Capítulo 30
No había resultado nada fácil digerir la derrota de aquella noche. SOIS llegó a contabilizar más de quinientos desaparecidos. Al huir de Transilvania Oscura ni siquiera tuvieron la oportunidad de buscar sobrevivientes o llevarse los cuerpos. Alrededor del mundo, comenzaron a circular las noticias de lo ocurrido con la aprobación del director Barton. De nada le serviría ocultar que muy pronto, Jonathan van Vonter y Lilith pensaban invadir su mundo con el fin de imponer una nueva era oscura. Por su parte, Morani West se reunió en el parque central con Samuel Rhodes y Barton después de regresar. El agente cobarde deseaba comunicar una importante decisión que podría cambiar su vida para siempre.
— ¿Estás seguro, West?— preguntó Barton apoyado en la estatua del cazador.
—Quiero que ser juzgado por el crimen que cometí la noche del incendio—respondió Morani West sin dejar de ver el suelo—. Abusé del uso de mis poderes y maté a personas inocentes por dejarme llevar por mi miedo—. West levantó el rostro y prosiguió—. Deseo tener un juicio y pagar con cárcel.
—Aceptaré tu petición—dijo Barton dándole un abrazo—. Por el momento, te pediré que te quedes en San Marcus mientras gestionamos el proceso.
Morani West se retiró a su hotel, dejando a Samuel Rhodes y a Barton el tiempo suficiente para tratar sus diferencias. Barton observó a todos lados y luego se abalanzó hacia Samuel para luego besarlo. Samuel intentó apartarlo, pero Barton no lo soltaba. Samuel terminó tirándolo al pavimento.
—Por más amor que sienta, lo nuestro ya no puede ser, August Barton—le dijo Samuel y se limpió los labios con el puño—. Desde este momento solo tendremos una relación "profesional" si es que así le podemos llamar.
—¿Me quieres culpar de algo?
—Me di la tarea de investigarte—le respondió Samuel—. Has ocultado crímenes, no sólo el de West...y casi matan a mis agentes el tiempo que estuvimos encerrados por tu desconfianza. No puedo estar atado sentimentalmente a alguien que se avergüence de amarme, pero no de su falta de ética y profesionalismo.
—Sam—pronunció en voz baja..
—Te llamaré cuando el clan tenga su próxima reunión—dijo Samuel Rhodes y se dio la vuelta—. Espero que puedas recapacitar, August... ¡hasta luego!
Durante los siguientes tres días, los gobiernos a nivel mundial se reunieron a puertas cerradas para tomar decisiones por el bien de la humanidad. Sin embargo, no llegaron a un acuerdo debido al recelo existente desde la pasada guerra. Todo parecía indicar que cada quién lucharía por sus ideales sin ayudar a los demás.
Algunos ataques comenzaron a ocurrir en pueblos rurales de todo el mundo. Llenas de temor por su supervivencia, muchas familias optaron por iniciar un éxodo en búsqueda de un paraíso, donde los vampiros o ninguna "bestia" los atacara. Mientras que otros pobladores decidieron regresar a las costumbres inquisidoras, donde tras una mínima sospecha, las "bestias" serían asesinadas por multitudes enardecidas.
San Marcus no fue la excepción. A pesar de la constante vigilancia de las autoridades, ya nadie creía en su poder para gestionar el orden y el bien público. Desde la noche que ocurrió la invasión, los pobladores avisaron de una niebla que cubrió el pueblo. Algunos trasnochadores incluso afirmaron haber visto figuras que los vigilaban sin hacerles ningún daño.
***
THOMAS RHODES
Después de regresar al mundo humano, Thomas fue hospitalizado y puesto bajo el cuidado de su madre. Thomas pasó en coma durante todo ese tiempo y sus heridas sanaban con normalidad. Aunque Eleonora no se preocupaba tanto por su estado inconsciente, sino por los acontecimientos narrados en las noticias. Confirmó lo que tanto sospechaba, su hijo ya no era un humano. Los ojos de Thomas habían adquirido un tono rojizo y su piel se volvió un poco traslúcida, como si hubiera vivido lejos del sol durante toda su vida. Por el peligro que representaba ser un iniciado, Samuel Rhodes le colocó unos brazaletes supresores para mantenerlo bajo control.
En el coma, Thomas había revivido demasiadas veces la muerte de John Van Vonter. No podía dejar de recordar a su amigo ser atravesado por la mano de Amber o, mejor dicho, de Lilith. En su último sueño, Thomas caminaba sin rumbo fijo sobre un cuerpo acuático donde se reflejaba un cielo de tonalidad rosa y púrpura. Le parecía lo más hermoso que había visto en su vida y por alguna extraña razón, supo desde el primer momento que se trataba de un sueño. Después de caminar un buen rato, Thomas se detuvo ante una luz que subía sobre el final del mar. Era muy resplandeciente, por lo que se llevó su mano para cubrirse. La luz siguió subiendo, pero su intensidad fue disminuyendo. Thomas logró distinguir una figura conocida. Y no se equivocó, se trataba de John.
