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32

—¡Nuggest!—chilló con emoción Ame, cuando las recibió en la puerta.

No le dio a Tzuyu ni tiempo de saludarla, cuando se lanzó a sus brazos y se le colgó del cuello. La ojimarron empezó a reírse.

—Hola, Am. —dijo cuando se separaron finalmente, mientras Tzuyu veía el brillo en aquellos ojos marrones. Pero en pocos segundos la niña se separó de la ojimarron, mirándola con el ceño fruncido para luego cruzarse de brazos.

Tzuyu sabía que estaba en problemas. Tragó en seco.

—¿Qué... qué hice?—preguntó, mirando a Azumi y Sana, quienes veían la escena muy entretenidas y se encogieron de hombros.

Ame la miraba con ojos amenazantes mientras daba golpecitos en el piso con la punta del pie.

—¿Por qué no has venido a visitarme, Nuggets? —preguntó acusando a la ojimarron, quien abrió los ojos.

—Bueno, yo no he podido porque estuve ocupada. —dijo esa vaga excusa mientras se rascaba el cuello, la pequeña diva la miró con los ojos entrecerrados.

—Pudiste haber venido igual, con mi hermana. —replicó, señalando a Sana, y Tzuyu negó con la cabeza.

—No podía... eh, mucha tarea.

—Podrías haberla hecho aquí. Mis hermanas te podían ayudar. —dijo haciendo una mueca y Tzuyu no quería que ella siguiera mirándola con enojo.

—Te extrañé. Te extrañé mucho, Am. —dijo haciendo un puchero y la niña volteó el rostro con arrogancia, aunque intentaba contener una sonrisa.

—Te... te perdono si juegas Play, conmigo. —dijo la condición, la ojimarron sabía que esa niña amaba jugar videojuegos.

—Jugaré todas las horas que tú quieras. —acordó, acercándose a Am y dándole un beso en la mejilla.

La niña la miró, sorprendida, pero luego le dio un ligero golpecito en el hombro.

—¡Nuggets, no hagas eso! ¡Sigo enojada contigo! —dijo cruzándose de brazos y rodando los ojos al igual que lo hacía Sana, era su copia.

—Dios, que linda. Eres tan parecida a tu hermana. —musitó cubriéndose el rostro con las manos, para luego lanzarse a abrazar a la niña, mientras le daba besitos en la panza y ella se reía.

—¡Nuggets... no... nooo! —suplicaba riéndose e intentando huir de Tzuyu, pronto reprendería a su ojimarron.

—¿Linda? ¿A qué hermana te refieres? —preguntó Sana cuando se separaron.

Tzuyu sintió un vacío en el estomago, ya que había dicho aquello sin pensar. Debía de hacer algo. Piensa, piensa.

—Pues a quien más. —dijo guiñándole a Azumi quien se río en alto y le mostró la lengua a Sana, la propia rodó los ojos— Vamos, Am. Quiero jugar contigo.

Ame, olvidando su enfado, tomó a la chica de la mano y la llevó hasta la sala.

Las otras chicas fueron a la cocina para hablar y a Tzuyu le pareció perfecto, estaría a solas con la niña.

Jugaron un rato con un juego de disparos en el cual la niña le pateó el trasero. Después vino un juego de dragones que fue asombroso, ya que hacían aventuras mientras las dos eran compañeras. En una había que pelear contra un villano monstruoso mientras la otra tendría que abrir la puerta del castillo.

Ame le daba al monstruo, pero Tzuyu también tenía problemas para llegar a la palanca.

—¡Vamos, vamos, Nuggets! No tengo todo el día. —reclamó la niña mientras se levantaba y sostenía el mando, apretando los botones.

—¡No puedo, no puedo, me tiene acorralada! —se quejó la ojimarron de rodillas sobre la alfombra mientras veía la pantalla, habían tres demonios rodeándola mientras ella les echaba fuego.

—¡Por dios, eres un asco de bob esponja! —dijo chillando cuando el monstruo le dio un golpe fuerte— ¡Me está matando, apúrate! —Apretó un botón y logró sacarse uno de encima, pero los otros dos seguían golpeándole y restándole puntos.

—¡No me dejan, me están matando también!

—¡NUGGEST!—dijo Ame, ya gritando, y Tzuyu logró hacer un movimiento especial con el que eliminó a los dos demonios.

—¡Bieeeen! —dijo emocionada mientras movía el mando, debía de ir a la puerta.

