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13. Dark Aster


—Gamora —casi rugió—, mira lo que hiciste —le escupió, preparando su arma para a atacar. Golpeé el hombro de Drax, llamando su atención. Le susurré que disparara y él asintió, preparándose—. Siempre fuiste débil. Estúpida traidora...

La chica no pudo continuar hablando, debido a que Drax le disparó.

—Así que eso es lo que hace —comenté, observando cómo la secuaz de Ronan salió disparada lejos.

—Nadie habla así a mis amigos —dijo Drax en su defensa cuando todos lo miraron—. Y Vesta me dijo que lo hiciera.

Todos me miraron ante ello y yo golpeé a Drax en el hombro por delatarme.

—Gracias, rognwig —rodé los ojos.

—De nada; pero yo no soy un rognwig. Yo no como heces, ni soy peludo.

—Vayan a la cubierta de despegue —ordenó Gamora—. Apagaré la energía de las puertas de seguridad.

Peter nos guió hacia donde Gamora indicó. Después de correr los 300 metros, llegamos a la cubierta de despegue, pero no pudimos llegar a la puerta debido a que un kree y unos sakaarianos obstaculizaron el paso. El kree de potentes ojos azules y algo robótico en su cabeza pareció reconocer a Peter: Korath el Perseguidor.

—Star-Lord.

Peter sonrió con alegría y orgullo.

—Por fin.

Korath lo tomó por el cuello y luego lo lanzó unos metros. La pelea empezó ahí. Un sakaarano se dirigió a mí. Desenfundé mi espada y luché. No tardé mucho en terminar con él y enterrarle la espada a otro par de secuaces.

—¡Ladrón! —le gritó Korath a Peter, quien estaba tumbado en el suelo y desarmado.

Saqué mi daga de la bota y se la lancé directo al pecho, pero se desvió del camino de mi daga y ésta le terminó dando a un sakaariano. Drax le lanzó una de sus espadas, pero Korath también logró esquivarla.

Mientras Drax corría hacia el kree, llegué Peter y lo ayudé a ponerse de pie. Fui por mi espada, pero en el transcurso me topé con otros sakaarianos con los que tuve que luchar cuerpo a cuerpo.

—Nunca llegarás a Ronan —le dijo Korath a Drax, el cual estaba en el suelo.

Terminé con un tercer secuaz al que le tuve que patear el área entre su cuello y mentón, dejándolo inconsciente. Groot atravesó el cuerpo del oponente que corría hacia mí, matándolo al instante.

—Te adoro, Groot —le grité mientras forcejaba con otro usando mi espada y protegiéndome con el escudo.

—Yo soy Groot.

—¡Oye! ¿Por qué no me has dicho eso a mí? —exclamó Peter con los brazos alzados, mirándome— ¡Te he salvado dos veces!

Rodé los ojos y saqué mi daga de la bota, lanzándosela por encima del hombro, lo cual lo dejó como piedra. Luego giró para ver a qué le había dado al darse cuenta de que no iba dirigida hacia él, y vio un sakaariano en el suelo, a sólo unos pasos de distancia y con mi daga enterrada en su corazón.

—Deuda pagada —respondí.

—¡Pudiste matarme!

—Tengo buena puntería, no exageres.

Groot terminó con el último atacante y observamos a Drax a punto de matar a Korath.

—El dedo en la garganta significa "muerte" —le siseó antes de arrancarle su parte robótica de la cabeza y que éste hiciera corto circuito, muriendo a los segundos.

—Una metáfora —murmuró Drax, como si ahora comprendiera.

—Sí, algo así —respondió Quill, antes de avanzar hacia la puerta—. Oh, no.

Otras dos docenas de secuaces empezaron a llegar corriendo. Recordando lo que Groot había hecho hace poco para protegerme, me volteé y le grité:

—¡Groot!

El árbol comprendió mi plan casi de inmediato y creció su brazo hasta atravesar los estómagos de una docena. Los alzó al aire y golpeó a la otra docena con ellos, finalmente sacudiéndolos y estampándolos contra el techo, el suelo y las paredes. Después de escuchar tantos huesos romperse, Groot dejó de rugir y los dejó libres; me sonrió, como si esperara escuchar mi aprobación, y le enseñé mi puño.

—A eso me refería —reí, recibiendo su puño contra el mío con cuidado. Mi sonrisa murió cuando vi a más saliendo de todas partes—. Diablos. Son como rognwigs: uno muere y dos más aparecen —mascullé.

Después de seguir matando a todo el que se apareciera, esperando a que la puerta fuese abierta, escuché a Peter gritar:

—¡Gamora no ha abierto la puerta!

Dos segundos después, vimos la puerta abrirse. Corrimos dentro y nos encontramos con Gamora entrando al mismo tiempo. Peter se puso en posición y apuntó directo a Ronan. En cuanto el arma localizó el objetivo, Peter no perdió ni un segundo y disparó, creando una explosión más grande que la que antes se había hecho con la hermana de Gamora.

Todo quedó en silencio después que el humo se acentuó.

—¡Lo lograste! —festejó Drax.

Sonreí aliviada, pero el gesto se terminó formando en una mueca cuando vi a Ronan levantarse como si sólo le hubieran dado un empujoncito. Peter me miró sin saber qué hacer, pero rápidamente me lancé sobre su cuerpo cuando vi a Ronan alzar su martillo en dirección a nosotros.

Caímos sobre unas escaleras y gemí por el dolor de haber recibido el impacto de las ondas. Me recuperé pronto y vi el cuello de Drax entre los dedos de Ronan, alzado del suelo. Cuando quise correr hacia él para socorrerlo, vi una nave Devastadores acercándose. Supe que era Rocket cuando lo vi estrellarse contra el vidrio y derrumbar a Ronan y a Drax. Ahora fue Peter quien se lanzó sobre mí cuando vio a la nave derrapar.

—Ve por Rocket —ordené cuando me levanté, a lo que él asintió mientras yo iba por Drax y Groot ayudaba a Gamora.

Nos reunimos en un punto medio, observando cómo todo se derrumbaba alrededor. Ahora que no había nadie piloteando, el Dark Aster se estrellaría contra Xandar en cuestión de minutos. No teníamos forma de escapar. Observé a Groot estirar sus brazos y dejar su cabeza en alto. Las ramas de su cuerpo crecieron hasta rodearnos, encerrándonos en una esfera con su tronco y sus ramas. Rocket por fin abrió los ojos, estando en los brazos de Peter. Todo oscureció. Las ramas me aferraron el torso cuidadosamente, como un cinturón de seguridad. Peter también fue amarrado, al igual que Drax y Gamora.

Quill me observó en silencio, mientras Rocket le suplicaba a Groot y las lucecitas iluminaban el espacio donde Groot nos había encerrado para protegernos.

—¡No, Groot! Morirás —le insistió Rocket, con sus ojos llenándose de lágrima, provocando que los míos también se escocieran— ¿Por qué haces esto?

—Nosotros somos Groot.

Con una media sonrisa, aún mirando los ojos de Peter, que me veían con desesperación, traté de relajar el ambiente.

—Creo que yo ya te salvé más de dos veces —comenté—. Ahora tú estás en deuda conmigo.

Él sonrió débilmente, sin ganas. Cuando abrió la boca para responderme, el lugar se llenó de humo negro.

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