Capítulo XXXIII: De placeres y desilusiones
Ya eran cerca de las ocho de la mañana, muy pocas veces en su vida se había despertado tarde, aún estaba cansada, sino fuese porque la luz solar quemaba su rostro y su vejiga estaba a punto de explotar no se hubiera puesto en pie, al hacerlo tropezó con el desorden del suelo, su peluca estaba allí, lo que hizo que inconcientemente buscara su largo cabello desordenado... Su cabello naranja que parecía tener vida propia, como si se tratase de obstáculos, saltó hasta llegar al cuarto de baño, después de sentarse en el sanitario sintió las ganas de gritar un aleluya, un poco más y quizás hubiera mojado la cama...
Le había costado ponerse en pie, todo su cuerpo dolía, como si hubiera corrido una maratón... Si fue una maratón, río al pensar en eso, bajó el agua y se apresuró a lavarse las manos, quería volver a la cama lo más rápido posible, quizás si volvía sin hacer ruido y como había cerrado las cortinas el gradulón la tomaría en sus brazos para seguir durmiendo, después de todo se habían dormido hacía pocas horas
Se lavó la cara, se limpió los dientes y al mirar a la chica en frente encontró que estaba llena de moretones, vio sus pechos desnudos, donde tenía algunos chupones, rojos, otros rojizos y unos bastante oscuros... Trató de recordar el porqué de sus pequeñas lesiones
Después de terminar el primer orgasmo con su nombre, Kuon se encendió más, como si escuchar su propio nombre con esa voz, fuese desde su oído hasta su entrepierna... Se abalanzó sobre ella, al igual que las bragas, su blusa y su brasier fueron desechos por la fuerza bruta e instintiva de ese hombre que quería llegar hasta sus pequeños y redondos pechos, atacó el primero con su boca y al segundo lo reservó para masajear firmemente con su mano, luego cambió, mientras el calor interno se apoderaba de la pelirubia, cuando mordió suavemente un pequeño grito de placer se escabullo por la garganta de ella...
-Siéntate -Le ordenó, y a la vez le concedió su brazo para que ella obedeciera. Lo hizo- Te quitare esto- Refiriendose a la rubia peluca, y luego a la malla que atrapaba la trenza naranja, ella solo asintió
La volvió a recostar en la cama, pero esta vez, dejó que ocupara el centro de la cama, sacó su dolorosa erección del pantalón y se ubicó en su parte intermedia, la besó, un beso hambriento de placer, que pronto los dejó sin aliento, se acomodó frente a ella... En esa posición justo antes de entrar en ella
-¿Puedo? -Preguntó ansioso, ella sólo asintió con la cabeza, y como si de una orden se tratara, entró en ella, ese era su lugar favorito en el mundo, dentro de ella... No se había contenido lo suficiente, así que la pobre dio un respingo, al sentir de golpe como el glande usurpaba sus paredes vaginales sin ninguna restricción, por suerte estaba húmeda por haber llegado al climax minutos antes, o seguramente la habría roto por la fuerza y el tamaño de su ahora huésped
Un fuerte gemido, salió de la garganta de la ahora pelinaranja, quien tuvo que taparse la boca con sus propias manos, para no gritar, mordió su puño cuando el placer la invadió, mientras tanto Kuon la embestía con más y más fuerzas, se sentó sobre sus rodillas y dejó que las piernas de ella pasaran por su cintura, mientras la tomaba a ella de sus caderas, con fuerza la atrajo hacia él mientras se impulsaba con sus piernas y así se reencontraba una y otra vez desde sus partes más íntimas
Al ver las marcas de los dedos en sus caderas, que ahora lucían oscuras, un corrientazo pasó desde su cabeza hasta su entrepierna, entre los recuerdos de la noche anterior y sus evidencias, sin querer se empezaba a morder el labio, una sensación extraña se posaba sobre todo su cuerpo...
En la otra habitación un gran bulto se movía con pereza, de repente un brazo salió de entre las sabanas mientras tanteaba el espacio vacío de la cama, después de no encontrar lo que buscaba, el rubio rápidamente se puso de pie, buscando la figura femenina que debía estar a su lado, cuando entró en el cuarto de baño, vio que se observaba a si misma en el espejo
-¿Qué haces? -Preguntó con una voz demasiado ronca, quizás porque acababa de despertar
-Y-Yo... Buenos días- Kyoko se sonrojo por estar desnuda, así que trato de taparse con la toalla rápidamente, sin apreciar la desnudez de su compañero
Éste se le acercó y le abrazó, un largo suspiro se escapó de lo más profundo de su alma... Había temido que solo fuera un sueño... Ya le había pasado antes y no quería volver a pasar por lo mismo, abrió los ojos para ver de nuevo a su hermosa pelinaranja, despeinada y su cara sonrojarse, al observarla más detalladamente encontró unos hematomas sobre sus hombros, eran muy extraños
-¿Qué te sucedió? -Preguntó confundido y preocupado
-Ehhh... -Su rostro se sonrojo aún más, no sabía como decirle a Kuon, así que después de mucho pensarlo, solo se alejó unos pasos, tomó una de sus manos y la abrió, luego la colocó sobre su hombro, entonces hizo lo mismo con la otra mano posandola sobre su otro hombro- Esto pasó...
-Pero las marcas no concuerdan -Alegó el rubio confundido
-Estabas del otro lado...
-Ah... ¡Ahh! -Por fin entendió a lo que se refería Kyoko, y por primeza vez Kuon se sonrojo hasta las orejas
Lo que había pasado era que, después de que Kyoko terminara cansada sobre el pecho de su amado, después de haberlo montado como si de un caballo salvaje se tratara y haber terminado en un escandaloso orgasmo la pobre había quedado sin fuerzas, pero él todavía podía un poco más, así que la levantó de su pecho y la dejó en la misma postura sobre la cama
Al ver el trasero blanco y redondo de la pelinaranja al descubierto, no pudo evitar levantarlo, haciendo que ella se sostuviera sobre sus rodillas, aunque su pecho y brazos todavía estaban en la cama, lo que hizo que Kuon se volviera loco, esa imagen era tan erótica que nunca más en su vida tendría que ver algo más para excitarse, solo con el recuerdo de ese instante, la penetró desde atrás, entrando profundo dentro de ella, incluso aún más profundo que cuando estaban frente a frente, y utilizaba las piernas de ella como collar, aunque en ese momento no pudiera embestirla como quisiera por temor a lastimar todo su cuerpo, pero ahora teniendola así, no tenía restricción, la tomó de los hombros y la empujaba hacía atrás para llegar a su encuentro, una y otra vez hasta que los dos llegaron al clímax, cayeron juntos a la cama, y ella en cuestión de segundos quedó profundamente dormida... Había resistido mucho esa noche, y ahora ya no tenía energías... Aunque el tampoco, así que la llevó hasta su pecho y se quedó dormido después de darle un lindo beso en su frente
-Yo lo lamento... No quise lastimarte así- Cuándo Kuon dijo esas palabras, la pelinaranja dejó caer la toalla
El rubio pudo ver los demás hematomas de su cuerpo, y sintió pena por haberla dejado así, aunque su pene sentía otra cosa, porque al recordar lo sucedido se excitó tanto, que su glande podía servir de perchero
Kyoko al observarle le dio risa, al parecer estaban igual, ambos tan avergonzados pero ninguno sentía arrepentimiento por lo sucedido, se abalanzó sobre él, así que él se agachó para recibir un beso, delicioso, húmedo y permisivo, la tomó de las piernas y la levantó para luego dejarla sobre el lavamanos allí una vez más la hizo suya
Luego decidieron bañarse juntos en la gran bañera que había allí, entonces Kyoko notó que ella no era la única que había quedado con marcas de la noche anterior, entre arañazos, mordiscos y chupones, le había marcado por todo su cuerpo la pelinaranja
Cuando había entrado no lo había visto, había agachado la mirada por la vergüenza, pero ahora que tallaba suavemente todo su cuerpo había descubierto lo mucho que había disfrutado todo, a tal punto de no acordarse de en que momento había plasmado en su querido compañero todas y cada una de esas marcas
-¿Qué le causa gracia a la señorita? -Preguntó Kuon fingiendo estar ofendido ante las risitas de su compañera
-Señor... Ha pasado usted la noche con un gato -Dijo la pelinaranja haciendo presión en uno de los rasguños haciendo que el rubio respingara involuntariamente- O seguramente ha estado en una pelea callejera -Señaló un chupón que podía pasar por un pequeño golpe
-La verdad es que si me he peleado... Con una chica, muy salvaje... Fue terrible... Le dispare con todo mi arsenal y ahora me he quedado sin municiones -Fingió estar herido- Y no le hice nada...