La que tenía problemas ahora era Ame, que comenzó a moverse de un lado a otro mientras le daban golpes a su dragón.

Pronto la mataron y aparecieron unas letras de GAME OVER en la pantalla. Las dos chicas observaron, con horror.
—¡Ame!—le reprendió mientras la niña comenzaba a silbar aparentando inocencia—Te mataron.

—¡No lo hubieran hecho si hubieras abierto la puerta más rápido!—rebatió, cruzándose de brazos.

Tzuyu abrió los ojos, indignada, y se sentó en forma de indio sobre la alfombra.

—¡Podrías haber volado sobre su cabeza y matarlo!—le dijo cruzándose de brazos también.

Las dos chicas se miraron con reproche, cuando las otras rubias entraron a la sala, y encontraron graciosa la escena. En una punta del sillón estaba Ame, jugando con el Play y en el otro Tzuyu, acostada y mirando la pantalla de su móvil.

Cada tanto se lanzaban miradas fulminantes y fingían ignorar a la otra.

—A ver ¿Qué sucedió?—preguntó Sana, alzando una ceja.

Azumi fue hasta su hermanita y la sentó sobre sus piernas. La pequeña niña se cruzó de brazos y señaló a la ojimarron. Tzuyu se incorporó, mirándola retadoramente.

—Nuggest hizo todo mal. No logró llegar a la puerta y por su culpa perdimos. —dijo mirando a sus hermanas como si fuera lo peor del mundo.

—¡Mentira! —saltó la chica — Perdimos porque ella no sabe pelear y la mataron. —dijo ahora señalando a la niña.

—Tú tardaste muchooooo. —soltó en un berrinche y Tzuyu le mostró la lengua — ¡Azumi! Dile a la enana que fue su culpa.

—Fue tu culpa, cuñis. —dijo la hermana mayor riéndose y Tzuyu resopló.

—Mentira, fue culpa de la enana. —dijo rodando los ojos y Ame saltó enojada de las piernas de su hermana.

—¿A quién le dices enana, fenómeno? —siseó furiosa frente a ella mientras daba un pisotón y Tzuyu quedó con los labios abiertos por el shock.

Esto se parecía a cuando ella peleaba con Sana. Era una escena exacta de sus riñas en el colegio, que habían tenido desde primer año.

—Tú ¿Cómo me dijiste? —preguntó, un poco divertida, e inclinándose para quedar a la altura de la niña, quien alzó la barbilla, arrogante.

—Cómo escuchaste. —dijo aun retándola y Tzuyu empezó a reírse— ¿Qué es lo gracioso?

—Tú. —respondió, aún riendo tan fuerte que se limpió una lagrima— Deberías pasar menos tiempo con tu hermana.

—¿Qué se supone que quieres decir con eso? —preguntó Sana, ahora con las manos en las caderas, y su mirada acusadora era igual a la de la pequeña niña.

—Nada, princesita. Sólo que tus manías se le quedan. —dijo abrazando a la niña por la cintura, en un intento de proponer paz— ¿No crees, amorcito?

La niña iba a replicar, pero sonrió feliz al escuchar el apodo con el que la llamó la ojimarron. Se abrazó a ella y fingió aun con voz de diva que seguía enojada.

—Satang siempre anda gritando y cada vez que está estresada por el colegio dice tú...

—¡Ame!—gritó su hermana, advirtiéndola, Azumi se partió de risa, y la rubia se ruborizó, molesta con sus dos hermanas.

—Ella siempre grita ¿Ves? —dijo alegre mientras miraba a los ojos a Tzuyu, le sonrió—. Eres un dragón malo.

—¿Yo? Bueno, tú eres un dragoncito travieso. —dijo frotando su nariz con la de la niña y provocando su risa infantil.

La niña se acercó, mirando con recelo a sus hermanas, y las dos rubias miraron con una ceja alzada la escena pero Ame susurro en su oído para que nadie pudiera escuchar.

—Los dragones necesitan una novia dragona ¿Quieres ser mi novia dragón? —pregunta riendo cuando Tzuyu le hizo cosquillas.

—Claro, tú eres mi pequeña noviecita dragona. —afirmó y la niña comenzó a aplaudir feliz, le dio un beso en la mejilla.

—¿Qué le dijiste, Tzuyu? —preguntó Sana, un poco curiosa, y la niña negó con la cabeza.

—Es secreto. —dijo antes de darse la vuelta y irse por las escaleras— Voy a jugar con mis muñecas, cuiden a Nuggets y que no toque la comida sin mí. —dijo antes de lanzarle un beso a la, ojimarron que fingió atraparlo, y le dio un guiño.

Tzuyu sonreía como tonta y Azumi también empezó a reírse.

—El amor si es joven ¿No, cuñis?—preguntó mientras iba hasta la ojimarron y le revolvía el cabello. Tzuyu sonrió— ¿Te quedas a comer, verdad?

—Sip. —dijo alegremente y la rubia mayor le dio un beso en la nariz a Tzuyu, antes de huir de su hermana— ¡Ups!— dijo mirando el rostro serio de Sana antes de irse.

—¿Ahora amas a mis dos hermanas?—bufó la rubia amargamente y Tzuyu se encogió de hombros.

—Ellas son fantásticas. —se excusó, «pero a quien más amo es a ti» o eso pensó, mientras le sonría dulcemente.
—Bueno, me da igual. —dijo observando con molestia la sonrisa boba en la cara de la ojimarron— Sonríes como idiota ¿Qué tienes en tu hueca cabeza, fenómeno?

Tzuyu la miro y sonrío sin más.

—A una linda rubia. —canturreó sin especificar a quien, aunque para ella era obvio que se trataba de Sana, pero la chica no pareció captar la indirecta ya que apretó los dientes y sus ojos se encendieron.

—Ja ¿Se puede saber a quién? —preguntó secamente y Tzuyu sólo le sonrió— Borra esa estúpida sonrisa o lo hago yo, Chou.

—Secreto. —dijo antes de guiñarle y sonreír más grande.

Sana resopló con irritación y tomó a Tzuyu por la muñeca. La llevó a rastras hasta una esquina detrás de las escaleras y la soltó, señalándola con el dedo.

—Borra esa sonrisa.

—Nooop. —dijo mostrándole la lengua.

Sana le dio una mirada de muerte y Tzuyu ya esperaba la bofetada o el grito que se avecinaba.

Lo que no imaginaba era sentir como los brazos de Sana le rodeaban el cuello y la acercaban a ella. La rubia capturó sus labios mientras cerraba los ojos y comenzó a besarla con desesperación

El corazón de Tzuyu latía desenfrenado, pero eso no evitó que colocara sus manos en la cintura de Sana y la presionara más contra su cuerpo.

Devolvió el beso con la misma fuerza

Sus labios se movían al mismo ritmo mientras Tzuyu presionaba las manos sobre la espalda de Sana. La rubia se acercó aun mas, si es posible, profundizando el beso mientras las dos lenguas se encontraban. Tzuyu soltó un pequeño gemido en la boca de la rubia y la ojimarron sentía que se iba a volver loca. Llevó sus manos hasta el rostro de Sana y comenzó a trazar dulces círculos sobre sus mejillas con los pulgares.

Sana la besó con más hambre.

De un momento a otro terminaron recostadas contra la pared, y a diferencia de los otros besos, quien llevaba el control era la rubia que parecía jugar con los labios de Tzuyu, mordisqueándolos con suavidad para luego pasar la lengua por su labio inferior y volver a besarla.

Toda la boca de la ojimarron parecía estar ardiendo y cosquilleando. Sentía una gran punzada de deseo en su entrepierna y cerró los ojos con fuerza.

Sana se separó, jalando el labio inferior de la ojimarron, y soltándolo antes de hablar.

Sus mejillas estaban muy rojas y hablaba entre jadeos, estaba igual o peor que Tzuyu.

—Te... te quiero lejos de mi hermana. —dijo esto último dándole una mordida a la nariz de Tzuyu, antes de soltarla del cuello y darse la vuelta.

Parecía estar caminando con seguridad mientras iba directo a la cocina y entraba en ella.

Todo lo contrario, a Tzuyu, quien sentía las rodillas débiles y el corazón en la garganta.

Permaneció unos segundos apoyada contra la pared e intentando estabilizar su respiración ¿Pero cómo hacerlo si aun sentía los labios cálidos de la rubia sobre los de ella? Sentía toda la boca cosquilleando y ahora estaba asombrada ¿En verdad Sana la había besado? ¿Por qué la besó? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Satán, eres tú?

Siempre era ella la que la besaba pero esta vez la rubia lo había hecho por cuenta propia ¿Podría hacerse esperanzas? ¿O la rubia solo jugaba con ella?

