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𝟎𝟖

Ya estaba acabando la primera semana de clases, era viernes, y Tzuyu debía de admitir que había sido agotadora. Muchos proyectos y trabajos en grupo, por suerte estaba con sus amigos en la mayoría de ellos.

Daniel, por ser un chico dulce y muy atractivo, había atraído la atención de varias chicas y casi siempre lo buscaban.

Tzuyu sonreía al ver lo bien que se había adaptado. La única que no parecía feliz era su hermana, Somi. Era una celosa de primera, decía que si su hermano se echaba de novia la iba a olvidar completamente a ella y más nunca tendrían noche de video juegos, pero Daniel le aseguraba que no iba a ser así.

Lo importante es que esa misma tarde era la tan famosa audición para el equipo de animadoras y casualmente, después de haber escuchado a Momo hablar sobre el tema, Somi había decidido entrar también. Y ellas cómo buenas amigas debían de estar allí para apoyarla, el pobre de Daniel también había sido arrastrado a la tortura.

Las gradas estaban casi vacías, habían algunos chicos riendo pero estaban en una esquina apartada, ya que todos los chicos populares estaban vistiendo el uniforme deportivo de fútbol americano o el traje de porrista. También eran las pruebas para entrar al equipo. Estaban todos los chicos «que para el disgusto de Tzuyu y sus amigas eran atractivos» entrenando en el campo de fútbol. Habían franjas blancas pintadas en el césped y los arcos característicos a los dos extremos de la cancha.

Ellas estaban sentadas en la primera fila.

Chaeyoung hablaba con los chicos mientras Tzuyu intentaba conversar tranquila. Estaba nerviosa, no sabía por qué, ya que por suerte Chaeyoung lograba caerle bien a todo el mundo, así que cualquiera que no fuera parte del grupo de Sana, no le dejaría en ridículo. Intentó calmarse, debía de hacerlo, pero justo cuando empezaba a relajarse las chicas salieron de los vestuarios, emocionadas, mientras agitaban los pompones azules.

El problema no era el uniforme, el cual era una camiseta blanca y azul manga larga que llevaba las insignias del colegio grabadas en dorado o la falda cortísima azul, que ondeaba de un lado al otro.

El problema era quien lo usaba y Tzuyu casi se quedó sin corazón al ver a Sana. Su cabello rubio brillaba con el sol de un color más claro y estaba sujeto en una cola alta mientras el uniforme se moldeaba en su cuerpo, resaltando las curvas de la cadera de la rubia y la falda «si es que podía considerarse una prenda de vestir» dejaba ver sus piernas perfectas.

Tzuyu ni se molestó en disimular, observaba fijamente a la rubia mientras ella hablaba con sus amigas en el campo.

Somi las saludó y también lucía muy bien en el traje, pero ni Dahyun o Tzuyu la notaron del todo, ya que estaban concentradas en las dos chicas. Momo vestía igual que Sana y hablaba animadamente, colocando las manos en su cadera.

Chaeyoung seguía sorprendida de que Dahyun aún no se hubiese desmayado.

—¡Chicas!—les llamó la atención y a duras penas sus dos mejores amigas lograron mirarla. —Estamos aquí por Somi, ¿lo recuerdan?

Tzuyu cabeceó cómo idiota, el aire no le llegaba a los pulmones. En cambio, Dahyun escondió el rostro en sus manos y comenzó a bufar, fastidiada.

Justo la rubia de ojos chocolates eligió aquel momento para alzar la mirada. Examinaba las gradas con desesperación, como estuviera buscando a alguien, hasta que su mirada se posó en los profundos ojos marrones de Tzuyu. Sana intentó actuar indiferente y le sonrió hipócritamente mientras Tzuyu echaba humo, esa niñita se estaba burlando de ella y estaba dejando que lo lograra. «Idiota, idiota»

—¡A sus posiciones!—gritó la entrenadora y las animadoras comenzaron a formar un grupo.

Los chicos, en la cancha, se organizaron en filas y comenzaron a jugar al escuchar el silbato. Era un juego amistoso pero daban la vida por anotar un punto. Era muy interesante, aunque Tzuyu quisiera seguirle el ritmo al juego, cada tanto se distraía por el baile que hacía Sana junto a las otras chicas. Alzaban los brazos y las piernas, algunas daban vueltas y otras hacían la estrella mientras cantaban: "Vamos equipo, Todos unidos por qué no podemos rendirnos. ÁGUILAS"

Sana se veía realmente hermosa, su piel estaba brillante por el sudor y sonreía muy feliz al público. Tzuyu no pudo evitar suspirar, observando a la castaña, y Chaeyoung la miró con reproche.

—Tzuyu, ojos en Somi—le repetía por quinta vez y ella sólo rodaba los ojos.

—Eso es lo que hago, la estoy viendo—dijo colocando la atención brevemente en su amiga, que ahora estaba ayudando en la base de una pirámide, pero sus ojos la traicionaron y se desviaron a la chica de ojos chocolate. «Gran trabajo, Tzuyu»

—Sí, veo que la miras tanto como Dahyun lo hace—soltó sarcástica, observando también a su otra amiga en estado embobado— ¡Dios, necesitan urgentemente un polvo!

—No necesito un polvo, necesito pan—dijo Tzuyu a la defensiva, ella tenía un grave problema con el pan.

