Capítulo 20
Los días dejaron de ser cortos. Ahora cada uno parecía llevar toneladas de piedras en las horas, arrastrando esperanzas y segundos cargados de ansiedad.
Byul sabía que el día menos esperado, sería el correcto para huir. Por ahora se mantenía súper más alerta que antes.
Pasó una semana en la que pudo averiguar más sobre el jardín al que asistía Sunnie. Sus actividades empezaban a las diez de la mañana, y Sunnie llegaba justo a tiempo para el almuerzo.
Era algo que debía tener en cuenta si se presentaba alguna oportunidad.
Ahora mismo, Byul estaba junto a Krystal, apoyadas en el cercado de madera que encerraba el campo frontal.
Krystal había llegado sin previo aviso — como siempre — luego de que Byul no le contestara los mensajes. Supuestamente eran amigas, y eso trataba de reforzarlo aunque Byul actuara muy distante las últimas semanas.
Todo indicaba que iba a llover en cualquier momento. Una leve brisa sacudía los árboles del camino y formaba la piel de gallina a ambas que se quedaron sin tema de conversación en ese momento.
— No me has contado qué tal estás. — empezó hablando Krystal. Ella misma abrazándose a los costados y recostando un lado de su cadera en la valla.
Había estado observando a Eric mandar a unos cuatros peones a hacer lo que sea que les dijo. Parecía que los reprendió un buen rato hasta que los dejó ir con rostros inexpresivos.
Entonces cuando miró a Byul, estoicamente llevó su mirada hacia donde ella la tenía puesta.
En Yongsun.
Krystal se dio cuenta que Byul ni siquiera le había escuchado por estar observando con detenimiento a Yongsun. Luego, Byul miró sus botas y dirigió su mirada a Eric, sin siquiera percatarse de la mirada que Krystal le daba.
Nuevamente, Byul dejó de mirar el campo y con sus manos metidas en sus bolsillos en busca de algo de calor, volvió a mirar en dirección a la casa.
Krystal entrecerró sus ojos.
Yongsun estaba en el portal de la casa, sentada en una de las sillas, leyendo disimuladamente un libro mientras que Sunnie jugaba con unos juguetes sobre un tapete.
Pero Krystal jamás se hubiera imaginado cruzarse con los ojos de Yongsun en el camino justo cuando Byul dejó de mirar la casa para verificar si Eric la estaba viendo.
Los ojos de Yongsun se asomaron sobre el libro mirando en dirección a ellas. Al ver que Krystal la había atrapado, enseguida los bajó para continuar "leyendo".
Ante el bochorno por el que había pasado, Yongsun dejó el libro en la mesita de a lado y colocó toda su atención a Sunnie para disimular. Empezó a jugar y hablar con la bebé hasta que miraba en dirección a las otras y se percataba de que Krystal no la mirase para continuar con su vigilancia.
El miedo que sintió al ser descubierta, era invisible ante la tarea que se dio de vigilarlas.
Krystal, no volvió a ver hacia Yongsun, sin embargo, notar que toda la atención de Byul estaba del otro lado, como si solo tuviera ojos para ellas, le colocaba unas inmensas ganas de preguntarle a que se debía.
Después de todo, estaba segura de que su amistad con Byul era lo suficientemente segura como para tener confianza en una que otra cosa.
Krystal levantó una ceja cuando atrapó de nuevo a Yongsun mirándolas con la expresión más inextricable que había visto.
Suspiró. Todo estaba siendo amotinado de una manera alocada.
¡Que estaba en una pelea de miradas entre dos personajes poco usuales!
No sabía como comportarse. Decir que se lo había imaginado, y que no tenía que estar sorprendida era mentira. Estaba totalmente sorprendida y hasta tenía pena de mirarlas siendo tan obvias.
Krystal miró — buscando algo en que fijarse, antes de empezar a asumir locos sucesos — a Eric que ahora caminaba hacia ellas. Pero él se detuvo mucho antes, dandoles la espalda como si estuviera buscando una vista más amplia de un lugar en específico del campo.
