Capítulo 27
— No me puedo imaginar lo bien que les ha ido.
— Más o menos.
— ¿Byul terminó de estudiar?
Seulgi escondió sus manos en sus bolsillos y dudó en responder.
El abogado de Eric resultó ser el padre de una antigua compañera de clase de Byul. Una chica muy inteligente y aplicada que seguramente — pensó Seulgi — se había graduado con honores.
Hace ya demasiado tiempo que Byul sencillamente no se relacionaba con alguien.
A Seulgi no le sorprendió que su hermana se alejara de sus amistades, incluso si habían sido parte de toda su adolescencia. Desde que había pasado el fallecimiento de su padre, se convirtió en otra persona.
Por otra parte, el abogado se había acercado amistosamente a Seulgi para saludarla y demás. Pero sus intensiones pasaban a revelarse conforme avanzaba la situación.
Más que galardonar a su hija, estaba intentando introducirse en la vida de Byul, seguramente buscando de dónde halar el hilo.
— Ella está bien, Carl. Mejor cuéntame cómo está Hani. Estoy segura que a Byul le hubiera gustado saber de ella.
— Le falta poco por terminar su licenciatura. Estoy orgullosa de ella.
— Que bueno — Seulgi le sonrió sin mostrar alguna ápice de incomodidad.
Hallaba una sensación de chiste en la voz del señor. Que Byul ni siquiera se inmutara en ir a la universidad seguramente estuvo en las bocas de todos los que la conocían.
A Seulgi por supuesto que no le importaba. Desde pequeña imaginó que Byul entregaría su vida a la finca, y hasta ahora eso es lo que destinaba.
Que ese hombre estuviera indagando en asuntos de su hermana le colocaba de mal café.
Estaban fuera de las oficinas, en una diminuta sala de espera.
Seulgi se regresó a su asiento junto a Yongsun, cuando la puerta se abrió lentamente. De su interior salió Eric, primero vacilando a su alrededor, pero después que captó a Yongsun sentada en ese mismo lugar su rostro se nubló.
El abogado se adelantó a Seulgi, quien había tenido intensión de preguntarle qué procedía luego. El señor se acercó a un costado de Eric para hablarle en privado y no pasó de alto para Yongsun y Seulgi la mirada atenta que Eric les daba desde su punto de vista.
Seulgi miró a Yongsun.
— Aquí vamos a demorar un rato — le habló para que Yongsun dejara de mostrarse receptiva ante la insistente mirada del otro — ¿Quieres algo de beber?
— No, está bien — le respondió haciendo un movimiento de manos y alejando su vista de ahí.
Seulgi dispuso su tiempo en mirar sus manos y pensar de todo un poco; mientras que Yongsun se preguntaba cuánto tardarían.
Solo había salido Eric de la oficina, y el amigo de Seulgi que estaba representandola todavía se encontraba dentro. Le provocaba estar nerviosa aquella demora, pero al recordar lo innecesario que era sentirse así, Yongsun se dirigió a Seulgi.
— ¿Qué están haciendo?
— Solo revisan los papeles. No te preocupes, hoy se termina todo esto y podemos ir a casa. Mamá está preparando una cena.
Saber que su nueva familia esperaba positivamente los resultados del día, le ayudó a mantenerse firme. Ni siquiera sus padres estaban enterados de lo que estaba pasando, y por un momento Yongsun se preguntó el qué dirán ellos al enterarse.
No se dejó amedrentar por eso ahora.
Con la mirada de Eric encima suyo, pensó desesperadamente en la hora que saldría de esas oficinas.
Pronto vería a Byul, y confiaba en abrazarla con toda sus fuerzas, besarla hasta quedarse sin aire y por supuesto, querría hacerle el amor todos los días de ahora en adelante. Podía ser una de las cosas que más quería hacer a su lado cuando todo acabara. Últimamente estaba padeciendo cambios hormonales, el deseo sexual que experimentaba las últimas noches eran descomunales, exagerados y no podía hacer nada al respecto.
Sus pensamientos se volvieron locos de repente.
— Byul me ha contado que hoy las llevará a la cabaña. Ya se había tardado.
— Sí.
— Te va a encantar. Hace un poco de frío en las noches, pero eso no es un problema.
Yongsun sonrió, mirando sus propias manos para evitar la mirada pícara que seguramente Seulgi le daba ante su comentario.
Ella había estado simulando no darse cuenta de las pláticas que Byul y Seulgi hacían luego de acostar a los niños y algunas veces en el portal sentadas tranquilamente. En las noches se quedaban hasta tarde hablando de "anécdotas" según le había comentado Byul. Yongsun se quedaba esperándola, y solo una vez se había asomado para ver qué pasaba que no llegaba a la habitación y escuchó claramente cómo Byul le contaba una de sus apasionadas noches.
En el momento no se lo creyó y aunque pensó que iba a molestarse por contar sus intimidades, lo dejó pasar muy fácil en cuanto llegó a la habitación y le besó como siempre le encantaba.
El comentario de Seulgi solo le hizo recordar la posible información que conocía, y lo que menos quería era verse expuesta o tímida.
Luego iba a desquitarse con Byul.
— No creo que sea un problema — de todas maneras afirmó sin mirarla.
Seulgi se cruzó de brazos muy despreocupada.
— Byul ha hecho de todo para ponerla adecuada. En estos días mandó a limpiar los sistemas de calefacción, fui a darle mi humilde opinión y la verdad es que está quedando todo perfecto.
— ¿De verdad?
Seulgi asintió.
— Le dije que era una tontería esperar hasta hoy para enseñartela.
— Un poco. Debe estar emocionada ahora mismo — dijo Yongsun. La sonrisa no se le escapaba del rostro en ningún momento.
Byul había esperado mucho para eso.
— Sí. Hacía mucho que no la veía así.
— Moon.
Seulgi se levantó en cuanto el abogado que representaba a Yongsun salió de la oficina. Por su expresión, Seulgi diría que algo había pasado fuera de los límites y de lo que esperaban.
— Ven — Seulgi miró brevemente a Yongsun para que le siguiera.
Eric y su abogado se habían hecho a un lado. Justo para cuando ellas se levantaron, ambos parecían ausentes a todo por lo concentrados que se hablaban.
Yongsun y Seulgi se colocaron frente a él en espera de sus palabras.
Se quitó los anteojos con una seria mirada en el piso y luego levantó la cabeza para enfrentarlas.
— Él no firmó.
— Lo sabía. Va a querer llevar esto a otro nivel.
— Específicamente quiere llevarlo a las oficinas de arriba — dijo él enfocándose en la mirada descreída de Yongsun. — La jueza intentó explicarle que en este caso no se podía hacer nada. Él lo admitió, pero luego cambió de opinión. Parecía confundido.
— Pero ya ha pasado un tiempo ¿No deberían admitir el divorcio? — preguntó Yongsun volteando hacia Seulgi, quien estaba tocando su barbilla en modo pensativo.
— Han llamado al señor Nam. Esperan algún movimiento que lo prohíba. — volvió a decirles ladeando la cabeza.
La posibilidad de que Eric alargara el proceso era algo indiscutible; y al verse envuelto el señor Nam lo rectificaba.
Yongsun negó con la cabeza, pero aunque deseaba profundamente decir algunas palabrotas para desahogarse, no dijo nada y esperó a que Seulgi ideara algo.
No pudo con el silencio de ambos frente a ella y terminó preguntando el por qué de sus caras largas e inexpresivas.
— ¿Qué pasará entonces?
— Esto jamás se ha llevado así. Por lo que me comentaron, ustedes no poseen ningún vínculo, ni siquiera hay amor en medio de esto.
Yongsun asintió afirmando lo que el señor le decía.
Él continuó.
— No sé cómo va a resultar. El señor Nam es un poco... — dejó la palabra en el aire. Amabas sabían que trató de decir.
— Al menos la jueza está de nuestro lado — comentó Seulgi desviando la mirada a otra parte. Luego miró el rostro descompuesto de Yongsun, y terminó observando a Eric utilizando su móvil. — Iré hablar con él. No le avises todavía a Byul qué está pasando.
Yongsun asintió y la vio dirigirse hacia él.
Ella ni siquiera llamó a Byul. Se quedó sentada casi media hora en las sillas más lejanas de Eric.
Podían verse a la cara, pero ella no lo volteó a ver ni una sola vez. Había mirado a Seulgi, que estuvo hablando con él todo ese rato de incertidumbre combinado con aburrimiento.
Pero se había sorprendido por lo bien que estaban hablando. Eric no rechistaba, lo único que hacía era parpadear.
Por un momento, Yongsun quiso irse de ahí.
Pensó que si Eric hacía todo esto como venganza por serle infiel y hacerle todo lo que le hizo a sus espaldas, ella no tendría que darle gusto tan siquiera. Él tampoco se había portado del todo agradable con ellas, y aquel trató que había ejercido con Sunnie nunca lo olvidaría. Eso le dolía más que cualquier referencia inútil que él hacía sobre ella y su "discapacidad" para ser madre.
Tan solo unos instantes después, apareció el señor Nam con su habitual vestimenta varonil, más el sombrero impecable que alegaba ser caro. Por su rostro se cruzó una mirada molesta apenas entró a la sala; Yongsun diría que había estado haciendo algo importante para ser interrumpido por los asuntos de su hijo y molestarse notoriamente.
Eric se levantó sin siquiera disculparse con Seulgi por dejarla hablando sola. Fue directo hacia su padre, con hombros rectos y caminando confiado. Pero esa comodida pasó a ser una defensiva en cuanto el señor Nam lo acribilló con la mirada, se cruzó de brazos y frunció sus cejas en el momento que parecía hacerle una pregunta.
Hablaron discretamente, pero la expresión del viejo dictaba ser amenazante.
Seulgi llegó a sentarse nuevamente a un lado de Yongsun.
— No te ha dirigido la palabra — objetó ella observando los ojos de Seulgi enfocados en los otros dos.
— Está decepcionado de mí. Me ha mirado como lo hizo hace muchos años, pero esta vez su mirada estaba fría.
Yongsun no preguntó a qué se refería por ser algo delicado, intuyó ella, y también el hecho de que la jueza acababa de salir con unos papeles en mano.
Totalmente lo contrario a como se imaginaron ese día, Yongsun solo parpadeó unas dos veces y a la siguiente el señor estaba exaltado, casi que hablando a gritos pero con la misma posición corporal.
Estaba tratando de tomarlo con calma.
— Existen cosas mucho más importante que eso, Eric. De verdad que no puedo creer el escándalo que estas armando.
Eric miró a sus lados, como asegurándose de que nadie observara como su padre le corregía.
Cuando le contestó algo que Yongsun no pudo escuchar, el señor Nam apretó sus labios impaciente.
— No estoy para estos juegos. Pensé que ya habías madurado lo suficiente como para aceptar cualquier cosa y que esa niña no es tuya. No planear un escándalo e involucrar mi apellido en eventos ridículos.
La jueza, que había salido tan solo para entregar los documentos, se volvió a la oficina tratando de escapar de aquella conversación.
Nadie de los presentes deseaba escuchar sus problemas, y con solo ver la expresión de Eric se sobreentendía lo incómodo que la estaba pasando.
Por supuesto que Eric no esperó de esa forma la reacción de su padre.
Ahora se sentía mucho peor de lo que había estado los últimos días tratando de llevar algo consigo en toda esa historia que las Moon le habían forjado a ver.
Él continuó hablando relajado, aunque Seulgi observando con detenimiento su postura supuso que él ahora mismo se sentía avergonzado.
El señor Nam le hizo una seña para nada discreta al abogado representante de que saliera de aquel cubículo. Por ahí mismo el abogado colega de Seulgi lo siguió.
Ellas fingieron no tener presencia.
Unos minutos en silencio, y la siguiente frase que salió de la boca del señor Nam fue más silenciosa.
Yongsun recostó su codo en la manga de la silla y con esa misma mano se masajeó la delicada piel palpitante de su sien.
— ¿Te encuentras bien?
— Sí, es solo que quiero irme ya — le respondió a Seulgi sin dejar de masajearse.
— Te traeré un poco de agua.
— No, tranquila.
— ¿Tranquila? Byul me ha dicho que lo hiciera. No específicamente, pero utilizó la palabra "todo" y un tono muy demandante.
Yongsun sonrió de una forma enternecedora por el cuidado que recibía de Byul a distancia.
Se había percatado de cuando Byul llamó a Seulgi antes de que se metiera al auto y hablaron unos segundos fuera, mientras Yongsun esperaba en los asientos traseros.
Yongsun admitía que, el que Byul estuviera comportándose de esa forma, le encantaba.
Nunca había experimentado algo así, y si tan solo no estuvieran en medio de algo grande, ella se retiraría para ir hacia Byul y llenarla de besos.
— Te ha devuelto el favor, seguro.
— Dijo que ayudaría a Irene con los niños.
— Eso lo iba a hacer de todas formas — rió Yongsun.
Seulgi pareció pensarlo, negó sonriente al darse cuenta la clase de trueque innecesario que llevaron, porque ambas iban a cuidar de la otra sin pedirlo.