— ¡John! ¡Estoy aquí! —gritó Thomas en repetidas ocasiones.
Pero John parecía no ver ni tampoco escuchar. John continuó subiendo hasta que se perdió en las alturas. Por un momento, Thomas pensó que había muerto y se encontraba en el más allá. No le importó y siguió caminando hasta llegar al final del manto acuático. Ahí se encontraba una cascada que daba hacia un gran abismo. Thomas sintió que debía hacerlo y se lanzó. Al caer en el abismo, su velocidad se redujo. Recordó que se le había confiado el diario de Marcus y las tres espadas. En ese momento, las tres espadas van Vonter aparecieron frente a él y luego se fusionaron hasta volverse un orbe de luz. Thomas lo agarró y aquella luz lo envolvió.
Abrió los ojos. Vio un poco borroso, pero terminó acostumbrándose a la iluminación. Estaba en una habitación del hospital de San Marcus y frente a él, Eleonora durmiendo en un sillón y su tío, trabajando desde el otro lado de la sala. Thomas intentó dar un pequeño impulso con sus brazos, pero terminó yéndose de lado al faltarle un miembro de su cuerpo. Samuel se levantó de inmediato para ayudarle, despertando a Eleonora con el ajetreo. Thomas se sintió estúpido al olvidar lo ocurrido en su última batalla. Sin embargo, se alegraba de ver a su familia con él.
—En algún momento creí que ya no regresarías—dijo su madre con una sonrisa de alivio—. He hablado con Viljem y sé que ahora eres diferente—. Thomas intentó interrumpir, pero Eleonora no lo dejó continuar—. Seas vampiro, un demonio o un extraterrestre, a mí no me importa nada de eso. Seguirás siendo mi hijo y estoy orgulloso por quién eres. Vas a contar con mi apoyo siempre.
—Mamá, estaré bien—dijo Thomas y se sentó para poder levantarse. Sus dos familiares lo intentaron detener, pero él negó con la cabeza—. Es verdad que he perdido mi brazo, pero eso no me impedirá aprender a usar una prótesis. Necesito regresar a casa, ahora, por favor.
Eleonora aceptó el deseo de su hijo y fue a gestionar que lo dieran de alta. En pocas horas, Thomas regresó a su casa. Lo primero que hizo fue ir a su cuarto a buscar sus pertenencias. El diario de Marcus se encontraba debajo de las almohadas. Lo tomó y fue a encerrarse durante horas para leer los secretos. Thomas estaba seguro que había una manera de entender las últimas palabras de su amigo: "Cuida las espadas hasta que llegue el momento".
Las páginas pasaron como las manecillas del reloj completaron su ciclo. Llegó la noche y sus ojos ya se encontraban fatigados de tanta lectura, por lo que tomó un descanso. Ni siquiera había notado que su madre le dejó un sándwich y una taza de café en el escritorio. Se encontraba helado, pero trató de no darle importancia a la temperatura. Thomas se sentó de nuevo y abrió el diario. Notó que la esquina tenía un doblez a propósito, por lo que se dispuso a leer el escrito del cazador.
"Querida persona que lea el diario. Si ha llegado a tus manos, es porque John no logró cambiar el destino de su vida. Es posible que te confiara el diario y la curiosidad te haya ganado. No me detendré a dar más explicaciones, porque el tiempo es valioso y necesitarás ponerte en acción para cambiar el rumbo del juego.
Para el momento que estés leyéndome, es posible que el segundo despertar haya ocurrido. En algún lugar del mundo, uno de los descendientes Van Vonter ha llegado. Donde quiera que vaya, la tragedia y la oscuridad lo acompañan e intentarán corromperlo. El balance es frágil como el cristal. No puedo ayudarte con más información, pero las espadas de la familia van Vonter te llevarán hacia los elegidos.
Déjame hacerte una pregunta antes de continuar... ¿hasta dónde estarías dispuesto de llegar con tal de traerlo a este mundo?
Después del último párrafo, no había más información. Thomas revisó las siguientes páginas, pero tampoco encontró nada, por lo que terminó respondiendo—: "Daría mi vida por traerlo de regreso". Entonces más palabras aparecieron en el diario y Thomas prosiguió con la lectura.