Por lo que tenía entendido, los Nam iban a celebrar otro aniversario familiar. Los padres de Eric se estaban encargando de manera externa de todos los preparativos que no tuvieran que ver con el lugar, que en este caso se estaría realizando en la finca.
Krystal sentía estar perdiendo el tiempo ahí con Byul cuando ni siquiera le prestaba atención. No demoraba en empezar a lloviznar, y ella debía irse antes de que eso ocurriera porque había llegado a pies, así que se movió levemente para indicarle a Byul que quería irse, o al menos llamar su atención.
La observó de reojo, y Byul giró la cabeza para ver a Eric, así que pudo ojear la expresión en su rostro momentáneamente porque Byul la cambió enseguida por una asustadiza. Y cuando Krystal miró hacia el campo, se encontró con que Eric se acercaba a ella brutalmente acelerado.
Por ese instante, Krystal se había quedado paralizada por cómo en un segundo el rol se cambió. Pudo entenderlo, Byul estaba mirando hacia Yongsun y eso para nada era normal.
Se reprendió a ella misma por no avisarle a Byul antes de que ocurriera algo peor de lo que no se podía imaginar. Byul la miró con una sonrisa apenada, estaba consciente hace minutos atrás, que estuvo actuando extraño delante de Krystal y con una mirada pedía disculpas. No podía controlarse, tras seguidos pensamientos que no le dejaban tranquila.
Tenía al alcance de sus manos la opción de irse de ese lugar, y mientras el tiempo corría, no dejaba de pensar la forma de hacerlo.
— ¿Qué ocurre? — preguntó Krystal tratando de hacerse la desentendida a lo que pasaba.
Byul seguía con esa sonrisa angustiada.
— Lo siento. Debiste estar hablando sola.
— No estuve hablando Byul. — dijo riendo y colocando una mano en el hombro de Byul. — No te preocupes.
Con solo ver el rostro de Eric, hasta Krystal tenía miedo mezclado con pena. Se removió en su lugar sin dejar de mirar a Byul.
A pesar de saber, que Byul era culpable por sus actos indiscretos, se había vuelto sin duda, una persona especial para ella como para hacerla pensar lo que quería hacer.
No quitó la mano de su hombro. Se propuso el mirarla fijamente, y en ese momento deseó tener superpoderes para hablarle con la mirada y formular un "lo siento" antes de ir acercándose poco a poco a su rostro.
En el momento menos esperado para Byul — y para Yongsun — Krystal tenía ya sus labios unidos a los de ella, en un beso estático y con la más mínima presión para no hacer que Byul se separara exaltada por el atrevimiento.
Fue la estratégica forma en que la Krystal pudo deshacerse de Eric. Él se había detenido y ahora las miraba con una sonrisa pícara. Se había cruzado de brazos y esperó a que ambas se percataran de su indeseable presencia.
Byul no movió ningún músculo. Sentía esos labios carnosos impropios, algo que no debía tocar con los suyos luego de sólo pertenecerle sus besos a Yongsun. Su cuerpo enviaba señales de alerta al no reconocer a Yongsun. El calor que le había provocado el acto, simplemente fue por retener esas ganas de separarse de la otra.
Había entendido todo ahora, la mirada anterior de Krystal antes de besarla, y el que estuviera sonriendo de manera casi escalofriante entre el beso para hacerlo parecer disfrutado.
Unos aplausos hicieron que ellas se alejaran.
— Par de tórtolas, si van a llevarlo más a fondo háganlo en otra parte. — les dijo Eric, mirando hacia los peones que ahora llegaban con unos implementos de trabajo.
— No te preocupes, ya iba de salida. — contestó Krystal sin dejar de sonreír y teniendo a Byul muy cerca de ella.
Y como toque final a la escena, ella le dio un casto beso a Byul, esta vez entre la comisura de sus labios. Byul sonrió no muy cómoda con lo que pasaba, pero delante de Eric, fue suficiente esa interacción para dejarla en paz al menos unos días antes de su fuga.
Era algo irremediable en el momento, el amargo sabor que ese beso le dejó a Byul, que podía sentir puñaladas incrustarse en su espalda.
Cuando Krystal se despidió de Eric, entre una plática por saber cómo había surgido aquella "relación", Byul se quedó en el mismo sitio haciendo cuenta de lo que proseguía en su camino. Obviamente lo que más le preocupaba era la opinión de Yongsun, ya que esperaba que nada hubiera cambiado entre ellas, específicamente la decisión de escapar juntas.
De todas formas, primero le explicaría que todo había sido planeado individualmente por Krystal.
Aún así, sentirse mal o bien no cambiaría lo que ocurrió. Byul observando la mirada de Eric, podía asegurar que se lo había creído todo a pesar de verse totalmente falso.
Krystal le había salvado el pellejo, en pocas palabras.
En el otro extremo, Yongsun no cambiaba su expresión enojada. Por supuesto que lo estaba luego de ver como esa mujer se restregaba sobre Byul cada vez que venía a la finca, también y para colmo, ahora la había visto besarla. Y para más colmo, y era algo que realmente le hervía en la sangre fue la reacción poco alarmada que Byul tuvo. Ni siquiera se alejó, o hizo al menos el intento.
Ella se quedó observando a Sunnie con la intención de no toparse con los ojos de Byul. Más por miedo a ver algo que no sea sorpresa o miedo en ellos.
¿Le había gustado tanto el beso que no se alejó de Krystal?
Sunnie levantó del piso el caballo de plástico para enseñárselo animadamente con una sonrisa. Yongsun le sonrió en respuesta. Pero se dio cuenta al estirar sus comisuras, que por supuesto no estaba fingiendo ver a otra dirección por Byul, sino por las pequeñas lágrimas que se asomaron bajo sus párpados.
Dejó de sonreír en cuestión de segundos y no supo que más hacer ante la humillación, que nunca esperó vivir. Levantó a Sunnie del tapete y entraron a la casa lo antes posible.
No podía creer que ese dolor en su pecho era real. Estaba viviendo en carne propia lo que ella misma había hecho con Eric, estaba sintiendo el dolor propagarse por sus entrañas y por un momento entendió el dolor que probablemente Eric sentiría al enterarse.
Llegó a la cocina, dejó a Sunnie en la silla para bebés y luego se dirigió al lavaplatos. Consiguió quitarse aquellas lágrimas pobres en sentido, y lavó sus manos.
>>>
Luego de muchas tormenta, el campo estaba preparado para construir todo el lugar para la fiesta. El sol daba a todo ser vivo la vida que se merecía, pero en el caso de Byul, no se hacía efecto la misma energía.
Las noches fueron intranquilas, Byul pasó la mitad de ellas en cama, pensando en arriesgarse y ver a Yongsun, las otras las pasó fuera de su cabina cuando escampaba, caminando por ahí con una linterna, matando tiempo, incluso llegó a toparse con una culebra látigo de montaña, que gracias a su padre, sabía algo sobre ellas y no se alarmó demasiado. Pero no había noche que ella no pensara en lo mal que había hecho por aceptar el beso de Krystal.
Los peones que traían al campo frontal maderas, tablones, faroles, carpas y demás, iban con una reluciente sonrisa en sus rostros. Esperaban que el clima siguiera así de hermoso hasta que se hiciera mañana para que todo se llevara perfecto en la fiesta. También estaban contentos porque la época les pegaba bien a ellos cuando se acercaban vacaciones y este año tendrían la posibilidad de pasar tiempo en sus propias casas.
En lo que iba de la semana, Yongsun evitaba ver a Byul de frente. A toda costa le quitaba la mirada y proseguía en hacer cualquier cosa.