—¿Tu no crees que necesitan un polvo, Daniel?—preguntó Chaeyoung hacía su amigo, buscando apoyo y este sonrió con malicia.

—Claro y si necesitan ayuda, me puedo ofrecer cómo voluntario—le guiñó a Tzuyu y esta se río.

Chaeyoung le dio un codazo en el estómago y el chico se quejó.

—¡No digas esas cosas! Es desagradable—le reprochó mientras miraba a las animadoras, se alarmó un poco.— ¿Qué sucede?

Ya estaban en descanso pero parecía haberse creado una pequeña discusión. Somi estaba muy cerca de Sana con los puños apretados, esta última le sonreía con burla. Pero la castaña pareció decirle algo que no la hizo muy feliz, porque Sana borró la sonrisa y sus ojos asesinaron a su amiga.

Tzuyu se alarmó y los cuatro comenzaron a bajar las gradas hasta el campo.

—Cierra el hocico, perra—le dijo Somi, resoplando.

—¿A quién le hablas así, zorra?—respondió Sana, acercándose a ella, parecía querer jalarla de los pelos.

Tzuyu se acercó y se interpuso entre ellas, colocándose frente a Sana, ésta la fulminó con la mirada mientras Somi intentó avanzar hacia la más baja. Tzuyu la detuvo, apretando la espalda en contra su pecho, y extendiendo los brazos a los lados.

—Ya, paren de una vez—dijo observando a Sana, esta soltó una risa falsa.

—¿Parar? Tu estúpida amiguita es la que ha comenzado—dijo apuntando a la castaña tras ella, Tzuyu frunció el ceño.

—Pero has sido tú quien le ha seguido la pelea, se madura por una vez en tu vida—dijo muy firme y Sana pestañeó, parecía en realidad un poco afectada por sus palabras, y luego las orejas se le tiñeron de rojo por la ira.

—¡Cierra la maldita boca, Tzuyu!—gritó enojada, propinándole un empujón en el hombro, no fue muy fuerte pero aún así Tzuyu se indignó.

—Tu... ¿Te crees mucho, ah?—escupió, intentando lanzarse sobre ella, pero Somi le rodeó el estómago con los brazos y apoyó la barbilla en su hombro, buscando calmarla.

—Calma, no queremos golpes—comenzó a decirle en el oído y Tzuyu tensó el cuerpo.

Sana abrió los ojos y los labios, en una exclamación muda, ahora con las mejillas aún más incandescentes.

—¡No la toques!—chilló prácticamente cerrando los ojos y fue tan severo que Somi se apartó del cuerpo de Tzuyu, un poco intimidada.

—¿Pero... qué te sucede?—la acusó Somi, observando a la rubia más baja.

Sana finalmente pareció darse cuenta de lo que había hecho, o mejor dicho, lo que había gritado a todo pulmón. Inmediatamente su rostro se volvió completamente rojo y desviaba los ojos de los chocolate de momo. Trató de hablar pero balbuceaba con un poco de torpeza y era la primera vez que Tzuyu la observaba así. Estaba muy nerviosa.

—Bueno... yo... en realidad.... yo no quise decir... yo—dijo con la cabeza gacha, hasta que por suerte llegó Mark a su rescate—¡Mark!—gritó, desesperada por escapar de esa humillante escena y se abrazó al chico, ocultando el rostro en su cuello.

—¿Qué sucede? ¿Te están molestando?—preguntó, acariciando su cabello, y ante ese gesto Tzuyu quiso darle un mordisco en la mano.

Sana asintió, fingiendo una carita de cachorro.

—Esas dos tontas me querían fastidiar y la fenómeno esa, quería golpearme—observó a Tzuyu con una mirada intencionada y ella tragó en seco, cuando vio los ojos enojados de Mark.

—¡No te acercarás más a mi novia! ¿Entendido?—le espetó en la cara, gritándole casi en el rostro.

Tzuyu se hundió en un caparazón, intimidada por la agresividad del chico. Pero su cerebro logró captar la palabra y comenzó a sentir una horrorosa opresión en el pecho.

—¿Novia?—preguntó, sin haber mostrado interés en la amenaza dicha anteriormente. El chico frunció el ceño, confundido, pero luego abrazó a Sana por la cintura.

—Sí, mi novia. Y espero que tú y tus pequeñas raritas se mantengan alejada de ella, ¿está claro?—preguntó, pero a Tzuyu ya no le importaba, rechinaba los dientes y de ningun modo se atrevió a mirar a Sana.

No respondió. Simplemente se dio la vuelta y subió las gradas para entrar al pasillo e irse. Escuchó a sus amigas llamarla pero ella estaba sorda, sólo podía escuchar los latidos de su corazón que con fuerzas le pedía que llorara. Pero no lo iba a hacer.

Era muy tonto llorar sin razón alguna, pero cuando logró ver una papelera en el pasillo le tiro una enorme patada y esta comenzó a rodar por el suelo, desparramando todos los desechos alrededor.

—¡Mierda!—gritó enojada y después sintió sus ojos arderles por las lagrimas que intentaba contener, desgraciadamente cuando sintió a alguien llegar a sus espaldas, no eran sus amigas.

Era el director, que observaba alternativamente el desastre del piso y a la alumna culpable.

Fue sumar dos más dos y simplemente le señaló la dirección en donde Tzuyu tendría que ir para recibir su castigo

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