-Pobrecito -Se puso de pie y salió de la bañera, luego extendió su mano para invitarlo a salir- Quizás después le puedas dar su merecido, por ahora ven... Yo te consolaré
Kyoko buscó su toalla y secó el cuerpo de su compañero que aún se quejaba de las heridas ficticias y luego fue al contrario, él la secó y la llevó a la cama, dónde quedaron profundamente dormidos
Varias horas después
Caín paseaba por la habitación, mientras Kyoko aún dormía profunda, apenas si se había colocado un pantalón se cuero negro con cadenas, también había se había colocado la peluca y los lentes cosméticos, recogió el reguero y pensando que no habían comido nada en todo el día pidió un domicilio, entonces llamaron a la puerta
Busco su billetera antes de abrir la puerta, pero se sorprendió al ver de quien se trataba
-¡Director!
-Caín-San ¿Puedo entrar? -Preguntó el director al notar que no era el mismísimo Caín quien lo había recibido
Ren miró atrás pensando en que Kyoko aún no había despertado, no tenía su peluca de Setsu y además estaba completamente desnuda debajo de las cobijas
-¿Viene solo? -El director asintió- Entonces espere un momento
Ren aprovechó el momento para acercarse a Kyoko, le colocó una bandita húmeda sobre el rostro, lo que la despertó
-Shhhh... No abras los ojos y no te levantes, el director va a entrar a la habitación -Kyoko asintió e hizo caso
-Entre... -Cuando el director obedeció- Lo siento, es que todo está un desastre
-¿Cómo se encuentra Kyoko-San? -El director se preocupó al ver la pelinaranja acostada en su cama
-Ya está mejor, ha sido un poco difícil, anoche tenía mucha fiebre y he tenido que controlarla -Explicó Kuon
-Me imagino... Perdón por preguntar... Pero... ¿Por eso tiene esas marcas?
-Ahhh... No, eso fue de esta mañana, aún con fiebre se iba ir a trabajar, y como no la dejaba ir, me atacó... Ya sabe como es, es una chica fuerte y luchó hasta lo que más pudo... Pero no está en sus cabales para dejarla ir, y puede confundir los papeles
-Para ser tan pequeña, le ha dejado bastante mal... -El director inspeccionaba más y más las lesiones del susodicho, algunas parecían chupones pero no podía imaginar a la enferma de esa manera... Además todos sabían que Kyoko era una niña buena
Kuon se puso una camisa negra encima, para por terminada la conversación mientras tanto Kyoko escuchaba, pudo entender el doble sentido de las palabras del ahora pelinegro, lo que la hacía sentir avergonzada y por ende el color de su rostro empezó a teñirse de un ligero rosa
-Si está tan enferma debería ver un médico
-Oh, si... Ya vino uno, un amigo nuestro que lo mantendrá todo confidencial, le ha inyectado su medicamento esta mañana en el cuarto de baño -Sonrió al pensar en sus propias mentiras y lo inocente que sonaba para el director- Ahora espero que llegue el domicilio para que coma algo
Al oír esto Kyoko se sonrojo más, hasta que las mejillas de la pelinaranja quedaron de un brillanre carmesí
-Kuon... -Llamó Kyoko después de fingir despertar
-Oh, no... Otra vez le ha subido la fiebre, si me permite Director, le voy a pedir que se retire, esa chica se enfandara si piensa que ha sido una carga para alguien más...
-Ah, si, si... Espero que se mejore... Si ustedes deciden mañana tampoco los espero en el set, lo importante es que Kyoko-San se mejore, si le paso algo mientras está trabajando conmigo hará que desde el presidente Takarada hacia abajo me crucifiquen
Acto seguido el director se fue, y Kuon le acompañó a la puerta, cuando giró para volver a la habitación un almohada se estrelló contra su cara
-¿Qué te pasa? -Dijo en voz baja la pelinaranja, temiendo que el director no estuviera muy lejos
-¡Aleluya! -Gritó Kuon- Te has sanado, aunque por tu cara roja parece que aún tienes fiebre
-Eres un idiota -El pelinegro se acercó para tomar la chica en sus brazos, pero entonces alguien tocó la puerta
-Bueno vete a la cama... Y ya deberías ponerte ropa, no puedo seguir mintiendo por ti -Se giró y nuevamente se fue a abrir la puerta, esta vez era la comida que había llegado
Kyoko se había enojado con la broma, así que Kuon tubo que pedirle disculpas por ello, aunque la pelinaranja no quiso decir que le divertía y se sentía bien con él, con Kuon, con su verdadero él, como Ren era muy precavido, maduro y sagaz, muy educado y preciso, por lo general solo pensaba en otros y jamás haría o diría algo vulgar, y menos delante de una mujer, más que respeto mostraba una actitud de caballero impecable, lo que le restringia luchar por lo que amaba, por ella...
Caín era más como Kuon, pero más irresponsable y caprichoso, sin contar que tenía ciertos vicios fastidiosos, como el cigarrillo y la bebida, algo molesto sobre todo por el olor... Al menos solo bebía cerveza o sake porque los olores dulces de ciertas bebidas alcohólicas le daban a Kyoko náuseas, por un incidente cuando pequeña, esto lo descubrió Caín cuando bebía ron en su habitación una noche, la pobre Setsu expulsó todo su contenido estomacal e incluso pensó que su estómago y tripas habían salido también... Ni siendo Setsu, Kyoko no toleraba esos aromas... En todo eso pensaba la actriz mientras terminaban de cenar, en lo mucho que amaba a Kuon, y que a pesar de amar también a los personajes que él representaba, al que quería al final del día era a él
Como ya era algo tarde, Kyoko se ducho y vistió nuevamente como su personaje, empezó a organizar la habitación mientras su hermano mayor dormía después de beberse unas cuantas cervezas, colocó la ropa sucia a lavar y empezó a preparar la cena, encontró su celular y aprovechando la calma lo prendió y le envió un mensaje a Juliana, quien ahora era la niñera de Adry
Esta le contestó de inmediato, comentando que todo estaba bien, y que en la mañana del siguiente día iría con Adry e Inaho a un canal, ya que a pesar de haberse negado cientos de veces, Julienna le había sacado para un programa especial para niños, sine embargo ella se iba a hacer cargo, así que no tenía de que preocuparse, la habían llamado varias veces para consultarle, pero por obvias razones no había contestado...
Kyoko rió, pensando en lo mucho que Julienna había hecho sufrir a la pobre latina para que le permitiera hacer lo que como siempre le entraba en gana, sabía más que nadie el carácter de su suegra, así que le respondió nuevamente que no había problema y si quería rechazar a Julie alguna vez llamara al presidente a su esposo... Ellos seguramente la sacarían del apuro, aunque no convencieran a Julie
Terminó de organizar todo, incluso encontró el reloj de Kuon, ese reloj que a su parecer solo traía desgracias, así que lo guardó en su pantalón corto de jean oscuro, eso y otras cosas más, después de lista la cena, despertó al lindo Caín que dormía plácidamente en la cama
Cenaron, entonces Caín empezó como loco a buscar algo, estaba inquieto...
-Kyoko ¿Has visto mi reloj? -Dijo saliendo de su personaje
-¿Qué tiene ese reloj que no puedes ni siquiera dejarlo cuando se supone que deberías estar actuando? -Preguntó la rubia de mechas rosas, con cautela y algo de molestia en la voz mientras se bebía su te caliente
-No necesitas saberlo todo... -Dijo con una sonrisa sencilla Ren, Kyoko dejó que la taza cayera con más fuerza de la debida y ésta se partió -Lo siento, no quise molestarte es solo que no es de tu incumbencia
Kyoko se paró furiosa de su asiento, tomó la taza y la botó con fuerza al basurero, limpió el reguero que hizo, luego fue por una maleta pequeña que tenía en la cómoda, y se metió en el baño, luego de unos minutos salió nuevamente, se había pintando los labios con un color oscuro, y se había atado el cabello en una cola alta, también se había colocado su percieng en el labio, ahora se ataba las botas altas, las que llegaban justo a la rodilla
-Lo siento, mira no quería decir eso o por lo menos no así... ¿Sabes? Es un tema un poco incómodo... Lo siento no quiero lastimarte, no quiero perderte... -Gritó esto último cuando Kyoko abrió la puerta para irse- Si te digo me odiaras... Y te voy a perder...
