Roy

Finalmente llegamos a la casa de Elysia. Una mezcla de emoción y nerviosismo me subió al estómago. Por fin le íbamos a contar todo a su madre.

Al principio, me dio mucho miedo perder todo lo que habíamos construido en estos meses: el dolor, el sufrimiento, las pérdidas. Pero en medio de todas las sombras que nos rodean, hay una chispa que enciende una llama creando caos.

Jamás había sentido algo tan fuerte por una persona, pero Elysia es testigo del amor que le tengo.

Bajamos del coche, ambos tomamos nuestras manos y avanzamos hacia la puerta de la casa. El corazón me latía con fuerza mientras nos acercábamos.

- ¡¡Elysia!! Hija mía, me tenías al borde de un infarto, muchachita. ¿Acaso quieres provocármelo? -decía Kira, su madre, muy preocupada al vernos entrar.

- No, madre... ¿Cómo crees eso? -respondió Elysia con un tono tembloroso.

- Hija, ¿cómo no voy a preocuparme si encontré sangre en tu habitación? -dijo Kira, aún sin darse cuenta de nuestras manos entrelazadas. - Esperen un momento... ¿Es lo que estoy pensando?

- Sí, madre. Roy y yo estamos saliendo y decidimos que... podríamos dar el siguiente paso en esta relación... -dijo Elysia, mirándome con nerviosismo.

- Sí, señora Kira. Si usted lo considera adecuado, me gustaría formalizar nuestra relación -añadí, sintiendo cómo la tensión se disipaba poco a poco en el ambiente.

En ese momento, una leve sonrisa se dibujó en el rostro de la madre de Elysia.

- Ya lo sabía... -dijo ella, y en un instante ambos nos miramos. - El sexto sentido de una madre no falla; no hay que ser adivinos para darse cuenta de eso.

Ella finalizó sus palabras con una sonrisa cálida que iluminó el ambiente.

La madre de Elysia siempre ha sido una persona muy dulce; no solo conmigo, sino con todos. La admiro profundamente. Después de todo lo que han pasado en la vida, siempre tiene una sonrisa como un diamante.

- Mamá, eso quiere decir que apruebas nuestra relación... -preguntó Elysia con esperanza.

- Más claro que el agua -respondió Kira con un guiño.

Elysia le dio un abrazo y yo besé su mano con ternura.

- Mañana pasaré a buscar a las dos; las llevaré a mi casa, es una invitación... -dije con entusiasmo.

- De acuerdo, hijo -expresó Kira, visiblemente más tranquila.

Elysia se dirigió hacia mí.

- Te acompañaré a la puerta -me dijo Elysia a su mamá con una sonrisa.

Mientras caminábamos hacia la puerta del coche, el aire se llenó de una mezcla de nervios y emoción.

- Te extrañaré -le dije a Elysia, sintiendo un nudo en el estómago.

- Pero si tan solo es una noche... -me respondió ella, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello con dulzura.

- Sí, pero para mí es una inmensidad -dije, mientras ella me miraba con sus ojos brillantes, pestañeando un par de veces como si intentara absorber cada momento.

- Oh, amor mío... -respondió Elysia con una sonrisa que me desarmaba.

Mire sus labios gruesos, rojos como cerezas y tan tentadores que no pude evitar acercarme.

- Ya vete, es muy tarde -dijo Elysia con voz suave, separando nuestros labios lentamente.

- De acuerdo, Rosita -le respondí, subiéndome al coche mientras ella se quedaba en la puerta observándome.

Después de media hora aproximadamente llegué a la mansión. Estaba ansioso por encontrarme con mi madre. Cuando la vi en el sofá de la sala, viendo una película...

- ¿Dónde dejaste a esa chica con la que andas? -expresó ella sin cambiar la mirada de la pantalla.

Tomé el control remoto y apagué el televisor con determinación.

- Escúchame bien lo que te diré: a Elysia me la respetas. No tienes ni la mínima idea de todo lo que ha pasado para que tú la vengas a molestar. Y te guste o no, madre, es la mujer a la que yo amo...

- ¿Me lo dices a mí, que soy tu madre? Sé que no estás interesado en esa chica, cariño. Además, he visto muchas pasar delante de mis ojos. ¿Quién me asegura que esta vez va a ser diferente? -dijo ella finalmente levantándose del gran sofá.

- La diferencia entre todas las que has visto pasar por tus ojos es que Elysia me enseñó a amar y yo le enseñé a curar lentamente sus heridas.

- Y si es así, ¿por qué no está aquí? -replicó ella con desdén.

- Porque la dejé con su madre. Mañana las pasaré a buscar para desayunar -dije mientras subía las escaleras con paso firme.

- ¡¿Qué?! No puedo creer lo que me estás diciendo. ¡Sabe Dios si la madre de ella es una ladrona! -expresó ella dramatizando la situación.

- Madre, si vuelvo a oír alguna de tus bromitas de mal gusto te volverás para Italia -exclamé finalmente antes de entrar en mi habitación.

Una vez dentro, cerré la puerta y dejé escapar un suspiro profundo. Me sentía abrumado por toda la situación. Había tanto en juego: mi amor por Elysia y la necesidad de protegerla de cualquier cosa o persona que pudiera hacerle daño.

Me senté en mi cama y miré por la ventana. La luna iluminaba el cielo oscuro y las estrellas brillaban. Pensé en Elysia y en todo lo que habíamos pasado juntos. Desde el primer día en que nuestras miradas se cruzaron hasta ahora, cada momento había sido un viaje lleno de emociones intensas y profundas conexiones.

El amor que sentía por ella era indescriptible; era un fuego ardiente que iluminaba incluso los días más oscuros. Y ahora estaba decidido a luchar por nosotros, a demostrarle a mi madre que Elysia era diferente y que merecía ser parte de mi vida.

Me recosté en la cama y cerré los ojos...

"Cada vez que miro las estrellas,
la recuerdo a ella;
sus ojos brillan,
guirnaldas de luz
que adornan su mirada."

Al día siguiente sería un nuevo comienzo. Iría a buscar a Elysia y su madre para compartir un desayuno juntos; era el primer paso hacia algo más grande. Quería mostrarle a Kira que mis intenciones eran serias y que Elysia era la persona con la que quería construir mi vida.

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"Disculpen el retraso en actualizar, he tenido muchos trabajos, pero en fin, espero que hayan disfrutado la lectura... Besos, los quiero un mundo."