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Capítulo 24

¿Sabes esa sensación, cuando luego de muchos minutos soportar la respiración bajo el agua, sales a la superficie e inhalas todo lo que puedes?

En este mismo momento, Byul respiraba gratamente el aire que entraba por la ventana y pegaba en su rostro.

Muchas noches ella se imaginó escapando con Yongsun de esa casa. Se imaginó a ellas huyendo por la noche, asustadas y agitadas de tanto correr, ella llevando a Sunnie en sus brazos dormida. Se había imaginado en las praderas en plena madrugada, con una linterna llevando a Yongsun de la mano hacia donde sea que vieran luz. Se imaginó cargando su pistola y rogando no tener que usarla.

Se había imaginado de todo.

Lo que menos ella se esperaba, era estar plácidamente una mañana viajando en su auto con Yongsun y Sunnie en el asiento trasero emocionadas a dónde irían.

Llevaban más o menos diez minutos de viaje por las montañas, dando vueltas en la curvas y ver a Yongsun disfrutar de las vistas junto a Sunnie.

Seulgi se había ofrecido a conducir luego de que Byul se mostrara no capacitada para hacerlo todavía por la noticia de que esperarían otro bebé. Seulgi aun no sabía de esto, estuvo pensando solamente que su hermana estaba muy emocionada.

Byul aprovechó del viaje para ver por pequeños tramos al retrovisor de su puerta como Sunnie apoyaba sus manitas para ver por la ventana todas las cosas que pasaban rápido de su vista. Byul presenció algunos latidos rápidos con solo aquella imagen.

Ella estaba dejándose llevar por las emociones.

Apretaba sus manos apoyadas en sus rodillas con ansiedad, y Seulgi alejando su mano del volante lo llevó al hombro de Byul para apretarlo como muestra de apoyo. Luego de eso, Byul continuó mirando intermitentemente por el retrovisor.

A través del trayecto, dejó que algunos pensamientos le arrebataran a segundos la felicidad.

¿Qué pasaría si Eric llegase como loco a la casa de su familia y le arrebatara a Yongsun de las manos? O que se saliera con la suya en el tribunal y permanentemente las alejara de ella.

Tan solo imaginarlo el corazón le amenazaba con salirse.

Pero mirando nuevamente al retrovisor, todos sus males se desvanecían. Soltó una pequeña sonrisa al ver que Sunnie estaba quedándose dormida.

Yongsun que para ese entonces miraba a la ventana con la garganta seca, y el semblante inexpresivo porque no podía con la emoción de llegar ya al hogar de Byul, sintió que Sunnie en sus piernas se tambaleó hacia el frente y fugazmente movió sus manos hasta sostenerla y acercarla para que recostara su espalda en su pecho.

Ella le dio un suave beso en la coronilla de la cabeza y apoyó su mejilla en el mismo lugar mirando hacia la ventana.

Byul no alejó sus ojos del retrovisor, había visto como Yongsun hacía todo eso y se mantuvo observandola por más tiempo.

Apartaba la mirada solo cuando escuchaba que Seulgi hacía un comentario sobre el tiempo, o cómo tal parte de los campos se veía diferente por las lluvias y demás.

Seulgi comenzaba a hablar al notar que su hermana se mostraba como bala perdida hacia el retrovisor. Seulgi sentía que Byul totalmente callada, estaba pensando de más, que dejaba volar sus pensamientos sin importar el momento actual. Intentaba volver al presente y que disfrutara de lo que realmente importa.

Lo sabía porque el rostro de Byul aveces se vio a dar una expresión decaída y cuando fruncía las cejas y las soltaba, su cara se ponía lamentable.

Byul se desabrochó el cinturón de seguridad cuando ya Seulgi daba la vuelta en la última esquina para entrar al terreno de su familia.

Pasaron por un camino pedroso, demorando unos cinco minutos hasta que se vio un muro de concreto de dos metros que se extendía a lo lejos sin verse el final. A medida que avanzaban, Seulgi comentaba, por las nubes grisáceas que se cruzaban en una montaña al fondo de la carretera, que seguramente toda la tarde iba a llover.

