Capítulo 30: Goku
Goku estaba de pie en la habitación del hotel mirando hacia la ciudad de Denver y hacia las montañas. El suave murmullo de Bulma, Pan, y su madre estaba detrás de él. Habían pasado dos días desde que llegaron y todavía no sabían nada más de lo que sabían antes. El padre de Goku había interrogado a más de la mitad de la manada de Ox y hasta el momento todo el mundo había dicho la verdad, nadie sabía nada acerca de las acciones o el paradero de Raditz. Para añadir a la frustración de Goku, estaba teniendo problemas para mantenerse en contacto con Milk.
Ella le seguía bloqueando sus pensamientos y al principio pensó que era para que no supiera la cantidad de dolor que tenía, pero ahora estaba empezando a preocuparse de que hubiera algo más que eso. Cerró los ojos contra el pensamiento del otro lobo poniendo sus manos sobre Milk. Sabía que pensar así no le ayudaría a encontrarla, y que así solo tendría éxito en que Goku quisiera matar a alguien o algo. Goku se acercó a través de su vínculo, y como había sido capaz de hacerlo todas las otras veces, la sentía pero no podía escuchar sus pensamientos. Solo lo dejaba pasar lo suficiente como para saber que estaba viva ,y está bien... según ella. Goku no sabía que estaba gruñendo hasta que sintió la mano de Pan descender sobre su hombro.
—¿Estás bien? —le preguntó.
Goku movió la cabeza en señal de frustración.
—Algo no está bien. —Goku se apartó de su toque, sin darse cuenta conscientemente de que no podía soportar el toque de otra, no cuando no podían ser las manos de su compañera.
—Puedo sentirla —continuó mientras se paseaba por la habitación—, pero eso es todo. De vez en cuando me da un breve comentario, pero luego ella me deja fuera.
Pan podía ver los signos visibles de la frustración de Goku escritos en su frente. Él entrecerró los ojos y miró por la ventana, como si pudiera verla si buscaba lo suficiente. Ella se volvió y vio a Bulma de pie a su lado, con los brazos cruzados sobre el pecho en una pose idéntica a la de Pan.
—¿Qué pasa con el lobo amante? —le preguntó Bulma a Pan y, a pesar de las palabras, su tono denotaba lo mucho que le importaba Goku y Milk.
—Dice que piensa que algo está mal con Milk, pero que ella no se lo dirá —le explicó Pan.
—Por supuesto que no se lo va a decir. Ella sabe que él iría todo garras y colmillos sobre alguien si pensara que está herida. Eso no quiere decir que estoy de acuerdo con ella por guardarle algo a él, porque eso significa que está impidiendo que nosotras también sepamos.
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La respuesta de Pan fue interrumpida por un golpe seco en la puerta, seguido por un Vegeta sin invitación. Bulma puso los ojos en blanco y dejó escapar un resoplido.
—Entendiste bien la parte de golpear, peludo, pero se te olvidó la parte donde pides permiso para pasar. No solo golpeas y luego pasas. —Bulma se volvió hacia Pan, sacudiendo la cabeza—. Uno pensaría que por lo menos tienen algún tipo de clase de entrenamiento para cachorros o algo así.
—Si no tienes cuidado, él va a estar sacando las Bulma-croquetas de sus dientes después de su próxima comida —susurró Pan en voz baja mientras Vegeta seguía mirando a Bulma.
La mirada de Bulma nunca vaciló cuando le respondió a Pan.
—¿Y qué te hace pensar que me opongo a ser la cena?
Pan se atragantó, y Bulma le dio una palmada en la espalda mientras le guiñaba un ojo a Vegeta, finalmente rompiendo su enfrentamiento.
—Goku, Ox ha llamado y dice que tiene dos lobos que quieren hablar contigo y tu padre —dijo Vegeta mientras alejaba los ojos de Bulma.
La cabeza de Goku giró bruscamente y se reunió con el Beta de su padre. Vegeta inmediatamente bajó los ojos y dio un paso a un lado para dejar la puerta abierta. Goku empezó a decir algo al pasar a Bulma y a Pan, pero fue interrumpido.
