En medio del bosque yo era muy feliz,
danzando y cantando como un ruiseñor.
Pero aún había alguien que no conocí,
el corazón en sueños me lo habló.

Cuando frescas bayas fui a recolectar,
mi príncipe solo se guió por mi voz.
Y aquel vals que en visiones solía escuchar,
él y yo bailamos cual aves de amor.

–Mi amada doncella ¿Te volveré a ver?
–ansioso, mi príncipe me preguntó.
–Te espero en mi casa al anochecer
–hipnotizada, dije con amor.

–En desconocidos no debes confiar–
mis tías afirmaron con gran decepción.
–En un lindo sueño lo conocía ya–
les respondí con determinación.

El momento en el que él iba a llegar,
el manto estrellado por fin me mostró.
Las horas pasaron con velocidad,
mi príncipe azul ya nunca apareció.

–Mi niña, confiaste con ingenuidad.
mis tías padecieron las tres mi dolor.
Subí a mi alcoba entre suspiros al andar,
y brotaron mis lágrimas con decepción.

Desde ese día ya nunca volví a ver,
Al príncipe que me partió el corazón.
Pues solo ilusiones tejí sin querer,
no fue nada más que amor de ensoñación.
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Este poema lo hice ya hace unos meses, pero decidí trasladarlo aquí. 

¡Muchas gracias por leer!