Siendo así iba a dificultarse sus planes.

Hizo ademán de girar a la izquierda y se detuvo por el portón que estaba cerrado. No tuvo que levantar el teléfono para hacer la llamada porque Byul saltó inmediatamente del auto y con el juego de llaves que siempre tenía a su disposición buscó la correspondiente para abrir.

Terminando de girar la cerradura, movió el portón lo suficiente para que pudiera pasar el pequeño auto. Dejó que Seulgi lo avanzara y después cerró con apuro aquel gigantesco pedazo de metal para meterse de nuevo en el auto y terminar el recorrido hasta la casa.

Pasaron por el camino de concreto que dirigía hacia el estacionamiento de la casa, y cuando Seulgi frenó, Byul nuevamente no disimuló la agitación de su cuerpo y bajó rápidamente para abrirle la puerta a Yongsun.

Yongsun, con todo el procedimiento que llevaron para llegar hasta ahí, había permanecido como si se tratara de una excursión y tratara de memorizar todo lo que observaba.

Ella dejó que Byul le ayudara en sostener el cuerpo dormido de Sunnie para poder bajarse. Byul abrazó a Sunnie unos segundos antes de pasársela a Yongsun.

Seulgi ya había abierto el maletero para bajar cada una de las maletas que Yongsun había hecho. Era una de viaje en la cual vació las gavetas de Sunnie, y dos bolsos en los que guardó la suya. Byul solo había ido a su litera para recoger algunos objetos personales ya que no había tenido necesidad de regresar con el maletín que anteriormente hizo.

Byul se apresuró a bajar la maleta más grande y se colgó un bolso en el hombro. Seulgi le ayudó con el otro y le dio una mirada de desaprobación cuando se encontró con el arma que Byul había comprado y que tenía en el maletero.

Yongsun las observó, más bien solo observó a Byul. Aún le costaba asimilar lo que estaban haciendo y se perdía en la noción del tiempo. Había pasado muchos años con Eric, ella lo sentía así a pesar de solo ser seis años en total. Por primera vez estaba lejos de ese lugar, ahora conocía otra perspectiva de las montañas que se podía ver desde la finca Nam. Tal vez era eso que la ponía incrédula en que estaba pisando el lugar que deseaba por vivir, todo el tiempo que pasó acostumbrándose a permanecer en un solo lugar.

Byul caminó hasta plantarse a su lado y le miró brevemente a los ojos antes de dar los primeros pasos hacia la casa.

Era una casa catalogada como muy antigua, tenía solo una planta pero aún así era muy extensa. Sus paredes eran de un ladrillo color claro y en los bordes de las ventanas estaba revestido con madera oscura. Se notaba que la casa era muy bien cuidada, y la decoración en toda esta era muy llamativa.

Bajo las ventanas tenían hasta un mini jardín que sin duda llamó la atención de Yongsun.

Ella caminó a lado de Byul sin hablar un gran tramo, pero después Byul entrando en pánico por lo que pensarían las demás al ver como llegaba sin avisar con Yongsun y su hija, perdió el ritmo en que caminaban y esperó a que Seulgi se adelantara.

— No te estés preocupando tanto Byul — le dijo Seulgi al rebasarle.

Ella sí que llegó más rápido y subió los bajos escalones de ladrillo para abrir la puerta.

Byul le dio chance a Yongsun para que entrara después de Seulgi, pero esta se negó. Estaban en las mismas condiciones, ambas nerviosas por cómo iban a ser criticadas en esa nueva etapa que estaban viviendo.

Seulgi avisó que habían llegado ya.

Byul escuchó la risa de los niños en el interior, y recordó cuánto había querido ella que conocieran a Sunnie, así que tomando ánimo, decidió avanzar ella.

Cuando entró, sostuvo la gran puerta de madera que tenía tallado una mujer abrazando un árbol con lágrimas en los ojos, y le permitió entrar a Yongsun.

Seulgi ya había avanzado por el corto pasillo hasta los muebles de la sala principal, siendo el corazón de la casa que conectaba otras áreas. Yongsun vio como Seulgi había sido atacada por una orda de niños sonrientes y que encontró a todos parecidos con Seulgi.

Eran cuatro en total, todos eran mayores que Sunnie.

Byul dejó las maletas a un lado del pasillo, y limpió el sudor de sus manos pasándolas por su pantalón de mezclilla, miró a Yongsun observando a sus sobrinos. Ella también los había visto desde esa distancia unos segundos nada más, siempre quedaba enamorada por el recibimiento que los niños le hacían cada vez que llegaban.

Posó su mano en la espalda de Yongsun para invitarla a continuar.

Cuando se hallaron en toda la entrada, uno de los niños que esta vez Yongsun lo encontró parecido con la esposa de Seulgi, le miró directamente.

— Miren quienes llegaron — anunció Seulgi cargando un niño en el hombro que luego lo depósito en un sofá — ¿Se imaginan quiénes son?

Byul se quedó detrás de Yongsun, ya con una sonrisa creciendo en su rostro cuando los niños negaron. Todos se había puesto a la espectativas de las invitadas y observaban más que nada a Sunnie dormida aún con su uniforme puesto.

— Es su tía Yongsun, y la niña es su prima Sunnie.

Yongsun les sonrió a cada uno, sin recibir algún parpadeo por sus partes.

Byul poco a poco empezaba a relajarse y esta vez se adelantó hacia ellos.

— ¿No me van a saludar? — les preguntó cruzándose de brazos esperando una respuesta animada de ellos ya que estaban muy sorprendidos.

—Creo que no — Seulgi rió.

Ellos se habían fijado como anteriormente su tía Byul se quedó junto a Yongsun y no entendían muy bien ese drástico cambio en la personalidad de esta. Byul siempre estaba animada cuando los veía.

Byul les sonrió, luego miró a Yongsun y quiso ayudarla con Sunnie cuando vio que hacía un esfuerzo por acomodarla en sus brazos.

Cuando la colocó en su pecho, Sunnie había abierto los ojos rápidamente y había puesto su mejilla en el hombro de Byul examinando el lugar a las espaldas de sus madres.

Se escuchó como una puerta se cerraba al final del pasillo que estaba a un lado inferior de la sala. Luego unos pasitos corriendo y al final se vio a una niña de no más de ocho años cruzar hacia la sala.

Ella cuando vio a Yongsun, se había cohibido totalmente bajo su mirada y avanzaba lentamente hasta donde uno de los niños más pequeños.

— Que falta de modales — se burló Seulgi riendo por cada una de las reacciones.

Yongsun había estado jugando con sus dedos un rato bajo la mirada de los niños, luego pasó a acercarse más al costado de Byul y se dio cuenta de los ojitos de Sunnie mirandola.

Justo cuando levantó su mano para quitarle el flequillo de la frente, la señora Moon e Irene entraron a la sala por el mismo pasillo de donde había venido la niña.

— Dios mío, Byul — la señora Moon automáticamente se llevó las manos a la boca como un gesto de sorpresa.

Le había estado contando a Irene qué había ocurrido, le había contado todo desde el comienzo en la fiesta Nam hasta cuando se fueron Seulgi y Byul de casa en la mañana para arreglar aquello con Eric.

Irene estaba sonriendo como nunca y avanzó hasta detrás de Byul para ver el rostro de Sunnie.

— Pero que lindura~ — le dijo a la niña entonando un tono agudo.

Yongsun observó a Irene y luego a la señora Moon que se acercaba lentamente a ella. Le tomó de las manos cariñosamente a lo que Yongsun se dejó. Los ojos de la señora Moon estaban brillosos, se notaba lo sorprendida que estaba al verla y Yongsun no se quedó atrás en su expresión, también estaba sorprendida por el recibiendo tan lindo que la madre de Byul le estaba dando.

Nada de lo que se esperaba.

— Es bueno tenerte aquí Yongsun — le dijo con voz temblorosa. Pues la señora nunca se esperó tenerla tan pronto a ella y a su nieta, suponía que el día en que las vería nuevamente estaba lejos por lo que se esperaba de Eric. — Aún no me lo puedo creer. Gracias al cielo que están aquí.

— Decidimos venir porque Eric no estaba en casa. Intenté llamarlo varias veces y no contestó.

— Mejor que estén aquí — le afirmó Irene al comentario de Seulgi mientras seguía viendo a Sunnie.

— Somos afortunadas de aprovechar la oportunidad que se dio — Seulgi se sentó en uno de los sofás grandes y enseguida dos de los niños se lanzaron a sus piernas. — De todas maneras no me gusta que se entere después que ambas escaparon.

— No importa, lo bueno es que están bien y aquí no les pasará nada — la señora Moon tiró de Yongsun hacia el sofá más cercano y ambas tomaron asiento. — No creo que se vaya a tomar todo esto con calma.

— Sí mamá, pero de todas maneras se sofocará y verá este escape como un indicio para buscar problemas. Si se entera que están aquí podría hasta demandarnos.

— No lo hará — afirmó Irene, ahora ella se alejaba de Byul y Sunnie para irse por el mismo pasillo del que había salido antes.

— Esperemos que cuando hables con él, pueda estar tranquilo... — la señora Moon se asomó hacia el pasillo verificando que Irene no estuviera cerca — Tú tienes más conexión con él que cualquier otra persona, confío en que si hablas amablemente con él, lo entenderá y no armará un escándalo.

— Los años pasan mamá. Él no es el mismo y mi relación con él es solo para lo justo y necesario.

— Deja de ser tan negativa — le dijo la señora y cuando le quitó esta la cara, Seulgi hizo un movimiento de labios incómodo. — ¿Se quedarán bastante tiempo aquí verdad?

— Espero que sí — respondió Byul.

Ella no quería tener mucho boto de confianza a la manera en que Seulgi manejaría a Eric, ni mucho menos creer en que todo se llevaría en paz con él. Pero de algo debía esperanzarse.

Tampoco quería tener demasiada voz en casa, ya que ahora, al igual que Yongsun, se sentían como intrusos. A pesar de conocer todo de ese lugar, Byul se sentía la invitada.

Sí era cierto que estaba más cómoda con la seguridad de Yongsun y Sunnie. Nada iba a pasarles estando ahí, tanto porque ahora estaban en compañía de más personas y por la seguridad alrededor de la finca, la cual se trataba de trabajadores visiblemente capacitados para cualquier cosa.

Byul podía respirar.

— Ya alguien se despertó — Irene volvió a la sala con su bebé en brazos muy sonriente.

Ella fue hasta donde Seulgi y se lo colocó en sus brazos. Seulgi empezó a balancearlo y habló con él mientras Irene le preguntaba a Byul qué pasaría ahora.

Byul no supo que contestar, y la presión que sintió en decir algo para que Yongsun estuviera tranquila y confiara en ella, era muy grande. Pero Byul no sabía qué pasaría. Estaba dejándose llevar por las palabras de Seulgi y solo se disponía a seguirla a ella.

— Mañana iremos con un abogado para hacer la petición de divorcio. Mientras se trabaja en ello, intentaré hablar con Eric y si todo sale bien, el firmará los papeles.

— Debe entenderlo — Irene pasó delante de Seulgi y se sentó a un lado de los niños que se habían quedado como estatuas.

— En tal caso de que no quiera responder, el tribunal directamente considera que está de acuerdo con los términos. - dijo Seulgi. — Esa es otra salida. Si responde, no puede hacer nada porque no estaremos peleando los bienes y los ingresos. En cuanto a Sunnie, será suficiente con una muestra de ADN.

A todo eso, Yongsun y Byul escuchaban cada palabra que se decía cuidadosamente. Sus ojos se enfocaron únicamente en lo calmada que Seulgi recitaba sus opciones y estaban cada vez más, seguras de que lograrían aquella meta.

