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Capítulo 27

Nota: este capítulo contiene varios "puntos de vista" de acuerdo a los eventos que acontecerán. Es por ello que se ha dividido en partes que funcionan como "cuenta regresiva" antes de entrar de lleno a la invasión. 

Dos horas antes de la explosión

La situación en el castillo empeoraba cada minuto que pasaba. Jonathan, furioso, debido al escape de Amber; la derrota de los Lunares y el fracaso por conseguir el resto de copas. Pero lo que más le dolía era la traición de su hermano. Mientras Wadim, Nikolai y Gabriel investigaban lo sucedido en la frontera, Jonathan solicitó una reunión urgente con los Lunares aún de pie, sus siervos y los hermanos Megan y Vanja.

Estar en aquella sala de reuniones fue demasiado intenso incluso para los mismos reyes vampiros. La magia de Jonathan se comportaba de forma extraña. Varias criaturas deformes de sombras caminaban alrededor y trepaban por las paredes. De vez en cuando atravesaban a los presentes, causándoles escalofríos. Después de varios minutos en silencio mientras los observaba, Jonathan dio inicio dando un golpe con sus puños en la mesa.

—Aún no le he comunicado a Lilith sobre nuestro fracaso—confesó Jonathan—. Si tan solo hubieran luchado en serio con esos mocosos, podía que muy pronto hubiéramos traído al espíritu de Lilith a nuestro mundo.

—Señor Jonathan, fue nuestra culpa subestimarlos—dijo Vanja sin verlo a los ojos debido al miedo de desafiarlo—. Incluso los humanos han conseguido habilidades que no esperábamos. Ahmed resultó muerto.

—¿Así?—preguntó Jonathan, quien se apareció frente a él sujetándolo del cuello—. ¿Acaso pedí que hablaras, Vanja? ¿No pudieron pelear sin sentir piedad por el enemigo? Por favor, se están enfrentando a criaturas con poca experiencia en batalla—. Jonathan soltó al licántropo y volteó a ver al resto de presentes para dirigir su mensaje—. Son dioses, son guerreros de un clan poderoso, ¿Qué les ocurrió? ¿Cómo es posible que Elizabeth se encuentre en coma después de enfrentarse a su sirviente? ¿O que Astrid Lombardi perdiera contra una tribu indígena? Tendrían que ser castigados con severidad como hice con Claude, pero al menos debo reconocer que me han pagado con su lealtad.

—Lo sentimos, señor—respondieron al unísono.

—Las copas se encuentran en San Marcus—dijo Jonathan caminando hacia su silla, se sentó y apoyó sus brazos en la mesa—. Los atacaremos al amanecer después de idear una estrategia. Algo me dice que Amber se encuentra allá. Si tenemos la oportunidad, haremos el ritual para usarla como el recipiente de Lilith.

Jonathan dio el permiso de que se retiraran a excepción de sus siervos, Trinas y Banra. Para ese momento, los tratamientos de la hechicera vampiro habían podido sanar a Banra. Así que Jonathan solicitó que ellos dos fueran al siguiente día al "Cementerio de la basura" para corroborar que el cadáver de Sally Scarlet se encontrara ahí. No estaba seguro si realmente la mujer estuviese muerta, además de que sospechaba que Sally formaba parte de la Trinidad Divina.

Al terminar la reunión, Jonathan subió a su dormitorio para desestresarse con dos mujeres de su harem. Sin embargo, las palabras de aquella criatura no lo dejaban concentrarse: dos miembros de la trinidad divina habían despertado; una de oscuridad y uno de luz. Jonathan comenzó a sospechar que Amber Hills y Sally Scarlet se trataban de la Trinidad Divina. La humana tenía sangre de ángel y era el mejor recipiente para Lilith. Mientras que Sally había desatado una magia muy poderosa que incluso lo impresionó. De ser así, necesitaba realizar el ritual cuanto antes para evitar que el destino de Amber le frustrara los planes.

Las damas se fueron de la habitación, dejando a Jonathan contemplando el cielo desde la terraza de su habitación. La luna comenzaba a ser ocultada por una sombra. Tantos eventos habían transcurrido que hasta él mismo olvidó que esa noche se llevaría a cabo un eclipse total. Esto significaba la mayor, puesto que la magia lunar perdía fuerza. Por un momento, Jonathan pensó que quizás su ansiedad se debía a la influencia del eclipse. Después de tantos años ocupando diferentes recipientes tras perder su verdadero cuerpo, los pensamientos del rey oscuro lo estaban afectando. Jonathan no se sentía bien consigo mismo al dejarse sugestionar por las palabras de devorador.