"Esa es la respuesta que necesitaba escuchar. Querido sucesor, las leyes del mundo obran de maneras inexplicables y existen puntos en el tiempo y espacio, donde convergen dimensiones. La muerte solo es el paso a una vida en un nuevo mundo. En algún punto de este universo, sea en el pasado, el presente o el futuro, doce apóstoles resguardan un arma ancestral del tiempo de los primeros dioses. Solo los dispuestos a dar su vida podrán ingresar en esa vasta dimensión. El héroe caído regresará una vez que los tres descendientes de Van Vonter se encuentren reunidos. En tus manos recaerá esta peligrosa misión. Recuerda estas palabras: nunca estarás solo, tu clan te resguardará hasta el último día de tu existencia."
***
MAURA TATES
Maura Tates no tuvo un solo descanso desde que regresó de la guerra. Estuvo un día hospitalizada en la habitación contigua de Thomas. Su familia no pudo estar pendiente debido a que necesitaban encargarse de los preparativos del funeral de su prima. En su fría habitación, Maura tuvo tanto tiempo para pensar sobre el pasado y las posibilidades de una realidad diferente y en todos se imaginaba a Lir, con la dulce sonrisa que la acompañaba hasta en los momentos difíciles. La relación con su prima siempre fue buena, pero debido a sus obligaciones en SOIS, su interacción se redujo con los años. Se preguntó qué habrá sentido al morir sola. Maura comenzó a sentirse egoísta al sólo pensar en su prima. De repente, las imágenes de los cadáveres a lo largo del castillo le atormentaban. Aquellas miradas vacías la observaban y luego, el espíritu de Lilith con tan solo una ráfaga de un poder inexplicable para su mente humana, destruía toda una habitación.
La noche aún no llegaba, por lo que decidió darse un paseo a escondidas de las enfermeras. Abrió la puerta. Nadie se avecinaba. Caminó hasta las gradas de emergencia y bajó un piso. Se arrepintió un poco. El dolor de sus heridas le aquejaron. Frustrada, Maura se sentó a llorar. De repente, unos gentiles brazos la rodearon. En una situación normal, habría podido librarse. Sin embargo, esa vez, Maura Tates no quería huir. Volteó su cabeza para conocer la identidad. Se sorprendió de ver a quién menos esperaba.
— ¿Bull? —preguntó aún incrédula—. ¿Qué haces aquí?
—Vine a visitarlos, pero creo que necesitas ayuda—le contestó Bull con una sonrisa tan genuina, que Maura seguía sin creerlo, hasta que rápido se transformó en el gruñón de siempre—. Deja de verme como si fuera un animal de zoológico—. Bull se puso de pie y ayudó a levantarla—. Querías tomar aire, ¿no? Bien, súbete a mi lomo.
Bull se transformó en lobo y Maura se montó en él. El licántropo la llevó al jardín trasero del hospital, donde Bull tomó su apariencia humana. Maura se quitó las pantuflas y caminó sobre el pasto hasta sentarse en unas bancas que daban hacia un arriate con flores.
—Quiero creer que Lir sigue viva—dijo Amber y luego volteó a ver a Bull—. Lo más seguro es que pienses que estoy loca.
Bull negó con la cabeza.
—Puede que seas una "bestia" en el exterior, pero también eres una linda persona—dijo la chica y le sonrió, lo que hizo que Bull se sonrojara y desviara su mirada hacia otro lado—. Lo mencioné hace tiempo, pero me alegra haber coincidido contigo y con John. En poco tiempo los llegué a considerar mis amigos. Espero que eso nunca cambie—. Maura se acercó hacia él, le rodeó con un brazo y apoyó su cabeza en el hombro del licántropo. Después de unos segundos de tensión para Bull, la chica habló—: También perdiste en esa guerra ...no solo a John, sino a tu hermano Kristoff. Si quieres llorar, hazlo...prometo que no se lo contaré a nadie.
El sol empezó a ocultarse despidiéndose del día con un hermoso naranja que surcaba en el cielo. Bull trató de reprimir su impulso de llorar, pero finalmente lo soltó. Después de un gran apoyo emocional entre ambos, se despidieron. Habían decidido seguir adelante para honrar la vida de los caídos.
Al día siguiente, Maura se dirigió al cementerio. Sawyer había preparado un espacio para hacer el entierro simbólico de su prima. La familia Rhodes y algunos agentes llenaron de flores su tumba. Muchos pasaron al frente a dedicarle unas palabras a la agente. Maura se dio cuenta que su prima, a pesar de no participar en muchas misiones, era muy querida por todos. El orgullo se apoderó de su interior ganándole a la tristeza. Una vez que la mayoría de invitados se había ido, Maura se acercó a la tumba y colocó una rosa amarilla encima. Luego se dirigió a la salida, pero Sawyer la llamó desde afuera de su choza a medio reparar. Bull también se encontraba ahí. Sacó una mesa y sirvió té.
—Sé que no es el momento, Maura—dijo Sawyer, pero luego se detuvo como si se arrepintiera. Maura lo tomó de la mano y le pidió que continuara. Sawyer respiró profundo y prosiguió—: Acabamos de regresar de una guerra y no hemos llorado lo suficiente por los que ya no están. Bull y yo hemos decidido impedir los planes de Jonathan y Lilith. ¿Vendrías con nosotros?
—Los muertos deben ser vengados... ¡por supuesto que iré! —respondió la chica.
—Maura, aceptar significa que no verías a tu familia en un largo tiempo—intervino Bull y bebió un poco de su té—. ¿estás dispue...?
—He dicho que lo haré—interrumpió Maura alzando la voz.
—Perfecto, agente Tates—dijo Bull un poco nervioso ante su reacción—. Antes de partir, habrá que sanar nuestras heridas y esperar que Thomas se recupere. Estamos seguros que él se unirá en la misión.
Al finalizar, Bull acompañó a Maura hasta su casa. Luego, partió hacia la casa de los Rhodes, donde estaba siendo hospedado junto a su abuelo y Luna. Mientras que Maura se quedó un momento en la entrada. Se sintió preparada y entró para contar a su familia sobre su decisión.
***
BULL STRAUSS Y SAWYER ORAS
El corazón le latía tan rápido que el sonido ensordeció a Bull. Regresar al mundo humano sin su amigo le provocaba ganas de gritar, pero por más que lo intentara, sus penurias se quedaban atoradas como un nudo en su garganta. Se miró las manos cubiertas de la sangre de Dylan. Su relación nunca fue la mejor, pero cometer fratricidio lo llevó a figurarse como la bestia de la que todos huían en su infancia. Caminó hasta la casa de los Rhodes por inercia, puesto que se vino a enterar hasta que ya se encontraba en una cama. Sabía que todo era psicológico, pero las manos le quemaban. Así que tomó una corta ducha y dejó que el agua le limpiara los recuerdos de la batalla.
Como no logró conciliar el sueño, Bull subió al tejado a tomar aire fresco y a buscar la compañía de las estrellas. Aunque para su grata sorpresa, Sawyer también se encontraba ahí. Bull se sentó a su lado y permanecieron en silencio por un rato, hasta que Sawyer decidió hablar.
—Puedo sentir a Tártaros, logró escapar—dijo Sawyer viéndolo con la mirada caída—. No sé tú, pero mi misión no acabará hasta matar a los Vonnes y vengar a John.
—Sawyer, ¿no te das cuenta de todas las muertes de esta noche? —preguntó Bull. Su malestar lo llevó a presentar algunos cambios en su apariencia. Bull realizó un ejercicio de respiración y continuó—: Lo siento, no estoy bien ...pero, aunque lo intentemos, Sawyer, no somos lo suficientemente fuertes para derrotarlos.
—Nadie dijo que mañana iremos por la revancha—dijo Sawyer y sonrió—. Aún tengo pendientes como guardián del cementerio y los chicos deben sanar. No creo que quieras despedirte aún de Maura, ¿verdad? —. Sawyer notó cómo Bull se sonrojó, lo que le causó mucha gracia—. Deberías confesarle lo que sientes antes de que la muerte los separe.
—Maura es especial, pero solo la veo como una buena amiga—dijo Bull con más seriedad y con ceño fruncido—. Si llegara a sentir algo en el futuro, se lo diría. Quisiera apoyarla, pero no sé qué hacer cuando estoy en la misma situación.
—A veces, querido hermano, las personas solo necesitan ser escuchadas y acompañadas—dijo Sawyer y se levantó—. Nos estaremos viendo pronto y no olvides visitarlos.
Sawyer desapareció a través de un portal, dejando sólo al licántropo perdido en sus pensamientos. Quizás su hermano adoptivo tenía razón. Buscó en su interior los recuerdos de su amigo y de toda la aventura vivida con el clan. La muerte los asechó, pero los buenos momentos nunca faltaron. Incluso antes de caer en manos de la reina vampira, su sonrisa tampoco se apagó. En ese momento, Bull decidió honrar aquella sonrisa valiente. Merecían un descanso después de la tormenta, porque siempre viene una mejor oportunidad.
El cementerio lucía con el pasto marchito y los pétalos caídos que de vez en cuando se levantaban por una ligera brisa. Sawyer caminó sobre el pasto y se detuvo a la mitad del camino. Tantas cosas ocurrieron en los días anteriores que no recordaba que su choza había sido destruida. El cielo despejado daba indicios de una madrugada lluviosa, pero aún así terminó entrando. Una viga había caído sobre su cama. La quitó con mucho cuidado y se recostó. Desde ahí era posible observar el centelleo de las estrellas, entre las cuales alcanzó a ver una estrella fugaz.
—Soy un estúpido—se dijo así mismo—. Has vivido tantos siglos y sabes muy bien que no cumplen deseos—. Se llevó su brazo para cubrir los ojos y pronto una sensación húmeda recorrió hasta las mejillas—. Ileana, Dagos...me hubiera encantado que conocieran a John. No hay día que no piense en rebobinar el tiempo para evitar su tragedia.
—Sawyer, nosotros siempre hemos estado contigo—pronunció una voz que Sawyer escuchó y supo de inmediato que era su esposa—. Dagos y yo siempre te cuidamos.
Sawyer se levantó, pero no había nadie. Estaba seguro de haberla escuchado hablar y de sentir su presencia. Se dirigió hacia su tumba, una lápida detrás de su cabaña. Ahí se encontraban dos figuras resplandecientes. Aunque sus facciones no eran visibles, Sawyer las identificó. La figura de menor estatura corrió hacia él y lo abrazó.
— Papi, de grande quiero ser como tú—le dijo Dagos.
—Sí, mi amor, incluso serás más fuerte y valiente que yo—le respondió Sawyer y sus lágrimas brotaron desconsoladamente.
Sawyer se agachó para abrazarlo y luego el espíritu de Ileana se agachó junto a él. Sawyer continuó llorando hasta perder la consciencia. Al despertar, un intruso rayo de sol le buscó la cara. Por un momento, Sawyer se levantó asustado pensando que iba a quemarse, hasta que recordó que él era un "daywalker", por lo que soltó una carcajada por su reacción. Después de tomar un baño, Sawyer inspeccionó la tumba de su familia. Un pequeño árbol con flores se erguía encima de esta. Se acercó y se puso de rodillas mientras tocaba la tierra húmeda.
—Quisiera reencontrarme con ustedes en la eternidad, pero mi tiempo aún no llega—habló el guardián teniendo la esperanza que los espíritus aún le escucharan. Después de siglos, finalmente pudo contactar con su familia—. Una vez mi misión haya terminado, volveremos a estar juntos... ¡Es una promesa!
Escuchó pasos acercándose, por lo que Sawyer se puso arisco e hizo aparecer su cadena. Aunque luego las guardó cuando se dio cuenta que solo se trataba de Gaarf, Timothy e Ymir, el pequeño Spyros.
—¿Qué hacen acá? —preguntó Sawyer sin comprender su visita.
—El comandante nos mandó acá—respondió Timothy sin dejar de observar la cabaña—. En este momento, lo mejor será permanecer con amigos, ¿no crees?
Los ojos de Sawyer emitieron un brillo de alegría al escucharlo decir esas palabras. Durante el tiempo que sirvió a los Vonnes, nunca había podido entablar plática con el pequeño zombi. Siempre pensó que él estaba de su parte, por lo que su amistad con Amber y la participación en la guerra lo sorprendieron mucho.
—Y bien, ¿por dónde empezamos? —preguntó Gaarf con una amplia sonrisa y luego sacó una caja de herramientas de su bolsa. Timothy y Sawyer se rieron al verlo, por lo que el duende se molestó un poco—. Un duende artesano siempre anda preparado para todo.
—Les prepararé un poco de té, solo permítanme un momento—dijo Sawyer, quién luego se dio la vuelta e hizo aparecer dos rosas que colocó debajo del árbol—. Listo, a trabajar se ha dicho.
***
TRANSILVANIA OSCURA
Las llamas se habían apagado y los soldados se disponían en la búsqueda de sobrevivientes. La batalla había acabado aproximadamente la mitad de sus filas y el castillo fue destruido en su mayoría. Era muy probable que su señor Jonathan los pusiera a trabajar junto a los pobladores vecinos.
Desde la torre del hospital, Elizabeth Ezrat observaba el arduo trabajo de los soldados, pero en ningún lugar notaba a su esposo. Ni siquiera entendía lo ocurrido, ya que los efectos de la medicina la sedaron por completo. Recordaba haber regresado de Venecia en los brazos de su amado y que, al llegar al castillo, Trinas la atendió de inmediato. Con el cuerpo aún adolorido, la dama sangrienta salió de su habitación para buscar a su marido. Intentó llamarlo telepáticamente, pero Tartaros Vonnes nunca respondió.
Bajó las escaleras, pero se detuvo al escuchar la voz de Amber hablando con unos soldados, quienes mencionaban que el cuerpo Golem había sido encontrado desperdigado en las afueras del palacio. Lo que le resultó más extraño es que Amber les ordenó llevarlo de inmediato al hospital. Cuando la plática terminó, Elizabeth tosió, llamando la atención de Amber. La chica subió hacia donde Elizabeth se encontraba, quién trató de huir de la escena, pero terminó siendo sujetada por la chica.
—Tú debes ser Elizabeth Ezrat, ¿o me equivoco? —pronunció la chica. Sin embargo, algo había cambiado, porque la propia Lunar de Sangre experimentó un profundo pavor con su presencia. Elizabeth volteó solo para ver que aquella chica ya no era Amber y que alguien más ocupaba su cuerpo—. No tengas miedo, soy Lilith.
Elizabeth dejó escapar un grito y se agachó rápidamente para adorarle. Aunque no pudo llegar hasta abajo debido al dolor. Lilith la ayudó a levantarse.
—No es necesario que hagas reverencias, querida—dijo Lilith sonriéndole—. Gracias a Trinas me enteré de lo ocurrido en Italia. Percibo el resentimiento que le tienes al hijo de Oras—. Lilith hizo una pausa y amplió su sonrisa, que llevó a Elizabeth sentir un escalofrío en su cuerpo—: Te daré la oportunidad de una revancha y lo traerás hacia mi... ¡quiero devorar su alma! Pero cambiando de tema, ¿buscas a tu marido? —Elizabeth asintió como respuesta, por lo que Lilith abrió un portal y le dijo—: ¡Sígueme, Elizabeth! Te llevaré con él.
Elizabeth y Lilith entraron a un lugar que la primera conocía a la perfección. Estaban en lo que parecía ser el fondo de un abismo, pero que era iluminado por la sangre resplandeciente que caía desde las paredes. Arriba de ellas se suspendía una cúpula formada de brazos y en su interior estaba Tártaros, cautivo e inconsciente. Elizabeth levitó hacia la cúpula e introdujo su mano. Sin embargo, la sangre no la reconocía.
—¿Pasa algo, Elizabeth? —preguntó Lilith.
—Mi propia dimensión no me reconoce, ¡es imposible! —le respondió con mucha angustia.
—Creo que has pasado demasiado tiempo sin visitar esta dimensión—dijo Lilith y se acercó a ella—. Ahora reconoce a Sawyer como su legítimo gobernante. Aunque uses tu magia, ahora existen dos Lunares con el elemento de la sangre—. Lilith colocó su mano sobre la frente de Elizabeth y al quitarla, un pentagrama apareció en su frente—. Con esto bastará, inténtalo.
Elizabeth introdujo sus brazos que atravesaron sin complicaciones. No sintió molestia, era como si funcionara con normalidad. Elizabeth entró por completo y sacó a Tártaros Vonnes. La cúpula terminó rompiéndose y la sangre regresó a las paredes.
—Te responderé lo que piensas. Sawyer es un simple vampiro convertido en Lunar por su error—dijo Lilith—. Es verdad que Katzleva nos creó, pero fui yo quién originó la magia lunar que ustedes utilizan y ella me responde solo a mí.
—Mi señora, se lo agradezco profundamente—dijo Elizabeth sintiéndose atemorizada.
Lilith abrió un portal y salieron de ahí para llevar con urgencia a Tártaros Vonnes al ala del hospital. Mientras tanto, debajo de unos escombros encontraron a Wadim, con los huesos rotos y muchas quemaduras, pero que podían tratarse. Jonathan fue el primero en visitarlo. A pesar de estar muy debilitado por la magia de Leviatán, quería estar seguro de que su viejo amigo se encontraba estable. Pensó que estaría dormido, pero Wadim se encontraba comiendo un banquete.
—Lamento haber fallado—dijo el licántropo con mucha vergüenza—. Perdí contra las trampas humanas.
—No hay nada que lamentar, viejo amigo—rechazó Jonathan la disculpa—. Nos diste el tiempo suficiente para que Trinas terminara el ritual. Jonathan se detuvo puesto que quería contarle sobre Kristoff, pero las palabras no se atrevían a salir de la boca. Al final, Wadim acababa de reunirse con sus hijos—. Kristoff fue asesinado por Bull, de forma accidental, pero lo hizo.
—Así que ese bastardo me arrebató un hijo—pronunció Wadim, quien golpeó con fuerza una mesa que estaba a su lado—. A pesar de no ser mi hijo biológico, lo crié como si lo fuera. Puedo perdonar que me asesinara, pero jamás perdonaré que me arrebatara a Kristoff.
—¿Qué quieres decir que Bull no es tu hijo biológico? —preguntó Jonathan con mucha extrañeza, ya que era la primera vez que Wadim lo mencionaba.
—Ofelia tuvo un amante en el castillo—dijo Wadim—. Nunca supe su identidad, pero tampoco es que me interesé. Quise a mi manera al chico y digamos que lo volví fuerte, aunque no tanto como lo deseé—. Wadim se acomodó, pero terminó provocándose más dolor—. Lo mejor será que descanse, viejo amigo.
—Sí, ¡qué descanses! —respondió un poco desconcertado ante la confesión de Wadim, pero terminó respetando su espacio y salió de la sala.
En ese momento, unos sirvientes iban cargando el cuerpo de Balthazar Vonnes. Jonathan percibió sus latidos, y se alegró que su primo se encontrara aún con vida. El monarca subió a su habitación, donde finalmente se recostó. A pesar de las pérdidas materiales y de sus soldados, Jonathan con mucho optimismo sabía que la historia estaba a punto de dar un giro. Lilith había regresado al mundo que una vez la despojó, y juntos traerían la oscuridad para que todas las criaturas que fueron desechadas en el pasado, pudieran encontrar la paz que más anhelaban.
***
CLAN VAN VONTER
Noviembre finalmente llegó a San Marcus, con su cielo nublado que hacía juego con la soledad en la que se encontraba la ciudad tras el éxodo. En la mañana del 5, San Marcus amaneció cubierto de una espesa niebla. Maura salió de su casa en dirección a la de Thomas. En el parque, donde tuvo la peor confesión de su vida, se encontró a Sawyer, Timothy y el señor Gaarf. Encontró un poco gracioso ver a estos dos últimos usando la ropa moderna del mundo humano. Aunque estos debían admitir que lucían a la perfección. Mientras se dirigían a la casa, escucharon pisadas entre la hojarasca y vieron una silueta acercándose a ellos. Maura alistó su arma, pero la silueta se desvaneció justo antes de quitarle el seguro.
—¿Alguno de ustedes saben que son esas criaturas? —preguntó Maura con el cuello aún erizado—. Siempre se desvanecen.
—Recuerdo haber leído algo en los libros de mi padre—respondió Sawyer—. Pero no creo que debas preocuparte de ellas. Si el libro estaba en lo correcto, San Marcus está siendo protegido por ellos para cuando sus habitantes decidan regresar.
—Los llaman "Devoradores"— intervino Gaarf mientras se arreglaba un poco su corbatín—. Existen desde antes de los primeros vampiros y criaturas de la oscuridad. Mi clan alguna vez mencionó que ellos fueron los que profetizaron a las tres triadas—. Gaarf se detuvo para verificar la hora en un reloj de bolsillo y prosiguió—. Los demás nos esperan, lo mejor será entrar.
Llegaron a la casa de los Rhodes y la amable Eleonora los recibió en la entrada. Los llevó a la sala donde ya estaban Bull, Luna y Viljem. Eleonora les comentó que había renunciado a su cargo en el hospital para hacerse cargo de Thomas mientras se recuperaba, aunque recibió una propuesta en Madrid, pero no terminaba de decidirse debido a la incertidumbre que reinaba en el ambiente. Al poco rato, sonó el timbre. Sawyer abrió al encontrarse más cerca de la puerta. Eran los agentes Barton, Wallace y West. Ellos también comentaron haberse encontrado con los "devoradores" e incluso uno de ellos los saludó, provocando el terror en West.
Después de un rato de espera y dos tazas de café, una puerta se escuchó abrirse en el segundo piso. Thomas, Samuel, y el pequeño Devi bajaron las escaleras para sentarse en la sala. Todos lucían más recuperados que antes y Thomas seguía usando el brazalete represor. Eleonora se fue para dejarlos hablar con más privacidad.
—Creo que no falta nadie, ¿verdad? —dijo Thomas contando con la vista a todos los presentes—. Antes de partir al castillo, John me confió el diario de Marcus. Tras varios días estudiando sus pasajes, creo que hay una posibilidad de traer a John.
Aquellas palabras lograron apaciguar la tensión creciente por la reunión. Un rayo de júbilo se vio reflejado en sus ojos.
—Sé que han sido días de duelo por los que cayeron, pero lo que estoy pidiéndoles no es algo que deba tomarse a la ligera—comentó Thomas mientras trataba de controlar que sus lágrimas no rodaran—. Si todos acceden a traer de vuelta a John nos embarcaremos a una misión de la cuál no sabemos si regresaremos. Siento que es mi obligación como amigo de John, de Amber, de Acosta, de Lir—. En ese momento, Maura agachó la mirada—. Es por la vida de todos, pero ¿qué tan dispuestos están de dar su vida por traer un poco de balance a esta historia?
—Bull, Maura y yo lo hablamos hace poco y los tres pensábamos invitarte—dijo Sawyer con la mano levantada. Observó a sus amigos y se dirigió hacia Thomas—: Al final, somos el clan Van Vonter. Así que, Thomas Rhodes, será un gusto seguir siendo tu compañero en esta misión
—¡Yo también! —exclamaron Maura y Bull al unísono, avergonzados por la coincidencia.