— Ya verán que saldrá todo bien — dijo la señora Moon.

Yongsun observó un punto indefinido en la sala. Podría estar volviéndose loca al no creerse lo que estaba pasando, realmente estaba muy conmocionada por la ayuda que estaban recibiendo de aquella familia que recién la conocían.

La habían aceptado con los brazos abiertos, a ella y a Sunnie, y Yongsun estaba agradecida con todas.

Yongsun en un estado vulnerable, volteó para ver a Byul quien estaba viéndola con mucha ilusión. Ambas verdaderamente estaban unidas una a la otra. Yongsun pudo ver en la mirada de Byul aquella pizca de deseo porque se cumpliera todo lo que acababan de escuchar, Yongsun también lo deseaba así.

— Iré a preparar té; mientras tanto, olvidemos ese tema por unas cuantas horas y hagan las presentaciones en lo que regreso.

[...]

Krystal se detuvo frente a la casa de Eric, se bajó de su camioneta y observó la casa con una extraña sensación en su interior.

Atrás suyo escuchó la puerta del copiloto cerrarse y escuchó una palabrota salir de la boca de Eric.

— Aquí estamos, entra y recuéstate un rato. Luego verás qué hacer con todas esas cosas que se cruzan en tu cabeza.

— No estoy borracho. — dijo con voz desgastada.

— Te entiendo — mintió — Solo trata de relajarte un poco.

Luego de que Wheein fuera a avisar a uno de los peones más cercanos a ella para que le ayudara por si se complicaba la cosa, el señor Jung terminó enterándose del escándalo y en un par de minutos él anciano le hizo saber a Eric de una manera muy amable, que saliera de sus dominios antes de que el mismísimo señor Nam se enterara de lo que estaba haciendo.

Eric acató la orden luego de una serie de contradicciones y al final le pidió a Krystal que lo llevara a casa.

Ahora Krystal vio como Eric avanzaba hacia la casa con paso deshabilitado y poco convencional de que estaba sobrio.

Cuando por fin entró a la casa, Krystal rápidamente se metió al auto y dio la vuelta por ahí mismo para regresar. No le gustaba la idea de estar presente cuando todo se desarmara, y aunque tenía mucha curiosidad por lo que iba a pasar con ese asunto, se convenció para dejar de pensar por un rato.

Al llegar casa, dejando ir todo el estrés de cargar con el individuo aquel, se dirigió a la cocina exclusivamente para encontrar algo de tomar y para llamar a Byul.

Una, dos, tres llamadas perdidas lanzó y no había rastro de su cómplice. Quiso intentar una vez más, pero Wheein apareció por arte de magia quejándose por la actitud que tomaba Eric.

Krystal también se había extrañado por eso. Ella para nada había sido muy cercana a Eric, hasta ahora solo se habían tratado entre bromas sobre el romance falso que tenía con Byul, pero ya había acabado ese juego. Y en la fiesta, habló un rato con él y Seulgi, pero nada fuera de lo laboral.

Lo único que pudo hacer Krystal, fue olvidar aquello y enfocarse en el trabajo que estaba ideando para ayudar a Wheein en subir sus actividades. Confió en que Byul le regresaría la llamada pronto y en que Eric estaría ahora mismo más calmado.

Pero la realidad era otra. Eric al entrar a casa, lo primero que se encontró fue a Tyler y a Hyejin hablando con una seria preocupación en sus rostros.

Cuando notaron su presencia, ambos revisaron su aspecto todo desaliñado. Tyler fue el que se acercó a él para preguntar cómo estaba debido a su aspecto desaliñado y que por supuesto, había olvidado llevar a Sunnie al jardín cuando nunca le ocurría.

— ¿Dónde están? — ignoró la presencia de su capataz para preguntarle directamente a Hyejin.

Ella quedó paralizada, tanto por no saber qué exactamente responderle y porque él no se encontraba en óptimas condiciones.

— Estaban todos preocupados — dijo el capataz — Por usted, y por los animales. Nadie sabe dónde está Byul...

Hyejin se removió en su lugar tan solo escuchar como Tyler le saltaba de noticias a Eric.

En eso la señora Berta pasó con unas flores que pondría en el comedor, y que al ver aquella reunión se detuvo para examinar si Eric estaba bien o si necesitaba algo, se colocó a un lado de Hyejin.

— Necesito hablar con Yongsun, urgentemente. — avisó dejando de mirar a cada uno de ellos, que lo observaban con inquietud.

Se dirigió a las escaleras, y se determinó a llegar primero a su habitación, tal vez hacerle provecho a las palabras de Krystal y luego bajar para encarar a Yongsun.

Hyejin sabía que todo iba a empeorar apenas él bajara.

La anciana continuó con sus labores, dándole una mirada conocedora a Hyejin al momento de pasar por delante.

Tyler salió de casa con la misión en mente de despedir a Byul, y esta vez no tendría más opción que desprenderla de su sueldo por unos meses al desaparecer sin encargarse de su trabajo. Ella tenía un compromiso con la finca y con Eric.

Cuando Eric bajó, continuando con otra botellita de Talisker, bebiendo de ella con un gran sorbo que le dejó los labios encogidos.

La señora Berta pasó enseguida a colocarle el almuerzo en la mesa. Él le mandó a llamar a Yongsun para que lo acompañara en la mesa e interrogarle.

Eric no soportó más la espera cuando Hyejin desapareció del comedor para ir a "llamarlas". Tyler había vuelto a entrar a la casa y se dirigía a él con su teléfono en el oído, que luego colgó para informarle a Eric sobre asuntos internos que habían estado tratando antes.

Aquella distracción, le favoreció a Hyejin para pensar en una salida al inmenso embolado que le habían puesto. Cuando salió del cuarto de Yongsun, el cual estaba en orden luego de ese escape, pasó a la sala posterior de la casa y ahí se alojó mordiendo la uña de su pulgar hasta que la señora Berta se asomó.

— Doña Berta, va haber un problema muy grande aquí.

— Pero qué dices niña — se acercó a ella sigilosa y vio a Hyejin colocar un dedo en sus labios, en señal de que hiciera silencio.

— Llame a Jin, lo vi antes pasar al invernadero.

— Hwasa...

— Haga lo que le pido — pidió ella ya con su semblante decaído.

La señora salió en cuanto divisó desesperación en la voz de Hyejin, fue en busca de Jin y mientras caminó por el césped oraba porque Hyejin estuviera tranquila.

Hyejin sabía muy bien en los problemas que se involucraría al contarle lo que había pasado. Él no soportaría escuchar cómo ella no evitó que se fueran, siendo su obligación estar pendiente de todo y estaba segura que sería despedida.

Durante muchos años, ambas condujeron sus vidas a una amistad preciosa. Hyejin veía esa casa como su hogar después de todas las dificultades que se presentaron en su pasado. Se había encariñado enormemente con Sunnie, y no había transcurrido mucho tiempo para cuando empezó a extrañarla.

Estaba preocupada, porque sin más, Yongsun se había ido y le había dejado con una gran disputa, sin algún comentario sobre qué debía decirle al que preguntara por ella. Haría lo que fuera para que todo estuviera bajo control, pero debido a las circunstancias en que llegaba Eric, era imposible.

Que Yongsun le disculpara por lo que iba a hacer, si es que estaba mal.

Aún seguía viviendo en esa casa, y estaba comprometida a cumplirle a su patrón.

De todas formas no quedaba otra opción que esa.

Caminó hasta el comedor, pasando por el pasillo elegante, piso de madera adelantando su llegada.

Tyler estaba de espaldas, le decía muchas cosas a Eric sobre asuntos internos que trataban desde hace unos días.

Ninguno de los dos le prestó atención.

Se colocó al otro extremo de la mesa, quedando frente a su patrón el cual devoraba la comida servida.

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