II
Hijos del infierno,
es hora de comer.
Él los acoge en su regazo,
todos listos para obedecer.
Poca sangre hay
porque vírgenes no nos quedan ya.
Ahora han de recurrir
a niños que se portan mal.
Cientos de ellos hay
y sus familias los entregan sin chistar,
eso los beneficia:
ahora tienen una boca menos que alimentar.
Los del pueblo se van acabando poco a poco
ahora a otros poblados habrá que visitar
pero todos están en desacuerdo,
pues creen en Dios como divinidad.
El tiempo se acaba
si no pueden beber sangre humana.
Se mueren de hambre y sed
mas no hay nada que hacer.
En el infierno un ser los espera,
los sacrificios no bastaron para satisfacerlo
ahora no queda más remedio
que sus propias penas entregar.
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