XL "Finis"
Un Año Después:
Elysia
Tantas cosas han cambiado en este tiempo. Ahora soy una cantante reconocida en el mundo de la música. He dedicado todo este año a mi trabajo y a mi esposo. Nos mudamos a una casa más tranquila, donde el ajetreo de la ciudad no nos afecta; está cerca de la playa.
Para mi sorpresa, estoy embarazada de seis meses. Roy tuvo que abandonar España para una gira en Brasil, y yo no pude ir debido a mi embarazo; no puedo abordar un avión, ni mucho menos, por órdenes de mi doctor.
Hoy me dirijo al hospital para un chequeo; me dirán el género de mi bebé... Estoy muy emocionada. Aparqué el coche en el estacionamiento y me dirigí a la consulta.
Después de varios minutos de examen, el doctor me dijo:
- ¡Enhorabuena, Elysia! Estás esperando una hermosa niña -expresó con una sonrisa.
Sonreí, bajé del mesón y corrí hacia Bex.
- Es... es... -intenté articular las palabras, llena de emoción.
- ¡¿Qué es?! ¡Me estoy impacientando! -dijo ella, ansiosa por saber.
- ¡Una niña! -grité con alegría.
Bex saltó de felicidad y sonrió.
- ¡Hay que decírselo a Roy! -dijo mientras sacaba su móvil para llamarle.
- Vale, mientras tanto, le diré a mi madre. Por cierto, ¿a dónde se fue si estaba aquí? -pregunté confundida.
- Fue a tomar un café en la parte de abajo del hospital -respondió ella emocionada.
Bajé hasta la cafetería del hospital y vi a mi madre.
- ¡Mamá! -le grité emocionada.
- ¿Qué fue, mamita? ¡Habla, desenbucha! ¿Tendremos una mini versión de Roy o una mini versión tuya? -expresó mi madre, nerviosa y hablando sin parar.
- ¡Es una mini yo! -exclamé-. ¡Es una niña, mamá!
Al escuchar mis palabras, ella me abrazó y me dio un beso en la cabeza.
¡Dios mío! ¡Tendré una bebé! Finalmente, el regalo que Roy y yo hemos esperado.
Narra Roy
Recibí una llamada que apareció en la pantalla de mi celular... "Llamada de Bex". Tomé el teléfono y me lo puse cerca de la oreja.
- ¿Qué pasa, Bex? -dije suspirando.
- ¡Es una noticia impactante! -expresó ella.
- ¿Qué sucede? ¿Le pasó algo a Elysia? -pregunté, levantándome rápidamente de la silla donde estaba sentado.
- ¡No, Roy! ¡No es nada de eso! La cosa es que... ¡Elysia está esperando una niña! -gritó Bex con alegría.
- ¡No jodas! -exclamé, claramente emocionado. Colgué rápidamente el teléfono.
Enzo, que me había acompañado durante la gira musical, me miró curioso. Me dirigí hacia él lo más rápido que pude y con un tono alto le dije:
- ¡Hermano, es una niña!
- Me alegro muchísimo por ti y Elysia. Se lo merecen de corazón -dijo Enzo mientras me daba un fuerte abrazo.
Narra Elysia
Después de la consulta en el hospital, regresé a casa. Sin duda alguna, Bex estaba muy emocionada; ella me había acompañado y no me había dejado sola ni un momento desde que Roy se fue de gira.
- Extraño a Enzo -dijo ella con un suspiro.
- Nuestros chicos están muy lejos de aquí -respondí con otro suspiro.
- Y sabes que Roy se puso muy feliz por la noticia de la niña. ¿Cómo la llamarán cuando nazca? -preguntó Bex con los ojos brillantes.
- Ni idea -dije mientras Bex estacionaba el auto frente a mi casa. Ambas nos bajamos.
Un Mes Después
Estaba grabando una de mis canciones dedicadas a mi bebé. Ya estaba por el segundo verso cuando sentí una punzada en mi vientre...
- ¡Auch! -exclamé, alarmando a todos en el estudio.
- ¿Estás bien, Ely? -preguntó Luis, el chico que ajusta las melodías y le da ese toque mágico a mi música.
- No sé, tuve como una contracción que duró unos 15 segundos -me balanceé hacia los lados.
- Elysia, ya no te esfuerces más. Mañana sigues grabando la canción -dijo Bex con preocupación.
- No, yo continuaré. No es tiempo para que nazca la bebé -respondí decidida.
- Bueno, eso lo decide ella, no tú -replicó Bex con un tono firme.
- Sigamos -exclamé con determinación.
Repetí la canción desde donde iba y continué cantando.
Verso 1
Un nuevo latido en tu corazón,
un pequeño sueño en formación.
Cada día crece la emoción,
esperando a tu dulce bendición.
Coro
Eres la luz que ilumina el andar,
en tu vientre llevas un hogar.
Pequeñas manos que pronto estarán,
tejiendo amor en cada despertar.
Verso 2
Las noches de anhelos y de paz,
los sueños que juntos vamos a crear.
Cada patadita es un susurro,
un recordatorio de lo que está por llegar.
Coro
Eres la luz que ilumina el andar,
en tu vientre llevas un hogar.
Pequeñas manos que pronto estarán,
tejiendo amor en cada despertar.
Puente
Y aunque el camino a veces sea incierto,
con cada latido siento tu amor eterno.
Pronto en mis brazos te voy a tener,
serás mi mundo, mi razón de ser.
Coro
Eres la luz que ilumina el andar,
en tu vientre llevas un hogar.
Pequeñas manos que pronto estarán,
tejiendo amor en cada despertar.
Final
Así que sueña, pequeña estrella,
tu llegada será una maravilla.
Te espero con amor.
Al finalizar la última letra, dije:
- Ufff, ya no aguanto más. ¡Esta bebé ya quiere salir! -exclamé mientras nuevamente me balanceaba.
Luis rápidamente me cargó mientras Bex le avisaba a mi madre para que llevara las bolsas preparadas para la bebé.
La emoción y la ansiedad llenaban el aire; estaba a punto de experimentar uno de los momentos más hermosos de mi vida.
Luis me montó en el auto mientras yo respiraba con dificultad debido al dolor. Bex se acomodó en los asientos de atrás, intentando calmarme con palabras suaves.
- Uff... Uff -susurré entre suspiros, tragando saliva pesadamente.
- Tranquila -me decía Bex, con una voz reconfortante.
Al llegar al hospital, me llevaron en una silla de ruedas hacia la habitación. Las enfermeras me recibieron con sonrisas tranquilizadoras y comenzaron a prepararme para entrar en la sala de partos. Me explicaron cada paso del proceso, asegurándose de que entendiera lo que estaba sucediendo.
Narra Roy
Estaba de camino a Madrid cuando mi teléfono vibró. Era una llamada de Kira.
- Dime -respondí, mirando por la ventanilla del auto mientras el paisaje pasaba rápidamente.
- Elysia está de parto, Roy. Tienes que llegar ya -afirmó ella desde la otra línea, su voz llena de urgencia.
Colgué el teléfono y le dije al chófer:
- Acelera todo lo que puedas, o si no, dame el volante -exclamé, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí.
Narra Elysia
Sentía que mi bebé quería salir ya; estaba muy nerviosa. La única cosa que deseaba era tenerla en mis brazos. Sin embargo, cargaba con dos emociones: la alegría de dar la bienvenida a mi hija y la tristeza de que Roy no pudiera estar a mi lado en ese momento tan importante, ya que él estaba en Brasil.
La enfermera me ayudó a acomodarme en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda. Comenzaron a colocarme monitores para vigilar el ritmo cardíaco de mi bebé y el mío. Me explicaron que estos dispositivos ayudarían a los médicos a asegurarse de que todo estuviera bien durante el proceso.
Mientras tanto, me ofrecieron un poco de oxígeno para ayudarme a respirar mejor. La enfermera me sonrió y me dijo que todo iba a salir bien. Sentí un pequeño alivio al escuchar sus palabras.
Las contracciones comenzaron a hacerse más intensas, y yo intentaba concentrarme en la respiración.
- Recuerda, cada contracción te acerca más a conocer a tu hija -me animó la doctora.
A pesar del dolor y la ansiedad, sabía que pronto tendría a mi pequeña en mis brazos. La esperanza brillaba en mi corazón.
Narra Roy
El tráfico era denso, pero cada segundo contaba. No podía dejar de pensar en Elysia y en cómo se sentiría en ese momento tan importante. La imagen de ella sosteniendo a nuestra hija llenaba mi mente de emoción y anhelo.
Finalmente, llegué al hospital y corrí hacia la sala de partos. Una enfermera me intersecto.
