La primavera había llegado ya

y con ella una gran felicidad,

pues no había nada más lindo que las flores

y los bichitos que revoloteaban por los alrededores.

Todos los niños estaban contentos

porque por fin harían juegos:

¡en la escuela había un torneo

de quien traía el sombrero más estupendo!

La gran mayoría de alumnos

se habían motivado en el diseño;

necesitaban ganar ese torneo

para llevarse el gran trofeo.

Todos llevaban puestos sombreros con flores

menos esa niña que no vestía con colores,

se la veía tan infeliz

que parecía nunca sonreír.

Debía de tener como unos ocho años

y con sus manos sostenía dos platos.

Para compartir había llevado galletas

las cuales parecían muy suculentas.

Sentada en un rincón del patio,

miraba como todos celebraban

y como dos niñas la señalaban

mientras se reían de su cara.

Con paso seguro al aula regresó

y los dos platos en la mesa apoyó.

Su madre le había dado una botella con un líquido

por si alguien de allí era muy improductivo.

Cuando regresó, el ganador ya había sido elegido

y se trataba de un desagradecido,

ya que tenía mala cara

y no daba las gracias.

¿Es que todos en su escuela eran tan tontos?

Ninguno merecía ser salvado,

así que las galletas en una mesa fue a colocar

para que todos pudieran merendar.

Se mantuvo alejada en el rincón

Viendo como todos se empujaban por solo un mordiscón.

¡Tenían tan buena pinta!

A todos la baba se les caía.

Al cabo de una hora la merienda ya había finalizado

y con ello ya nadie estaba hambreado.

La niña los seguía vigilando a todos,

 parecían estar más que en perfecto estado.

Fue a retirar ambos platos

y hasta las migas estaban en anonimato...

Justo en ese momento alguien comenzó a gritar,

era una alumna que se estaba por desmayar.

En el suelo un cuerpo había,

no parecía estar muerto todavía.

La profesora parecía estar llamando a la ambulancia,

mientras todo el mundo se alborotaba.

Poco a poco todos se fueron derrumbando,

mientras las sirenas de las ambulancias se iban acercando,

sólo los pocos que no habían comido

intentaban ayudar con mucho sacrificio

El temor de la niña ya se había dispersado,

pues la cantidad suficiente de veneno había arrojado,

ahora solo debía esperar

y hacer como si quisiera ayudar.

-o-o-o-o-

¡Hola! Perdón por no actualizar ayer, pero resulta que estaba creando contenido para mi cuenta de Instagram y eso me llevó todo el día, por lo tanto no tuve tiempo de actualizar. Sin embargo, como recompensa, les entrego esta rima que es bastante extensa, así que espero que les guste. 

Por cierto, me olvidaba de decirles que esta rima la escribí mientras cocinaba brownies para llevar a la escuela por el día de la primavera.