—Lilith, pronto saldrás de este castigo impuesto por los dioses—expresó Jonathan contemplando la luna—. Serás el ser más hermoso que todos amarán. ¡Salve Lilith, madre nuestra, mi más sagrado amor!

***

Una hora antes de la explosión

John y su grupo pudieron esconderse a lo largo del bosque que recorría la zona. Con más compañeros de su lado, Timothy se desplazó a través de las ramas para tener una mejor visión y alertar de cualquier ataque enemigo; mientras que Devi, dispuesto a apoyarlos, voló entre los alrededores y le pasaba la información a Thomas por medio de pequeños destellos. El equipo estaba de suerte: no había presencia enemiga. Era muy posible que todos los soldados estuviesen concentrados investigando lo ocurrido en la muralla o tratando de encontrar al zombi y al duende.

Al salir del bosque llegaron a un extenso prado donde se podía ver la silueta del castillo Van Vonter. Había pocas luces prendidas en sus torres. Bajaron un poco la colina y se escondieron detrás de unas rocas. Unos susurros se escuchaban en la lejanía y comenzaban a acercarse con rapidez. Devi se acercó a los soldados, quienes sólo alcanzaron a ver una pequeña luz que venía hacia ellos. Y en tan solo un parpadeo, el diablillo los había convertido en piedra.

—Lo mejor será matarlos—aconsejó Timothy—. Se recuperarán en unos minutos y aun así pueden sospechar que fue un ataque del enemigo.

Gaarf notó que las espadas llevaban el símbolo de una calavera con dos lágrimas rodeando sus cuencas. Era el símbolo de la familia Vonnes-Ezrat. Sacó un mazo más grande que él de su bolso y asestó un golpe que destruyó a los petrificados.

—Señor Gaarf, ¿tiene más armas en ese bolsillo? —preguntó Maura—. Creo que a algunos de nuestros aliados les servirá.

—Por supuesto—respondió muy enérgico—. Vengo de un linaje de duendes artesanos y siempre cargo conmigo todo tipo de armas— el duende se acercó a Maura y sus ojos centellearon al observar el bláster que sobresalía de la pierna de Maura—. Pero mi fascinación son las armas humanas. ¿Cómo es que le llaman? ¿Tecnología? ¡Es fantástica! Ya muero por verlos luchar.

—Ya habrá tiempo de contemplarlas, señor Gaarf—interrumpió John—. Por ahora, debemos llegar al castillo para ejecutar el plan.

10 minutos antes de la explosión

Gaarf se avergonzó, pero John tenía razón, por lo que fue el primero en apresurar el paso. El castillo se encontraba a dos kilómetros aproximadamente. Atravesaron una zona rocosa con muchas cruces sobresaliendo y en algunas se exponían cadáveres en descomposición. Tras mucha dificultad soportando la peste, llegaron al río de Sangre.

Tenía una anchura de quinientos metros y un característico olor pestilente, peor al del campo de cruces. Ahí descansaban los guerreros que murieron en la noche en que Jonathan ganó la guerra para luego usurpar el trono. Incluso el aura que emanaba era tan negativa que provocó jaqueca en Maura y Thomas, muy parecido a lo ocurrido en el castillo de Golem.

—Traten de guardar silencio—recomendó Timothy—. Es posible que los Generales Lobo se encuentren en el castillo, pero lo mejor será que ocultemos nuestros olores con el del río—. Timothy observó la cara de disgusto de Bull, Maura y Thomas lo que le causó mucha gracia—. Lo siento, pero sí. Eso quiere decir que debemos meterse al agua.

Por más asqueroso que les pareciera, obedecieron sin rechistar. Maura tuvo que contener las ganas de vomitar. Era como si estuvieran bañándose en aguas residuales. Al salir del río, notaron algunas manchas. Timothy indicó que a pesar que se llamaba "río de sangre", no se componía de ello; sino de una planta que apareció cuando en el río fueron descargados los cadáveres de la guerra. Gracias a esa planta acuática, el agua terminó tiñéndose de rojo.

Una vez preparados, Timothy y Gaarf partieron en el Spyros hacia la torre de vigilancia. Tenía una altura de cien metros. De algunas ventanas salía un resplandor que evidenciaban la presencia de soldados. Timothy saltó al alféizar y se asomó. No había nadie adentro, así que invitó al duende en la inspección. No obstante, al duende se le cayeron algunas armas de su bolsa causando un estruendoso sonido para una noche silenciosa. Pronto, los soldados comenzaron a bajar rodeándolos tanto por la derecha como por la izquierda.

