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XXVI

Elysia

                          "Las palabras puden
                         herir tanto que a veces
                        dejan
                                 cicatrices invisibles
                         en el
                                          Alma."

Cuando finalmente regresamos a la ciudad, el aire estaba impregnado de una mezcla de emociones. La brisa suave acariciaba mi rostro, trayendo consigo los ecos de risas y susurros que habíamos dejado atrás. La brisa que acariciaba mi rostro traía consigo el aroma de las panaderías y las flores del mercado.

Roy estacionó el auto frente a la casa de mi madre, donde nos recibió con un delicioso desayuno que llenaba el aire de aromas reconfortantes. Mientras compartíamos momentos agradables en la mesa, Bex y Enzo estaban con nosotros, disfrutando de la compañía y las risas. Todo parecía perfecto hasta que Enzo y Bex, nos llamó la atención para compartir una noticia importante. La atmósfera cambió mientras todos esperábamos ansiosos saber qué tenía que decir.

Y por un momento, todo quedó en silencio. Su sonrisa era contagiosa, llena de alegría y un poco de nerviosismo. "-Bex y yo estamos de novios," dijo Enzo , mirando a ambos con una mezcla de orgullo y emoción.

Los ojos de Bex brillaban con felicidad, y no pude evitar sonreír al ver cómo se abrazaban con complicidad. La noticia llenó el ambiente de una energía nueva; la calidez del desayuno se transformó en algo aún más especial. Mi madre, que había estado escuchando atentamente, soltó una risa alegre y comenzó a aplaudir, celebrando la noticia.

-"¡Eso es maravilloso!" exclamé, sintiendo una oleada de alegría por ellos.

"-Me alegro por ustedes, chaval," dijo Roy, dándole un abrazo a Enzo, mientras le daba fuertes golpecitos en el hombro, como una forma de celebrar la buena noticia.

La conversación fluyó naturalmente hacia los detalles de su relación...

Roy me llamó a un espacio en la sala, donde la luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas.

-Me tengo que ir, amor -dijo Roy, con un tono que mezclaba la urgencia y la ternura.

-¿Tan rápido? -respondí, sintiendo que el tiempo se deslizaba entre mis dedos.

-Sí, tengo que ver a mi madre y ocuparme de la empresa -dijo, inclinándose hacia mí para darme un beso en los labios. Ese contacto fue como una chispa que encendió un torrente de emociones en mi pecho.

-Roy... -dije con una leve sonrisa, un poco preocupada-. ¿Y si alguien nos ve?

-Pues haremos lo mismo que Bex y Enzo: contarle a todos -dijo mientras cruzaba los brazos con una expresión desafiante. Luego añadió, con un tono más serio-: Aún no entiendo por qué no se lo dices a tu mamá.

-Roy, para cada cosa hay un tiempo -le respondí, tratando de calmar sus ansias-. Te prometo que pronto lo verás.

-Está bien, pero que sea rápido porque no tengo paciencia... -eso dijo mientras me robaba otro beso antes de marcharse.

-¡Royyy! -lo llamé con un tono bajo, mientras él reía y cerraba la puerta tras de sí.

En ese instante, mi mamá se dirigía hacia mí con una expresión curiosa.

-Mamá -dije al verla acercarse.

-Cariño, ¿y Roy? -preguntó mientras miraba por la ventana-. Oh cariño, se ha marchado.

-Sí, justo eso hizo -respondí apresurando el paso hacia la mesa donde estaban Bex y Enzo.

Bex me mostraba el anillo brillante que le había regalado Enzo. Su felicidad era contagiosa.

-Es hermoso -exclamé admirando el destello del anillo en su mano.

-Cielo, nos vamos -le decía Enzo a Bex con una sonrisa cómplice-. Tengo que ir a la disquera y aprovecharé para dejarte cerca de tu casa...

-No te preocupes, yo me quedo un ratito más con Ely -respondió ella con confianza.

Enzo asintió, le dio un beso suave y se marchó dejándonos en un ambiente tranquilo y lleno de complicidad femenina.