—Ni siquiera lo digas. Vamos contigo, incluso si eso significa que tenemos que escondernos en el auto. —Para sorpresa de todos fue Pan, que le hizo el anuncio mientras agarraba la mano de Bulma y tiraba de ella a lo largo. Vegeta miró a Goku, quien simplemente sacudió la cabeza como para decir, simplemente que lo dejara.
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Quince minutos más tarde, Goku, Bardock y Vegeta bajaron del vehículo alquilado para ir a la sede de la manada de Denver. Goku miró a los cuatro restantes en el vehículo: Pan, Bulma, Lily y Gine.
La preocupación estaba grabada en cada una de sus caras.
—Volveremos pronto. —Fue todo lo que dijo, y luego se había ido.
—¿He dicho ya lo mucho que esto es una mierda? —murmuró Bulma en voz baja.
Lily le palmeó la mano.
—Vamos a encontrarla.
—Soy la que se supone que debería estar diciéndole eso a usted, señora S.
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—Bardock, estos son los dos lobos que querían hablar contigo. —Ox indicó los dos lobos que estaban sentados a la mesa con ellos en el comedor—. Michael, Sean, por favor, díganle lo que me dijeron.
Michael y Sean se miraron un poco nerviosos, pero solo porque estaban sentados frente a uno de los Alfas más fuertes del mundo, no porque ellos fueran culpables de nada.
—Todo lo que sabemos es que Sam dijo que iba tomar un vuelo a Springfield Missouri hace unos días —le dijo Michael a Bardock.
—¿Por qué crees que esa sería información importante? —preguntó Bardock.
—Bueno, porque Sam es el mejor amigo de Raditz y escuchamos que estabas preguntando si alguien en la manada había ayudado a Raditz. Si alguien lo hizo, sería Sam.
Goku gruñó, mostrando que estaba perdiendo la paciencia.
—¿En qué ayuda a Raditz que Sam vaya a Springfield? —gruñó.
Fue Sean quien respondió esta vez.
—Si Sam iba a Springfield entonces probablemente significa que va a Ozark.
Esta vez fue Vegeta quien gruñó. Bardock miró a sus dos lobos y luego se volvió hacia Michael y Sean.
—Por favor, perdonen sus modales, están un poco estresados por el momento. Por favor, expliquen el significado de Ozark.
—Oh, claro. Lo sentimos —continuó Sean—, Sam es dueño de una cabaña en Ozark, Missouri, y cuando se va allí normalmente vuela a Springfield.
Bardock agarró el brazo de Goku antes de que se pudiera ir, inclinando la cabeza hacia un lado, un gesto muy parecido a un lobo.
—Perdón por preguntar, pero, ¿por qué un lobo que vive en Colorado tiene una cabaña en las montañas de Ozark?
Michael miró a Ox, pidiendo permiso para contestar. Cuando Ox asintió, se volvió hacia Bardock.
—El padre de Sam es el Alfa en Springfield, Missouri. Cuando Sam va a visitar a su familia, por lo general se queda en la cabaña en la tierra en que normalmente caza la manada de Springfield.
—Esto se pone cada vez mejor y mejor —se quejó Vegeta.
Goku se dio la vuelta lentamente a medida que Michael terminaba de hablar. Miró a su padre y luego a Ox.
—¿Así que lo que estás diciendo es que mi compañera ha sido secuestrada y retenida en el territorio de un Alfa que no sabe que está ahí y ella está puesta en el medio de su terreno de caza?
—¿Sí? —La voz de Michael fue casi un chillido al ver los ojos resplandecientes de Goku y sus caninos alargados.
—Ox, ¿sabes dónde se encuentra esta cabaña? —preguntó Bardock, sin apartar los ojos de su hijo.
—No, pero me pondré en contacto con el padre de Sam. Si le digo lo que está pasando tal vez esté dispuesto a ayudar.