Por favor -Rogó
Kyoko se giró para verle frente a frente, dejó que la puerta se cerrara y se dirigió hacia él, con sus ojos llenos de lágrimas, que marcaban unas líneas negras por sus bonitas mejillas
-¿Qué tan estúpida crees que soy? -Habló con desdén- ¿Crees que no sé lo que significa esto? -Sacó el reloj de su bolsillo y se lo mostró- ¿Sabes cuanto pasé creyendo cosas horribles? Pensé lo peor... Cuándo esa maldita es más lista que tú... Pensé que habían tenido una familia y habían perdido a su bebé, luego creí que habías asesinado a su hijo o su hermano pequeño, porque tú no podías decirme en la cara lo que en realidad pasaba, dejaste que ella y otros jugaran con lo que siento, con lo que pienso...
-No te atrevas a decir que si eres un asesino, porque no mataste a Rick, si alguien ha de ser culpable... Es ella por imbécil, por ser cómo tú lo eres ahora...
-Entonces ya lo sabes -Dijo Ren y agachó su rostro-
-Lo sé hace tiempo... Pero tú sigues creyendo que soy una idiota, ni Shõtaro me había tratado como tú... -Se dirigió a la ventana, su pecho dolía y las palabras que no decía la ahogaban- No lo entiendes... No puedes decir que eres un asesino... Porque si lo dices... Si lo aceptas... Entonces todos lo somos...
-¿De qué estás hablando? -Ren se acercó a ella con cautela, estaba temblando de miedo, juraría que ella estaba pensando tirarse de la ventana, quizás solo era un pensamiento negativo por los acontecimientos... Quizás solo era una mala jugada de su terrible imaginación
-Si tu eres un asesino... Entonces Mía, María, Inaho y yo también somos asesinos... Por culpa de Mía murió el padre de Adry, por culpa de María murió Rina, por culpa de Inaho murió Sammy...
-Por mi culpa... -Siguió hablando Kyoko entre sollozos- Se murió nuestro hijo, yo lo maté... Sabía que estaba embarazada, te lo iba a decir cuando llegaras de Corea, pero no pensé que grabar ese comercial fuese peligroso... Yo lo maté... -Kyoko guardó su rostro en sus manos, y luego de unos segundos se volvió a mostrar, pero esta vez era como el demonio del pv de Shõ- Somos asesinos Ren, pero yo no puedo ser una asesina... Yo no puedo vivir con eso y espero que tu tampoco -empezó a reir como loca y luego arrojó el reloj por la ventana
Como si estuviera muy cansada Kyoko limpió sus mejillas y empezó a arrastrar los pies, cuando Ren quiso alcanzarla algo lo sujetaba fuertemente y lo mantenía congelado en su posición ni la boca pudo abrir, mientras veía como el fantasma de su ex novia cruzaba por la puerta
-No lo sientas... Ya no hay nada que hacer -Fue todo lo que dijo al cruzar el umbral
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Espero no morir... Primero porque tengo una gripe fortísima, y segundo porque después de este capítulo seguramente me querran asesinar... Espero se les haya resuelto algunas dudas... Y les hayan quedado otras Muahahhaaha
Quiero hacer una aclaración, a veces digo Ren, a veces digo Kuon y otras Caín, sí, es a propósito, y eso es porque Kuon está en cierta crisis y no puede manejar una sola personalidad, aunque eso en parte ya lo expliqué con los sentimientos de Kyoko...
Bueno criaturas hermosas... El próximo cap no sé cuando es, porque he perdido mucho tiempo de mi trabajo por estar enferma y debo recuperarlo... Por ahora dejen sus adorables estrellitas... Y si se enojan o entristecen pueden dejar sus comentarios prometo leerlos todos...
Jhio Butterfly
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