—Lo siento, Tim—se disculpó el duende con mucha vergüenza. Gaarf saltó y cortó la cabeza con un hacha. Los soldados comenzaron a blandir su espada, pero el duende esquivó todos los cortes para la sorpresa de los presentes, por lo que se detuvo para responder—: ¿Qué? Vivimos en Transilvania Oscura, sería un sacrilegio no aprender a pelear.

Un soldado que se escondía en el techo saltó para clavar su espalda en el duende, pero Timothy, en su forma Berseker, lo embistió y le arrancó los brazos con la boca. Ambos continuaron luchando hasta acabar con el último soldado.

Al despejar el área, Gaarf procedió a guardar las armas de los caídos en su bolso y subieron hasta el último piso. Ahí caminaba un ogro portando una armadura plateada viéndose atraído por el olor a sangre de los pisos inferiores. Gaarf y Timothy se detuvieron con asombro debido a la impresionante estatura de aproximadamente cuatro metros.

El ogro soltó un puñetazo, pero Gaarf saltó sobre este y con su hacha le cortó la mano en un instante. Los ogros podían ser muy altos y estar en buena forma, pero se veían en desventaja debido a sus movimientos lentos.

El cuerpo de Timothy tomó la apariencia de un felino y corrió hacia el ogro. Gaarf subió por el brazo del ogro para asestar un golpe en el pecho. Intentando zafarse de la pequeña criatura, el ogro golpeó a Gaarf y lo aventó fuera de la torre donde Ymir, el Spyros, lo atrapó. El ogro se sorprendió al observar el rescate que no vio venir a Timothy, quién con la palma de su mano pudo introducir por completo el hacha. Dio una fuerte arcada hasta que finalmente se desplomó. Mientras que Ymir giró dos veces para dar señal al resto del grupo.

5 minutos antes de la explosión

A los alrededores del terreno, John y Bull dibujaron círculos mágicos que se unían entre sí. Timothy bajó de inmediato para ayudarles.

— No quiero desanimarles—dijo el pequeño zombi—. Pero es posible que el portal falle por lo ocurrido en la frontera.

— Lo sé, es por ello que he ideado un plan—dijo John y luego volteó a ver a Thomas y Maura—. Usaré gran parte de mi magia lunar para potenciar el hechizo, así que necesitaré un poco de su sangre—. Thomas y Maura asintieron—. ¡Llegó la hora!

John, Bull y Timothy se colocaron donde los círculos convergían y se tomaron de las manos. Sentían la energía vibrar por sus extremidades. En el agua se formaron ondas y se levantaron pequeñas burbujas; mientras que del suelo salieron pequeñas grietas que llegaron a partir piedras. Absorbieron toda la energía y la concentraron en los círculos que muy pronto comenzaron a resplandecer.

—Divine Portal —pronunciaron al unísono. La energía era tan poderosa que les estaba provocando dolor—. ¡Milia Portae!

Los círculos giraron hasta elevarse al cielo y luego bajaron de nuevo al suelo. Una serie de portales se fueron abriendo por todo el terreno. Viljem y Luna fueron los primeros en aparecer. Seguidos de un tanque con la capota abierta, por donde se miraba a Samuel Rhodes y Lir saludando. En el aire, Amber volaba con sus resplandecientes alas doradas, quién emocionada aterrizó y abrazó a Thomas y al resto. Por fin el Clan Van Vonter se encontraba reunido y todos sus aliados incluyendo Ixchel y su tribu.

— Amber, ¡estás preciosa! —dijo Thomas muy maravillado al ver sus alas—. ¿Así que un ángel?

— Algo más complicado que eso, pero sí—le sonrió la chica—. Thomas, sé que quieres decirme que estás enamorado de mi—soltó Amber sin más preámbulos dejando al chico muerto de vergüenza—. Pero ese es un tema que hablaremos al finalizar la guerra. Por nada en el mundo se te ocurra morir.

Thomas la besó de inmediato y aunque se mostró perpleja antes los hechos, Amber le correspondió con otro beso. Era posible que la muerte rondaría cerca, así que era mejor despedirse con mucho amor. Maura se alegró mucho por sus amigos, aunque el recuerdo de su confesión y el rechazo de Samuel en esa misma tarde no se hizo esperar.

Finalmente, los últimos soldados terminaron de entrar. Habían llenado alrededor de un kilómetro entre todos, así que procedieron a cerrar los portales. John estaba exhausto, ya que al menos, un 60% de su energía se había consumido. Thomas y Maura se realizaron unos cortes en los brazos para que John bebiera un poco. Al instante el príncipe vampiro se sintió recuperado y se disculpó por haberles hecho pasar ese momento incómodo.

— John, ¿damos inicio? —preguntó Samuel Rhodes.

—Falta alguien—dijo John y fijó su vista hacia la torre de vigilancia. Gaarf saltó sobre el Spyros y dio la señal—. ¡Ahora!

—Ya escuchaste, Wallace—dijo el comandante Rhodes.

—Como ordene–contestó Wallace que se encontraba en la capota del tanque.

¡BOOM!

Wallace entró al tanque y provocó el primer estallido. El misil entró en la ventana generando una gran explosión que iluminó la oscuridad del reino. Los comandantes ordenaron rodear el castillo e iniciar el ataque.

—Jonathan se encuentra en la torre central—dijo John con mucha seguridad—. Percibo su energía. Creo que lo mejor será separarnos. Escúchenme bien: Timothy, Amber, Samuel y Lir: acompañen a la tribu Uay en la entrada principal—. John volteó hacia Sawyer, quién esperaba con mucho entusiasmo la orden de su hermano—. Tártaros se encuentra en el exterior de la torre central... ¡ve con el señor Gaarf!

Sawyer se colocó su máscara. Luego junto a Gaarf se montaron en Ymir y fueron inmediatamente hacia la zona indicada. De repente, un fuerte temblor sacudió la superficie y luego un estruendoso rugido opacó a los disparos y gritos de batalla. Al sur del castillo se erigieron tres gigantes de tierra que comenzaron a atacar a la tribu Uay en su intento de defender a los militares. Sin más tiempo que perder, el grupo de Samuel Rhodes se dirigió a su puesto.

—Yo me encargaré de la momia—se ofreció Viljem, quién se transformó el lobo y partió hacia el sur.

—Sé que como reina debes apoyar a tu tribu, pero esta vez te pido que ayudes a mi abuelo—pidió John a la uay—. Viljem es fuerte, pero un Lunar no es cualquier cosa.

—Será un placer pelear a su lado—contestó Ixchel, que extendió sus alas y voló a cumplir el mandato de su comandante vampiro.

—El resto, ¡síganme! —ordenó el vampiro.

John creó escalones con su magia de luz para que los demás pudieran subir hasta la torre destruida. Una vez arriba divisaron un puente largo que conectaba hacia diversos puntos del castillo. Sin detenerse, el clan siguió su camino.

Entre los escombros, Megan y Vanja recuperaron el conocimiento, pero se encontraban completamente atrapados. Megan concentró toda su energía en sus puños y lanzó un golpe con el cuál pudo abrir un hueco. Salió con dificultad, adolorida y con la ropa chamuscada. Vanja intentó pararse, pero tenía los brazos desviados debido al impacto. Megan lo haló hacia ella y en pocos segundos volvió a la normalidad.

—Al parecer la muerte no quiso llevarnos esta vez—comentó Megan con una amplia sonrisa y unos ojos brillantes—. Bull y su maldita amiga se encuentran acá, ¿qué te parece si nos divertimos cazando a esas cucarachas?

—Solo si me dejas a Bull a mí solo—le respondió Vanja—. Esta vez lo mataré con mis manos.

—No te preocupes, la quiero a ella —dijo Megan y se pasó la lengua alrededor de los labios.

***

Cinco minutos antes de la explosión

Mientras regresaban a sus habitaciones en la torre de invitados que se encontraba en la parte norte del castillo, Megan y Vanja percibieron un olor a sangre fresca. Al principio pensaron que se debía al río de sangre, pero la licántropa estaba segura de que algo extraño estaba pasando en el castillo. Vanja recomendó que sería mejor no hacer nada para no afectar el sueño de Jonathan. No quería que ella fuera castigada por alguna imprudencia. Sin darle importancia a los consejos de su hermano, Megan corrió en dirección al olor y Vanja, en su afán de protegerla, fue detrás de ella.

—¡Espera! —le gritó Vanja, pero Megan le ganaba en distancia. Vanja saltó hacia ella y la derrumbó—. ¿Acaso quieres que te mate?

—¡Suéltame! —gritaba la chica mientras intentaba librarse de su hermano —. ¡Olfatea de nuevo! Estoy segura que Bull se encuentra acá con esa humana.

—Y no solo ellos, ¡John está aquí! —dijo Vanja intentando de nuevo—. ¿De casualidad sientes esa vibración?

