𝚅𝙾𝙻𝚄𝙼𝙴𝙽 𝟷
Zorn es el planeta nativo de los zornianos. Se encuentra localizado en la Galaxia de Andrómeda, orbita alrededor de tres soles y tiene dos satélites naturales permanentes. Está oprimido por soles abrasadores, lo que provocó que el mundo careciera de las aguas superficiales necesarias para sostener grandes poblaciones. Como resultado, los zornianos extraen agua de la atmósfera a través de granjas de humedad.
Existe sólo un asentamiento, una ciudad desarrollada en el centro del planeta, llamada Padme, que se extiende de forma circular alrededor del Templo Real, donde el Argis vive y dirige el planeta.
Las clases sociales están divididas en cuatro. Primero, la familia del Argis (título perteneciente al zorniano de más alto rango, al dirigente del planeta). Debajo de ellos se encuentran los guerreros, que únicamente responden al Comandante (el líder del ejército zorniano). Después están los civiles y finalmente los esclavos (no zornianos que alguna vez cometieron un crimen en Zorn).
Cualquiera puede intentar ser un guerrero, pero sólo algunos pasan todas las pruebas, se unen a las tropas y se ganan un sobrenombre. Yo siempre supe que quería ser una guerrera y jamás tuve ninguna duda de que lo lograría.
Unirme al ejército era una tradición en mi familia. Soy la única hija de Gal Brawnson, el Sanguinario, así que es mi deber seguir con la tradición. Mi padre nunca pudo tener más hijos porque mi madre, Raalia Heldottir, había perecido al darme a luz. Hoy honraría a mi padre y la tradición familiar. Haría que mi padre se sintiera orgulloso cuando pasara la última prueba, el Tak'Sima.
—¡A mi orden, abran las puertas! —gritó la Comandante desde su lugar en las gradas, que rodeaban el coliseo.
Reafirmé mi agarre, asegurándome por decimotercera vez de tener mi espada de metal, la única arma permitida en el Tak'Sima para los zornianos. No tendría mi espada láser hasta convertirme en guerrera.
—¡Ahora! —rugió la Comandante, provocando aplausos y vítores en el público cuando la puerta de metal oscuro y grueso se levantó frente a mí.
Naturalmente, los zornianos son seres de gran sentido luchador y con ánimo por la guerra. Por ello, nadie falta nunca a un Tak'Sima. Es sangriento y emocionante. Hoy, todos estaban expectantes en las gradas y gritaban fuerte, apoyando a los aprendices.
El Tak'Sima es una lucha a muerte entre un esclavo y un aspirante a guerrero. Si el aprendiz gana la pelea, se gana su lugar en las tropas; si pierde, se le hace un sencillo y respetuoso funeral, y el esclavo gana su libertad. Ganar esta lucha es la prueba final para ser un guerrero.
Sin emitir un ruido, corrí hacia la criatura de piel amarilla y cuatro brazos, y di el primer golpe, logrando tambalearlo. Era un tikuni, que había llegado a Zorn con la intención de contrabandear tecnología pirata, pero rápidamente había sido delatado y encarcelado.
Los tikunis eran una raza fuerte, pero poco ágiles, por lo que pude esquivar bien todos sus golpes.
Desesperado por no alcanzarme, se lanzó sobre mí; pero yo fui más rápida. Alcé la espada con ambas manos y atravesé la dura piel del tikuni. La afilada hoja quedó manchada de un líquido morado, que brotó del criminal.
Rugió del dolor por el rasguño y alzó su mazo lleno de espinas de metal, en un último intento por vencerme, pero me agaché a tiempo y enterré más mi espada. El tikuni fue incapaz de mover un dedo, y esa fue mi señal. Presioné el botón que había en la empuñadura de mi espada y varias aspas botaron de la punta. Un segundo después, saqué la espada de un jalón, provocando una gran salpicadura de líquido espeso y purpúreo sobre mi cuerpo.
El silencio reinó el coliseo, sólo por un par de segundos, antes de que todos repararan el tórax vacío del tikuni y en el montón de órganos despedazados sobre el suelo. Fue ahí cuando obtuve la victoria; mi título de guerrera y el apodo de "la Destripadora".
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