Aunque la forma en que la besó daba mucho que pensar. Lo había hecho con hambre, como si estuviera desesperada por hacerlo desde hace mucho, al igual que siempre soñaba la ojimarron.

Después de unos minutos Tzuyu respiró profundo y fue hasta la cocina con las piernas flácidas, encontró a Sana fingiendo indiferencia y sentada en la mesa mientras veía la televisión.

¿Cómo podía estar tan tranquila? ¿Era de hielo? Tzuyu aún sentía su corazón retumbar. En ningún momento se miraron y pronto escuchó el carraspeo de Azumi, quien la veía malignamente.

—¿Todo bien?—preguntó dándole un guiño y por un momento Tzuyu temió que las hubiera visto, pero era imposible.

—Todo perfecto. Ahora vamos, que tengo hambre. —dijo sonriéndole mientras tomaba asiento en la mesa, frente a Sana.

La rubia no la miró. Parecía concentrada en su móvil y por un momento Tzuyu temió que ese beso no hubiera sido tan importante para ella.

A los poco segundos llegó Ame.

Saltó feliz cuando vio a Tzuyu quien de inmediato le sonrió.

—¿Ya está lista la comida? —preguntó, alzando los brazos para que Tzuyu la cargara, la ojimarron la sentó sobre sus piernas y la niña le tocó la nariz.

—Sí, ya. ¿Quieres comer conmigo? —preguntó Tzuyu toda educada y fingiendo que era una princesa.

—¿Seria nuestra primera cita? —preguntó emocionada la pequeña rubia y Tzuyu asintió— Entonces acepto.

Azumi les sonrió y sirvió la comida, que eran panqueques con mermelada, antes de sentarse junto a Sana y comenzar a comer.

—¿No crees que deberían sentarse en sillas diferentes? —dijo mirando divertida a Ame aun en las piernas de Tzuyu comiendo, la ojimarron picó un trozo y lo llevó a su boca.

—No hay más sillas. —mintió masticando, la pequeña rubia asintió llenándose los labios de chocolate y mermelada.

—¿Y esa? —preguntó, señalando el banco que había junto a las chicas, y le pareció divertido la forma en que las dos miraron la silla y luego se encogieron de hombros.

—Yo no veo nada ¿Y tú, Nuggets? —preguntó Ame dando otro mordisco, mientras picaba.

—Son imaginaciones de tu hermana. —dijo también haciéndose la desentendida y tomando agua.

—Ustedes dos son tal para cual. —dijo Azumi sacudiendo la cabeza divertida y las dos chicas sonrieron ante la afirmación.

—Nuggets es mía. —afirmó la rubia menor y mostrando una sonrisa de victoria a Sana, quien las ignoraba—. Venga, te voy a dar de comer. —dijo levantando el tenedor con un pedazo de panqueque.

Tzuyu sonrió y abrió la boca, sin protestar, aceptando el bocado de la niña quien le sonrió.

Tzuyu vio sus labios manchados y tomó una servilleta para comenzar a limpiarla.

—Aww, que lindas son ustedes. —dijo Azumi mirándolas con ternura, esas dos chicas eran pura miel.

—¿Nuggets?

—¿Si? —preguntó Tzuyu mientras Sana tomaba un sorbo de agua. La niña le tocó sus labios y la miró, extrañada.

—¿Por qué tus labios están tan rojos? —preguntó, logrando que la ojimarron se sonrojara de pies a cabeza y que Sana se ahogara con el agua.

Azumi empezó a reírse sin control y frotándole la espalda a su hermana, quien también estaba colorada.

—Yo...bueno fue por... —balbuceó sin saber qué hacer y la niña frunció el ceño.

—Besaste a alguien —afirmó y Tzuyu abrió los ojos, la pequeña niña se puso furiosa— ¡Si lo hiciste! —dijo mirando con los dientes apretados a Sana, esta se sonrojó y comenzó a negar con la cabeza.

—Culpable. —dijo Azumi alzando las manos y su hermanita la miró con el ceño fruncido— Prometo no volverlo a hacer—afirmó sonriendo y Ame ahora dirigió todo su enojo a su hermana mayor, sus ojos asesinos eran la copia de los de Sana.

—¡Azumi!—al aparecer la mayor de las hermanas Minatozaki estaba en problemas con una pequeña rubia enojada.

Tzuyu suspiró.

Entre las tres chicas la iban a volver loca.

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