Devi disparó un pequeño rayo como muestra de aceptación. Después, Samuel Rhodes levantó la mano, seguido de Luna, Viljem, Wallace y Barton.
—Declaro que la nueva misión del clan Van Vonter inicia acá—dijo Thomas y con un chasquido hizo aparecer las espadas de John sorprendiendo a todos—. Primero debemos de encontrar al descendiente vampiro y para ellos, ¡Luz, Esperanza y Oscuridad nos guiarán!
—Thomas, quisiera añadir algo muy importante—dijo Viljem y caminó hacia él para dirigirse mejor a todos—. Con el regreso de Lilith al tablero, ¿creen ser capaces de enfrentarse al enemigo en sus capacidades actuales? Sobrevivieron a la guerra por suerte, incluso yo tuve dificultades. No podemos ir a una misión así.
Viljem miró a Samuel y este asintió ante la señal de su compañero.
—Viljem y yo hemos estado discutiendo en los últimos días—comentó Samuel Rhodes—. Coincidimos que todos nos expondremos a un entrenamiento especial. Eso quiere decir que Maura, Bull y Luna irán con Ixchel a entrenar sus habilidades de batalla y potenciar su energía espiritual; Thomas, necesitarás controlar tus habilidades latentes de vampiro, así como aprender magia; mientras que Sawyer, te has convertido en un Lunar híbrido y necesitas perfeccionarlo en batalla. Los cinco tendrán reuniones cada cierto tiempo para compartir su aprendizaje. —-Samuel finalmente se dirigió a Gaarf y Timothy, que esperaban ansiosos su misión—. En cuanto a ustedes, quisiera que nos apoyaran como agentes SOIS para mejorar nuestro estilo de combate y uso de armas.
—Cuenta con ello, Rhodes—contestó Gaarf con mucho entusiasmo y luego abrazó a Timothy que se sentía apenado ante la propuesta de Samuel—. Es un chico tímido, pero nos aseguraremos de enseñarles lo mejor.
—Ese es el espíritu—replicó Samuel Rhodes y le sonrió a Timothy—. Bien, esperamos que tengan sus maletas listas.
—¿Qué? Pero tío, no pensé que fuera desde hoy—dijo Thomas sonrojado de preocupación.
—Viljem, ¡es hora! —contestó Samuel sin voltearlo a ver. El anciano abrió un portal, de donde salió Ixchel saludando y luego dibujó otro, por donde Samuel empujó a su sobrino. Devi y Sawyer le siguieron. Samuel se dirigió a los demás—. Creo que Eleonora me matará, pero luego lo entenderá.
—¿Esos tres debiluchos serán mis pupilos? —preguntó Ixchel observándolos y luego se dirigió a Samuel —. Será un honor ser su maestra.
Luna corrió a abrazar a Viljem y luego entró al portal. Bull también se acercó a su abuelo y se arrodilló para abrazarlo. Antes de derramar lágrimas, Bull entró al portal. Solo faltaba Maura, quién aún se encontraba en el sillón. Samuel se sentó a su lado.
—¿Cuidará a mi familia? —preguntó la chica.
—Ni lo dudes—respondió Samuel Rhodes—. ¿Estarás bien?
—Por supuesto, señor.
—Bien, nos veremos pronto.
Maura corrió hacia el portal sin voltear. Ixchel se despidió de todos y desapareció junto al portal. Luego de despedirse, Viljem se fue con sus nuevos estudiantes, Thomas y Sawyer. El resto decidió partir, pero fueron detenidos por unas figuras encapuchadas de las que su rostro no era visible. Era un grupo de devoradores. Los agentes alistaron sus armas, pero una fuerza misteriosa hizo que las mantuvieran abajo.
—Samuel Rhodes—dijo una de las criaturas y se quitó la capucha dejando al descubierto varias cabezas sin rostro. De repente aparecieron rodeados de neblina. La criatura extendió la mano mostrando un relicario—. Owen lo dejó antes de desaparecer de este mundo, quiso que lo tuvieras cuando llegara el momento.
Samuel lo tomó. Parecía estar hecho de oro y tenía el símbolo de una estrella de David encerrada en un círculo. Samuel recordó haberlo visto en fotos de su abuelo y de su padre.
—¿Qué significa esto? —preguntó sin comprender lo que estaba pasando—. ¿Qué sabes de Owen?
Aunque esperó una respuesta, las criaturas no le respondieron y desaparecieron en un parpadear. La neblina había desaparecido y se dieron cuenta que estaban en el parque central. El grupo partió a entrenar. Sin embargo, la espinita de curiosidad quedó insertada en los pensamientos del comandante. Después de muchos años, Samuel había recobrado la esperanza que alguna vez perdió. Quizás su hermano aún se encontraba con vida en alguna parte del vasto universo.
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