Querido diario:

¿Alguna vez tuvieron ganas de gritar más fuerte que el bullicio a su alrededor?

Solía creer que el sonido de mi voz gritando sería suficiente para llamar su atención, pero estaba equivocado. Aún así, mi garganta picaba por intervenir y solucionar algo.

Aunque eso me importaba sólo a mi.

[...]

Cuando Taehyung llegó a su casa esa tarde, Kim Sooyoung y Kim Sunjae llevaban un par de minutos peleando por diversas cosas.

Normalmente todo empezaba con un pequeño reproche de alguno de los dos — como el extravío de las llaves del auto o lo que han olvidado comprar en el mercado — pero como un buen ejemplo de efecto mariposa ello desataba un sin fin de discusiones posteriores.

Cualquier comentario de sus padres podría servir como una alerta de tornado, o incluso un minúsculo ceño fruncido que encendería las alarmas de una inminente confrontación verbal.

— Si, recuerdo muy bien que acordamos que tú irías a pagar la luz... — pronuncia Sooyoung.

— Pero luego de eso tú me dijiste que pagarías los impuestos y hasta donde yo sé, la luz es un impuesto.

Taehyung estaba sentado en su cuarto, su espalda apoyada contra el respaldo de su cama. Suspiró profundo, disfrutando esos últimos segundos de falsa paz antes de que el conflicto de sus progenitores escalara niveles insoportables.

— ¡Los que te encargué a tí se pagan a una cuadra de tu trabajo, Sungjae! ¡Por algo quedamos en que lo harías tú! — agita el papel que contenía su deuda por dicho servicio.

— ¿Y qué? Iré mañana, no es necesario hacer tanto problema... ¿Cuándo es la fecha de vencimiento?

— ¡Era hoy! Ahora por tu culpa tendremos que pagar extra... Pero no importa, porque parece que el dinero nos llueve — ironiza. Deja el papel que tenía en la mano con fuerza sobre la mesa y lo mira.

— ¿¡Y ahora yo tengo la culpa de que no te hayas explicado bien?! — cruza los brazos — En todo caso ambos somos culpables de esto, no solamente yo...

Sungjae se sienta en el sillón con algo de brusquedad.

Luego de ello comenzaba la sección que Taehyung tristemente denominaba "¿Porqué me casé?", porque sus padres comenzaban a gritarse y reprocharse sus propias decisiones. Como la razón por la que que Sungjae se casó con Sooyoung y no con la hija de la amiga de su madre, o porqué ella dejó a su ex novio de buena familia por él.

El jovencito toma sus auriculares y su celular y espera a que sus padres muden su discusión a otro lado de la residencia para escabullirse escaleras abajo hacia su pequeño bosquecito. Ya era muy tarde para permanecer mucho tiempo allá afuera, pero necesitaba por lo menos diez minutos de la paz que ello le brindaría.

Después de eso podría volver a su rutina.

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Del otro lado del pueblo, un confundido Jeon Jungkook estaba sentado alrededor de la mesa principal en su hogar. Frente a él sus padres hablaban por teléfono con su tío, quien no veía desde hacía un buen tiempo.

— ¿Crees que es tiempo ya?

— Yo creo que es muy pequeño... — dijo su madre.

— Que sean clases acordes a su edad si quieres, pero necesito que poco a poco se prepare para esto... Asumirá joven porque nos aseguraremos de ello, a menos que quieras que Jeon Corpotarions quede en manos que no sean de la familia — el hombre tose sonoramente —. Puedo librarme de cualquier cargo en mi contra, pero no de la batalla contra la muerte y quiero irme en paz sabiendo que mi fortuna es de Jungkook.

La señora suspira y mira a su hijo por unos segundos antes de asentir a nadie en particular.

— Bien, comenzaremos con algunas clases pero debes entender que es un niño. No dejaré que esto sea su vida por completo a esta edad.

A pesar de no haber sido consultado en lo absoluto, el señor Jeon adhiere a la tajante decisión de su esposa.

— Está bien, creo que es suficiente para mi ahora — responde —. También quería que sepan que no deben preocuparse por los estudios universitarios de Jungkook. Cuando llegue el momento él tendrá todo pagado para que empiece a estudiar administración de empresas en la mejor universidad de Seúl.

Para el jovencito era ridículo escuchar a sus padres y su tío debatir su futuro profesionar, más aún siendo él alguien que a penas había comenzado la secundaria. No entendía que era administrar una empresa pero ya sabía que tenía que aprender a hacerlo cuando tuviera la edad necesaria. Carecía de sentido su lugar en esa mesa si no tenía el derecho a refutar las decisiones de otros sobre su vida, pero al menos debía intentarlo.

Su madre corta la llamada.

— Mamá, papá... Quiero hacer música.

— Por eso te pagamos lecciones de guitarra, Jungkook.

— Quiero decir que... Yo no quiero ser eso que mi tío quiere que sea.

Sin darle por lo menos una explicación, ambos progenitores se retiran del recinto.