☆゜04: little secret
CAPÍTULO 04:
pequeño secreto
Ver a Freya caminar de una lado a otro comenzaba a marear a los demás, pero nada podía calmar sus nervios, había tomado varias tazas de café como si aquello la fuera a calmar, pero solo incrementó su hiperactividad y nerviosismo. Estaban reunidos en el Cheatau donde Kiara estaba recostada en el sillón grande, JJ en el chico y John B estaba de pie jugando con el encendedor.
A pesar de que John B había intentando decirle de todo para que aquellos pensamientos se disiparan, Freya no paraba de pensar en la nueva información que habían obtenido de aquella desconocida, ahora se trataba de una investigación de muerte.
— De acuerdo. Entonces, no vimos nada— Pope entrando al porche comentó.
— Fingiremos amnesia total, perfecto— Freya dijo sentándose en la silla disponible a un lado del rubio, pero no podía parar de mover sus piernas de arriba a abajo.
— Por fin estoy de acuerdo con Pope— JJ habló— lo negamos— repitió varias veces.
— No podemos quedarnos ese dinero— Kiara comentó con seriedad.
— Ni la pistola— Freya miró hacia JJ quien apartó la mirada y se puso de pie.
— No todos podemos pagar planes ilimitados— El rubio comentó hacía la morena
— Quizá deberíamos dárselo a la Señora Lana— Freya propuso.
— De otra forma es un mal karma— la otra chica la apoyo.
— Que también es un mal karma estar involucrado en un delito— Pope le siguió— Debemos mantener un perfil bajo.
— Si eso significa que conservaremos el dinero, estoy de acuerdo— De nuevo JJ insistió
— Yo no estoy de acuerdo— Freya observó con incredulidad a John B que habló— Hablamos de Scooter Grubbs. El que compra cigarrillos individuales en Porthole.
— Si hablamos de eso una vez lo vi rogando por dinero en el estacionamiento porque necesitaba gasolina— Freya le siguió— capaz nunca tuvo más de cincuenta dólares en su bolsillo y si es bastante extraño que de pronto tenga un Grady-White, pero ¿qué podemos hacer nosotros?— habló intentando que entrara en razón.
— Ver que es lo que había en ese barco— John B apuntó— Nadie sale a navegar en medio de una tormenta al menos... que sea contrabandista
— Supongamos que encontramos algo dentro de ese barco— Pope intervino— Si lo tomamos y es de alguien, sería catastróficamente estúpido.
— Si. Bueno, las estupideces tienen buenos resultados todo el tiempo— JJ tomó la palabra ahora— Solo tenemos que descubrir cómo entrar a la bodega de ese barco. Mientras tanto, actuar con naturalidad, mantener un perfil bajo.
— ¿Y como lo hacemos?— Pope cuestionó.
— Probablemente con mi bebida favorita— Freya propuso con una sonrisa traviesa.
— Traigan la cerveza— Kiara exclamó.
El bar. Una vieja tradición en Outer Banks que a decir verdad a Freya le agradaba, era un buen momento para pasar tiempo junto a sus amigos y demás personas de la corte, cuando el alcohol ya fluía por la sangre de todos se podía ver a pogues y kooks conviviendo juntos, pero al siguiente día, eso era olvidado, como si jamás hubiera pasado.
También estaban los turistas tontos, personas bastante fáciles de engañar.
Freya observaba todo desde su lugar, sentada sobre una toalla cerca del fuego, cuando notó algo extraño. JJ, con su típica actitud despreocupada, estaba demasiado cerca de un turista de aspecto europeo, que llevaba una mochila pequeña colgada del hombro. JJ sonreía de forma un poco forzada mientras su mano se deslizaba con habilidad hacia la cartera del turista, que parecía distraído mirando al mar.
Freya frunció el ceño. Sabía que JJ era un buen chico, pero a veces, en busca de adrenalina o un rápido dinero, tomaba decisiones cuestionables. Si no hacía algo rápido, las cosas podrían ponerse feas.
— ¿Qué haces, amigo?— Dijo el turista mirando fijamente a JJ.
El turista había notado el movimiento. Sus ojos se estrecharon con desconfianza, y en un parpadeo, su mano se dirigió hacia la mochila, dándose cuenta de lo que estaba ocurriendo. Aquel chico ya estaba furioso, comenzaba a alzar la voz. Freya se levantó de inmediato, adelantándose hacia ellos con paso firme.
— JJ, ¿qué estás haciendo?— Cuestionó al llegar a su lado, el rubio la miró desconcertado.
