─Dios mío. Por eso me pegaste cuando estábamos en el instituto,

¿no? Porque estaba hablando mal de que solo consigues sitios por tu nombre cuando en realidad es lo último que quieres.

Bingo.

─Más o menos, sí─, digo con un suspiro ─. No fue muy difícil seguir echando leña al fuego después de eso.

─Bueno, mierda. ─ Sacude la cabeza antes de soltar una risa irónica

─. Mi boca realmente causa más problemas de los que debería a veces.

─¿Te estás dando cuenta de esto ahora?

Asiente. ─ ¿Cómo dice el refrán? El primer paso para cambiar es tomar conciencia.

─¿Y esperas que me crea que quieres cambiar? ¿De verdad? ¿Tú?

─Oye, no me he peleado desde que empezamos a seguir esta superstición─, protesta.

Es cierto; ha controlado mucho su mal genio en el último mes, aunque yo lo achacaría a echar un polvo con regularidad y saborear la victoria, no a que sea un hombre cambiado. Pero, aun así, le doy el beneficio de la duda, aunque sólo sea para aplacarlo.

─Sí, sí. Ahora eres un pacifista de verdad, Jeon.

─Se necesita uno para conocer a otro, ¿verdad?

No puedo evitar poner los ojos en blanco. ─ Claro.

Juro que le excita que le dé una respuesta cortante o sarcástica, porque siempre me sonríe como un idiota cuando eso ocurre. Con hoyuelos y todo.

Probablemente, porque le estoy provocando exactamente la reacción que espera. Siempre busca meterse bajo mi piel.

Pero su sonrisa se desvanece lentamente mientras sigue mirándome, estudiándome como si fuera un libro de jugadas. No estoy seguro de lo que busca cuando lo hace, solo sé que debe de encontrarlo cuando una expresión solemne cruza sus facciones.

─¿Minnie?

Intento que el apodo no se me clave en el pecho como quiere, aunque lo consigue de todos modos, acurrucándose detrás de mis costillas. ─ ¿Sí?

─Solo quiero que sepas... que lo siento. ─ Hace una pausa y se aclara la garganta ─. Ya sabes, por toda la mierda que dije entonces.

El tono sincero que utiliza es suficiente para ponerme de los nervios. Porque no es así como actuamos juntos, todo disculpas en voz baja y conversaciones profundas y significativas. Por eso vuelvo a burlarme de él.

Donde es cómodo. Donde se supone que debemos mantenerla.

─¿Solo entonces? ─ pregunto, levantando una ceja ─. ¿No desde hace tres años además?

Una sonrisa se dibuja en sus labios, rompiendo la pesadez. ─ Quiero decir, los dos sabemos que te lo merecías.

Y así volvemos a nuestro programa habitual cuando le doy un empujón en el hombro que casi hace que se caiga del borde de la cama. Ambos estallamos en carcajadas.

─Y ahí se va tu oportunidad de que me disculpe por golpearte. Porque te lo merecías.


** Hat trick: Un triplete, también llamado "hat trick" en inglés, es un término utilizado en el mundo de los deportes, y en el hockey, aquel término significa que en un mismo partido, un jugador ha marcado tres goles.

** Diosa Astrea: En la mitología griega, la constelación de Virgo es la representación de Astrea, una "Titánide", hija de Zeus y Temis, quien era la diosa virgen que llevaba los rayos de Zeus en sus brazos y representaba la justicia humana frente a su madre que representaba la divina.


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