XXV
Roy
Cuando una persona se
conecta a otra en alma y
cuerpo, se crea un vínculo
profundo que trasciende
"lo Superficial"
La mañana se desperezaba con un brillo dorado, y el sol asomaba tímidamente por el horizonte, como un artista que revela su obra maestra. El agua se extendía ante nosotros, cristalina y serena, reflejando los primeros rayos del día. Era un espectáculo que parecía sacado de un cuadro renacentista; cada ola, cada destello de luz, me llenaba de una emoción indescriptible.
-Mira, Ely -dije mientras contemplaba el mar-. ¡Está perfecto! El agua parece un espejo encantado.
Elysia, a mi lado, observaba con esos ojos grandes que siempre parecían buscar respuestas en la inmensidad del océano. Nunca había metido los pies en el mar; su temor era palpable, y podía sentir cómo su corazón latía al compás de las olas.
-No sé, Roy... -respondió con una voz temblorosa-. ¿Y si no puedo flotar? ¿Y si me asusto?
Me acerqué a ella con una sonrisa tranquilizadora. Sabía que ese momento era crucial para ella.
-Vamos, es solo agua -le dije con entusiasmo-. Te prometo que estaré contigo en cada paso. Solo mira cómo juega la luz sobre las olas; te está llamando.
Elysia frunció el ceño, indecisa. La brisa marina jugueteaba con sus cabellos mientras miraba el horizonte. Podía ver la lucha interna que libraba; su deseo de aventurarse chocaba con su miedo a lo desconocido.
-Es solo un pequeño chapuzón -insistí, tomando su mano suavemente-. Todo estará bien. Si te da miedo, salimos al instante.
Su mirada se iluminó por un instante; había una chispa de valentía detrás de sus dudas.
-Está bien... pero solo por un momento -accedió finalmente, como si estuviera haciendo un pacto sagrado conmigo.
Con una alegría desbordante, la guié hacia la orilla. El agua fría nos recibió como un abrazo inesperado, y Elysia soltó un grito ahogado mientras las olas rompían contra nuestros tobillos.
-¡Ay! ¡Está helada! -exclamó entre risas nerviosas.
Reí junto a ella, sintiendo cómo la tensión se desvanecía poco a poco. Nos adentrábamos más en el mar; las olas ahora acariciándonos las piernas con suaves caricias.
-Lo estás haciendo genial -la animé mientras nos movíamos hacia donde el agua nos llegaba hasta la cintura-. Solo respira y déjate llevar.
A medida que avanzábamos, podía ver cómo su miedo comenzaba a desvanecerse. La conexión entre nosotros crecía más fuerte; cada rayo de sol que nos tocaba parecía fortalecer nuestra confianza mutua.
Elysia miró hacia el horizonte con una mezcla de asombro y felicidad; era como si estuviera descubriendo un nuevo mundo.
-Esto no es tan malo después de todo -dijo riendo mientras una ola más grande nos sorprendía y nos empapaba por completo.
Mientras las olas nos rodeaban, decidimos alejarnos un poco de la orilla, buscando un rincón más apartado entre las rocas, donde el murmullo del mar se mezclaba con el canto de las gaviotas. La luz del sol se filtraba a través de las piedras, creando un ambiente casi mágico, como si el mundo exterior quedara lejos y solo existiéramos nosotros dos.
Ella sonrió, y su mirada era como un faro en medio de ese mar inmenso. Sentí que nuestros corazones latían al unísono, y no pude evitar acercarme más. Su risa se convirtió en la música más hermosa que jamás había escuchado.
-"¿Te imaginas lo que podríamos hacer aquí?"- le pregunté, mis palabras cargadas de emoción.
- Vaya, alguien podría vernos... -dice ella mirando a todas direcciones.
- Aquí no hay nadie más que tú y yo, rosita -le digo...
- No me digas que es una playa privada -me dice riendo. Ella puso sus muslos alrededor de mis caderas y sus brazos alrededor de mi cuello.
- Quizás, no sería mala idea -expresé con cierto sarcasmo.
- Calla y bésame -me dijo Ely...
Me acerqué a ella y nuestras manos se encontraron en un roce suave. La frescura del agua nos envolvía mientras nos mirábamos a los ojos, y antes de darme cuenta, nuestros labios se encontraron en un beso lleno de deseo. Cada ola que rompía cerca parecía animarnos a seguir adelante.
Al sumergirnos en el agua tibia, la sensación era electrizante. Las olas nos rodeaban mientras explorábamos cada rincón del otro; cada caricia era un nuevo descubrimiento. El murmullo del mar se convertía en un eco lejano mientras nos fundíamos en ese instante perfecto.
-"Esto es increíble"- murmuré entre susurros mientras la sostenía cerca de mí. Solo éramos nosotros dos, perdidos en nuestro propio mundo.
Con cada abrazo y cada beso, todo lo demás desaparecía. El sol brillaba intensamente sobre nosotros mientras el agua salada acariciaba nuestras pieles.
Finalmente, cuando nos separamos un poco para respirar, nuestras risas resonaron entre las rocas. -"Nunca olvidaré esto"- le dije con sinceridad, sintiendo que habíamos creado algo especial allí mismo.
Ella asintió y me miró con esos ojos llenos de vida. -"Yo tampoco"- respondió con una sonrisa radiante.
- Eres mi rayito de luz en medio de la tempestad - le digo, cerca de su boca...
- Y tú, la propia tempestad en persona - dice Elysia, a lo que los dos reímos...
Después de un rato de divertirnos, salimos del mar y volvimos nuevamente a la arena...
- Tenemos que regresar - expresa Elysia...
- ¿Por qué? No la has pasado bien... - digo...
- Demasiado amor, pero tengo que cuidar de mi mamá y tú ocuparte de la disquera - dice Elysia, tapándose con una mano la cara del sol...
- De acuerdo, amor, regresemos - expreso...
- Y volveremos a nuestra realidad, uff - ambos reímos y nos levantamos de la arena, dirigiéndonos hacia el auto...
- Espera, ¿y la tienda? - pregunta Elysia.
- Después mando a alguien a que la recoja - digo acelerando el coche...
El motor del auto rugía suavemente mientras avanzábamos, dejando atrás la costa. El aroma ligado con sal del mar iba desapareciendo poco a poco. Las ventanas bajadas dejaban entrar el aire fresco del campo, mezclándose con el último vestigio del océano.
- La he pasado tan bien junto a ti que me da miedo lo que pueda suceder cuando lleguemos a la ciudad - me dice Elysia.
- No te preocupes, amor, todo estará bien. Juntos somos un solo latido - digo, con una mano manejando y la otra apretando su mano.
- Con tu presencia me siento completa... - dice Ely mientras me mira.
El viaje transcurría en un ambiente de complicidad y sonrisas. La carretera se extendía ante nosotros, rodeada de campos verdes que parecían bailar al ritmo del viento. Elysia miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos, pero de vez en cuando me lanzaba miradas furtivas que hacían que mi corazón latiera con más fuerza.
-----------------------------------------------------------
Si les ha gustado este capítulo, por favor comenta qué te pareció... Besos 💋 para ustedes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro