Anna y John, quien se había transformado en un demonio alado, volaban en el aire mientras esquivaban sus ataques. Anna lanzaba bolas de luz dorada parecidas a las del príncipe vampiro, pero el poder superior de este hizo que la magia de Anna se viera opacada. Viendo a su esposa en peligro, Marcus IX invocó a su ángel, quién le prestó sus poderes y le dio unas hermosas alas doradas, con las que pudo interponerse en la batalla. Marcus IX creó un escudo que los protegió de un fuerte puñetazo, que generó una onda expansiva que hizo tumbar algunos árboles y parte de la cabaña se vio dañada.

Marcus X y el resto de cazadores se dividieron en dos grupos. Uno liderado por Marcus, que se encargó de hechizos cadena que sujetaban a la criatura y evitaban que el daño de sus golpes fuera mayor; y el otro, era un grupo que incrementó la energía de Anna y Marcus, además de crearles un escudo de energía a su alrededor. John se frustró, por lo que creció más y estaba por liberarse de las cadenas. Lanzó un nuevo grito que puso helados a todos los presentes. En las casas aledañas, los pobladores salieron despavoridos en búsqueda de refugio. John buscó ir tras ellos, pero los cazadores sumaron más cadenas y las anclaron al suelo. Marcus y Anna se acercaron a la frente de su hijo, donde el primero puso su mano.

— Sujeta mi mano y no te sueltes, Anna—le solicitó el cazador.

Anna lo hizo y sus espíritus ingresaron en la mente del niño. John se encontraba en posición fetal. No dejaba de llorar de terror. Anna se agachó y lo abrazó. John pensó que todo era falso, pero sintió un gran alivio al saber que eran sus padres.

— ¿Mami? Te juro que no soy yo quién está haciendo esto— dijo John entre lágrimas.

— No tienes que dar explicaciones—le dijo Anna con mucha dulzura—. Tu padre y yo te sacaremos de acá. Saldremos de esta.

— John, tú puedes controlar esto...eres nuestro hijo, eres el hijo de Dimitric y Clementika—pronunció el cazador uniéndose al abrazo.

— ¿Qué soy realmente?

— Eres John van Vonter, heredero legítimo al trono y en tus manos cargas el poder de cambiar la historia de ambos mundos—. le respondió Marcus—. No podemos quedarnos más tiempo. La energía demoníaca es muy fuerte y comienza a afectar nuestras almas. ¡Lucha, John! ¡Vence a tus demonios! Te ayudaremos desde fuera.

Sus padres se desvanecieron como si se tratara de humo dejando solo al niño. A pesar de que el terror lo atormentaba, John logró levantarse y se limpió las lágrimas de sus ojos. No permitiría que su lado salvaje matara a sus seres queridos. Llevó sus manos hacia el corazón y concentró toda su energía en derrotar cada pensamiento negativo que se interponía como barrera. Cada pensamiento borrado era un dolor desgarrador para su alma, así que John gritó hasta quedarse sin aire. Al abrir los ojos, yacía en los brazos de su familia y rodeado de sus amigos cazadores. La sombra había desaparecido, dejando la copa nuevamente en manos del cazador. Marcus tenía claro que habría que esconder la copa, pero en aquella noche decidió quedarse a cuidar de su familia.

— La noche que te encontré y te traje con nosotros, tus padres habían sido asesinados por tu tío Jonathan, la persona que usurpó tu puesto—comenzó a explicar Marcus mientras avivaba la chimenea en la sala—. Antes de nacer, supe que tu misión de vida era enfrentarte contra el asesino de tus padres, aunque eso significase la muerte de ambos.

— Papá, tengo miedo de morir—interrumpió John—. ¿No puedes derrotarlo tú?

— John, entiende que eres el Lunar de la luz y el único que puede gobernar como lo hizo tu padre— le dijo el cazador sabiendo que no estaba respondiendo a su pregunta. Miró a Anna y ella asintió, por lo que después de unos minutos en silencio, Marcus decidió hablar con la verdad—. Según su profecía, solo los Van Vonter podrán hacerlo. La noche en que lo derroté fue por suerte. Jonathan estaba agotado debido al ritual donde pensaba convertirte en su arma de guerra. A pesar de que detuvimos el ritual, este ya estaba por finalizar, así que dentro de ti reside una bestia.

— ¿Una bestia? ¿Estoy poseído?

— No, porque no es ninguna entidad, solo un desequilibrio mental cuando ocurre luna llena y luna nueva— respondió su hermano—. Eres similar a un licántropo iniciado. Te conviertes en una bestia que no reconoce a nadie. En ese momento, todos somos tus enemigos.

— ¿Por eso no me dejan salir sin compañía? — preguntó John.

Su hermano asintió y John pudo comprender la sobreprotección de sus padres por las noches. Aunque se encontraba molesto porque nunca se lo habían comentado. Era cierto que era un niño, pero podía comprenderlo si se lo hablaban como en ese momento.

— Aún falta mucho para tu enfrentamiento con Jonathan, puede que pasen siglos hasta que todas las piezas encajen y puedan moverse — confesó Marcus con mucha tristeza—. Para esa época ya no estaremos vivos y solo podrás valerte de las habilidades que te seguiré enseñando.

— Pero no quiero hacerlo sin ustedes.

— No estarás solo, las piezas se juntarán en su debido momento.

— ¿Y cómo lo sabes? — preguntó John con mucha curiosidad.

— Porque soy tu padre—respondió el cazador con una sonrisa y luego se levantó de su silla—. Mañana partiré hacia Egipto, recibí información de saqueadores que encontraron una copa. Tu hermano se quedará para seguir entrenando contigo—. Marcus iba hacia la segunda planta, pero se detuvo para una última advertencia—. No entren al sótano, hay un mapa que por su seguridad nadie puede enterarse aún. En el futuro, cualquier Van Vonter podrá encontrar el "tesoro", pero no crean que será fácil.

***

Anna murió al poco tiempo. La posesión del fragmento de Lilith le había restado muchos años de vitalidad. Aún así disfrutó lo más que pudo con sus amados hijos. Anna fue envejeciendo rápidamente y desarrolló una enfermedad incurable para aquella época. Fue en el mes de octubre cuando la familia Oras pudo despedirla del mundo terrenal. Marcus IX ordenó la construcción de una bóveda secreta para guardar las cosas más importantes que obtuvo en sus misiones. Sin que sus hijos lo supieran, Marcus IX se reunió en la choza de Viljem Strauss.

— Marcus, ¿sabes que no es correcto hechizar a tus propios hijos? — le dijo Viljem oponiéndose a la idea de su viejo amigo—. Entiendo tu punto, pero, ¿no sería más fácil que supieran su ubicación exacta?

— Visité a los profetas de aquella vez y me mostraron una visión—respondió Marcus con los ojos caídos y una sonrisa que intentaba controlar las lágrimas—. No voy a regresar del viaje que haré al nuevo mundo y mis chicos no pasarán un buen momento. Por eso te lo pido, Viljem, sella sus recuerdos y cuando llegue el momento, tú estarás ahí.

En ese momento, John, Bull y Marcus X, que se encontraban espiando desde la ventana, golpearon muy fuerte intentando escuchar mejor.

— ¿Lo ves? No están listos para manejar esa información—señaló el cazador—. Viljem, va a ser lo mejor para todos.

— Confiaré en tu palabra, Marcus Oras—aceptó el viejo licántropo y luego se dirigió hacia los chicos—. ¿Qué hacen ahí? Entren, necesitamos hablar.

***

Siete años después

Marcus IX y su hijo se dirigían hacia el Nuevo Mundo, a una zona que sería conocida como Yucatán. Mientras surcaban el mar Caribe, el cazador se reunió con su hijo en la popa del barco. Marcus sacó un pequeño cofre que puso sobre la mesa y del cuál sacó un pergamino.

— Te confiaré este documento que solo los Van Vonter podrán leer—dijo el cazador—. Cuídalo con tu vida y nunca dejes que nadie lo vea. Aún no es el momento para leerlo, así que júrame que me obedecerás.

— Te lo juro papá—dijo a regañadientes Marcus X y luego se dispuso a ver una isla que se formaba en el horizonte—. Siento que este viaje cambiará todo, aunque ya muero por ver a los chicos.

Y Marcus X no se equivocó. Cuando ese viaje finalizó terminó adoptando la identidad de Sawyer y nunca más se supo de él hasta que finalmente los hermanos se reencontraron dos siglos después.

***

Poco a poco, todos los que habían viajado en los recuerdos de los hermanos Van Vonter fueron abriendo los ojos. La cabeza les dolía, en especial a John. Se sentía avergonzado que se inmiscuyesen en su cabeza, aunque no tanto como su hermano licántropo.

— Abuelo, no quiero ofenderte... ¿pero qué carajo descubrimos? ¡Nada! — dijo Bull bastante molesto y luego vio con desprecio a Maura—. Ahora todos me vieron desnudo, en especial esa humana.

Maura se sonrojó avergonzada, pero no pudo evitar que se le escapara una carcajada. Incluso el anciano Viljem se unió.

— En eso te equivocas, Bull. De hecho, sí descubrimos algo—corrigió Maura—. Una copa se encuentra en el castillo de Golem; hay otra en Egipto y una en México.

Viljem asintió.

— Y la tumba de Anna, nuestra madre—dijo John y Viljem asintió—. Pero, papá nunca nos dijo donde enterró a mamá. ¿Es el mapa que vi cuando rescataron a Bull?

— Sí, pero lamentablemente ha pasado por mucho y se encuentra incompleto — dijo Sawyer metiéndose a la conversación—. Lo estudié hace mucho tiempo y a pesar de que está incompleto, creo saber dónde está el sepulcro de mamá.

— Bueno, no hay tiempo que perder, mis queridos agentes—dijo Samuel Rhodes—. Ya saben la misión: ¡a buscar las copas!

Así una nueva aventura iniciaba. Nadie se esperaba que el clan Van Vonter apenas comenzaba a formarse.