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«Capítulo 5»

Unos sonidos que sonada tranquilo y fuerte al mismo tiempo, Evil seguía durmiendo con Piconjo, quién miraba la tormenta, era bueno de que no tendría clases por obra de eso, así que solo se acomodó para ver a Evil, simplemente no podía apartarle el ojo de encima, apesar de que vivían juntos quería saber más detalles sobre como se veía Evil, miró su rostro, ya no era el mismo que tuvo el primer día que se conocieron, solo unas líneas blancas, miró los brazos y dorso, le sorprendió que Evil tuviera las uñas largas, además de que parecían garras, miró las piernas de Evil, esos también tenían garras, la cola era muy delgada, aún que una vez vió a Evil tomar unas tijeras con ella como si nada, por un momento miró un punto en específico, la cintura e entrepierna, la cintura era parecida como la de Keith, pero la entrepierna no sé parecían mucho, dejó de mirar esa zona para ver la cara de Evil.

Se ve tan pasifico Pensó Piconjo, sin pensarlo mucho, con unas de sus manos le acarició la mejilla a Evil, quien hizo gesto de incomodidad, aún que luego de unos segundos la cambio por una sonrisa más calmada.

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Evil aún recuerda como fue tratado por sus invocadores, lo trataban como un animal, lo dejaban de lado para tener su propuesta, o simplemente lo dejaban en un lugar encerrado hasta que quieran hacer el trato, aún que había uno en específico, el segundo quién lo invocó, que solo lo quería para que matará a su pareja, aún que no sería con su alma que pagaría el trató, deseaba darse cuenta antes, deseaba no haber hecho el trabajo, deseaba haber tomado su alma antes, y no haberse dejado engañar.

Supongo que sabes que debes pagarme con tu alma, ¿No? — Le preguntó en su forma más tranquila, mirando al hombre, el cual no se podía divisar su rostro.

Lo se perfectamente, pero tal vez haga otra cosa que te guste — Respondió el hombre con una sonrisa, Evil le pareció raro, tenía curiosidad de saber que era por lo cuál aceptó.

La curiosidad mató al gato. Aún puede sentir el miembro de aquel hombre en su interior, la fuerza con la que lo embestía, la posición que no le permitía moverse, recuerda como se sentía aquél líquido caliente y pegajoso resbalar de sus piernas junto con la sangré, apenas esa pesadilla acabó le arrancó el alma al hombre de una manera violenta. Le cortó la cabeza con sus garras, recuerda ese sentimiento de paz cuando vió la sangre de aquel hombre en sus manos al igual que se exparcia por el suelo, para irse de ese lugar sin dejar rastro de que hubo algún demonio. Debe de admitir, lo que hizo le dió una lección, no confiar en nadie.

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Evil despertó con el sonido de la lluvia junto a lo que parecía ser latidos, se levantó de la cama mirándose las manos, había sido ese recuerdo desagradable otra vez, miró a Piconjo que seguía durmiendo plácidamente, el primer dueño que lo trataba muy bien, cómo alguien. Su orgullo no le permite decir que tiene miedo de confiarse cómo lo hizo con aquel antiguo dueño, suspiro irritando por sus propios pensamientos y recuerdos, se dirigió a la cocina, probablemente comer algo le ayude a distraerse. El no necesitaba comer, sin embargo, debe admitir que los sabores de la comida humana era lo mejor, podría decirse que sabía mucho mejor qué las almas, al llegar a la cocina pensó en cómo haría para cocinar, no tenía ni idea de cómo hacerlo. Gruñó levemente, no iba a ir con su amó para pedirle que le cociné, su orgullo no le permitía hacerlo, se puede decir que aveces odiaba ser orgulloso, admite que el sabor de la comida de su dueño era muy buena.

Recordó rápidamente los ramen instantáneos, era muy sencillo y delicioso, los encontró sin problema, para tomar un poco de agua, al no saber cómo prender la estufa, decidió usar su propia magia con el resultado de que logró calentar el agua, pudo hacer ramen como si nada, aún que le hubiera gustado comer algo hecho por su amó, Sacudió la cabeza de esos pensamientos, busco los palitos que venían incluídos en el paquete de ramen, no le tomó mucho también encontrarlos, abrió nuevamente el paquete para ver el ramen hecho, aún que tuviera buena pinta, aún quería algo hecho por su amó. Se dió un golpe mental, no debía pensar o confiarse de su amó...

Ahora que lo pienso, nunca lo llamó por su nombre Pensó Evil, nunca lo llamaba por su nombre lo quisiera o no, de pasó, tampoco lo llamaba "amó" desde que lo conoció, estuvo tan metido en su mente que no se dió cuenta cuando había terminado de comer, tiró el empaque junto con los palillos a la basura de afuera, le importaba un huevo que se empapará de agua, lo iba a tirar afuera por qué no quiera que Piconjo lo viera como un glotón, regresó adentro con el cabello y ropas mojadas, tiene que admitir que tenía mucho frío, la sorpresa que tuvo fue ver a Piconjo en las escaleras entre el segundo piso.

— ¿Que hacías afuera? — Le preguntó el pelinaranja mientras terminaba de bajar las escaleras para poder ver a su compañero.

— Nada, solo quería caminar afuera — Intentó excusarse pero no fue la mejor opción.

— ¿Con esta lluvia? — Nuevamente preguntó el pelinaranja.

— Si, algo raro. ¿Ahora me permites ir a dormir? — No espero respuesta, solo subió las escaleras y llegó a la habitación, cuando apenas dió dos pasos.

— ¿No te vas a bañar? — Preguntó el pelinaranja, mientras lo miraba.

— ¿Para qué? No lo necesito hacer... — Le respondió, aún que no necesitará hacerlo, era obvio que debía, pues su cuerpo temblaba bastante por la baja temperatura.

— Ya se que no lo necesitas... Tu cuerpo lo necesita — Le dijo mirándolo un poco molestó.

Maldita sea, ¿Tenía que ser obvio eso? Pensó Evil, sus pensamientos fueron Interrumpidos por obra de Piconjo, quién lo estaba desvistiendo, Evil solo lo empujó ahora con el pecho y cabello expuestos.

— ¿¡Que crees que haces!? — Le pregunto algo exaltado por la sorpresa.

— Yo sé que no dañarás ni aún que te lo ordene... — Fue lo que respondió su contrario.

Al demonio no le agradaba ser desvestido o visto sin sus prendas con alguien cerca, ya que lo que le hizo aquél hombre lo había marcado hace un largo tiempo, al estar nuevamente en sus pensamientos, insconcientemente se empezó a dejar desvestir por Piconjo, podía sentir el como le quitaba la ropa delicadamente, cómo si no quisiera sacarlo de sus pensamientos, este lo cargo para llevarlo hasta la tina del baño, aún que no fuera por mucho, pudo sentir como el demonio temblaba de frío, Evil regreso a la realidad al sentir un poco de agua cálida empezar a rodearlo lentamente, miró a su alrededor para ver qué Piconjo se estaba quitando la camisa dejando ver su pecho y abdomen tenía unos músculos muy notables con algunas cicatrices marcando su cuerpo.

— Bien, a esperar que la tina se llené — Dijo Piconjo para sentarse al lado de Evil quién lo seguía con la miráda.

El demonio esperó mientras observaba a su amó, mantuvo las piernas cerradas, además de que usaba su cola para taparlo, no quería que esa situación se repitiera, el pelinaranja lo notó, sin embargo, decidió no preguntar, ya que era algo personal de Evil

