—Cuídate —me pidió, mirándome a los ojos.
Le sonreí de lado y tomé su mano, a lo que él me miró sorprendido y luego a nuestras manos unidas. Carraspeó con nerviosismo, y yo sonreí al comprender el efecto que estaba teniendo en él.
—Gracias por todo, Peter —dije en voz baja—. Cuando necesites ayuda en algo, búscame. Eres un ladrón sin honor —añadí, a lo que él borró su pequeña sonrisa—, pero eres noble. Siempre te estaré agradecida por salvarme la vida.
Mantuvimos la mirada fija a los ojos por un momento. Peter tenía los ojos de un increíble azul celeste que sólo he visto en el cielo de mi planeta. Aunque era diferente a lo que estaba acostumbrada, me resultaba innegablemente apuesto. Su complexión delgada y a la vez ejercitada y musculosa llamaba mucho mi atención. Sería estúpido negar que me tenía sexualmente interesada.
Luché internamente por borrar los pensamientos que cruzaron por mi mente. Mis hormonas estaban empezando a burbujear por la necesidad. Conocía mi cuerpo lo suficiente para saber que me sentía atraída por Peter. Como zorniana, mi deseo sexual a veces resultaba algo potente, aunque controlable debido al asunto de la vinculación.
—Fue un placer conocerte, diablita.
—Igualmente, Peter —correspondí con una sonrisa cerrada.
Por un momento, sentí que ninguno quería despedirse. Nos quedamos mirando en silencio, hasta que Peter inhaló en silencio, asintió una vez con la cabeza y se dio vuelta. Lo observé irse un par de segundos, dudosa de si quería irme..., de si él quería que me fuera. Cuando vi que no se daba vuelta, me tragué la decepción y seguí el camino contrario.
Ahora que estaba sana y salva en Xandar, tendría que contactar a algún Nova Corp y explicarle mi situación. Xandar era un planeta pacífico y hermoso, muy avanzado en tecnología y con muchas oportunidades. Me gustaba el aire y el ambiente, así que no temí seguir avanzando para recorrer el lugar.
Estaba completamente sola, aunque con una buena cantidad de unidades en mi cuenta, lo que me serviría de apoyo financiero por un tiempo. Pero no tenía un hogar, ni una familia o amigos. Tal vez algún día sane mi dolor por la pérdida de mi mundo y encuentre a alguien para vincularme y formar una nueva familia. Mientras tanto, no me quedaban más opciones que seguir llorando la muerte de todo lo que tuve antes en mi vida: amigos, trabajo, conocidos, mi padre, mi planeta...
Zorn tenía muchos errores e imperfecciones, igual que otros mundos, pero también era hermoso. Era mi hogar, después de todo. Recordar Zorn envuelto en lava me escocía los ojos, así que decidí guardar las imágenes sangrientas en un lugar muy oculto de mi memoria.
Aún seguía caminando por la plaza de Xandar, atenta de ubicar a un Nova Corp, cuando algo duro y pesado cayó sobre mi cabeza, rebotando al suelo después.
—Maldita sea —mascullé, sobándome la cabeza.
Miré al suelo para buscar aquello que me había golpeado y vi una esfera metálica y extraña, con trazos de figuras irregulares. Tomé el artefacto, examinándolo, y entonces lo reconocí. Era el Orbe que Peter había robado en Morag. Miré hacia arriba, donde había un camino en puente, y esperé ver a Peter pidiéndome que se lo diera de vuelta, pero nadie apareció.
De repente, algo con mucha fuerza me empujó por la espalda, provocando que soltara el Orbe antes de caer. Gruñí en respuesta y me puse de pie con un movimiento. Una mujer, alta y atlética con piel verde y vestimenta negra, estaba parada a mis espaldas, sosteniendo el Orbe con una sonrisa triunfal. Una zehoberei.
Justo cuando abrí la boca para preguntarle quién era, empezó a correr lejos. Entonces, mientras la mujer huía, vi a Peter cayendo del otro lado del puente y aterrizando sobre ella, derrumbándola en el acto.
Antes de que parpadeara, la chica salió volando con propulsores puestos contra su voluntad. Finalmente reaccioné y corrí hacia Peter. Con el ceño fruncido por la confusión, le ofrecí mi mano y él la aceptó de inmediato, levantándose con mi ayuda.
—¿Estás bien?
—Sí, gracias —dijo, jugando con la esfera. Ambos miramos a la mujer, que había aterrizado en la fuente, y ahora estaba empapada y lucía furiosa—. Intentó robar mi Orbe.
—¿Eso que robaste tú en primer lugar?
—Exacto —confirmó con orgullo.
Negué con la cabeza, sonriendo con una diversión que no pude ocultar.
—Van a matarte uno de estos días, Peter Quill.
Su sonrisa adoptó un tono juguetón.
—Tal vez sea tu turno de salvarme cuando eso pase.
Reí levemente al notar que Peter estaba coqueteando conmigo. La forma de flirtear que tenía Peter era distinta a la que estaba acostumbrada por mi cultura, pero resultaba igual de placentera.
De repente, el momento acabó cuando Peter fue cubierto por una tela gris.
—¿Qué demonios...? —gritó Peter.
Yo miré sorprendida a quien lo había atrapado, perdiendo el aire en un jadeo. Era muy raro ver a un Flora Colossus.
—¡Eres Groot! —exclamé.
El árbol con cuerpo de hombre asintió con una tierna sonrisa abierta.
—Yo soy Groot.
Le tendí mi mano, que él estrechó alegre.
—Y yo Vesta. Lindo conocerte, Groot.
—¡Qué buena charla! Luego salen en una cita, pero antes... ¿podrías ayudarme? —reclamó Peter con apatía.
—Claro —recordé—. Escucha, Groot, ¿podrías dejar a mi amigo? No quiero lastimarte. Créeme, dejaría que te lo llevaras si no le debiera la vida, pero...
—Oye, ¿estás diciendo que no te agradaría si no te hubiera salvado?
—¿Por favor? —continué, ignorando a Peter.
Groot se giró para comunicarse con un animal pequeño que andaba en dos patas y nos miraba con expresión confusa y estupefacta, a sólo unos metros de nosotros.
—Yo soy Groot.
—¡No lo voy a soltar sólo porque crees que es linda y amable! ¡Este terrícola nos hará ricos! —exclamó el animal, luego mirándome con ojos entrecerrados y fulminantes— Quítate del camino, chica con cuernos.
Miré a Groot con una mueca, ignorando a la pequeña bestia peluda, y él se encogió de hombros.
—Yo soy Groot.
—Yo también lo siento —admití.
Entonces, alcé mi pierna y le di una patada en el estómago con la bota de mi pie derecho. Groot salió volando de espaldas y Peter cayó al suelo.
—Tienes que estar bromeando. ¡Oye! —exclamó el animal, al ver a la zehoberei acercándose con una expresión irritada.
Me puse frente al saco, donde aún seguía Peter, evitando que la zehoberei llegara a él. Saqué mi espada cuando la vi armada y, antes de que casi lograra cortarme una pierna, bloqueé su ataque e hice girar su espada de metal con un movimiento, haciendo que ésta saliera volando y ella quedara desarmada.
Antes de que pudiera reaccionar, la tomé de los hombros, inmovilizándola, y la golpeé en la frente con la base de mis cuernos. La zehoberei era resistente, así que me dolió casi tanto como a ella, pero yo no caí inconsciente. Si hubiera querido matarla, lo habría hecho con un corte de mi espada, pero no podía cometer tal crimen. Xandar no funcionaba como Zorn.
En ese momento, Peter salió de la bolsa.
—¡Corre! —gritó, tomando mi mano y haciéndonos correr lejos, pero no avanzamos mucho antes de que algo nos electrocutara ambos y nos hiciera caer de frente al piso.
Sentí un dolor agudo esparciéndose por todo mi cuerpo mientras me retorcía involuntariamente. Poco después de que las electrocuciones cesaran, dos personas me tomaron por los brazos y me arrastraron. Busqué a Peter con la mirada y lo vi en la misma situación.
Estábamos siendo arrestados por los Nova Corps.
o
—Vesta Galdottir, del planeta Zorn —comenzó a presentarme uno de los Nova Corps a Nova Primera—. Formaba parte del ejército zorniano. Entrenaba a los futuros guerreros, lo que en su planeta significaba que era respetada y considerada hábil y fuerte. Zorn fue recientemente atacado y masacrado por Thanos, terminando en extinción cuando su volcán hizo erupción poco después de la masacre. No tiene historial criminal.
—¿Zorn? —cuestionó Nova Prime— ¿Y cómo sobrevivió?
—Suponemos que logró huir en una de sus naves de guerra.
Las naves sólo estaban disponibles para los guerreros de aire, y yo no sabía pilotear una nave. Era guerrera de tierra.
—¿Dijiste "ejército zorniano"? —preguntó otro oficial, mirándome con curiosidad.
—Los zornianos son una especie que pertenece al planeta Zorn. Son fuertes, resistentes, se curan rápido y prácticamente viven para la guerra. Casi indestructibles. Son buenos luchadores, muy sanguinarios. Se cree que todas sus costumbres y sus soluciones para los conflictos consistían en luchar a muerte.
Aquella creencia sobre nosotros siendo sanguinarios era totalmente cierta. Todo se solucionaba con lucha a muerte, con un ritual tradicional llamado Mak'Gora. Sin embargo, no éramos salvajes. Teníamos leyes y tradiciones que todos honraban y respetaban (si uno no lo hacía, era exiliado).
—Todos tienen piel roja, ojos amarillos, pelo oscuro, orejas puntiagudas y cuernos en el cráneo, cerca de la frente. Los hombres se caracterizan por su gran altura y musculatura, y poseen cuernos mucho más grandes que las mujeres, quienes usualmente son delgadas y altas, con cuernos que se curvan hacia atrás y terminan con puntas filosas apuntando hacia arriba. Las zornianas son mercancía muy valiosa y difícil de encontrar en el mercado negro por su capacidad de...
Hice una mueca y le gruñí al oficial, que estaba leyendo los únicos datos registrados en la red sobre mi especie. No quería que terminara la frase.
—Qué... primitivos —dijo Nova Prime, mirándome de arriba abajo.
Gruñí de nuevo.
—Rognwig —insulté entre dientes.
Nova Prime frunció el ceño, confundida.
—¿Qué dijo?
—"Rognwig". Es un animal de su planeta con aspecto desagradable, mal olor e intelecto muy bajo, que se alimenta del excremento de los zornianos. Son muy parecidos a un sapo grande, con varias filas de dientes.
Sonreí satisfecha al escuchar la explicación tan clara del oficial, ganándome una mirada fulminante de Nova Prime.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro