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Capítulo 3: Goku

Goku se había pasado la mañana sin hacer absolutamente nada más que hablar periódicamente con Milk. Combatir verbalmente con ella era una de sus cosas favoritas. Nadie le permitiría ayudar en la ceremonia, con el padre de Goku diciendo que tenía que aprovechar este momento para prepararse para su Luna, y para esta noche. Con toda honestidad, Goku estaba tratando de no pensar en ello, o al menos parte de ello: Los Ritos de Sangre. Sabía que Milk estaba nerviosa acerca de ello y él también. Le había preguntado a su padre que tenía que hacer y todo lo que había dicho es que el instinto se haría cargo y que la magia del lazo de compañeros ayudaría. Tan nervioso como estaba por la cercanía de realizar los Ritos de Sangre, su lobo gruñó ante la idea de ellos marcando el cuello de Milk para que todos los Canis Lupus lo vieran. Se dio cuenta que su lobo estaba inquieto, deseoso de terminar la unión. Goku decidió que tenía que dejar salir a su lobo por un tiempo, dejarlo agotar un poco de su energía.

Salió por la puerta de atrás y se quedó en el porche de la casa de huéspedes en la propiedad que sus padres alquilaban. Toda la propiedad era de unas 85 hectáreas de bosques, sin miradas indiscretas alrededor. Goku se quitó la ropa y sintió el cambio verterse sobre su piel, reestructurándolo por dentro y por fuera, y en unos momentos en donde un hombre había estado de pie ahora estaba un gran lobo negro. A pesar de que era un Lobo Gris, su capa gris terminaba en negro, el efecto haciéndolo lucir casi de un negro a menos que su piel se frotara en sentido contrario. El lobo sacudió su pelaje como si estuviera mojado y quisiera expulsar el agua de su abrigo. Puso la nariz en el aire y, respirando hondo, se llenó los pulmones de aroma de las flores silvestres floreciendo, hierba recién cortada y tierra húmeda de la lluvia reciente y, finalmente, dejó escapar un largo aullido. Goku escuchó el chasquido de una ramita a su izquierda y su aullido se interrumpió cuando volteó la cabeza en dirección del ruido. Vio un conejo huir y solo así la persecución había comenzado. Salió disparado como una bala, con sus ojos pegados a la presa que zigzagueó dentro y fuera de los arbustos, alrededor de los árboles y sobre troncos caídos. Goku estiró las piernas y apretó el paso, el lobo disfrutando de la caza, el aire fluyendo en su pelaje ondeando cada hebra. Mientras Goku perseguía a su presa, se dio cuenta que esta casa se sentía diferente a las demás. Él se sintió completo, el vacío constante que estaba en cada macho sin pareja había sido llenado. Debido a eso, el lobo era capaz de concentrarse más minuciosamente en la caza, sus pensamientos ya no dividiéndose entre el hombre y el lobo. Si se sentía también solo por encontrar a su pareja, ¿Cuánto mejor se sentiría una vez que el vínculo estuviera completo, y una vez que se consumara el emparejamiento?

Goku se lanzó por última vez, empujando su largo cuerpo al límite con sus patas traseras y dejando caer sus mandíbulas en la parte superior de su presa, rompiéndole la espalda al instante. El lobo disfrutó de los despojos de la caza, y una vez que estuvo lleno encontró un lugar soleado, la hierba cálida por los rayos de sol, y se acostó, rodando de costado. Sintiendo la calidez del aire ondular a su pelaje, la mente de Goku se extendió hacia la de Milk sin querer hacerlo. Era como si su alma necesitara sentir su otra mitad y si pasaba mucho tiempo sin ese contacto, se volvería despojado e inquieto. No le dijo nada; solo se deslizó en sus pensamientos, disfrutando de estar con ella, incluso si no la podía tocar físicamente.

Una vez que su lobo estuvo contento de que su compañera estuviera a salvo, se levantó, se sacudió la hierba y la suciedad, y comenzó la carrera de vuelta a la casa de huéspedes. Necesitaría una ducha después de su carrera y aun tenía que escribir sus votos. Estaba realmente luchando con que decirle a Milk; sabía lo que sentía, pero no podía encontrar las palabras adecuadas para decírselo.