- Tú, ¿quién eres? No debes estar en esta sala -explicó la enfermera con firmeza.
- ¡Yo soy Roy! El esposo de Elysia Soler. Ella está en esta sala de partos. Si no me dejas entrar, tendrá graves consecuencias -respondí, sintiendo cómo la frustración comenzaba a apoderarse de mí. No podía permitir que Elysia pensara que la había abandonado en un momento tan crucial.
Kira, Bex y Mahra se agruparon a mi lado, apoyándome en este momento de desesperación.
- De acuerdo -dijo la enfermera, finalmente cediendo-. Podrás pasar una vez que le informe a la paciente que estás aquí y te aconseje estar junto a ella.
La enfermera abrió la puerta, y a través de la rendija pude distinguir a Elysia, acostada en la cama. Habían pasado siete meses desde que la vi por última vez, debido a la gira.
- Tranquilo, Roy, todo estará bien -me susurró Bex, tratando de calmarme.
Narra Elysia
La enfermera se acercó a mí y me habló en voz baja, pero clara.
- Todos tus familiares están afuera... -hizo una pausa, como si midiera sus palabras-. También tu esposo.
Mi corazón dio un vuelco. La miré rápidamente, incrédula.
- No, señora, usted se está equivocando. Mi esposo está de gira... -respondí, respirando con dificultad, sintiendo la ansiedad apoderarse de mí.
La enfermera se retiró, dejándome con mis pensamientos.
Narra Roy
La enfermera me miró con seriedad y dijo:
- De acuerdo, pero primero debes cambiarte.
Me llevó rápidamente a cambiarme, y en cuanto estuve listo, respiré hondo y entré a la sala. Allí estaba ella, acostada en la camilla, luchando por tranquilizarse.
Di unos pasos hacia ella y murmuré:
- Rosita.
Elysia
»Rosita« resonó en mi mente, y lo pronuncié en voz alta, como si invocara un recuerdo querido.
- Parece que estoy evocando la voz de Roy - expresé, casi en un susurro que flotaba en el aire como una melodía suave.
Sentí unos pasos acercándose desde detrás de la camilla, un sonido que rompía el silencio tenso del lugar. Entonces, un rostro familiar se posó a un costado de mí, iluminando mi mundo en ese instante.
- Amor, soy yo. Ya estoy aquí - dijo con ternura, y su voz era un bálsamo para mi alma.
- ¿Roy? Solo podía ser él - pensé, sintiendo una oleada de calidez en mi corazón, como si el sol estuviera despertando después de una larga tormenta.
- Mi amor, pensé que me dejarías sola en esta situación - expresé, sonriendo con alivio y dejando que la luz de su presencia disipara mis temores.
- No pienses eso, jamás lo haría - respondió con dulzura, sus ojos reflejando una promesa inquebrantable. Se agachó suavemente para alcanzar la altura de la camilla y me besó la frente con un cariño delicado que me llenó de paz. Su mano tomó la mía con una fuerza reconfortante, como si estuviera anclándome a este momento y a su amor incondicional.
La enfermera interrumpió el momento: - Ya estamos listos para comenzar...
....
El mundo exterior se desvaneció, y todo lo que importaba era el amor que compartíamos. La enfermera, con su voz profesional y calmada, nos guió hacia el umbral de lo desconocido.
- Elysia, necesito que te concentres en mi voz -dijo la enfermera, mientras preparaba todo lo necesario para el nacimiento-. Tu cuerpo sabe lo que tiene que hacer. Confía en ti misma.
Miré a Roy, y en su mirada encontré la fortaleza que necesitaba. A través de todos los momentos difíciles que habíamos enfrentado, él siempre había sido mi roca...
- Estoy aquí contigo, siempre -murmuró, como si pudiera leer mis pensamientos. Su mano se entrelazó con la mía, y sentí cómo una corriente de calma me atravesaba.
La enfermera continuó hablando, guiándome a través del proceso. Mis respiraciones se hicieron más profundas y regulares, mientras trataba de relajarme y dejar que la naturaleza siguiera su curso. En cada contracción, sentía la vida creciendo dentro de mí.
»Un recordatorio tangible de nuestro amor.»
- Elysia, cuando sientas que es el momento, empuja con todas tus fuerzas -me animó la enfermera.
A medida que las contracciones se intensificaban, sentí dolor y euforia. Era un desafío que nunca había imaginado enfrentar, pero sabía que tenía a Roy a mi lado. Su voz resonaba en mi mente, alentándome a seguir adelante.
- Eres increíble, amor. Lo estás haciendo tan bien -dijo él, sus palabras envolviéndome como un abrazo cálido.
Con cada empuje, la realidad se tornaba más intensa. El dolor era abrumador, pero su amor me daba fuerzas. En medio de todo, vislumbré el momento en que nuestra hija finalmente haría su entrada al mundo.
- ¡Ya casi! -gritó la enfermera-. Un último esfuerzo, Elysia. ¡Empuja!
Con un grito de determinación, reuní todas mis fuerzas y empujé con todo mi ser. En ese instante, sentí cómo el tiempo se detenía y el universo se concentraba en una sola acción. Y luego, en un estallido de luz y vida, escuché el llanto de nuestra pequeña.
Narra Roy
El sonido del llanto llenó la sala, un eco de alegría que resonó en mi corazón. Elysia miró hacia mí con lágrimas en los ojos, una mezcla de agotamiento y felicidad.
- Lo hiciste, amor... lo hiciste -dije, sintiendo que la emoción me embargaba. La enfermera tomó a nuestra hija y la colocó en los brazos de Elysia.
La vi mirar a nuestra hija con amor desbordante, su rostro iluminado por una luz que nunca había visto antes.
- Es perfecta -susurró Elysia, mientras acariciaba la cabecita de nuestra pequeña.
La enfermera sonrió y nos dejó disfrutar del momento a solas. Me acerqué a Elysia y a nuestra hija, sintiendo que el amor nos envolvía.
- Elysia, ella... es... ella... es nuestro Milagro - expresé, sintiendo la felicidad flotar en el aire como un suave susurro de esperanza.
- ¿Milagro? - preguntó Roy, con una sonrisa que iluminaba su rostro - De acuerdo, ese será su hermoso nombre. Así, cada vez que lo pronunciemos, recordaremos que siempre fue nuestro Milagro.
Las palabras salieron de nuestros labios como un canto dulce. En ese instante, comprendí que este nombre no solo representaba a nuestra hija, sino también a todos los momentos y sueños que habíamos compartido. Era un símbolo de amor y de la vida que habíamos creado juntos.
-"Nuestro rayito de esperanza -dijo Elysia, mientras yo la observaba."
Entro nuestra familia a la sala que trasladaron a Elysia:
-Es una bebé hermosa- Expresó la madre de Elysia.
- En hora buena - Dijo Mi madre
- Felicidades a los nuevos padres - Finalizó Bex - Parara ir corriendo hacia Enzo que acaba de llegar...
- Felicitaciones amigos míos - Expresó Enzo.
Narra Elysia
Después de varios días en el hospital, decidimos dar un paseo en lancha, solos: Roy, Milagro y yo.
Tenía a nuestra bebé en brazos cuando Roy me agarró por la cintura y me giró hacia él.
-Te prometo que esto que sientes por mí lo voy a alimentar todos los días de mi vida. Te juro que no habrá un minuto en que no seas lo más importante para mí, así como lo fuiste desde el primer día en que te vi, desde aquel día en que firmaste el contrato con mi disquera. Eres mi diamante, mi estrella más brillante -dijo, mirándome profundamente. El cielo se tiñó suavemente de colores pastel, combinándose con el azul del mar.
-Y yo nunca olvidaré las primeras palabras que me dijiste -respondí con una sonrisa, mientras él se acercaba para darme un beso en los labios.
-¿Y qué fue lo que te dije? -expresó con tono coqueto y una sonrisa pícara.
-Que yo era tu reina y que todas las demás eran solo princesas. Que fue nuestra suerte encontrarnos. Supe que estaba enamorada de ti desde la primera vez que nos vimos -dije, con los ojos brillantes. El viento del mar movía mi cabello sin parar.
-Siempre serás mi reina... -exclamó él, abrazándome con ternura-. Y Milagro es el fruto de un amor que floreció a pesar de las tormentas... , te juro que no las volveré a dejar solas. -Nos besamos, sellando ese momento con un amor eterno.
Y así fue como nació nuestra historia: un relato tejido con hilos de amor, valentía y esperanza.
Fin
" El verdadero amor
nunca tiene un final, sino
que se transforma en
un hermoso comienzo."
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