-Chicas, ¿quieren algo más? -preguntó mi mamá con su voz dulce.

-No gracias, Kira -respondió Bex sonriendo amablemente a mi madre-. Ely, ¿puedo hablar contigo?

-Espera, déjame tomar el jugo primero -dije levantando el vaso que tenía en las manos.

-No puedo esperar, es urgente -me insistió ella con seriedad.

-Está bien, vamos a mi cuarto -dije finalmente tomando el vaso de cristal entre mis manos mientras subía las escaleras.

Al entrar en mi cuarto, noté que las cosas de Anahí seguían allí. Una ola de tristeza me invadió al ver su habitación inalterada; sin embargo, sabía que algún día iría a donarlas a gente necesitada. Siempre llevaría su recuerdo en mi corazón y honraría su memoria haciendo el bien por los demás.

- Ely, hay algo sumamente importante que debo decirte. Enzo me rogó que no te lo contara, pero eres mi amiga, te considero como una hermana y no quiero que nada malo te suceda. - Ella tomó aire, visiblemente nerviosa.

- Yo también te considero una hermana, pero dime qué pasa porque me estoy preocupando - respondí, sentándome en la cama con el corazón acelerado.

- Sé que tú y Roy están de novios; Enzo me lo contó, seguramente Roy se lo dijo. Pero ese no es el punto... - La interrumpí un momento, sintiendo un nudo en el estómago.

- ¿Espera, qué? - pregunté confundida, tratando de asegurarme de que Bex no escuchara nada sobre mi relación con Roy.

- No lo niegues, Elysia; se les nota. Bueno, ya no me interrumpas más, por favor. - Dijo ella con cierta desesperación.

Asentí, sintiendo cómo la tensión crecía en el aire.

- Elysia, al principio de que tú y Roy se conocieran, él no te quería realmente. Solo te estaba enamorando para quitarte las letras de las canciones; Enzo me contó que después sí se enamoró de ti y desistió de esa idea... Pero yo no podía dormir pensando en esto. Por favor, Elysia, no le digas a Roy que yo te lo dije... - terminó de hablar con un susurro casi inaudible.

En ese instante, una tormenta de emociones me invadió: temor, miedo, amor, odio, timidez o simplemente nada. El vaso de cristal que sostenía en mis manos se resbaló y cayó al suelo, estallando en mil pedazos. Me incliné sobre los trozos rotos y tomé uno entre mis manos; la sangre comenzó a brotar.

- Elysia, ¿estás bien? - preguntó ella al ver mi puño apretado goteando rojo brillante. - ¡Elysia! Suelta el cristal...

-"Él era la última persona en este mundo a quien creí capaz de herirme, pero me clavó el cuchillo en el corazón, matando mi alma." - digo, apretando cada vez más mi puño, sintiendo cómo la rabia y el dolor se entrelazan en una danza oscura.

Con dificultad y un esfuerzo desesperado, Bex tomó mi mano e intentó abrirla hasta que finalmente lo logró.

Una lágrima rodó por mi mejilla mientras miraba los fragmentos del vaso esparcidos por el suelo.

- Bex... ¿pero por qué él? - murmuré mirando mis manos ensangrentadas. - Así como este vaso está roto en pedazos, así mismo se siente mi corazón.

- No digas eso amiga; míralo por el lado positivo: él se enamoró de ti de verdad - dijo Bex intentando consolarme.

- Eso no lo sé... ¿y si él sigue con su plan? Ahora no estoy segura de nada de lo que pasa por mi mente - expresé con voz temblorosa. - Bex, quiero estar sola...

- Ni lo pienses; no te dejaré así como estás. ¡Hasta te hiciste daño en tu mano! - exclamó con preocupación genuina.

- Por favor Bex, estaré bien - le dije mirándola a los ojos con una mezcla de gratitud y dolor.

A pesar de mis palabras, ella cerró la puerta detrás de sí al irse.