Después de una ducha y sentarse a ver un trozo de papel en blanco, tratando en vano de poner sus sentimientos en palabras, Goku decidió tomar un descanso. Mientras estaba acostado en la cama, todo lo que podía pensar era en cierta ardiente pelinegra y que esta noche iba a ser toda suya. Realmente había esperado que Milk estuviera dispuesta a incorporar los votos de la boda humana a la ceremonia de unión, pero no estaba preparada para eso. Le había explicado que su unión era permanente, a diferencia de un matrimonio humano, pero la idea de estar casada a los 17 años parecía ponerla nerviosa, por lo que él esperaría. Goku estaba aprendiendo rápidamente que la espera realmente apestaba.

—"Hombre lobo, nos dirigimos a tu camino, espero que estés listo para esto" —Goku oyó la voz de Milk en su mente. Sonrió por su juguetona alegría, lo cual era una de las cosas que a su lobo le gustaba de ella: jugaba, algo que incluso los lobos en su hábitat natural hacían como parte de su danza de emparejamiento.

—"He estado listo para ti desde que puse mis ojos en ti. Cuídate, te veré pronto" —le dijo mientras se imaginaba acariciando su suave rostro. Le envió esa sensación también y la sintió estremecerse en respuesta. Eso le hizo sonreír aún más grande.

Viendo la hora en su teléfono, 12:15, Goku se levantó, decidiendo que era hora de vestirse en el momento en que llamaron a la puerta principal.

—Está abierto —dijo en voz alta.

Gine, la madre de Goku, entró por la puerta.

—Te he traído los votos que van a decir durante la ceremonia, y quería preguntarte si ya habías conseguido la ofrenda para Milk.

—En realidad conseguí dos cosas. La primera es un libro autografiado que me dijo que amaba cuando era niña, pero del que no tenía una copia. Espero que eso le demuestre que la escucho cuando habla y que las cosas que ella siente son importantes para mí. El segundo creo que debería mostrártelo.

Goku salió de la sala y regresó al dormitorio, volviendo con una pequeña caja negra.

—Goku ¿Eso es lo que creo que es? —preguntó Gine.

—Sé que ella no está lista para pasar por el ritual de matrimonio humano. He tratado de explicarle que la unión es más permanente que el matrimonio, pero aun así ella quiere esperar. A través de la ceremonia de unión ella tendrá mi marca, mi esencia, y eso le dirá a todo Canis Lupus que esta emparejada, pero los machos humanos no lo reconocerán. Ellos, sin embargo, reconocerán un anillo de compromiso —explicó Goku.

Gine estaba sacudiendo la cabeza cuando dijo:

—Bárbaros, todos ustedes. Posesivos, mandones, exagerados lobos —Goku sabía que le estaba tomando el pelo porque estaba sonriendo de oreja a oreja— bueno, déjame verlo.

Goku abrió la pequeña caja negra para mostrarle a su madre el anillo que había elegido para poner en el dedo de la única mujer que completaría su alma. El anillo consistía en una ancha banda de platino, y grabado en todo el camino alrededor del mismo estaban las palabras en rumano: "finalizarea, absolut , chiar , intreg" (completo, absoluto, inamovible, entero), y en el centro había un raro diamante rojo, en un corte marquesina.

—Goku, es hermoso. Reconozco la banda como la que te di para que te aferraras hasta que conocieras a tu pareja, pero ¿De dónde sacaste la piedra? —le preguntó su madre.

—El día que hablé con papá y me dijo que Krilin iba a venir, llamé a Krilin y le dije que buscara en la bóveda de la mansión de la manada una piedra roja para la banda. Pensé que con el enorme tamaño de la bóveda y los siglos de cosas acumulada seguramente podría encontrar una. Sabía que la ceremonia de unión se llevaría acabo de lo que se tenía previsto inicialmente y quería que el anillo estuviera listo. El día que Krilin llevó a Lily a su librería hizo una parada en una joyería, mientras Lily estaba trabajando, y pidió que colocaran la piedra. La quería roja por dos razones. Una, es que ella es mi micul incendiu (pequeño fuego), con tanta personalidad, toda en un paquete tan pequeño; y dos, será un recuerdo del día en que ambos derramamos nuestra sangre para unir nuestras almas entre sí.

Goku de repente se dejó caer en el sofá, su cara acunada en sus manos.

—Mamá, ¿Cómo es posible amar a alguien con tanta intensidad, tanto que a veces se siente que va a hacer que tu corazón explote por que no puedes contenerlo? —Goku miró a su madre, el ceño fruncido, su boca apretada.

Gine se sentó a su lado en el sofá, devolviendo la caja negra, llevando su mano libre a la suya.

—No sé si hay alguna manera de explicar o entender la unión entre compañeros. No es humano; está más allá del reino de la razón y hace que sea difícil de creer que es siquiera posible. Sé que no la has conocido por mucho tiempo, sé que ambos son jóvenes, pero se complementarán más rápido de lo que imaginas. Se convertirá en tu mejor amiga y tú en el de ella. Incluso ahora sé que lo sientes, que nadie en este mundo te querrá alguna vez como ella lo hará. Han nacido para amarse y ese amor crecerá más fuerte a medida que pase el tiempo —Gine limpió una lágrima de su mejilla mientras miraba el rostro que había visto crecer desde un bebé a un fuerte macho Alfa.

—¿Qué pasa si no la hago feliz? —la voz de Goku surgió muy suave, mezclada con miedo y preocupación.

—Oh, Goku —Gine empezó a envolver sus brazos alrededor de su único hijo, acercándolo— vas a hacerla feliz. También la harás enojar, ponerse triste y molesta, probablemente un poco claustrofóbica a veces, pero la harás feliz. Tu lobo intervendrá cuando tu lado humano se pase de la raya. El lobo solo ve en blanco y negro, lo único que entiende es que ella es tu pareja, que debes amarla, protegerla, proveer para ella, jugar con ella y satisfacerla. Tu lado humano va a llenar el vacío de emociones que tu lobo no entiende. Te hará un mejor Alfa, un mejor hombre. Vas a darle lo que ningún otro hombre jamás podrá: la otra mitad de su alma.

Gine se levantó para irse, pero antes le entregó un trozo de papel.

—Estos son tus votos, puedes añadirles algo, pero la primera parte debes decirla, para que solidifique la unión —entonces se volvió para irse.

Goku se puso de pie, y antes de que su madre pudiera salir, dijo:

—Madre, mi Alfa, gracias —y volvió la cabeza, dejando al descubierto su cuello.

Gine miró a Goku y mantuvo su mirada mientras decía:

—Te iubesc fiul (Te amo, hijo) —y se dio vuelta y salió por la puerta, cerrándola detrás de ella.

Goku desplegó la hoja de papel y con manos temblorosas leyó:

En este día me arrodillo ante ti, mi compañera, para preguntarte si me completarás ¿Te entregarás a mí, finalmente a la bestia en mi interior, poniendo orden al caos, llevando luz a donde solo ha habido oscuridad? ¿Puedes unir tu vida a la mía, tu destino al mío, y tu alma a la mía y, al hacerlo, completar el vínculo de emparejamiento?

Después de que Goku lo leyera sería el turno de Milk de contestar con su respuesta y votos. Una vez que leyeran los votos formales, si así lo deseaban podrían recitar sus propios votos. Hasta hace unos momentos antes, Goku no había estado seguro de que decir, pero su madre había solucionado eso. Todo lo que su madre le había dicho era lo que estaba sintiendo. Goku tomó una pluma, se sentó, y rápidamente escribió las palabras que se vertían a su corazón a su compañera.

Comprobando su teléfono, vio que solo faltaban 15 minutos hasta que el tuviera que estar en el jardín donde la ceremonia se llevaría a cabo. Agarró el traje colgado en la puerta de su dormitorio, se desnudó más rápido de lo que creía posible, y estaba deslizándose en su chaqueta cuando sintió un grito en su mente. El cayó al suelo por la fuerza de las emociones que vinieron con ese grito. Sentía confusión, dolor, y sobre todo miedo, todo consumido por el miedo.

—"¡Milk!" —Goku envió el pensamiento a través del vínculo— "¿Dónde estás? ¿Qué pasó?"

Goku esperó su respuesta, pero las palabras no llegaron, solo el miedo y el dolor. Ella estaba asustada y herida. Goku salió disparado por la casa y por la puerta principal, y casi chocó con su padre.

—Algo está mal, puedo sentirlo en el vínculo de la manada ¿Qué está pasando? —preguntó Bardock.

—Escuché a Milk gritar y sentí su miedo y dolor, y ahora no puedo conseguir que me responda —dijo Goku.

—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con ella?

—Me dijo alrededor de las 12:15 que se dirigían hacia nosotros. Sonaba bien, en ningún peligro —respondió Goku. No podía dejar de mirar a su alrededor, esperando en cualquier momento ser emboscados, pero por qué, no tenía ni idea.

Bardock estaba a medio camino de vuelta a la casa principal antes de que Goku siquiera se diera cuenta que se había alejado.

Corriendo para alcanzarlo, oyó a su padre por el teléfono con Vegeta.

—Pon los vehículos en marcha y prepara a la manada. Ten Shin Han y Yamcha juntos, Krilin y tu juntos, yo tendré a Gine y Goku. Quiero que cada vehículo tome una ruta diferente a la casa de Lily. Mantengan sus teléfonos encendidos, estén preparados para cualquier cosa. No sabemos si tuvieron solo un accidente o si este es el acto de un enemigo —Bardock no esperó una respuesta antes de colgar. Justo al llegar a la puerta de la casa, la madre de Goku salió vestida con unos pantalones cargos negros, una camiseta negra ajustada, y botas de combate, su atuendo de lucha. Tiró a Goku una pistola y luego se volvió a su compañero.

—¿Estamos listos?

—Sí, vamos. Tú conduces, Mina, por si acaso tenemos que enfrentarnos a alguien. Goku sigue tratando de ponerte en contacto con tu pareja ¿Tienes su número de teléfono celular?

—No, nunca se lo pedí porque siempre hablábamos a través de nuestros pensamientos —dijo Goku con frustración, metiendo el arma en la pretina de la parte trasera de sus pantalones —espera, puedo llamar a Los Henry y ver si saben algo.

Bryan contestó al segundo timbrazo.

—¿Hola?

—Bryan, es Goku ¿Has visto a Lily y las chicas irse hoy? —habló Goku en tono cortante, controlándose por un hilo.

—No, Goku, no las vi salir ¿Hay algún problema?

—No lo sé, pero creo que algo pudo haberles ocurrido. Si tienes noticias de ellas, por favor llámame enseguida —Goku colgó antes de que Bryan pudiera responder. Sus manos temblaban cuando puso el teléfono en el asiento de al lado. Cerró los ojos y se concentró lo más que pudo en Milk, en su rostro, en el sonido de su voz, el color de su cabello, cada detalle que se le ocurría y extendió con un empuje su poder.

—"Milk, dime donde estas" —nada— "Luna, por favor, respóndeme, si no puedes con palabras, dame algo, un sentimiento, una imagen en tu mente, algo que me diga que todavía estás conmigo" —Goku estaba cada vez más desesperado a medida que pasaba más tiempo sin escuchar respuesta de ella.

Apoyó la cabeza en el respaldo, la frustración amenazando con derramarse en forma de un enorme lobo negro. Goku solo quería algo, aunque fuera solo un recuerdo de lo último que ella vio. A medida que se acercaban a la ciudad, Goku pidió a su lobo usar su audición superior y oyó el débil sonido de las sirenas.

—Da, ¿Oyes eso?

—Sí, suena como si viniera del centro —respondió Bardock.

—La librería de Lily está en el centro —le dijo Goku a su madre.

—¿Estaban planeando ir allí de camino a nuestro hogar? —preguntó Gine.

—No que yo sepa, pero todavía no he sido capaz de comunicarme con ella. Cuando me hizo saber que estaban en camino no mencionó pasar por la librería —le dijo Goku a sus padres.

El rostro de Bardock parecía sombrío cuando dijo:

—Si no puedes comunicarte con ella, lo más probable es que signifique que está inconsciente.

Al pensar en su pareja tan impotente, Goku luchó por controlar a su lobo, y su padre, al darse cuenta que estaba a punto de perderlo, se volvió hacia él y puso una mano en su hombro y soltó un gruñido.

El lobo de Goku se sometió de mala gana, pero solo apenas, por la presencia de su Alfa. Finalmente dieron vuelta en la esquina y se encontraron en la calle de la librería de Lily. Mientras conducían delante de ella no vieron ninguna señal del vehículo de Lily, pero podían oír las sirenas delante. Mientras más avanzaban comenzaron a ver humo y luego llamas de color naranja fulgurando alrededor de una camioneta que yacía boca abajo en la cuneta. Tan pronto como Goku vio el fuego, y antes de que su madre pudiera detener el auto, salió por la puerta corriendo a la velocidad del lobo, sin importarle que llamara la atención, sin importarle si la gente se daba cuenta de que no había forma de que un ser humano pudiera correr tan rápido. Al acercarse al vehículo, vio cuatro figuras en la cuneta cerca de la carretera, tan lejos de los restos en llamas como podían llegar sin estar en el camino. Cuatro figuras, dos sentadas y dos acostadas, sin hacer ningún movimiento. El lobo de Goku empujó hacia adelante, con los ojos volviéndose lobunos, sus dientes cada vez más largos, mientras luchaba para mantener su forma, corriendo hasta su compañera inconsciente.

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