XIV
Roy
Después del concierto, me quedé un rato organizando algunas cosas pendientes. Para ser sincero, me sorprendió mucho la actitud de la hermana de Elysia; era todo lo contrario a ella.
— Tío, cuéntame algo bueno — dijo Enzo, con una sonrisa traviesa.
— ¿Qué quieres saber, chaval? — respondí mientras guardaba algunos papeles.
— No jodas, Roy. No te trenzaste a Elysia, ¿verdad? Te dije que lo hicieras después del concierto.
— No, ni de broma. Sabes que no entenderías la razón. Ella es diferente; a través de mis ojos, es la más perfecta del mundo. Ya no estoy seguro de si estoy enamorado o si estoy obsesionado con esa chica. Es como si al mirar sus radiante mirada, descubriera un nuevo planeta; es como contemplar las mismas estrellas.
— Roy, pero ¿qué dices, tío? Un día me dices que no nada que ver con esa tía y al siguiente que es el amor de tu vida. ¿Qué está pasando? — insistió, confundido.
— Es por una simple razón: no estoy seguro de que Elysia sienta lo mismo por mí. Nunca he sido rechazado.
— Entonces, esa tía no te quiere.
— No, es que cuando estoy cerca de ella siento que quiere decirme algo, pero no puede. Su boca dice que no, pero sus ojos dicen que sí — dije, mirando al vacío.
— ¿Crees que Bex sepa algo que Elysia no puede decirte? — preguntó Enzo con un tono serio.
— No lo sé... ¡Ooo Enzo, eres un genio! — exclamé.
— Lo sé, tío. Ellas se han hecho muy amigas últimamente — dijo pensativo.
— Hablaré con ella; a ver si puedo sacar información — expresé decidido.
— No, no. Eso déjamelo a mí — respondió con firmeza.
— ¿Por alguna razón en especial?
— A esa tía la tengo en la palma de mi mano — afirmó con confianza.
— ¿A Bex?
— Pues sí — dijo Enzo, mascando su chicle con desdén.
— Vale, pues te lo dejo. Nuestra química trasciende la pantalla — dije mientras tomaba mi teléfono y revisaba mi Instagram. — Mira esto — continué, leyendo algunos comentarios sobre los videos grabados en el concierto. — ¿Viste las miradas que se lanzan entre ambos? ¡Hasta mis fans se dan cuenta!
Me despedí de mi amigo y me dirigí a la mansión de mi madre, que, por cierto, extraño muchísimo; sus reclamos ya se habían convertido en una costumbre entrañable.
7:00 AM
La luz del sol me despertó suavemente, filtrándose a través de las cortinas. Me estiré en la cama, recordando la energía del concierto de anoche. La risa de Elysia aún resonaba en mi mente y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Era como si todo lo que había sentido durante ese espectáculo estuviera volviendo a cobrar vida.
Me levanté, me duché y dejé que el agua tibia me despertara por completo. Mientras me vestía, no pude evitar revisar mi teléfono una vez más. Las notificaciones de Instagram seguían llegando: comentarios sobre el concierto, fotos de los fans y, por supuesto, las publicaciones de Elysia. Cada vez que veía una nueva foto de ella, mi corazón latía un poco más rápido.
Mensaje de Enzo:
— Tío, me dirijo a la empresa; buscaré a Bex y le sacaré información...
— De acuerdo, ahora me dirijo hacia la empresa — le respondí.
Tina me preparó el desayuno, ya que me estaba quedando en la mansión... y es mi empleada.
Un café bien cargado, unas tostadas con aceite de oliva, tomate y chorizo entre otras cosas deliciosas.
Después de terminar mi desayuno, me dirigí a la empresa. Mi coche, un Luna Nova, es muy cómodo y elegante. Al llegar, llamé a Enzo, pero no traía buena cara...
Fuimos a un lugar más privado para hablar.
— Dime, tío, ¿qué te dijo Bex? — pregunté con curiosidad.
— Esa tía no me dijo nada; está más callada que un bebé durmiendo. Usé mis encantos, pero solo me dijo: "Para cada cosa su tiempo". Al parecer quiere decir que Elysia sí te oculta algo — explicó.
— No sé a qué se quiso referir, pero lo averiguaré de igual forma, Enzo...
— Hola chicos — escuchamos una voz dulce saludándonos , eres Elysia y pude notar que venía acompañada de su hermana.
— Hola Rosita, cómo estás bella dama — le digo a Elysia.
— Hola Roy. Me recuerdas; soy Ana, la hermana de Elysia. Tú me dijiste que me conseguirías un trabajo... — habló tan rápido que no dejó a Elysia responder mi saludo.
— Ah, sí, te recuerdo. Tu trabajo será el de repartidora de té y café... —digo, retorciendo los ojos hacia Elysia.
