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21

—Esto es inaceptable—repetía el director, limpiándose la mancha del traje mientras observaba a la fila de estudiantes sentándose en secretaría.

Todos los que habían sido identificados, como los que comenzaron la pelea: Jihyo, JaeBum (quien tenía una bolsa de hielo en su entrepierna), Mark, Somi, Chaeyoung, Jackson, Daniel, Momo, Dahyun, Sana y por supuesto, Tzuyu.

Estaban todos en las sillas, en ese orden, mirando hacia el piso. Muy indignados entre ellos para sentir vergüenza incluso, el director los había reunido y planeaba darles un buen sermón, por el desorden que habían provocado.

—¡Estudiantes de este instituto, golpeándose entre ellos, y señoritas!—dijo mirando a las chicas— ¡De esta manera no los educamos, ustedes ya son mayores, tienen conciencia, por favor!

—¡Él comenzó!—se quejó Somi, señalando a JaeBum.

—¡Este estaba acosando a mi amiga!—se defendió, señalando a Daniel.

—¡Tú querías pegarle! —le gritó Dahyun y Momo la fulminó con los ojos.

—Y tú le pegaste y terminaste besando a uno de mis amigos, antes de darle un golpe, también—dijo Momo con veneno y Dahyun parecía querer hundirle la nariz de un golpe.

—¡La besó en contra de su voluntad, ellos comenzaron todo esto!—dijo Chaeyoung, defendiendo a su amiga.

—¡A ella le gustó el beso tanto como a mí!—comentó Jackson burlón y el rostro de Dahyun enrojeció.

—¡Cierra la boca! —saltaron Tzuyu y Momo, levantándose furiosas, todos miraron muy sorprendidos a la segunda, quien se sonrojó y volvió a sentarse.

Dahyun estaba cabizbaja debido a la vergüenza.

—Aww, al final la rarita defiende a su novia. —soltó amargamente Mark, haciendo que Tzuyu le mirara con odio.

—Cállate, que la próxima vez te doy más fuerte. —lo amenazó y Sana se levantó, colocándole un dedo en su hombro.

—¿Quién te crees para hablarle así a mi novio?—le reclamó empujando a Tzuyu por el hombro, ella enrojeció de ira al escuchar la palabra "novio".

—A mí que mierda me importa tu noviecito. Él llega a tocar a una de mis amigas otra vez y te juro que te dejo sin hijos —dijo con los ojos ardiendo y la amenaza hizo ruborizar a Sana, quien le dio una bofetada.

—¡Paren, todos!—gritó el director, mandándolos a callar.

Tzuyu seguía observando a Sana, con su mejilla ardiéndole por el golpe, la rubia le devolvía la mirada con una furia contenida, pero las dos tuvieron que cortar el contacto visual cuando las mandaron a sentar.

—Primero, quiero hablar con los dos jovencitos—dijo el señor severamente, refiriéndose a JaeBum y a Daniel, que de inmediato se levantaron y entraron a la oficina, dejándolos a ellos solos.

—Todo es culpa de esta perra, por siquiera acercarte a mi hermano. —comenzó Somi.

Jihyo se levantó de la silla y la enfrentó.

—¡Yo no hice nada, él fue el que hizo que lo que hizo!—se defendió.

—¿Y qué fue lo que hizo?—bufó Tzuyu aún muy enojada, la mejilla le escocía y más al ver a Sana sentada en las piernas de Mark.

Jihyo no respondió la pregunta pero se sonrojó, Tzuyu no pudo evitar sonreír... acaso...

—¿Te gusta? —preguntó colocándose frente a Jihyo, quien se puso colorada de pies a cabeza, y Tzuyu comenzó a reír—¡Si te gusta!

—¡Claro que no! —dijo dándole un golpe en el hombro y cruzándose de brazos—Primero muerta, porque no me dejas en paz y vas con tu novia.

—¡Exacto, rarita! Ve a cuidar a tu novia. —le dijo Mark, riendo, mientras Tzuyu se ruborizaba y se volvía a ver a Dahyun, quien la miraba con disculpa.

Dahyun extendió la mano, indicándole a Tzuyu que tomará asiento junto a ella.

—Vamos, Chewy. Sólo ignóralos. —dijo aún ofreciendo su mano y Tzuyu suspiró, iba a tomarla cuando vio la mirada asesina de Momo y prefirió no hacerlo.

Parpadeó, sorprendida ¿Desde cuándo a Momo le importaba algo cómo está pequeña acción? Sintió un frío helado en la nuca y al ver era Sana, clavando sus ojos chocolate como dagas en ella, y no parecía para nada contenta.

En verdad, Tzuyu no entendía a las porristas, pero al recordar el malentendido anterior quiso aclarar la situación, para que así Sana no creyera cosas que no eran.

—Ella no es mi novia. —dijo muy firme pero mirando hacia el suelo.

Chaeyoung observó con curiosidad como el rostro de Sana se relajaba.

Duraron alrededor de una hora, charlando en la oficina de uno en uno. Tzuyu, al igual que los otros, no recibió una sanción por ser el último día de clases pero si una gran reprimenda y advertencia del director.

Salieron las tres chicas, despotricando contra los idiotas que habían ocasionado todo aquello. Tzuyu estaba completamente sucia y había recibido una simple camiseta holgada de la enfermería, tenía que mantener sus jeans sucios.

Jihyo, Sana y Momo las siguieron de lejos, ya que todas debían de ir a las duchas, se ignoraron completamente aunque se lanzaban indirectas. Muy directas, la verdad.

—¿Sabían que las perras detestan las duchas?—comentó Somi desde una de las duchas mientras lavaba su cabello, Chaeyoung se río.

Tzuyu y Dahyun, ya duchadas y vestidas, estaban en los pequeños bancos, la ojimarron se colocaba las zapatillas mientras su amiga se cepillaba el cabello.

Dahyun llevaba una camiseta azul y Tzuyu una camiseta holgada deportiva, obviamente muy lejos de ser de su talla.

—Estoy segura de que todas las idiotas son enanas. —comentó Chaeyoung, colocándose la blusa sobre su cabeza, y Sana bufó desde el otro lado de la ducha.

—No pensaba que una chica pudiera verse más plana hasta que vi a la mesa de planchar con esa camiseta. —dijo Jihyo muy divertida mientras sus dos amigas reían.

—Ni hablar, todas en ese grupo necesitan de un gimnasio lo antes posible, solo hay que ver las piernas de la canadience larguirucha. —dijo Momo atando sus agujetas, refiriéndose a Somi.

Dahyun la observó con una mirada cargada de reproche y rodó los ojos, Momo observaba a la castaña con muy poco disimulo y había un brillo burlón que ocasionaba que Dahyun se sonrojara del enojo.

—Una salvaje no le hubiera dado un golpe a uno de sus propios amigos. —soltó Dahyun con veneno, fulminando con enojo a Momo, y ella frunció el ceño.

—Pero al menos, no anda besando chicos cuando ya tiene una novia, que zorra si lo hace. —comentó Jihyo, soltando un insulto para ayudar a su amiga. Tzuyu ya no podía con estas chicas.

—¡Qué no es mi novia!—soltó y Dahyun intentó calmarla— Ya paren con esa estupidez.

—Aww, ella quiere que dejemos de decir la verdad, que patetico. —los ojos de Momo ardían aunque, miraban únicamente a Dahyun.

—Buen derechazo, aquel que le diste al cabezón, Chewy. —Chaeyoung secaba su cabello, Sana salía de la ducha y también se colocó una chaqueta.

—Pedazo de salvaje. —dijo.

—Se lo merecía. Avísame si dura unos días besando fatal, porque el golpe que le di en la mandíbula seguro lo dejó disfuncional—dijo la ojimarron burlonamente, haciendo a sus amigas carcajearse.

—¡Claro! Cómo si tú besaras de maravilla.

—Mis besos son increíbles ¿Oh no, Dubu?— preguntó coquetamente, dándole un guiño a su amiga que soltó una risilla nerviosa al ver como Momo apretaba los puños.

—Seguro babeas y tienes mal aliento. —siseó Sana, furiosa, se había acercado a Tzuyu pero sus amigas estaban junto a la ojimarron.

—Para atrás, perra. —atacó Chaeyoung, colocando una mano frente a ella, Jihyo se situó junto a Sana y la apartó.

—No te metas, planita.

—¿Qué habrá visto mi hermano en ti? Te apuesto que sólo eras un juego—dijo Somi y observó un reflejo de dolor en los ojos de la chica, sintió un poco culpa por eso, y a Momo le enojó.

—¡Cierra el hocico! ¿Crees en verdad que le interesas a Jinyoung?—insinuó Momo, burlona, y Tzuyu al ver el retroceso de su amiga, salió a defenderla, pero antes Dahyun habló, impidiéndole hacerlo.

—La única que se tiene que callar, eres tú, Hirai. Porque no vas a hacer algo productivo y te vas a follar con tu novio. —dijo echando humo y Momo la observó parpadeando, como si le hubieran dado un puñetazo en la nariz— Capaz, así se te pase la idiotez. —se dio la vuelta y salió de los vestuarios, dando pisotones.

Todas la miraron con asombro, la pequeña escena de las dos chicas, y luego dirigieron su atención a Momo, ella tenía las mejillas rojas y apretaba los dientes. No dijo nada y salió echa una furia por la puerta, dispuesta a abofetear a Dahyun, mientras le llamaba por su apellido, pronto sus gritos se perdieron por los pasillos.

Nadie dijo nada durante unos segundos, hasta que Tzuyu fue la primera en hablar, dirigiéndose a sus dos amigas.

—No puedo más, me voy. Las enanas de plástico me sacan de quicio. —dijo colgándose la mochila y despidiéndose de sus amigas, antes de salir del vestuario.

Ignoró los gritos de Sana al pasar a su lado y comenzó a caminar por los pasillos, estaban vacíos, ya que los estudiantes estaban en clases.

—¡Chou!—gritó por séptima vez la rubia.

Tzuyu suspiró, fastidiada. Se detuvo y volteó a encararla.

Sana caminaba firmemente hacia ella, con el cabello mojado, los jeans sucios y la camiseta blanca bajo la chaqueta de su novio.

Ya no tenía maquillaje y su cabello estaba revuelto. En estos momentos, así toda desarreglada y sucia, Tzuyu la encontraba más sexy que otras veces.

Sentía unas irremediables ganas de recorrerla con las manos.

—¿Qué quieres?—preguntó, cruzándose de brazos. Sana se detuvo y la observó enojada, durante unos segundos, colocó las manos en su cadera y alzó la barbilla, altiva.

—¿Cómo que detestas a las enanas?

—Las odio y todo se debe a ti, eres insoportable. —le contestó, alzando una ceja, y logrando irritar más a la rubia— A veces me pregunto cómo te soporta tu novio, luego recuerdo que no tiene cerebro y todo tiene sentido.

—Mi novio es más inteligente que tú y besa increíble, comparado con lo que son tus besos, seguramente. Te apuesto, a que sólo te has besado con tu mamá. —sonrío hipócritamente, logrando enfurecer a Tzuyu.

—¿No escuchaste? ¿O prefieres preguntarle a Dahyun? Mis besos son el cielo—dijo apretando los puños mientras se acercaba a Sana, la rubia también se acercó a ella, riéndose cínicamente.

—¡Ja! ¿Acaso lo dices para provocarme, fenómeno? Porque te digo de una vez, que no funciona. —estaban muy cerca de la otra, tanto que ya Tzuyu podía sentir su cálido aliento en el rostro.

—¿Provocarte? Yo sé que te mueres por un beso. —no sabía de dónde venía toda aquella valentía pero se sentía invencible, comenzó a hacer retroceder a la rubia mientras Sana miraba a los lados, nerviosa.

—Ya quisieras tú. —comentó aún firme con su actitud, sintiendo los casilleros contra la espalda.

Tzuyu la había acorralado.

Sana clavó sus ojos en los de ella. Tzuyu sentía su corazón latir con fuerza, pero eso no impidió que sonriera burlonamente y acercara el rostro al de su chica.

—Yo beso miles de veces mejor que tu noviecito. —dijo sintiendo la respiración caliente de Sana quemarle los labios, sus frentes casi estaban rozándose.

—Los besos de mi novio me hacen temblar de pies a cabeza. —afirmó, pero Tzuyu podía jurar que respiraba entrecortadamente, los ojos de Tzuyu bajaron hasta los labios de Sana y volvieron a verla.

Se acercó, haciendo que sus narices chocaran y sus frentes estuvieran juntas, ella deseaba tanto besarla. Colocó las manos a cada lado del cuerpo de Sana y notó con gran satisfacción cómo la rubia la miraba fijamente a los ojos, pestañeando, y sin hacer nada para apartarla.

—Mis besos te dejarían la cabeza loca. —susurró en su oído y creyó haber escuchado a Sana suspirar suavemente, río para sí misma mientras sus labios rozaban la mejilla de la rubia—Al final, terminarás completamente enamorada de mi Minatozaki.

—Te-te equivocas, l-la que se enamorará de mi serás tú. —contraatacó la rubia, tragando en seco mientras Tzuyu rozaba sus labios con los suyos, sentía la piel ardiente y el corazón le latía como loco en el pecho—Ni siquiera te atrevas a hacerlo. —la retó aún sin apartarse o intervenir, eso para Tzuyu fue una invitación.

—Oblígame. —dijo lentamente, antes de presionar sus labios sobre los de Sana, no pudo decir quién de las dos fue la primera, pero ambas cerraron los ojos.

Al principio fue una leve presión para luego juntarlos de verdad, colocando sus labios entre los de ella dulcemente. Contuvo el aliento mientras intentaba a recordar cómo se besaba, lo había hecho en dos oportunidades de su vida y no era muy experta en el área, las únicas veces habían sido con chicos y ellos llevaban el mando. Pero de la nada, la adrenalina y el gran enamoramiento que sentía hacia Sana, tomaron el control.

Comenzó a mover los labios lentamente, como una sensual danza, mientras jugaba con las puntas del cabello castaño de Sana que caía en su espalda con los dedos.

Sólo movían los labios, pero Tzuyu sentía el pulso acelerado de su corazón por todo el cuerpo. La piel le hervía y sintió su cuerpo temblar cuando abrió los labios, obligando a Sana a hacer lo mismo. Sus lenguas se encontraron y pudo jurar que la rubia soltó un gemido ahogado, que Tzuyu disfrutó por completo.

Los labios de Sana eran de sabor a fresa, parecía el paraíso y su lengua era cálida y muy agradable. ¿Cómo pudo estar tanto tiempo sin besarle? Le enervaba que fuera Mark el que disfrutara sus besos todos los días.

No pudo decir en qué momento, pero las manos de Sana se habían apoyado sobre su estómago en un vago intento de alejarla. Sana por un segundo parecía que iba a perder el equilibrio y Tzuyu tuvo que presionarla aún más contra los casilleros, para que le sirviera de soporte.

La ojimarron intentaba hacerla rabiar y comenzó a morder su labio inferior a mitad del beso, para luego atacarla moviendo los labios con una lentitud agonizante, otro gemido escapó de los labios de Sana, que Tzuyu sintió hasta la médula.

Las manos de la rubia seguían sin hacer fuerza realmente y Tzuyu sentía la piel quemándole aún bajo la tela de la camiseta, por el tacto de la chica en su estómago.

Presionó su cuerpo al de Sana y colocó un mechón de pelo detrás de su oreja, con delicadeza.

Se besaban con unas ganas contenidas, Tzuyu la besaba como había querido hacerlo desde hace un tiempo y estaba disfrutando que la rubia no la apartase de un golpe pero, como cualquier momento perfecto, tuvo que llegar a su fin.

Se escuchó el último timbre del día, anunciando el final de las clases, y los gritos animados de los estudiantes retumbaron por todo el pasillo, desde los salones.

Tzuyu cortó el beso respirando muy rápido y de seguro con las mejillas encendidas, mirando fijamente el rostro de Sana, que abría lentamente los ojos.

Se analizaron durante unos segundos, que para Tzuyu parecieron horas, en los que no dijeron nada.

Tzuyu observó emocionada el fuerte rubor que decoraban las mejillas de la rubia y el brillo en sus ojos, no quería hacerse ilusiones, pero al menos podía morir feliz sabiendo que había besado a la chica de sus sueños.

Un mar de adolescentes comenzaron a salir corriendo por el pasillo emocionados, lanzando cuadernos y hojas.

Tzuyu se fue separando aún más de Sana, sin cortar el contacto visual. Tzuyu, aún después de haber perdido el contacto con los labios de la rubia, podía sentir un agradable cosquilleo en los suyos.

Sana no hacía nada, solo verla con el pecho subiendo y bajando como si acabara de correr un maratón, hasta que Tzuyu estuvo muy separada de ella casi en medio de todo el gentío, Tzuyu no sonrió como esperaba hacerlo.

Interiormente se maldecía, ya que con ese increíble beso le costaría a horrores superar a la rubia.

Sana no hablaba, no se movía, solo la miraba como en trance y ella, sin ganas de permanecer allí hasta que Sana saliera del shock, se dio la vuelta y se perdió en la gran multitud de estudiantes.

Tzuyu los apartaba a codazos, intentando avanzar por el pasillo, su cara debía de estar roja y el corazón le latía fuerte en el pecho, la había besado. Ella había besado a Minatozaki Sana y que beso había sido, uno que quedaría grabado en su cerebro para siempre.

Había sido más que perfecto, jodidamente perfecto, miles de veces mejor que su primer beso que en realidad había sido un asco, ya que el chico babeaba. La salida estaba cubierta por los de quinto año, quienes lanzaban serpentina y globos, subió las escaleras hasta el tercer piso y fue por la salida que daba a la cancha de fútbol.

Se detuvo al escuchar unas voces bajo las gradas, intentó avanzar en puntillas pero, por las rendijas, podía ver lo que sucedía bajo las escaleras.

—¿Qué pensabas hacer, Kim?—reconoció la voz de Momo, ella parecía estar peleando con Dahyun, ya que sus mejillas estaban rojas—¿Querías darme un golpe?

—Es lo que te mereces. —le espetó y en verdad, Dahyun parecía querer golpearla.

—Pero, si yo soy adorable.

—Awww ¿Quién te lo dice?¿Tu novio?—preguntó con una dulzura tan falsa que Momo se río.

—¿Por qué? ¿Celosa?—preguntó burlona, acercándose a su amiga, y Tzuyu temió por ella. —Eso quisieras tú. —dijo Dahyun antes de darse la vuelta, pero Momo la sostuvo por la muñeca, obligándola a quedarse— Suéltame.

—Oh, perdón, ¿por qué no llamas a tu novia?—dijo venenosamente y fue turno de Dahyun para reírse.

—Tal vez debería hacerlo, así ella te da una lección. —soltó e intentó volverse a irse, pero Momo la retuvo echando chispas por los ojos.

—¿A dónde mierda crees que vas?

—Suéltame, te odio—gruñó y en eso, Momo la atrajo a su cuerpo y le rodeó la cintura con un brazo.

—Eso no te lo crees ni tú misma. —dijo levantándole la barbilla con el dedo y atacando sus labios.

Tzuyu abrió los ojos ¿Esto era enserio?

Dahyun al principio parecía luchar, ya que le daba golpes en la espalda y en los brazos, pero Momo la retenía con sus manos, rodeándole la cintura y moldeandola a su propio cuerpo. Llegó un momento en que fue mucho para la coreana y se dejó llevar, correspondiendo el beso y enredando sus dedos en el cabello de Momo para así juntarse más con ella.

La chica de ojos miel la recostó contra la pared y colocó sus manos en la espalda de Dahyun, acercándola más a su cuerpo, se besaban con pasión y hambre, y Tzuyu podía jurar que alguna de las dos había soltado un gemido.

Al principio fue una sorpresa, pero ahora se sentía indignada con su amiga, ya todo tenía sentido: los nervios, las sonrisas tontas y los celos que mostraba su amiga cada vez que Momo estaba con su novio.

Por eso aquella vez, que Tzuyu le había preguntado cómo era estar enamorada, Dahyun le había respondido a la perfección, se sentía muy enojada con su amiga. Pedazo de hipócrita. Riñéndola por su enamoramiento con la rubia cuando ella también estaba vuelta loca por la líder del grupito de las enanas.

Sintió que estaba en un momento privado e intentó bajar los escalones silenciosamente hasta llegar al campo, de allí cruzó el cercado, directo al aparcamiento.

Estaba muy sorprendida. Indignada pero, sobre todo, sorprendida. Ya sentía miedo de encontrarse a Chaeyoung besando con pasión a Jihyo, cuando la viera.

Por suerte, encontró a su amiga junto al carro de Daniel y Somi, Chaeyoung le sonrió pero luego frunció el ceño.

—¿Estás bien, Tzuyu? Tienes la cara completamente roja. —dijo tocando la frente de su amiga. Tzuyu se removió, nerviosa—Y estás ardiendo.

—Yo... yo... yo estoy un poco mareada, no es nada. —comenzó a rascarse el cuello, aun sentía los labios de Sana sobre los suyos y su corazón latía rápido.

—Pareces al borde del ataque y tus labios... tus labios están rojos—comentó Somi, acercándose y rozando los labios de Momo con la punta de los dedos, ella se apartó ya que los tenía extremadamente sensibles.

—¡Dios, cierto!—exclamó Chaeyoung, intentando tocarlos también, y Tzuyu alejó el rostro, cubriendo sus labios con las manos.

—No es nada, en serio. —insistió, pero Somi ya estaba sonriendo con picardía.

—Suéltalo, señorita ¿A quién besaste?—Chaeyoung abrió los ojos y sujetó a Tzuyu de los hombros. —¡OMG! ¿A quién besaste, Chou? Soy tu amiga, así que habla ya. —las dos chicas se acercaron a Tzuyu mientras ella se ruborizaba aún mas, la iban a joder si les decía.

—Yo no besé a nadie...

—¡Claro que si, estás aun mas roja! —dijo Chaeyoung carcajeando mientras observaba la cara enrojecida de su amiga.

—¡¿Quién es Tzuyu?!—su amiga pelinegra la sacudió por los hombros.

—Por Dios, Chaeyoung. No te alarmes tanto, no es como si hubiera besado a... —Somi no terminó de hablar cuando observó los ojos de Tzuyu abrirse y su cara volverse de un fuerte rojo incandescente, la canadience prácticamente ensanchó la sonrisa en su rostro— ¿No me digas que besaste a Minatozaki?

Tzuyu no dijo nada, bajó el rostro. Mierda. ¿Por qué a ella?

—¡¿Minatozaki Sana?!—Chaeyoung la zarandeaba por los hombros como el mismísimo demonio, los ojos de la pelinegra estaban abiertos del horror— ¡Chou Tzuyu! ¡No te salvas de la riña cuando llegue Dahyun!¿Cómo pudiste besarla? ¿No te dio un golpe?¿Qué te dijo al terminar?¿Besa bien?

Tzuyu negó con la cabeza varias veces, Dahyun era otra que también estaría en problemas y Tzuyu ya estaba esperando aquello.

—Yo... ella... la besé y nos besamos un rato... ella no hizo nada para apartarme y tampoco me pegó... yo creo... yo creo que no me odia, después de todo—dijo un poco tímida, agachando la cabeza, y sonrió al recordar lo ultimo—Y si, besa bien, besa muy, muy bien.

Chaeyoung y Somi la miraron boquiabierta, era obvio que aquella chica solo estaba jugando con su amiga. Pero la sonrisa tonta en los labios de Tzuyu no se quitaba con nada. Vieron a lo lejos como Dahyun se acercaba hasta ellas con el cabello revuelto, las mejillas rosadas y los labios rojos, parecía entre enojada y con la cabeza en las nubes.

—¡Allí estás, compañera! ¡Tienes graves problemas, Chou! Ella sólo quiere jugar contigo, si hizo eso es porque lo utilizará para otra cosa—le chilló Chaeyoung, dando un pisotón, y Tzuyu agachó la cabeza.

—Ya comienza el drama. —dijo Somi alegremente, dándole unas palmadas a Tzuyu, se acercó a susurrarle—Qué bueno que disfrutaras tu beso, Chewy.

—¡Kim! ¿A qué no te enteras el ultraje que hizo nuestra amiga?—comenzó Chaeyoung observando a la chica, su respiración parecía rápida y ella pensó lo peor al ver sus labios—Ay no, no me digas que tú también.

—¿Qué... qué... yo... qué?—dijo un poco nerviosa y luego observó a Tzuyu, que la miraba con unos ojos acusadores— ¿Por qué me miras así?

—Por hipócrita. —le soltó y Dahyun frunció el ceño confundida, Somi estaba riendo. —¡Tzuyu besó a Sana!—chismorreó Chaeyoung y Dahyun abrió los ojos.

—¡Chou Tzuyu!—la regañó la castaña y Tzuyu se cruzó de brazos.

—Ah, no. No, no vengas tú—dijo Tzuyu frenándola y observando a sus otras dos amigas— ¡Ella estaba en el campo, comiéndose a Momo!—la acusó y el rostro de Dahyun enrojeció hasta las orejas.

—¡¿Qué?!—gritaron las dos chicas y Somi ya prácticamente podría estar haciéndose del uno en los pantalones por la risa.

—¡No puedo creerlo, ya son dos! Chaeyoung, faltas tú—le dijo Somi riendo, Dahyun y Tzuyu se daban pequeños golpes en el hombro.

—Me riñe por estar enamorada de Sana y ella también lo está de Momo —la regaña y Dahyun dio un pisotón.

—¡No estoy enamorada!

—Nadie te lo cree, se te nota a kilómetros—dijo y las dos comenzaron a acercarse peligrosamente, dispuestas a jalarse los pelos.

Chaeyoung siguió escuchando la pelea de las dos chicas y las risas de Somi, colocó una mano en su frente, intentando calmarse, hasta que por fin explotó.

—¡CÁLLENSE LAS DOS!—gritó y las tres guardaron silencio, señaló a Tzuyu y a Somi, abriendo la puerta trasera del auto— Ustedes dos, atrás, ahora. —Les dijo, ninguna de las dos se atrevió a reclamar y se montaron al vehículo, luego señaló a Dahyun, con un rostro tan inexpresivo que la castaña tembló de miedo. —Tú, al frente, conmigo. Tenemos cosas de que hablar—dijo abriendo su propia puerta para entrar y Dahyun agachó la cabeza, vencida, preparándose para los problemas.

Estaban todas en el carro mientras Chaeyoung lo encendía, Daniel había salido con unos amigos y le había dejado las llaves. A lo lejos, un grupo de estudiantes aplaudía, pero Tzuyu logró ver por la ventana a una gran cabellera rubia, completamente furiosa.

—¡CHOU!—gritó tan fuerte Sana, que todos en el aparcamiento la estaban viendo, Tzuyu abrió los ojos, presa del horror.

—¡Arranca la maldita chatarra!—le gritó con miedo a Chaeyoung, quien encendió el auto y salió por la calle.

A la mitad del camino se instaló un gran silencio, después de unos minutos, las cuatro estallaron en carcajadas limpias.

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