Freya se acercó al turista, sonriendo con dulzura y extendiendo una mano para saludarlo. La situación necesitaba un giro rápido.
— Estoy segura de que viste mal— Habló con la misma dulzura hacia el turista— Vimos que tu cartera se cayó y mi amigo quería devolvértela.
JJ, un poco confundido, miró a Freya, pero al ver su mirada, supo que debía seguirle el juego.
— Si... eso fue lo que pasó, hermano— Intentó sonar relajado.
— Pero estaba metiendo su mano en su bolso— La chica a su lado salió a la defensiva mirando de manera despectiva a los dos jóvenes frente a ella.
— Seguramente intentaba cerrar tu cierre abierto, a veces es bastante tímido y hace cosas raras, pero robar no es una de ellas— Afirmó con seguridad mientras le pasaba la cartera.
El turista parecía dudar, pero la postura confiada de Freya, junto con la excusa de la "confusión", y agregándole que parecía embobado con la belleza de la chica, hizo que su ira disminuyera.
— En serio, le pedimos disculpas— Volvió a hablar Freya manteniendo una sonrisa amable.
— Está bien... solo... cuídalo.— El turista accedió finalmente dudoso.
— Lo haré.— Habló Freya guiñándole un ojo. Volteó a ver a JJ soltando un suspiro y después lo tomó por el hombro— ¡Gracias por entender!— exclamó mientras se alejaban caminado.
Cuando estuvieron lejos de aquel grupo de turistas, Freya le lanzó una mirada fulminante a JJ.
— Te lo juro, JJ, si alguna vez vuelves a hacer algo tan estúpido, te dejo en un bote a la deriva.— Gruñó— ¿Me entiendes?
JJ respiró aliviado, una sonrisa traviesa se asomó en su rostro.
— Lo sé, lo sé...— dijo sin borrar su sonrisa— eres mi heroína, Yiyi. ¡Gracias por sálvame!
El chico le lanzó un beso al aire y ella negó con la cabeza mientras lo veía alejarse y desaparecer entre la multitud.
Además de ese percance, a Freya le sorprendía que la noche estuviera siendo tan amena, no había ninguna problemática ni riña, todos convivían armoniosamente con sus respectivos grupos.
La chica estaba entretenida en una plática con algunos chicos de la corte, ya había bebido lo suficiente para dejar de sentir el desagradable sabor de la cerveza, su tranquilidad fue interrumpida cuando alguien pasó a su lado empujándola y derramando su bebida.
— ¿Cuál es tu maldito problema, Cameron?— exclamó con molesta hacia la persona que la había empujado.
— Estorbabas el paso, Coleman— respondió antes de irse.
— Idiota— Murmuró bajando su vista hacia su ropa mojada.
Rafe Cameron, un egocéntrico kook que siempre andaba pavoneándose por ahí al ser hijo de Ward Cameron, quien básicamente era el dueño de la isla. No había momento en donde pusieran a Rafe y Freya juntos y que hubiera paz, incluso en Tannyhill, donde la chica trabajaba como jardinera, podías notar como de vez en cuando se lanzaban miradas, pero si prestabas atención podías notar algo más allá que solo miradas de desprecio.
La noche había caído, el único lugar donde había luz era donde todos los adolescentes estaban reunidos, tenían fogatas para entrar en calor y alumbrar un poco, pero más allá de la bahía podías notar todo oscuro y solitario.
El único sonido en aquel lugar era el murmullo entre dientes que Freya producía, se había quitado la blusa para poder secarla, estaba concentrada en intentar quitar la mancha hasta que escuchó una rama romperse detrás de ella, de un brinco dio la vuelta solo para encontrarse con la silueta de un hombre alto y rubio.
Por instinto colocó su blusa sobre su pecho para cubrirse.
— ¿Qué haces aquí?— la chica cuestionó mirando hacia todos lados
— Vine a orinar— Rafe habló como si se tratara de algo obvio, pero por su tono de voz, Freya se percató que ya había bebido un tanto.
— Hay muchos lados para que vaya a hacer tus necesidades— habló malhumorada dándole la espalda.
— No eres la dueña de la playa, Fei— aún de espaldas, pudo sentir como Cameron se acercaba— ¿Vas a correrme?
Kooks y pogues, desde siempre se ha sabido que hay una lucha de clases entre ambos, el odio mutuo y detesto por los otros. Desde que naces queda marcado de que lado eres, inculcando valores y tradiciones de tu lado de la isla, pero era sabido que en el bar se llegaban a olvidar aquellas diferencias entre algunos kooks y pogues.
La chica se dio media vuelta para encararlo, al hacerlo quedó a escasos centímetros del cuerpo del rubio, alzó la vista para mirarlo a los ojos y mantuvo la mirada seria. Rafe le dedicó una pequeña sonrisa burlona al notar como Freya se esforzaba por esconder su nerviosismo. Y entonces, la tomó por el rostro para poder juntar sus labios en un beso desesperado.
-Semanas atrás-
Por fin había llegado el inicio del verano y con ello la celebración con un Bar donde Freya Coleman y Rafe Cameron fueron victimas del alcohol que comenzó con su sentencia y adicción.
La fiesta en la playa estaba en pleno apogeo. Las luces de las fogatas parpadeaban entre las sombras, mientras las olas se estrellaban contra la orilla. El aire estaba cargado de risas, música y el dulce aroma de las brasas de la fogata. Las bebidas corrían y, con ellas, la euforia de los chicos y chicas que disfrutaban de la noche sin preocupaciones.
— Vamos, Fei— Kiara intentó hacerla tomar agua pero ella no quería— Te sentirás mejor.
— Pero yo me siento bien— Se quejó arrastrando las palabras.
— De acuerdo, voy por algo de comer para ti, no te muevas— ordenó antes de irse.
Pero Freya no le obedeció, comenzó a caminar tambaleándose un poco lo cual la hizo tropezar y por poco caer cerca de la fogata. Cuando se dio cuenta que alguien la había sostenido se puso de pie encontrándose con el rostro de Rafe Cameron.
— Solo a ti se te ocurre caminar borracha cerca de la fogata— dijo arrastrando las palabras.
— Idiota— murmuró intentando zafarse del agarre
— Pues este idiota te salvo— respondió soltándola— Malagradecida.
— No sé si es la maldita cerveza, pero hoy parece que estás siendo muy amistoso— Comentó Freya tomando distancia
— ¿Así llamas a la gente que te lanza una pelota de golf?— Dijo Rafe de forma burlona
Freya lo miró, una chispa de desafío en sus ojos, recordando aquel día durante su trabajo cuando Rafe jugaba golf y mientras iba pasando una cayó en su frente, pero la calidez de la noche y el alcohol hacían que las palabras de Rafe no le molestaran tanto como lo harían normalmente. De hecho, la forma en que se acercaba a ella la hacía sentir una extraña adrenalina.
— ¿Qué quieres, Rafe? ¿Que te lo agradezca por lanzarme una pelota a la cara el otro día?— Freya habló con un tono desafiante pero a la vez con un toque de diversión— La próxima vez, mejor apunta a otro lugar.
Rafe soltó una risa baja, apenas audible entre la música. Ya estaban cerca, casi demasiado cerca, y la atmósfera entre ellos había cambiado, pasando de la burla a algo más intenso. Los ojos de Freya se fijaron en los suyos, y la verdad era que, aunque fueran enemigos, algo en él la atraía más de lo que estaba dispuesta a admitir.
La música aumentó su volumen, el viento sopló con fuerza, y en ese momento, Rafe dio un paso más cerca de Freya. Sin pensarlo, tomó su rostro con una mano, mirándola a los ojos con una mezcla de desafío y atracción.
Y sin dar tiempo a que Freya reaccionara, la besó. Fue un beso impulsivo, apasionado, alimentado por el alcohol y la tensión que se acumulaba entre los dos. Freya, sorprendida al principio, cerró los ojos, dejando que el instante se apoderara de ella. El sabor de la cerveza en sus labios se mezclaba con la sal del mar, pero todo lo que podía sentir era el calor de Rafe, su cercanía, y algo que la hacía olvidar todo lo demás.
No obstante, no podían mantenerse en su burbuja mucho tiempo. Un par de exclamo de sorpresa llegaron desde detrás de ellos, y cuando Freya se separó rápidamente, miró hacia donde provenían, John B y Kiara estaban mirándolos con un rostro lleno de sorpresa.
El rostro de Freya se sonrojó al instante, y se apartó de Rafe, algo confundida y desorientada por la situación. Rafe, por otro lado, se quedó allí, con una expresión difícil de leer. No había arrepentimiento, solo una cierta incomodidad por las miradas de los amigos que ahora los observaban.
— Esto... esto no debió pasar.— Dijo Freya con un toque de nerviosismo en la voz.
— Todo el mundo está borracho, Fei. No es como si fuera algo personal.— Le guiñó un ojo.
La tensión en el aire era palpable, pero Freya sabía que las consecuencias de este beso no serían fáciles de ignorar. El choque entre bandos aún estaba latente, y lo que acababa de ocurrir probablemente sería el chisme de la noche, o incluso el inicio de algo mucho más complicado.
— Esto va a ser divertido... hasta que alguien decida matarnos.— Murmuró aún con los nervios de punta.
Rafe la miró, sin mostrar arrepentimiento, pero con una chispa en los ojos que indicaba que, aunque no lo dijera, a él también le importaba lo que acababa de pasar.
— Es lo que pasa cuando te metes con el enemigo, Fei— Susurró sonriendo de lado.
La mala suerte de Freya continuó al día siguiente donde encontró a todos sus amigos mirándola al despertar esperando una explicación.
— No va a volver a pasar— Prometió después de un gran regaño.
Y no cumplió su promesa, ambos sabían que estaba mal, Rafe sería juzgado por estar con una pogue y Freya sería juzgada por sus amigos por estar con un kook. Después de la primera vez se ignoraron por completo, ni siquiera llegaban a lanzar comentarios ofensivos al otro cuando estaban en el mismo lugar, ambos sabían que había sido el mayor error de sus vidas.
Pero la tentación había sido más fuerte que su prudencia y de alguna manera inesperada: ya tenían algo secreto.
Quizá era la adrenalina que les provocaba la sensación de besarse con temor a ser descubiertos, pero no podían parar.
Las piernas de Freya se habían enredado en la cintura de Rafe y sus manos estaban enredadas en su cabello acercando su cabeza para profundizar aquel beso desesperado. Una mano del chico recorrió la espalda de la morocha causándole escalofríos y haciéndola retorcer, una vez que llegó a su corpiño del bikini lo desabrochó.
El momento fue interrumpido al escuchar alboroto, Freya se separó rápidamente aún abrazada del cuello de Rafe.
— ¿Escuchaste eso?— preguntó retóricamente.
Se podía escuchar como el bullicio de convivencia había pasado a algo más agresivo, donde alentaban a una pelea, incluso gritaban los nombres pero entre tantas voces Freya no lograba distinguirlos.
Se apartó de Rafe y se colocó su blusa, sin decir nada salió corriendo hacia la fogata. Al llegar todos estaban reunidos cercanos al mar, se abrió paso a codazos con el miedo en la garganta pensando en que sería alguien de sus amigos, su temor fue cumplido al ver como Tupper ahogaba a John B en el mar.
Todos le gritaban a Tupper esperando a que lo soltara, pero era en vano, nadie hacía nada.
En un intento desesperado Freya se quitó su tenis y lo lanzó en dirección del rubio dándole justo en la sien con la punta, aquello lo desconcertó logrando que suavice el agarre en John B, al segundo JJ ya se había posicionado detrás de Tupper apuntándole con una pistola, la misma que había tomado del motel.
— Si, sabes lo que es— JJ habló hacia Tupper que de pronto su semblante había cambiado por uno completamente asustado
— ¡Tiene un arma!— la multitud salió corriendo a cualquier lado.
— ¡JJ!— Freya gritó asustada— ¡Baja el arma!
— ¡Kie! ¿Revisarías a tu amigo psicopata, por favor?— Sarah Cameron, la princesa kook, habló hacia la morena.
— Bien, escuchen todos— JJ gritó separándose de Tupper— Lárguense de nuestro lado de la isla— alzó el arma en el aire y de pronto el eco de dos disparos opaco el ruido del lugar.
Freya se encogió en su lugar al escuchar el estridente sonido, vio como Kiara y Pope se acercaban a reprender a JJ, ella también tenía ganas de hacerlo pero le importaba más John B, así que corrió a la orilla del mar por el que parecía desorientado, justo cuando la chica llegó el cuerpo del moreno cayó nuevamente hacia atrás.
— ¡Ayuda!— gritó con la esperanza de que sus amigos la escucharan por encima del ruido. Intento cargarlo por los brazos pero era demasiado pesado para ella— ¡Chicos!— volvió a gritar al trío que peleaba.
Kiara fue la primera en acercarse, pronto los otros dos chicos también estaban ayudando.
— Cárguenlo ustedes, iré por la twinkie— Kiara habló dejando atrás a Pope y JJ que iban cargando por los hombros a John B
— Yo conduzco— Freya llegó corriendo hacia el asiento del conductor y sin pensarlo, Kiara le dio las llaves y subió en la parte trasera.