"No podía creer que Roy hubiera pensado en algo tan cruel alguna vez. Me dejé caer al suelo, ignorando los fragmentos de vidrio a un lado mientras la angustia me envolvía como una sombra oscura. Mis pensamientos se agolpaban, y cada recuerdo compartido con él se transformaba en un eco hiriente, una traición que resonaba en mi mente. Las lágrimas comenzaron a brotar, cada una cargada de dolor y confusión, mientras me preguntaba cómo alguien que había sido mi refugio se había convertido en la fuente de mi sufrimiento."

"El frío del suelo me recordaba la realidad, pero mi mente seguía atrapada en un torbellino de emociones. ¿Qué había llevado a Roy a tomar esa decisión? Mientras intentaba recomponer mis pensamientos, una mezcla de rabia y tristeza se apoderó de mí.

Decidí que no podía quedarme ahí, inmóvil y derrotada. Con un esfuerzo, me levanté y, aunque los fragmentos de vidrio brillaban amenazantes a mis pies, avancé hacia la puerta. Necesitaba respuestas.

Salí a la calle, donde la noche era densa y el aire cargado de incertidumbre. Las luces de la ciudad parpadeaban como si también quisieran advertirme del peligro que acechaba en cada esquina. Mi corazón latía con fuerza mientras buscaba a Roy, deseando confrontarlo y entender su traición. ¿Podría haber alguna justificación para su cruel acto?

Mientras caminaba, recordé momentos en los que creí que éramos invencibles juntos. Pero ahora, esos recuerdos se sentían como cadenas que me ataban a un pasado que ya no existía.

Narra Roy

Recibí una llamada de la madre de Elysia, su voz temblorosa y llena de preocupación resonando en el auricular. "Roy, he encontrado un vaso roto y varias manchas de sangre en su habitación... y ella no está en casa". La angustia se apoderó de mí al instante.

Sin pensarlo dos veces, me lancé a la carretera. La noche se cernía oscura y silenciosa, pero mi mente estaba un torbellino. Cada golpe del motor parecía resonar con mis propios latidos agitados. Había personas peligrosas acechando en las sombras y, al pensar en lo que podría haberle pasado a Elysia, una oleada de frío recorrió mi piel.

Justo entonces, mi teléfono vibró; era Enzo.

- Amigo, tengo que decirte algo...

- Habla, Enzo, no tengo tiempo -respondí con la voz entrecortada por la ansiedad.

- Le conté a Bex sobre tu plan contra Elysia. Como ahora somos novios, no quería guardar secretos entre nosotros. Pero le dejé claro que ya no quieres robarle las letras; ahora la amas -hizo una pausa que pareció interminable. Mi corazón se encogió de rabia.

- ¿Qué demonios hiciste? Estoy seguro de que Bex le contó todo a Elysia. ¡Se fue de la casa y su madre no sabe dónde está! -mi voz estalló con furia mientras aceleraba aún más el auto.

- Eso es lo que te iba a decir... Ella reaccionó de la peor manera -su voz se desvaneció como un eco aterrador.

Sin poder soportar más, colgué el teléfono y lo lancé contra el cristal del auto. El impacto resonó junto a mi creciente desesperación. Mi mente era un caos: ¿qué había hecho Enzo? La traición se sentía como un cuchillo cortado mi cuello. Tenía que encontrar a Elysia antes de que fuera demasiado tarde.

La angustia se convertía en determinación; debía encontrar a Elysia antes de que se hiciera daño o, peor aún, antes de que alguien más lo hiciera.

Mi mente corría a mil por hora mientras recordaba los momentos que habíamos compartido. Las risas, las miradas cómplices, y cómo su sonrisa iluminaba incluso mis días más oscuros. Pero ahora, todo eso parecía un espejismo lejano. ¿Cómo había llegado a esto?

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🌟 **Saludito especial para todos aquellos que disfrutan leer mi historia. Este capítulo es un poco triste, pero cada palabra está llena de emociones. ¡Besos para todos!** 💖

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