Megan asintió. Vanja se quitó de encima y ayudó a levantar a su hermana. Decidieron averiguar lo que estaba pasando antes de avisarle a Jonathan. Así que ambos partieron hacia la muralla oeste. Para llegar hasta ahí debían cruzar un puente a cielo abierto que se encontraba vacío. Lo más extraño es que estaba solo cuando siempre había vigilantes a toda hora. Se detuvieron un momento cuando vieron un resplandor dorado a la distancia.

—¿Esa es la magia que detectamos? —preguntó Vanja.

—Solo lo sabremos al llegar.

Los hermanos lobo siguieron su camino en el puente hasta llegar a la muralla de vigilantes. El olor a sangre se hizo más intenso. Ambos supieron que se trataban de los guardias, así que se transformaron a su forma híbrida en el caso que tocara pelear. Entraron a la sala vacía y siguieron el olor de sangre hasta bajar las escaleras donde encontraron la pila de cadáveres desmembrados.

—¿Qué carajo pasó acá? —preguntó Megan, quien se agachó para examinar la sangre—. Esto huele a hierro ígneo.

—Megan, dime que no lo estoy soñando—dijo Vanja que contemplaba con mucha incredulidad desde la ventana.

Megan se acercó. Tampoco lo podía creer. Ante sus ojos eran testigos de cómo varios portales se abrían a pocos metros del castillo. Soldados, tanques y criaturas humanoides salían hasta cubrir un kilómetro de extensión.

— Será mejor que escapen—dijo una voz que no conocían.

Los dos voltearon a ver y no encontraron a nadie. De repente, sintieron un fuerte golpe en la espalda que los dejó tirados en el suelo. El resplandor de los portales iluminó al autor de los hechos. Un duende anciano portando un hacha que le doblaba el tamaño.

—Me llamo Gaarf de Tardat—dijo el duende haciendo una seña con su mano como si fuera un soldado. Luego se subió al alféizar y gritó—: ¡Ahora!

Gaarf saltó hacia un Spyros y se incorporó con los invasores. Wallace se encontraba en la capota del tanque y al escuchar la señal disparó a la torre de vigilancia. Megan tomó a su hermano del brazo y echaron a correr. El explosivo se acercaba más y su oído fue dañado tras el fuerte impacto en la pared, quedando inconsciente debajo de los escombros.

***

Cinco minutos después de la explosión

En la habitación real, Jonathan despertó sobresaltado tras la explosión. Se levantó y colocó su armadura para salir de la habitación, donde encontró a Trinas y Banra en su búsqueda. Ambos siervos lucían tan sorprendidos como él. No sabían cómo explicarle lo que sucedía en el exterior. Jonathan chasqueó el dedo logrando que regresaran a tierra y pudieran soltar palabras.

—Señor, estamos bajo ataque — pronunció Trinas.

—¿Qué dices? El castillo no ha estado bajo ataque desde la última invasión—dijo Jonathan sin querer creer que la explosión se debía a esto—. ¿Quiénes son?

—No le gustará, señor—comentó Banra con cara de disgusto—. Es un ataque de John y sus amigos. Incluso hay militares humanos y un grupo de brujos.

—¿Brujos? ¿Pero en qué momento consiguieron tanto aliados? —gritó el monarca oscuro y comenzó a subir unas escaleras—. No puedo creer lo que están diciendo, ¡es simplemente imposible!

Una nueva explosión ocurrió y el castillo se estremeció tan fuerte, que incluso el techo se rajó. Jonathan, enfurecido, golpeó con su magia el techo y abrió un orificio para llegar al mirador con mayor facilidad. ¿Cómo era posible este ataque? Era noche de eclipse y los poderes de los lunares estaban débiles. Y peor aún, la mayoría se encontraba fuera de combate. Un aura morada rodeó su cuerpo y soltó un grito de rabia, que se vio opacado por más explosiones. En la entrada del castillo pudo ver a sus soldados luchando contra un grupo de humanos y criaturas, además de diez tanques rodeando su castillo y de drones volando en lo alto.

—No podremos esperar a Wadim y sus hijos, pero informen a los demás que la guerra ha iniciado—dijo Jonathan con más calma—. No llegarán muy lejos.

—¿Irá al campo de batalla? —preguntó Trinas.

—Lo esperaré en el trono que supuestamente le pertenece—respondió volteándola a ver—. Maten a todos, excepto a Amber Hills y a John. Los quiero vivos hasta el final de la batalla.

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