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Una vez la tina se llenó, Evil demostró que estába disfrutando el agua caliente, Piconjo le pareció gracioso ese gesto, al parecer Evil nunca lo había hecho antes al ser un demonio del Inframundo, empezó mojando su cabello con la misma temperatura que el agua, Evil le estaba agradando mucho sentir el agua cálida y el como su dueño lo bañaba, Piconjo no sé quejó, algunas veces le pedía que Evil se cambiara de posición para así poder bañarlo, tomó el shampoo, tenía un rico olor a vainilla, era de esperarse que empezará a lavarle el cabello a Evil, quién en un principio se quejó, al poco tiempo le empezó a gustar como lo limpiaba. Una vez terminado de el cabello, le hecho el agua para que el shampoo se fuera, le avisó a Evil que mantuviera los ojos cerrados, ya con el shampoo fuera del cabello e cara de Evil, vino la parte del jabón, en un principio las cosas fueron bien, la parte difícil fue que Evil no dejaba que Piconjo lavara sus piernas, fue complicada esa parte ya que Evil se movia e quejaba mucho. Cuando lo logró, recordó la zona más complicada, miró atra vez del agua el miembro de Evil.

¿Tengo que lavarlo en serío? Se preguntó mentalmente Piconjo quién suspiro un poco frustrado.

— Bien, vamos ha hacerlo — Pensó en voz alta confundiendo y alarmado un poquito a su contrario — Perdón, pensé en voz alta... — Agregó disculpándose un poco.

Así lo empezó a lavar de manera suave para que el demonio no sé quejara, logró oír algo ahogado por parte de este, tal vez hizo un mal movimiento sin querer. Terminó algo rápido en lavarlo, ahora tenía que secarlo, le quitó el corcho a la tina para así el agua se vaya. Evil estaba un poco avergonzado de que lo haya visto, pero el como tocaba su miembro le había gustado bastante, se levantó del suelo para salír de la tina, aún sentía un poco de frío pero era tolerable, sintió una tela rodearlo para darle calor, al voltear era Piconjo, ya con su camisa puesta, le había dado la toalla.

— Usa ésto para secarte, te dejare un poco de ropa en mi cama... — Dijo Piconjo para salir del baño.

Evil sintió algo raro, su corazón latía bastante rápido, sentía sus mejillas arder, de paso su cola no dejaba de sacudirse, pasó la toalla por su cuerpo para secarse, el cabello era donde más sentía frío, así que cuándo terminó de secar su cuerpo, empezó a secar su cabello. En el momento que se vió en el espejo, notó que su piel estaba más brillante, debe de admitir que le gustaba verse de esa manera. Una vez salió del baño, vió la ropa que Piconjo le dijo que le daría, se preguntaba por su ropa que normalmente tenía, probablemente Piconjo la llevo a lavar, tomó la ropa, el short era corto, pero la camisa lo cubría todo hasta abajo de las pantorrillas, se acostó en la cama, debe decir que le gusta mucho estar en un sitio cálido. Miró el armario, ya le parecía tonto dormirse en ese lugar tan incómodo y frío, escuchó a Piconjo entrar, no le tomó importancia, solo quería observar el armario, lo que lo saco de su mente fue sentir como se acostaba con él.

— ¿Puedo preguntarte unas dos cosas? — Le preguntó de manera amable.

Piconjo solo le hizo un sonido dando entender que sí.

— ¿Me tienes miedo? — Preguntó Evil, mayormente todos le tenían, le era muy sorprendente que Piconjo no le tuviera miedo.

— Nah, no me das miedo ni en mis peores pesadillas — Respondió burlonamente Piconjo, se le oyó hasta reír un poquito.

— Bueno, jeh. ¿Quieres que solo te diga "amó" o por tu nombre? — Nuevamente le pregunto.

— Cómo gustes, no me importa como me llames... Duerme un poco, que aún es temprano... — Respondió Piconjo soltando un largó bostezó.

— Son las 8... — Le afirmó Evil.

— Solo descansa otro poco — Le pidió Piconjo quién se empezó a quedar dormido de apoco.

El demonio hizo caso, se acomodó para abrazar a su compañero, quería más calidez y le gustaba que la manta lo ayudara a mantener esa calidez, Piconjo lo dejó ya que le agradó y le pareció tierno esa acción por parte del demonio, pero le vino una idea que tal vez le pediría ayuda a Damien. Tal vez la llamé más tarde, ya que lo único que quería era dormir junto a su presiado y querido demonio.

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