— Descuida, empezaré hoy, cariño —expresa Anahí. Me quedé sin palabras al escucharla llamarme "cariño".
— Hermana, creo que ya es suficiente. Te enseñaré dónde queda la cafetería —dice Elysia, cambiando de tema.
— No, Ely. Prefiero que mi nuevo jefe, Roy Aries, me muestre todo el lugar y de paso su despacho; puede ser que necesite un café... —expresa ella, guiñándome el ojo y tomándome del brazo.
— No hay por qué molestar a Roy; es un hombre muy ocupado, ¿vale? —Ely observa cómo Anahí tiene mi brazo entrelazado con el de ella y se apresura a desapartarlos.
No pude evitar sonreír.
— De acuerdo, pero me debes un almuerzo, Roy, digo "jefe"... —dice Ana antes de irse con Elysia.
La hermana de Elysia es un poco extraña.
— Tío, no soy tu y me sentí incómodo —dice Enzo.
— Ni me digas nada; esa tía es bien extraña —digo, rascándome la nuca.
— Entonces, ¿por qué la contrataste? —pregunta Enzo, caminando a mi ritmo.
— Pues porque es hermana de Elysia...
— Uff, va a ser un dolor de cabeza... Esa tal Anahí —dice antes de irse a su oficina.
9:00 AM
Llamo a Elysia a mi despacho.
— Ay, ¿algo que pueda hacer por usted? —dice ella.
— ¿Te sentiste cómoda en el concierto? —le pregunto.
— En realidad sí. Pensé que no lo lograría, que no podía darle la cara a todas esas personas, pero gracias a ti lo logré. Te debo una —dice con una sonrisa nerviosa.
— ¿Qué te parece un plan para vernos por la noche? —expreso.
— ¿Qué tipo de plan? —dice con la voz entrecortada.
— Te gustará, te lo prometo —le digo con una seña.
— Pero no puedo... tengo que ayudar a mi mamá a bañar a mi gato —dice nerviosa.
— Para la próxima busca una excusa mejor; y lo de tu gato, creo que no se bañan —me acerco a su oído y le susurro—: detestan el agua.
— Ay, pues mira, el mío le encanta —dice nerviosa.
— No puedes decir que no; además, dijiste que me debías una... —le comunico.
— Ya, pero... —no la dejo hablar.
— Pero nada, nena. Hoy por la noche te pasaré a recoger, sin pretextos.
Justo en ese momento entra Anahí a mi despacho con un café.
— Uff... Pensé que te hacía falta un cafecito dulce con crema a estas horas —dice finalmente, volviéndose. Mira a Elysia—. Ely, ¿qué haces aquí?
— ¿No es obvio? Aquí trabajo —dice Elysia, levantándose de la silla.
— Gracias, Anahí, por las molestias, pero a estas horas no tomo café y me gusta el café fuerte, sin azúcar y sin crema —digo mientras me siento en mi escritorio.
— Oh vaya, no lo sabía —responde ella.
— ¿Cómo lo vas a saber si es tu primer día? —expreso.
— Eso es verdad. Bueno, me voy a trabajar; no sabes cuántos quieren tomar un dichoso café —dice.
— De acuerdo.
— Vamos, Ely. Dejemos al jefe trabajar —dice Anahí.
— No, Elysia, no te vayas —digo llamándola.
Justo cuando da un paso hacia mí, Anahí la toma del brazo y le dice:
— Que se va conmigo. No quiero que ni siquiera respiren el mismo aire que tú.
Pero cuando la jala hacia ella, el café se derrama encima de Elysia, el cual estaba caliente.
— ¡Ahh! —un quejido sale de su boca.
— Elysia, ¿estás bien? —me paro rápidamente de mi escritorio y voy hasta donde está Elysia.
— ¡Oh Dios! ¡Me estoy quemando! Ufff —expresa con un quejido.
— Hermana, no fue mi intención —dice Anahí, parada en el mismo lugar observando a su hermana cómo se queja del dolor.
En ese instante pasa Bex. Ella está confundida por lo que acaba de suceder y busca respuestas; bruscamente jala a Anahí del pelo y la saca del despacho, confundida porque Anahí le había arrojado el café encima.
Nos dejaron a mí y Elysia solos en el espacio. No sabía qué hacer; ella solo resoplaba por el ardor mientras trataba de desabrocharse la camiseta botón por botón.
No puedo quedarme de brazos cruzados, así que la ayudo a desabrocharse.
— ¡No! Deja, Roy; lo puedo hacer yo sin ayuda!
— ¡Ni de coña! ¡Eres muy necia! —digo desabrochando el último botón; solo quedaba su ropa interior en la parte superior.
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Un capítulo interesante espero que haya valido la pena para ustedes la demora es que he estado muy atareada. Beso 💋 y comenté que les pareció.
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