
Capítulo III: Una nueva oportunidad
Después de llorar toda la noche, al lado de su amiga por fin se durmió en sus brazos, no quería hacerlo, hubiera hecho de todo para no hacerlo, pero su amiga como siempre había jugado su carta de la amistad… ¿Si no le contaba su amistad acabaría?
Lo peor de todo era que no le había contado nada, apenas había pronunciado algunas palabras y mientras los recuerdos se hacían presentes, las lágrimas brotaban más y más hasta no poderlas controlar, Kanae solo la abrazó, la pequeña que siempre sonreía sin importar la situación había llegado a su límite y aunque quería saber más para poder ayudar a su amiga de alguna manera, la dejó sola con sus dolorosos recuerdos… si no quería decirlo, no la obligaría después de todo ya era mucho ver a la real Kyoko, y no solo a la que fingía siempre estar bien.
Desde hace algún tiempo Kyoko se veía diferente, cuando se encontraban esta ya no gritaba ni brincaba para encontrarla en un abrazo, al principio se sintió aliviada al pensar que la pelinaranja había madurado, pero luego de observarla por un tiempo también notó que no viajaba al país de la maravilla con facilidad, ni lloraba y se tiraba al suelo cuando había cometido un error, sencillamente hacía una reverencia y se disculpaba, pocas veces daba una explicación al respecto, creyó que quizás su pequeña amiga se empezaba a comportar como una diva, pero no era caprichosa ni incumplida como solían serlo las que se comportaban como tal, mientras le veía llorar con la cara escondida en el cojín, se dio cuenta algo que había pasado desapercibido estos últimos dos años, Tsuruga Ren y ella nunca aparecían en la misma imagen, a diferencia de cuando ella comenzó hasta hace un tiempo, que el destino parecía unirlos… y uno que otro director… comerciales, pvs, pasarelas, doramas, entrevistas, se encontraban al menos una vez al día, pero ahora parecía que se ponían de acuerdo para no estar al mismo tiempo ni siquiera en la agencia LME
Había visto pasar a Ren varias veces por la sección Love Me, pero después de un tiempo dejó de hacerlo…él se rindió…
Kanae veía a su amiga pelinaranja dormida en el sofá, sus párpados hinchados le ponían un toque más natural, más real, había aprendido de su sempai a ocultar sus sentimientos bajo la sonrisa perfecta y deslumbrante, Kanae oprimió su pecho, sea por lo que ellos habían pasado, ambos se habían rendido y eso es más triste que terminar una relación sin amor o por traición.
-¡Eres una tonta! –Susurró mientras acariciaba el cabello naranja- ¡No se renuncia a quien se ama, cuando aún tienes amor por dar!
- ¡Lo dice quien se casó con la persona equivocada…!-habló la somnolienta pelinaranja
- ¿Dé que estás hablando?
-Sabes a qué me refiero… ¡No sé qué paso entre tú y Hiou-kun, pero sé que es el hombre con el que quisieras estar y no con el galanazo que duerme arriba! –dijo señalando el segundo piso
- Hiou-Kun sigue siendo un niño… no iba a hacerlo crecer con responsabilidades que ni siquiera imagina, terminar de jugar fue la mejor decisión…
- Aun así él tiene el derecho y lo sabes… Sakura-Chan igual…
- Si, pero cada cosa en su momento, si me odian ambos tienen el derecho, sin embargo, no dejo de creer que es la mejor decisión de mi vida –Suspiró triste la pelinegra
- Tengo una duda y me gustaría que me la respondas ¿Le has mentido a Kijima?
-No, solo no le he dicho quién es el padre de Sakura y no ha preguntado, no sé si realmente no le importa o sencillamente no quiere saberlo para no tener que sospechar que ese alguien intentará robar a su pequeña, Kyoko puede que lo nuestro sea complicado, pero es real y Kijima ama a Sakura como a su propia hija… Para mi es más que suficiente
- No importa, si para ti está bien, entonces yo te apoyaré… además me gusta ser niñera –Sonrió, se abrazaron
-Bueno, a dormir… Estoy cansada… y tú estás hecha un desastre y aunque hoy no tengas nada en tu agenda, yo sí… y mañana ni hablar. –ambas rieron y cada una se fue a descansar
La semana como siempre fue muy ocupada, Kyoko estaba agotada, salía del estudio de grabación cuando vio algo que le llamó su atención, cerca de su camerino había otros dos con nombres muy conocidos, uno frente al otro…Fuwa Shō y Tsuruga Ren, las bromas de Dios podían ser muy crueles a veces
Escuchó los gritos de las fanáticas a un par de metros, el ídolo pelinegro se acercaba, y después de la mala jugada de su cerebro recordándole su primera vez, se sonrojo al pensar en ello… No sería tan valiente como para enfrentar al protagonista de esa historia en ese momento… ¿Qué hacer? Sólo vio una opción, decidió hacerle una pequeña visita a su amigo hasta que el actor se fuese del estudio, llevaba evitándolo mucho tiempo y lo había logrado, pero preciso esa semana volvía a aparecer en su vida
-¿Hola? – Preguntó la modelo en la habitación que vio como una sorprendida chica entraba sin siquiera pedir permiso
- Hola, vine a visitarlos –mintió la pelinaranja, se dio cuenta que no tenía una excusa creíble
- Kyoko-Chan que linda, viniste… -sonrió el ídolo musical, se puso de pie y la recibió con un beso en la mejilla- Marianne, te presento a mi novia, ella es la mejor actriz de Japón, y la dueña de mi corazón –La morena arqueó la ceja y la miró con desagrado
-Sí, Si… Ya me tengo que ir –La morena salió con disgusto, mirando como si la chica de recién le diera asco y se marchó
- ¡Creo que no me gusta esto de ser tu novia! Casi muero con su mirada… -rió la pelinaranja, luego se acomodó en un lindo sofá- ¿Qué pasa con esa chica?
- Estuvo en un PV hace tiempo, es muy bonita pero también es muy cruel, la hubieras visto como trataba a Inaho… -suspiró- Y ¿A que debo el honor de tu visita?
- Vi tu nombre en la puerta y decidí entrar…
- Me imagino que el nombre de la puerta de enseguida ayudó a que te decidieras rápido ¿O me equivoco?
- No sé de qué hablas –Mintió, se levantó y sacó una botella de agua de la nevera - ¿Dónde está Inaho-Chan?
- Pásame una –señaló la botella de agua- Está con Shoko en la cafetería
- Pensé que Shoko-San ahora era mánager de una estrella en ascenso… no recuerdo su nombre –le tiró una botella nueva-
- Si, pero una de las condiciones para regresar a Japón era que Shoko fuese mi mánager de nuevo, Asami-San aceptó de inmediato, además que necesito ayuda de más con Inaho
-Y Shoko-San es experta en lidiar con niños- se burló la pelinaranja
-Que graciosa… -Suspiró y tomó un trago- Sabes, creo que no es buena idea volver al trabajo, no puedo negar que todos me han ayudado mucho pero personas como Marianne me hace pensar que es mejor retirarme, irme a Kyoto y que Inaho crezca en un buen ambiente
-No puedo creer lo que estoy oyendo… ¿Tú renunciarás a ser famoso? ¿Quién destruyó toda mi vida para lograrlo y ahora lo dejas? Sencillamente volverás a casa y ya… ¡pfff! No sabía que mi vida valía tan poco
- No lo pongas así Kyoko, si Samantha estuviera aquí… No sé qué pensar
-Si quieres renunciar hazlo, pero seguro Sam-Chan hubiera querido que luches hasta el final, al fin y al cabo ella no iba a dejar su carrera, ella seguro tenía un plan B, mientras lo descubres te puedo ayudar… me tomaré un tiempo de descanso
-¿Qué? ¿Por qué? –Shō la miraba extrañado
- No es tanto tiempo, no me mires así, es solo que tengo que organizar mis prioridades, y dentro de unos meses participaré de un gran proyecto y quiero estar bien preparada para ese papel
Alguien de repente abrió la puerta y un pequeño de tres años entró corriendo y una mujer muy hermosa entró con él, dejando la puerta entre abierta
- ¡Koko-Chan! –Gritó el pequeño, mientras corría con los brazos abiertos al encuentro con su actriz favorita en el mundo entero
- ¡Inaho-Chan! ¿Cómo estás cariño? –Después de un corto abrazo el pequeño la haló con él hacia afuera
- ¡Ven! ¡Ven! ¡Hay un hombre gigante allí! ¡También había un pollo en la cafetería!
- ¡Ok! –rió la pelinaranja al ser arrastrada fuera de la habitación, pero quedó congelada al ver de quien se trataba
-¡Len! ¡Te presento a mi amiga Koko-chan! –El niño brincaba de la emoción- ¡Koko-Chan él es el hombre gigante del que te hablé! ¡Ves! ¡Es gigante!
-Hola Kyoko-Chan –Contestó Yashiro que estaba cerca y vio que los presentados estaban congelados, seguramente esperando a que el otro dijese algo
A Yashiro le había parecido muy curioso encontrarse con un niño en el estudio, aunque se encontraba en la zona de refrigerios y descanso, tenía que ser el hijo o el nieto de alguien muy importante –pensó en los Takarada- el pequeño estaba tan entretenido con Bou el único sobreviviente a The Briget Rock, que se había terminado cuando los cantantes volvieron de gira, pero el icónico personaje había sido heredado al siguiente programa de entrevistas y presentaciones en vivo de los nuevos artistas, Jenna era su principal presentadora una encantadora aspirante a estrella en ascenso.
Bou hacía piruetas para entretener al pequeño, quien reía a carcajadas, Ren se acercó para ver si Bou era el mismo que él conocía, pero como no reaccionó al verlo, supuso que era otra persona y que el amigo que tenía se había ido con los anteriores presentadores, el niño quedó impresionado con el actor, así que se acercó para hablar con él. Yashiro tuvo un mal presentimiento cuando al pequeño se le acercó una mujer conocida, Shoko, hablaron segundos y luego el insistente pequeño trajo consigo al actor.
El niño era muy alegre, brincaba y corría sujeto a la mano del actor, quien lo miraba con ternura, hablaban sobre las hadas, el pequeño mencionó que conocía un hada
- ¡Deberías verla! ¡Es un hada hermosa… pero no le digas a nadie que es un hada…! ¡Shhhh! – puso su dedito en la boca- ¡Si dices que es un hada no aparece! ¡Pero hace como mil años cuando me caí en la otra casa, me raspé las rodillas! –el pequeño soltó la mano del actor, para subirse las mangas de los pantalones y mostrar las heridas como prueba de lo sucedido- y ella vino a cuidarme, me contó muchas historias y me compraba helado… ¿Te gustan las hadas?
-Sí, si me gustan, he conocido varias hadas, una reina hada, y a la hada mariposa, pero ambas se fueron hace tiempo, son hermosas, muy hermosas, algún día podría presentarte una
- ¡Qué bien! ¿Seguro que no vienes de un cuento de esos? Es que no eres normal – los adultos rieron ante la honestidad del niño- Eres más grande que mi papá y pareces un príncipe negro… muy triste, el hada que te digo, dice que si alguien está muy triste es porque una bruja malvada le ha puesto un hechizo
- ¡Wao! ¿En serio? ¿Y cómo se puede quitar ese hechizo? –fingió sorpresa el actor, pero realmente estaba interesado en la respuesta, era como estar hablando con un pequeño Kyoko, por un momento pensó que si ella tuviese un hijo seguramente sería así
- Mi papá quedó hechizado cuando mi mamá se fue al cielo, entonces Koko-Chan, vino a quitarle el hechizo –Los managers los siguieron en silencio, hasta que llegaron al camerino de Fuwa Shō –Espera aquí te presentaré a mi papá
Ren esperaba afuera imaginando quien saldría a su encuentro, quizás hablaban de la misma persona, de la misma hada, ella siempre estaba en su corazón pero hacía un buen tiempo que no sabía de ella, la buscó un par de veces pero no pudo encontrarla, dejó de buscarla, dejó de seguir su carrera, si ella necesitaba espacio, él se lo daría pero dos años… era demasiado, era claro que ella se había ido para no volver, poco se enteraba de lo que pasaba a su alrededor, así que cuando vio el camerino de Fuwa, le sorprendió que este tuviera un hijo, se preguntó si Kyoko sabía del pequeño, no la había visto a ella en dos años, así que lo último que quería era ver era al idiota ese.. El niño nuevamente salió y en sus manos traía a su pelinaranja favorita, traía el cabello suelto… como siempre se veía hermosa
-¡Len! ¡Te presento a mi amiga Koko-chan! –El niño brincaba de la emoción- ¡Koko-Chan él es el hombre gigante del que te hablé! ¡Ves! ¡Es gigante!
- Si cariño, es gigante, pero no debes molestar a las personas -le regañó la actriz
- Pero tiene que ser una criatura mágica… ¡Quizás un duende!
-Eso es grosero, a las personas no les gusta que los llamen así –Siguió reprochándole y el pequeño empezó a hacer pucheros con ganas de llorar
-No te preocupes Inaho-Chan, lo que tu amiga Kyoko quiere decir es que no puedes decirles a todos quienes son criaturas mágicas –Ren llegó en la ayuda del menor- Además hay personas que cuando dejan de creer se pueden volver en malvadas brujas –Ren no hizo el comentario con maldad, pero después de haberlo dicho notó que sonaba a indirecta
-O peor… Las hadas se mueren cuando no crees en ellas, dejando un cuerpo vacío donde son poseídas por fantasmas del pasado y se vuelven monstruos... hace cosquillas –Shō había estado al pie de la puerta viendo la situación y cuando lo vio oportuno entró, le pareció divertido así que puso una voz grave y empezó a hacerle cosquillas al pequeño, quien empezó a gritar y correr por el pasillo y terminó en las piernas del actor
-¡Un monstruo! ¡Un monstruo! –gritó mientras reía, Ren lo alzó, estaba fascinado al ver la escena, sería lindo poder tener una familia así con la mujer que amaba, la miró ilusionado, pero ella estaba quieta, pasmada, ajena y eso lo hizo volver a la realidad
-¡Ese no es el monstruo! –Susurró Ren, más para sí mismo que para quienes lo acompañaban
Después de dejar de jugar con el pequeño unos segundos, Shō se acercó a Kyoko hasta su oído
- ¿Puedes por favor cuidar se Inaho-Chan esta noche? – Susurró muy suavecito solo para que ella escuchara, miró de medio lado y veía como Ren los observaba así que se acercó aún más –Si lo haces, te prometo que te entregaré una foto tuya donde estas ebria y medio desnuda… tenías como 15 en esa época… te ves sexy
La pobre pelinaranja se sonrojaba hasta los dedos cuando recordó el suceso… y pensar que existía una fotografía y la tenía el idiota de Shotaro… Era mejor jugar a la guillotina con el presidente Takarada, sin pensarlo dos veces afirmó con la cabeza, sin poder expresar palabra, de repente Shō tomó el rostro de ella con su mano y le plantó un delicado beso en los labios, ella abrió sus ojos y por instinto busco a Ren que los miraba con los ojos muy abiertos, la pelinaranja quiso explicar pero no supo cómo y antes de poder procesar todo, Shō lo hizo
- Cariño ¡Algún día se tenían que enterar! –Encogió los hombros y levantó las manos en señal “no había otra opción” –Además nunca has tenido una relación con tu sempai, al menos no más allá de la laboral ¿O sí?
Antes de que alguien dijera algo, Kyoko le dio la mano al pequeño – Vamos Ina-Chan, iremos a mi casa, jugaremos y comeremos algo muy rico ¿Te parece?
- ¡Siii! ¡Vamos! –Respondió muy emocionado al pequeño, y luego se despidió de los presentes
-Shō no olvides llevar las cosas de Inaho-Chan –Se marchó sin decir más
- Kyoko, después haremos lo que te dije –Sho esperaba que ella se sonrojara nuevamente solo para hacer enfadar a Ren, pero esta vez la pelinaranja se giró para poder verlo, no estaba sonrojada, no estaba furiosa, había tanto dolor en su mirada que hizo que el rubio se arrepintiera por la travesura
La idea de que Ren negara lo que tuvieron, esa relación aunque fue secreta, no podría escuchar que no existiera, le dolía demasiado pensarlo, recordando los cuentos de hadas pensó en la sirenita, no en el cuento adaptado de los hermanos Grimm, sino en el original cuando la protagonista dio su voz por un par de piernas en vez de una cola, y cada paso que daba era como pisar mil agujas, sin voz y sus pasos doliendo dejó la escena para desvanecerse en la espuma del mar, porque el hombre que amaba, amaba a otra…
Ren estaba molesto y sorprendido de todos los hombres en el mundo ¿Por qué él? ¡Pfff! ¡Qué estupidez! No importa quién hubiera sido, verla con otro hombre era insoportable, pero entonces ella lo volvió a mirar así como el día que se marchó, no sabía que había hecho pero en definitiva le había roto el corazón, quizás ella lo descubrió… No importa, si ese idiota la curaba sería mejor para ella, prefería verla feliz al lado de otro hombre aunque fuese ese bastardo, que volver a ver esa mirada
Shō se dio cuenta no solo de la mirada de Kyoko, también la reacción de Ren, nada salió como lo planeó al principio, pero al menos había descubierto algo y era que ellos si habían tenido algo, siempre molestaba y bromeaba a la pelinaranja con el actor porque sabía que los dos sentían algo por el otro, algo que al parecer era obvio para algunos imposible para otros, pero lo que nadie sabía, era que eso era más que gustar y definitivamente esa relación había avanzado la pregunta era ¿Qué tanto?
- ¿De qué me perdí? –Shō estaba más que curioso de la respuesta de Ren
- Nada, Shotaro, nada –El actor llamó con la mano a su representante que estaba congelado desde el principio de la escena, él estaba confundido, al igual que Shō había visto la reacción de los dos y tenía muchas preguntas, pero sabía que no serían respondidas, pero como Ren siguió su camino este lo siguió callado
-¿Entonces sí tuvieron algo? –preguntó nuevamente el inoportuno cantante
-Eso es algo que a ti no te importa –Contestó el actor por última vez antes de irse
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