Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

X

Tom llegará hoy. Es por eso que Andrew nos dice a Skandar y a mí que terminaremos antes de rodar hoy. Aprovecharán para grabar unas escenas en las que no salimos. Iremos a buscar a los chicos al aeropuerto. Nos vamos a cambiar y nos encontramos en el tráiler de maquillaje para lavarnos toda la suciedad y las heridas que nos han puesto por la mañana.

—Chicos, debemos irnos ya, vamos tarde. —dice Lexi entrando a la sala.

—Todavía no estamos. —responde Skandar.

—Da igual, os lo acabáis de quitar de camino. No tenemos tiempo.

Suelto un gruñido mientras tiro el trozo de algodón a la basura. Cojo mi mochila y sigo a Lexi hasta la furgoneta. El viaje es largo, y hubiésemos tenido tiempo de quitarnos el maquillaje aquí si no nos hubiéramos quedado sin algodón. En mi mejilla derecha aun tengo un pequeño rastro de sangre falsa. Y mi cuello aun tiene ese aspecto de haber estado todo el día revolcándose por el suelo. Skandar está igual que yo. Mientras lo observo me pregunto si está es la mejor manera de recibir a nuestros invitados, y la respuesta es clara: NO.

Entramos al aeropuerto y allí nos guían a una sala apartada. Nos dicen que el avión ya ha aterrizado y que los chicos están esperando su equipaje. Unos minutos más tarde escuchamos que se abre la puerta y vemos que entran cuatro personas. Reconozco a Tom, a su hermano y a Harrison, pero al lado del primero veo a un hombre que no logro reconocer.

—¡Hola Emma! ¿Qué tal? —me da un abrazo y se gira hacia mi amigo— ¡Hey, Skandar!

Saludo a los otros dos y después nos explica que el hombre que los acompaña es Anthony, su mánager. Yo les presento a Lexi y ella nos aclara que los dos asistentes ya se conocían entre ellos. Habían estado hablando para preparar esta visita.

Volvemos a la furgoneta. Los dos adultos se sientan delante de todo. Los tres forasteros pasan al fondo del vehículo mientras que Skandar y yo nos quedamos en los asientos del medio.

Durante el trayecto nos explican que el viaje se les ha hecho muy largo.

—Sé lo que se siente —comenta Skandar—. Te acabas acostumbrando.

—Vosotros debéis haber cogido este avión un montón de veces, ¿no?

—Como mínimo 8 veces al año desde que empezamos Narnia. ¿Cuánto debe hacer? —me pregunta el pelinegro.

—Yo tenía ocho años... —calculo— Pues unos once años.

—Siento preguntar, pero ¿qué os ha pasado en la cara? —curiosea Harry.

Skandar y yo reímos.

—Hemos estado grabando antes de venir y digamos que no hemos calculado bien el tiempo que tendríamos para quitarnos el maquillaje. —explica Skandar.

Seguimos hablando animadamente hasta que llegamos a nuestro campamento base. Les enseñamos su tráiler y después les hacemos un pequeño tour para que mostrarles dónde está el enorme comedor y la cocina, los despachos, el gigantesco gimnasio... En realidad no son comedores, gimnasios o lo que sea reales, sino grandes carpas que son utilizadas como la sala que sea necesaria. 

Al salir de la carpa de luchas, donde preparamos las coreografías de las escenas de batalla, vemos que empiezan a llegar por el campo las primeras tropas de nuestro ejército. Es muy curioso vernos volver al campamento al final del día después de rodar. Y es que en realidad somos como un ejército que vuelve de la batalla. Todos los extras con sus armaduras llenos de polvo, algunos montados en caballos, otros cargando todas las armas... Detrás de ellos vienen los cámaras, la gente de sonido, Andrew y su equipo. 

Miro a nuestros nuevos compañeros que observan maravillados la escena.

—Mañana vais a estar allí dentro. —les anuncio riendo.

Les presentamos a tanta gente como podemos, pero somos miles, así que ya los irán conociendo durante estos días.

Es tarde, así que los que han estado rodando hasta ahora se limpiarán el maquillaje después de cenar. Comemos con los tres y con la tropa narniana: los dos Wills, Kaya, Skandar y yo. 

Mientras espero a que los demás se quiten la suciedad de la cara me siento en el pasto con Tom, Harry y Harrison.

—Mi hermano pequeño es muy fan de Narnia. —dice Tom guardando el teléfono.

—¡Eso no es verdad! —exclama Harry.

—Si que lo es. —responde de nuevo Tom.

—A ver, a Paddy le gustan mucho las películas, pero el gran fan de Narnia es este de aquí. —explica señalando a su hermano.

—No es... —Harrison no lo deja acabar.

—Bueno, es fan de Narnia, pero es todavía más fan tuyo. —yo bajo la mirada.

No sé qué decir.

—¿Podéis callaros? —pide Tom irritado.

—¿Quién fue el que se pasó horas contando que había conocido a Emma después de aquel partido de Wimbledon y dedicó días explicando lo fantástica que era? —pregunta esta vez Harry.

—¿Y cuándo te enteraste que ibas a trabajar con ella? —Harrison me mira— Este chico te adora desde los ocho años.

—Vale, me voy. —dice Tom girándose.

Los chicos empiezan a reírse. Niego con la cabeza y lo sigo. Está en las escaleras del tráiler de vestuario. Levanta la mirada y me ve.

—Lo siento por eso.

—No hay problema. —digo sonriendo. No entiendo porqué se disculpa, la verdad. Me siento a su lado.— Yo soy una gran fan de Spider-Man, así que... —dejo la frase al aire al ver que se tapa la cara con las manos— Vale, ya paro.

—Gracias. —ríe por debajo la nariz.

Ya está todo oscuro, la noche ha caído. Si no fuera por la lluna llena no sabría donde está mi acompañante.

—Las estrellas se ven distintas. —dice con el cejo fruncido mientras mira al cielo.

—Bueno, es que este cielo no es el mismo que tenemos en Inglaterra. Las estrellas y las constelaciones que vemos desde aquí son diferentes. —paro de explicar al sentir su mirada en mí.

—Ah, claro, es verdad —parece darse cuenta de algo—. ¿Cómo le puedo decir a una astrofísica que las estrellas están diferentes? —niega con la cabeza.

—Futura astrofísica —susurro lo siguiente por lo bajo—, si es que todo va bien. 

Después de un rato de silencio hablo:

—A partir de mañana vais a hacer todo lo que hagamos. No sólo nos vais a acompañar. Si nosotros entrenamos, vosotros también lo haréis. Si vamos al entrenamiento de hípica, vendréis con nosotros. Y ya te digo que un día en Narnia no es nada fácil.

Caminamos hasta los tráilers. Los demás ya están dentro.

—Hasta mañana, Tom.

Le doy un beso en la mejilla.

—Buenas noches, Emma.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro