Mis ojos reaccionaron a la luz y se abrieron con dificultad. Mi cuerpo se sentía pesado y débil, como si me estuvieran aplastando contra el suelo constantemente. Apenas logré moverme para mirar alrededor, alzando mi cara de la tierra. Me quité los mechones de cabello que me cubrían la cara y noté a Peter a dos metros de mí, despertando y quejándose del dolor.

Una música llenaba el lugar, era una de las canciones que Peter solía poner en la nave. Vi a unos xandarianos rodeándonos en círculo, espantados y mirando detrás de nosotros. Jadeé cuando vi a Ronan salir intacto de la nave destruida y en llamas. Ese kree estaba siendo imposible de matar.

—¡Mataste a Groot! —gruñó Rocket, corriendo hacia Ronan.

Quise gritarle que se detuviera, pero fue tarde. Usando el poder de la gema incrustada en su martillo, Ronan lanzó lejos a Rocket antes de que lo tocara.

—¡Observen a sus guardianes de la galaxia! ¿Qué fruto cosecharon? —rugió el kree con su voz alta. Poco a poco me fui removiendo para ponerme de pie— Sólo que mi padre y su padre finalmente cobren su venganza. Gente de Xandar, llegó la hora de alegrarse y renunciar a sus dioses insignificantes. ¡Su salvación está cerca!

Después de su acusación, con su martillo alzado, exclamó unas palabras en su lengua kree que mi implante no supo traducir. Ronan se detuvo entonces, al oír y ver a Peter de pie, cantando y moviéndose extrañamente. ¿Estaba... bailando? Parecía un loco cantando y moviéndose así, aún con la música de fondo.

—Escucha estas palabras. ¡Ahora, con más intensidad! —exclamó, moviéndose más frenéticamente.

—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Ronan, completamente confundido.

Miré a Gamora, quien veía a Peter tan confundida como Ronan. Buscando entender lo que Peter hacía, busqué a Drax entre la explosión, y lo vi ayudando a Rocket a reparar el Hadron Enforcer. Con eso entendí que lo que Peter hacía era distraerlo para ganar algo de tiempo.

—Una competencia de baile, hermano. ¡Tú y yo! —lo retó, moviendo sus caderas como si estuviera en un acto sexual. ¿Eso era bailar?— Vesta —me señaló, dándome el turno de bailar. Retrocedí, pues yo no sabía moverme así—. Sutil. Lo tomo de regreso.

—¡¿Qué estás haciendo?! —Ronan rugió frustrado.

—Te estoy distrayendo, idiota —sonrió malicioso, sin dejar de bailar.

Ronan reaccionó y quiso apuntar a Rocket y Drax, quienes ya estaban en posición, pero Rocket conectó unos cables y el Hadron Enforcer disparó, ahora dándole hacia su martillo. Peter, siendo el más cercano a Ronan, se lanzó para atrapar la gema, sin un orbe en mano.

En el instante en que Peter logró atraparla, cayendo al suelo con la gema en mano, un torbellino negro con luces purpúreas lo cubrió. Escuché sus gritos de dolor y sentí que todo mi cuerpo se entumecía. Su rostro tenía grietas luminosas y estaba sangrando. Creí que estallaría en cualquier momento, hasta que vi que se mantuvo de pie, firme, mirando a Ronan a los ojos. Sin pensarlo dos veces, creyendo que tal vez los terrícolas no eran tan débiles, recordé lo que Tivan nos enseñó de la gema.

Llamé a Peter en un grito, pidiéndole que tomara mi mano. Estiré mi brazo hacia él, a la espera de que la tomara. Su piel empezó a desprenderse. Se crearon huecos en su rostro y sus ojos estaban negros. Finalmente estiró su mano y yo la tomé con fuerza para que no me soltara.

Una descarga de dolor me recorrió desde el brazo hasta los tobillos y de vuelta hasta los cuernos. Sentí que mi cuerpo estaba siendo estrujado y jaloneado. Gruñí al creer que no podría soportarlo por tanto tiempo, hasta que Gamora me llamó y me tendió la mano. Lo único que pensaba era en resistir, tolerar el dolor. Sentí que mi piel se cortaba, hasta que Rocket fue el último en agarrarse de Drax y el dolor pasó a convertirse en potencia, en poder.

—¡Ustedes son mortales! —gritó Ronan, estupefacto— ¿Cómo lo hicieron?

—Tú mismo lo dijiste, idiota —respondió Peter, con sus ojos tornándose violeta—. Somos los Guardianes de la Galaxia.

Finalmente, Peter abrió su mano y dejó salir el poder de la gema hacia Ronan. Una enorme flama atrapó al kree hasta alzarlo en el aire y hacerlo estallar. Una vez que lo vi desaparecer, antes de que la gema lograra matarnos, saqué un orbe que llevaba amarrado al cinturón y encerré la piedra en él.

El torbellino cesó y dejé el orbe en la mano de Peter. Nos miramos sin saber qué hacer o decir, sin creer lo que acababa de suceder. Peter había sido capaz de sostener la gema por demasiado tiempo... para ser un terrícola.

—Bueno, bueno —habló Yondu llegando con los Devastadores respaldándolo—. Qué lindo espectáculo. ¡Qué dulce! Pero tienen asuntos que atender antes de que empiecen a festejar.

Me puse a espaldas de Peter, para pasar desapercibida. Tomé el orbe con la gema, que sostenía en su mano, y lo cambié por un orbe que colgaba del cinturón de Peter, quien lo agarró con fuerza al comprender lo que planeaba.

—Peter, no puedes —habló Gamora, mirándolo suplicante—. Peter.

—Debes reconsiderarlo, Yondu —le pidió—. No sé a quién se lo venderás, pero el universo sólo sobrevivirá si se lo damos a los Nova Corps.

—Quizá yo sea lindo como un ángel, pero definitivamente no soy uno —le contestó, enseñando la flecha que llevaba enfundada en su pantalón—. Entrégalo, muchacho.

Peter actuó como si no tuviera opción y aceptó, entregándole el orbe que supuestamente contenía la gema.

—Yondu —le llamó, antes de que siguiera riendo y caminando de vuelta a su nave con el resto de la tripulación—. No debes abrir ese Orbe. Lo sabes, ¿no? Ya viste cómo afecta a la gente.

Yondu rió y continuó su camino, y nosotros esperamos a que se alejara de Xandar con su nave y todos los Devastadores.

—Estará furioso cuando se dé cuenta de que le cambiamos el Orbe —dije divertida, saliendo de las espaldas de Peter y mostrando el verdadero Orbe a Gamora. Peter sonreía complacido conmigo—. Te iba a matar —mencioné.

—Lo sé —admitió Peter, asintiendo. Se veía calmado—, pero es la única familia que he tenido.

—Ya no más —negué yo, ganándome su sonrisa cuando puse mi mano sobre su brazo, dándole apoyo.

Peter me sonrió y me rodeó en un abrazo.

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—Y... ¿cómo saben esto? —preguntó Peter, mirando confundido el holograma de su cuerpo que mostraba una energía desconocida.

Después de haber combatido a Ronan, los Nova nos mostraron lo hospitalarios y agradecidos que podían ser al darnos tiempo y espacio para recuperarnos de la pelea. Ya nadie tenía ni un rasguño y usábamos ropas limpias que los Nova Corps nos habían dado.

—Cuando te arrestamos, notamos una anomalía en tu sistema nervioso, así que la hicimos investigar —explicó Denarian Day.

—¿No soy terrícola? —siguió cuestionando Peter, sin poder creerlo.

—Eres medio terrícola —corrigió Nova Prime, sonriendo de lado—. Tu madre era de la Tierra. Tu padre... bueno, es algo muy antiguo que nunca habíamos visto.

—Quizá por eso pudiste sostener la gema tanto tiempo —comenté, logrando que Peter me mirara, aún con su ceño fruncido—, y soportaste estar en el espacio sin tu máscara más de lo normal.

—Llegaron tus amigos —anunció Nova Prime, haciendo que Peter y yo los encontráramos parados a nuestras espaldas. Gamora, Drax y Rocket—. En nombre de los Nova Corps, queremos expresar nuestra profunda gratitud por su ayuda para salvar Xandar —sonrió, mostrándose sincera—. Si van con Denarian Day, les mostrará algo.

—Gracias, Nova Prime —contestó Peter, asintiendo, antes de seguir a Denarian Day fuera de las instalaciones—. No me esperaba que mi padre no fuera terrícola.

—¿Cómo te sientes al respecto?

Torció la boca en una mueca.

—Confundido —admitió—. Más curioso que nunca.

—Tal vez podamos buscarlo después —sugerí—. Una nueva misión.

Peter se detuvo en seco, haciendo que yo también me detuviera, extrañada. Sonrió levemente, enterneciendo su mirada. ¿Por qué me veía así?

—¿Significa que vendrás?

Después de los acontecimientos con la Gema del Infinito, había confesado no estar segura de si seguir un camino por mi cuenta o ir con ellos, que habían admitido querer seguir juntos en busca de una aventura (a cambio de una buena recompensa, según Rocket).

—Sí —asentí. Lo miré directo a los ojos, sonriendo también—. Pensé que, si me iba, extrañaría demasiado.

—¿Al equipo?

Negué con la cabeza.

—A ti, Peter.

—¡Eh, tórtolos! Se quedan atrás —exclamó Rocket divertido, sosteniendo su maceta con una rama de Groot, que volvería a nacer.

Seguimos avanzando para alcanzarlos luego de ese momento hasta llegar a las afueras, donde pudimos ver una nueva Milano mucho más grande.

—Tratamos de mantenerla lo más parecida a la original, así que rescatamos todo lo que pudimos —explicó Denarian Day.

Pude ver la cara de Peter iluminándose. Sonreí enternecida. Sabía que amaba a la Milano, así que perderla había sido un trago duro que pasar. Realmente, los Nova no pudieron mostrar su agradecimiento de una mejor forma.

—Vaya —halagó, conmocionado por la sorpresa—. Gracias.

—Tengo una familia —dijo, viéndose pensativo—. Está viva gracias a ustedes... Sus antecedentes criminales fueron eliminados, pero debo advertirles que no rompan la ley en el futuro.

—Una pregunta —interrumpió Rocket—. ¿Y si veo algo que quiero tener, pero es de otra persona?

—Serás arrestado —contestó el oficial.

—¿Y si yo lo quiero más que esa persona? —insistió.

—Sigue siendo ilegal.

—Eso no tiene sentido —se quejó. Varios reímos ante su testarudez—. Yo lo quiero más, ¿entiende? ¿De qué se ríen? —miró a todos. Gamora le hizo una seña para que siguiera caminando hacia la Milano— ¿No puedo tener una conversación con el caballero?

—¿Y si alguien hace algo molesto y decido arrancarle la columna? —cuestionó Drax.

—De hecho, eso es asesinato —respondió Denrian Day, mirándonos a Peter y a mí con la duda de si la pregunta de Drax iba en serio o no—. Es uno de los peores delitos que hay. Así que... también es ilegal.

Drax asintió, reflexionando, y siguió a Rocket y a Gamora hacia la nave.

—Estarán bien, Dey —le dijo Peter, tratando de calmarlo, con orgullo y sentido de liderazgo—. Los voy a vigilar.

—¿Tú? —interrogó, sarcástico.

Sonreí.

—Y yo lo vigilaré a él —añadí.

—Eso está mejor —aceptó Dey, asintiendo.

Peter rió suavemente y puso su mano en mi espalda baja, haciéndome seguir el camino hacia la Milano con él a mi lado. Me quiso dejar pasar primero, pero lo miré con los ojos entrecerrados y me quedé en mi lugar. Él alzó una ceja en confusión. Di un paso al frente, retándolo con la mirada.

—Si se te ocurre verme el trasero, voy a...

Mis labios fueron acallados por los suyos. El beso fue quieto, pero suave. Apenas movió un poco su boca para incitar a la mía a seguirle, y se separó apenas un milímetro. Sentí mi cara calentarse.

—Realmente me gustas, Vesta —me hizo saber, con un tono serio, pero ameno.

Sentí su mano tomar la mía, y yo reforcé el agarre al entrelazar nuestros dedos y darle un pequeño apretón. Sonreí y le di un beso casto en los labios.

—Y tú a mí, Peter.

FIN DE LA PRIMERA PARTE