Tan pronto como los chicos subieron, las llantas derraparon impulsando los cuerpos de todos hacia atrás. Los pogues sabían que Freya era una buena conductora, respetaba el reglamento dejar tránsito, pero en esa situación parecía no importarle, las ruedas rechinando, semáforos en alto ignorados. La rapidez en la que habían llegado era impresionante.
Bajaron con rapidez a John B para colocarlo en el sillón, Freya se acercó a verificar que estuviera respirando y se relajó.
— Creo que está todo bajo control— anunció a los demás— Regresen a sus casas a descansar.
— Llámanos si necesitas algo— Kiara comentó antes de salir no sin antes darle una mala mirada a JJ.
— Y tú— miró especialmente a JJ— se supone que habías dejado esa pistola— exclamó con molestia acercándose a él.
— Le salvé la vida— atacó señalando a John B inconsciente en el sillón.
— No, eso fue estúpido— gruñó— Dijimos que mantendríamos un perfil bajo, disparar como un loco es todo lo contrario. Alguien pudo salir herido.
— ¿Te preocupas por mi?— dijo con una sonrisa coqueta.
— No es momento de bromas, JJ— exclamó con molestia— Lo digo en serio, pudiste haber herido a alguien e incluso a ti mismo, todo está en tu contra al ser un arma robada de una escena del crimen— intentó explicar pero comenzaba a consumirla los nervios— Deberías dejar la pistola aquí.
— No lo haré— su rostro se endureció y dio unos pasos hacia atrás.
— Deberías hacerle caso— Pope intervino en la conversación por primera vez— Al menos hasta que sepamos que hacer con ella.
Freya estiró la mano hacia el chico que la miró impaciente, pasaron unos largos segundos antes de que JJ llevara su mano hacia atrás para sacar el arma de su cinturón y entregarla de mala gana a la chica. El rubio salió dando pasos pesados del lugar sin dirigirles la palabra. La chica se acercó a la mesa para depositar ahí el objeto entregado.
— ¿Todo bien?— Pope preguntó cuando estuvieron solo ellos dos.
— Espero que John B despierte pronto— Freya dio una rápida mirada a su hermano.
— No, me refiero a ti— la chica le dio una mirada confundida— ¿Dónde estuviste toda la noche?— preguntó con seriedad.
— Por ahí, con algunas amigas...— dijo mirando hacia otro lado.
Pope no quería decir nada, el sabía que estaba mintiendo, además de conocerla sabía que no tenía más amigas en la corte, solo se hablaba con Kiara.
— Bueno, me sorprende que no llegarás antes a detener la pelea tratándose de John B— comentó con inocencia— Además cuando llegaste te vi con el cabello alborotado, rostro rojo y sin mencionar tu...— señaló detrás de ella.
Freya volteó pero no entendía nada, fue hasta que sintió algo rozar su espalda, con una mano tentó detrás de ella dándose cuenta que los cordones de sus sostén se asomaban por debajo de su blusa. Había estado tan preocupada por John B que olvidó por completo abrocharlo de nuevo.
Su rostro se puso completamente colorado y evadió la mirada de Pope.
— No creo que nadie más se haya dado cuenta— intentó animarla— Ahora que lo pienso, JJ también desapareció un buen rato— bromeó y el cuerpo de Freya se tensó.
— ¡Definitivamente no fue con JJ!— chilló negando rápidamente con la cabeza.
— ¿Entonces admites que hay alguien?— Pope habló con burla y Freya apretó los labios— No entiendo porque no quieres que sepamos, pero espero que sea quién sea, no te lastime.
— Te pusiste muy sentimental— Freya soltó una risa— Ya vete.
— Descansa— Pope dijo con una sonrisa.
— Igual— respondió de vuelta antes de que el chico saliera por la puerta.
Mientras tanto, Freya tomó asiento en una silla colocándola frente al sillón para vigilar a John B. Todos los sucesos de esa noche repasaron en su cabeza, el tacto de Rafe apareció en sus pensamientos provocándole una sonrisa inconsciente, rápidamente se dio cuenta de aquel acto y lo eliminó de su mente. Miro hacia la mesa donde estaba el arma, no sabía que harían con ella o con JJ.
Coleman soltó un suspiro pesado antes de dejarse caer en el respaldo de la silla.
Quería quedarse en vela toda la noche para cuidar de su hermano, pero poco antes de que el sol saliera, sus ojos ya se habían cerrado cayendo en un profundo sueño.
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