— Por un momento pensé que me había engañado, pero estamos igual. Ahí dentro llevas a mi pequeña sobrina, y como su tía favorita, debo hacer acto de presencia en sus necesidades.
— ¿Sobrina?
— Ya Irene te ha contado eso, estoy segura. Tengo el instinto para ver el sexo del bebé antes de que lo sepan los médicos.
Era exagerado, pero había una historia detrás de eso y Yongsun lo había escuchado de Seulgi. En una ocasión mientras se preparaban unas tazas de té junto a la señora Moon, Irene había contado las ansias que Seulgi poseía de engendrar una niña. Luego de tener a disposición un equipo de fútbol sala entero, Seulgi tenía la sensación de que su próximo bebé sería niña y por supuesto que iba a ser su princesa a quien consentiría demasiado.
Yongsun nuevamente sonrió oprimiendo las ganas de reír en el momento.
Que su cuñada ansiara una niña, no la hacía adivina con respecto al bebé que estaba esperando con Byul.
Yongsun supuso que Seulgi estaba delirando.
El momento que estaban pasando llegó a su fin cuando el señor Nam gritó un rotundo "No".
Ambas lo vieron escrutar con la mirada a su hijo y empezaban a sentirse mal ubicadas de nuevo.
Eric salió de la sala, las suelas de sus zapatos negros haciendo el mayor ruido posible hasta escucharse del otro lado del pasillo.
El suspiro del señor Nam fue lo que las hizo reaccionar.
Seulgi se levantó y fue hasta él. Lo que había estado deseando recalcarle ahora podía expresarlo sin Eric estando de por medio.
— Lamentamos toda esta escena señor Nam.
Él no respondió, ni siquiera estaba mirándola.
— Hay muchas cosas de por medio. Sabe que Eric es como mi hermano y nunca estaría en su contra de no ser necesario. Esta vez lo es.
— Me había molestado lo que hicieron. Pero escuchar las opiniones de Eric me ha sentado mal.
— Me imagino. He hablado con él un par de veces, pero no hace más que mirarme con rigor.
Él asintió, aun sin mirarla y cruzado de brazos.
— Esto es demasiado. Lo que menos quiero es que él se involucre en algo así. Lo hecho, hecho está y debe aceptarlo.
— No soy quien para decirle esto. Creo que paso las manos por donde no debo, pero Yongsun tiene mucho que decir señor Nam.
— No veo por dónde.
— Conozco a Eric, no es alguien con quien compartirías o entablarías una conversación, usted es su padre y conoce su forma de ser — le interrumpió ella antes de que él dijera lo que todos pensaban.
"Si se le daba de todo ¿por qué el fallo de su conducta?"
— Cualquier motivo, el que sea, ha sido una falta de respeto — opinó él. Seulgi bajó su mirada — ¿Dónde está Byul?
— Creo que era de más que estuviera aquí.
— Me hubiera encantado verle la cara. Todos estos años con nosotros...
— ... para hacer lo que hizo — completó Seulgi.
— Aún estoy sorprendido.
— Ni me lo diga — dijo ella mirando brevemente a Yongsun que ahora atendía una llamada — Estuve igual el día que me enteré.
Ella escuchó el suspiro cansado, y pensativo que lanzó el padre de Eric.
No podía retomar lo que había comentado antes, ni lo que había sido necesario contarle al abogado para representarles adecuadamente, porque el rumbo de la conversación, y en general, se había desviado a uno social.
— Eric me ha sacado todas estas canas — señaló toda su cabellera — Estoy lo suficientemente viejo para más problemas y también para ver como mi hijo es infeliz en todos los aspectos.
Seulgi quedó sin palabras. No esperaba una conversación tan personal con su ex suegro y mucho menos que tomara relativamente ese tema.
Ella asintió, pero solamente para asegurarle que estaba escuchándolo.
— Todo está bien — dijo para si mismo.
— No se preocupe. Estoy segura de que Eric encontrará donde ser feliz.
— Llevo esperando eso un tiempo.
A Seulgi se le rompió el corazón tan solo escuchar el quiebre que detonó en la voz del señor.
Tuvo que tragar con fuerza para digerirlo. Por alguna razón ella se sintió también responsable; no de la misma magnitud que los padres de él aseguraban sentirse, pero alguna piedrita dejó en la vida de Eric.
— Que dice si, tomamos un día de estos para relajarnos. Mamá siempre dice que un té o un café hace la vida más sencilla.
Por muy fugaz que recibió la respuesta, Seulgi no pasó por alto la semi sonrisa que salió de sus labios.
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