—O una vez que él se dé cuenta que su hijo está involucrado puede decidir que es en su mejor interés quedarse fuera —agregó Vegeta.
Ox asintió mientras sacaba su teléfono y marcaba el número del Alfa de Springfield.
Cuando el interrogatorio terminó y Goku volvió al auto, cerró la puerta de la camioneta, haciendo que las cuatro mujeres que esperaban dentro saltaran.
—¿Las cosas han ido tan bien? —murmuró Bulma en voz baja.
Bardock y Vegeta subieron con menos espectáculo. Bardock ya estaba en el teléfono con Krilin mientras salía del camino de acceso de la manada de Denver.
—Krilin, ten listo el avión. Vamos a Springfield, Missouri. —Hubo una pausa mientras Bardock escuchaba a Krilin en el otro extremo del teléfono.
—Sí, estamos llevando a todos. Consíguenos un hotel. No estoy totalmente seguro de todos los detalles pero vamos a necesitar un lugar para reagruparnos. —Bardock colgó y miró por el espejo retrovisor a Lily, quien esperaba pacientemente.
—Raditz ha estado recibiendo ayuda de un compañero de manada cuyo padre es el Alfa de Springfield y tiene algún terreno y una cabaña en Ozark. Creemos que es ahí donde Raditz tiene a Milk.
—Bueno, eso es una buena noticia, ¿verdad? Entonces, ¿qué pasa con la obvia ira? —preguntó Pan.
—El Alfa no está cooperando. No nos dio la ubicación de la cabaña. Todo lo que dijo fue que no iba a dejar que su hijo sepa que conocemos su ubicación general —gruñó Goku.
—¡Qué diablos! Bardock, ¿no puedes hacerle nada a este Alfa? ¿Darle una buena sacudida por el pescuezo o algo? —preguntó Bulma, con obvia frustración.
—¿Acabas de decir una buena sacudida por el pescuezo? —preguntó Pan con duda.
—¿Qué? Solo lo estoy sugiriendo.
—Si llegamos a eso, entonces sí. Pero no tengo a toda mi manada conmigo y el Alfa de Springfield no es uno débil —respondió Bardock.
—Oh, correcto. ¡Cielos, esto es una MIERDA! —gruñó Bulma.
El viaje de regreso al hotel fue tranquilo. La tensión podía tocarse y las olas de frustración que salían de Goku eran suficientes para causar vértigo.
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No debieron haber pasado cinco minutos en la habitación del hotel cuando Goku se desplomó en el suelo. Se agarró la cabeza, luchando contra el dolor punzante. Cuando apretó sus ojos ya cerrados se dio cuenta que era el dolor de Milk el que sentía. Algo iba muy mal. Intentó llegar a ella pero ella se estaba esforzando por mantenerlo fuera. Goku empujó con más fuerza. Tuvo una breve sensación de miedo, o terror, y luego ella cerró las paredes con aún más fuerza.
—¡Ahhhh! —gritó Goku.
—Goku, ¿qué pasa? ¿Ella está bien? —Pan y Bulma estaban arrodilladas a ambos lados de Goku, quien estaba gruñendo de manera tan amenazadora que por primera vez Pan tuvo miedo.
Vegeta dejó salir su propio gruñido cuando tomó con suavidad el brazo de Bulma y la alejó del lado de Goku.
—Oye, ¿qué ray...? —empezó a protestar Bulma, pero cuando alzó la mirada al rostro de Vegeta cerró la boca. Los ojos de Vegeta estaban brillando y sus colmillos se habían alargado. Algo le dijo que sería mejor soportar esto.
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Goku intentó una vez más alcanzar a Milk.
"Mi amor, estoy aquí." Y lo que escuchó como respuesta le rasgó en dos su corazón.
"Lo siento, Goku. Lo siento tanto." La voz de Milk en su mente sonó tan quebrada y desamparada. Supo entonces que arrancaría el corazón de Raditz de su pecho por ser el causante.
—Milk —gruñó Goku mientras se arrodillaba en el suelo, la profundidad de su desesperación grabada en cada sílaba de su nombre.
—Goku, por favor, ¿qué pasa? ¿Ella está bien? —preguntó Pan con suavidad.
Goku miró los temerosos ojos de Pan.
—No lo sé. —Luego miró a Bulma—. No sé si está bien.
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Bulma se sentó en una banca del parque y aunque parecía mirar a algunos niños jugar en el patio, sus ojos estaban llorosos, sus pensamientos muy alejados de donde estaba sentada. La humedad rodando por sus mejillas la sacó de su estupor. No podía recordar un tiempo en que se sintiera tan impotente.
Incluso durante el accidente fue capaz de hacer algo para ayudar, pero ahora todo lo que podía hacer era esperar. Esperar a que Bardock hiciera los arreglos del viaje, esperar a que Goku escuchara de Milk que ella está bien, esperar a que el maldito mundo se abriera y la tragara porque no podía imaginar un mundo sin Milk. Quería gritar ante la injusticia de todo. Milk era una de las personas más agradable y leales que conocía. ¿Por qué le pasaba esto a ella? Bulma cerró los ojos e intentó luchar contra el abrumador miedo que amenazaba con aplastar su espíritu.
Sintió un cuerpo grande y caliente sentarse junto a ella en el banco y por alguna razón no estuvo asustada o sorprendida por su llegada.
—¿Qué pasa, Bulma? Nunca te había visto tan distante. —La voz de Vegeta transmitió la preocupación que estaba intentando ocultar.
—Estoy cansada, Vegeta. Estoy preocupada y no estoy de humor para ayudar a aliviar la tensa situación. —La cara de Bulma mostró el miedo que por primera vez le permitió a él ver—. Sé que soy sarcástica y que bromeo mucho, incluso en las peores situaciones. Es cómo lo enfrento, cómo le hago frente para no desmoronarme. Pero no tengo la fuerza para ser la que levante el ánimo de todo el mundo. No la tengo para ocultar el dolor que amenaza con asfixiarme por miedo de que nunca vuelva a ver a Milk o de que algo horrible le pase a ella.
Vegeta se acercó a Bulma en una muestra de ternura que ella estaba empezando a notar que él solamente exhibía con ella.
—No siempre tienes que ser la fuerte.
—Ahí es donde te equivocas, Vegeta. Tengo que serlo, por ellos. Pan, Lily, y a veces incluso por Goku. Tengo que ser la que cree tan firmemente que la traerán de regreso, que puedo ser sarcástica. Que puedo darme el lujo de ser bromista para aligerar u oscurecer este enredo. Y no que simplemente la traigan de vuelta, sino que la traigan entera. Hay peores cosas que la muerte para una mujer, Vegeta.
Vegeta no estaba muy seguro de cómo responder a eso. No sabía cómo manejar a una Bulma desanimada. Una Bulma sarcástica, malvada y juguetona, sí, con esa él podía tratar. Pero con este espíritu aplastado y frágil no sabía qué hacer. La acercó más a él y apoyó su barbilla en la cima de su cabeza.
—Haría lo que fuera por quitarte el miedo, por traer a tu amiga de regreso ilesa.
Bulma se echó hacia atrás para poder mirar a los ojos de Vegeta, sorprendida por las palabras tan llenas de emoción.
—Te creo —le dijo Bulma mientras lo miraba con fijeza a los ojos.
Vegeta se inclinó hacia adelante ligeramente y por un momento Bulma pensó que quería besarla, pero se contuvo. Tosió para cubrir el momento incómodo.
—Bueno, supongo que es mejor si regresamos a la habitación y vemos si están a punto de dirigirse al aeropuerto.
—Sí, supongo que es mejor. —Bulma se puso de pie y se dio la vuelta para dirigirse de regreso al hotel. A pesar de las palabras amables de Vegeta se sintió peor. No solo su amiga estaba en las manos de un lobo psicópata sino que el sujeto del que ella se estaba enamorando nunca podría ser suyo. ¿En qué había estado pensando para siquiera considerar una aventura con un chico, un hombre como Vegeta? Le rompería el corazón cuando él hallara a su compañera. Ella no era tan fuerte como Lily. Una vez que Vegeta fuera de ella ya no sería capaz de dejarlo ir.
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Goku vio como todo el mundo abordaba el avión. Había intentado ponerse en contacto con Milk varias veces desde la última vez que ella lo contactó y ella seguía sin dejarlo entrar. Estaba empezando a enojarse por su rechazo. ¿Por qué no lo dejaría acercarse? ¿No entendía lo doloroso que era estar separado de ella? ¿No le dolía también a ella? Por primera vez desde que la había conocido, Goku sintió temor ante la posibilidad de que ella no lo quisiera, que no lo amara como él la amaba. Pero sabía que no podía ser cierto. Ella era su compañera, la otra mitad de su alma, debía sentir el dolor de la continua separación. Algo tuvo que haber sucedido para causar que ella se mantuviera alejada. Tan pronto como estuviera solo y pudiera concentrarse, por primera vez, la obligaría a dejarlo entrar en su mente. Sabía que no debería hacerlo pero ya era suficiente. Era su compañera, ¿cómo podía ayudarla si ella no lo dejaba acercarse?
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Pan miró cuando Bulma se desplomó en su asiento en el avión. Su cara estaba carente de emoción. Fue la única vez que Pan pudiera recordar ver a su sarcástica y franca amiga parecer tan perdida. Se sentó a su lado, se ajustó el cinturón, y tomó su mano.
—Háblame, Bulma —dijo Pan.
Bulma miró a Pan y para sorpresa de ella, Bulma se inclinó hacia adelante, enterrando la cara en el cuello de Pan.
Pan sintió los hombros de Bulma estremecerse y se dio cuenta que estaba llorando.
—Oh, Bulma. —Pan envolvió sus brazos alrededor de su amiga destrozada-. Cariño, dime, ¿ese lobo te hizo daño? Lo mataré, solo dilo y le destriparé como un pez.
Los hombros de Bulma temblaron incluso más. Finalmente se echó hacia atrás y miró a Pan.
—Estoy asustada por Milk. ¿Y si ese pedazo de mierda le hizo daño? ¿Y si, Dios Pan, si...? —Bulma no pudo terminar el pensamiento, era demasiado horrible considerarlo.
—Entonces ayudaremos a que Goku lo rompa en pedazos, y luego la amaremos ferozmente para que sepa que siempre estaremos allí para ella. Sin importar el tiempo que le tome sanar, estaremos allí para ella.
Bulma asintió solemnemente.
—En medio de la preocupación por Milk, creo, mierda, no lo sé. Siento algo por el lobo grande y tonto, pero no debería. Él solo romperá mi corazón.
—Oh, mi pequeña Bulma. ¿Quién aspiraría por las estrellas si no es para ti? No te rindas, todavía no, ¿de acuerdo? —le dijo Pan.
Bulma sacudió la cabeza. No seguiría teniendo esperanzas por algo que nunca pasaría. Se enfocaría en recuperar a Milk, y entonces tendría que pensar seriamente en si podía manejar estar en Rumania, donde él estaría.
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Vegeta miró a Bulma desde el otro lado del pasillo. Su cara manchada de lágrimas derramadas, los ojos hinchados. Sintió su pecho apretarse y un deseo desconocido por protegerla, de despedazar a quien se atrevió a dejarla hecha trizas. Lo estaba matando no ser capaz de hacer algo por su dolor. ¿Cómo luchaba contra un enemigo invisible? ¿Cómo reparar tal situación? Vegeta gruñó a la vez que apoyaba la cabeza en el apoyacabezas y cerraba los ojos, aunque no podía descansar, no mientras el temor de Bulma pulsara sobre su piel. No descansaría hasta que pudiera ver la luz llenar sus ojos y el sarcasmo rodar fácilmente de su lengua una vez más.
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