Cuando pasó el almuerzo, Byul tomando como excusa felicitar a la señora Berta y a Hyejin por el exquisito menú, se acercó a la casa, encontrándose con Yongsun en el camino lateral a la cocina. La había tomado de la mano para atraerla un momento y asegurarse de que todo estaba bien, pero se percató que no era así por la manera en que Yongsun sacudió su agarre, y sin mirarla se fue de su lado.
Byul estaba ahora más decaída.
Eric se le acercó cuidadosamente mientras verificaba que todo los arreglos fueran por el camino correcto.
Byul solo había estado observando desde lejos, ya que Jin le aseguró no necesitar de su ayuda cuando tenían una horda de peones obsesionados por el trabajo, y Byul le hizo caso al no tener ánimos de nada.
Como podaban el césped, la maquinaria no dejó a Eric hablar. Pasaron un rato así, solo viendo como montaban el escenario hasta que se hizo silencio.
Byul estuvo tan inmersa en sus pensamientos que la áspera voz de Eric le sobresaltó.
— Lo tuyo con Jung... no me lo esperaba eh.
Byul quiso verle a la cara pero ni para eso tenía fuerzas. Pensó que después de todo ya no continuaría dirigiéndose a Eric como patrón, y tampoco le debía respeto.
No tenía el más mínimo inicio de ser la Byul trabajadora y respetuosa de siempre; no cuando su vida amorosa se había complicado con un simple beso. Pensó en las muchas veces que se juró no cometer alguna falta delante de Yongsun que le hiciera dudar de lo que tenían, y ahora era otra cosa en lo que no dejaría de pensar.
— Hoy por la noche será la fiesta. Hace tiempo no veo a tu madre, hazle saber que está invitada. — le dijo balanceándose de lado para chocar a propósito con Byul y siempre con la botellita de Talisker lista para darle un chupito. — ¿Estás libre no? Puedes ir a verla.
La manera tan normal con la que él le estaba hablando, le reventaba los oídos. Solo había bastado una señal para quedarse tranquilo sobre Byul, y era tan exageradamente notorio que se veía hasta en su forma de parpadear.
Byul se limitó a solo asentir sin expresar por medio de gestos lo terrible que llevaba el fingir estar bien y también el que estuviera delante de él, en una relación con Krystal.
No podía negar que el deseo de que Eric supiera la verdad, lo anhelaba para un futuro no muy lejano. Pero la sonrisa que él tenía dibujada en su cara, en estos momentos de poca paciencia para Byul, le daban ese impulso de decirle todo y borrarsela.
Ella asintió fingiendo una sonrisa, y se giró para alejarse.
Caminó lo más rápido que pudo lejos de él. Esa felicidad que Eric tenía desde que se enteró de la supuesta relación, para nada la dejaba bien.
Estaba feliz porque "Yongsun seguiría siendo su esposa".
Cuando cruzó el cercado con un salto para aterrizar en el camino hacia la entrada de la finca, miró hacia la casa en busca de Yongsun.
Siempre sus ojos, por más que sucediera lo que fuera, y aunque no estuviera pensando en ella, siempre la buscaban.
Cuando llegó al portón, fácilmente uno de los que estaban encargados en estar pendiente de que llegara el camión con las mesas y sillas, abrió la puerta para ella.
Ya estando en su auto, tuvo que limpiar las ventanas empañadas y el vidrio frontal. Buscó las llaves que siempre colgaban en su jeans, y rápidamente entró.
Estaba preocupada de irse así de la nada.
Había prometido no dejarlas nunca, y sería demasiado tonta como para hacerle caso a Eric e irse con esa propuesta tan extraña.
Buscó el teléfono en su bolsillo y observó el contacto que había colocado como "Sun", pero como resultado, había pensado en que Yongsun no contestaría. Solo arrancó el auto que ya empezaba a sonar viejo, y se trasladó hasta su casa.
>>>
Al llegar, fue brutalmente sacudida por sus sobrinos en la entrada. Los tres de Seulgi y los dos de Eunbi, que no dejaron de preguntarle dónde estaba y qué hacía.
Había pasado a saludar a Seulgi, pero solo estaba Irene leyendo unos papeles con su bebé gateando por la alfombra de la oficina. Se había sorprendido tanto al ver a Byul, que le dio un fuerte abrazo. Seguido le dijo que su madre estaba en su habitación.
— ¿Byul? ¿Qué haces aquí hija?
— Hola mamá... — pasó a la habitación de la señora y esta le hizo señal de que se sentara en la cama.
Las cortinas estaban cubriendo las ventanas y por ello la habitación estaba levemente oscura a no ser por las lámparas en las esquinas de la habitación y las del techo.
— Te ves demacrada Byul.
— No tanto. — respondió riendo.
Y sentada a su lado, inspeccionó lo que su madre hacía.
— ¿Ibas a salir?
— No, que va. Estuve en una reunión con tus tías. — la señora Moon dejó de lado las toallitas con las que estuvo quitando su maquillaje.
— ¿Si? Y qué dicen.
— Nada nuevo. — la señora Moon alojó su mano la mejilla de Byul, indagando entre sus ojos en busca de algo más. — ¿Estuviste llorando?
— Claro que no, ¿por qué lo crees? — saltó a responder colocando su mano encima de la de ella y sonriendole con tranquilidad.
— No sé, intuición... ¿Quieres algo de comer? ¿Te vas a quedar esta noche? Byul, cuándo dejarás esa finca, en serio me preocupa que quieras quedarte ahí toda tu vida.
La señora Moon se levantó, y mientras formulaba esa serie de preguntas, caminaba hasta la cocina con Byul enseguida siguiéndole el paso.
— No es necesario que prepares algo.
— Irene ya había dejado algo en la cocina, ven.
— Mamá, solo vine porque Eric quiere que los acompañes en su fiesta de aniversario.
La señora Moon, ya luego de que pasaron toda la estancia, estuvo viendo dentro de los sartenes y los recipientes que guardó Irene en busca de algo para darle a Byul.
— Estos niños comen como cucarachas. No dejan absolutamente nada.
— Está bien mamá, de todas formas no tengo apetito.
— ¿Cómo que no? Sabía yo que algo estaba mal.
Byul reía por las vueltas que dio su madre por toda la cocina buscando entre gavetas.
— Todo está bien. — le aseguró Byul impidiendo que siguiera buscando cosas.
La señora Moon la observó fijamente, encontrando lo que no todos podían ver en la expresión de Byul en ese preciso momento.
Estaba triste. Podía verlo en sus pupilas, sus ojos estaban apagados, y levemente pintados de rojos. Tal vez se disimulaba con cansancio, pero la señora Moon sentía que algo no estaba bien.
— Ahora qué te hizo Eric...
— ¿Qué me va a hacer?
— Dime tú.
Byul sonrió, pero sabía que no podía competir con la mirada de su madre.
Trató de verse lo menos afectada por todo lo que pensó durante el camino. En Yongsun, todo era Yongsun, y la manera en que la evitó.
Simplemente recordar eso, le cambió el rostro, y más al imaginar las repercusiones que ello traería a su vida.
— Ay, Byul... dime qué pasa. No puedo verte así.
— Estoy bien mamá.
Otra mirada de esas que le hacían soltar cada palabra, bastaba para que Byul dejara salir información.
Y lo pensó.
Desvió la mirada hacia otro lado, y recostó su mano en la encimera de la cocina.
Si era cierto el sentimiento de querer contar lo que sentía, pero de hacerlo implicaba confesar todo.
Mirando una vez más a su mamá, hacia aquellos cálidos ojos que más que los de cualquier otra persona hacían, le aseguraban que su secreto estaría a salvo si en verdad le contara.
Su madre se lo sospechó. Byul no le contaría si no le ponía más empeño a su curiosidad, o le daba tiempo a Byul de pensar.
— Con que Eric quiere que vaya a la fiesta. — dijo tomando la mano de Byul para ambas dirigirse a la sala con toda la intención de hacerla hablar. — Tu también estarás ¿verdad?
Byul sentándose en el sofá de cuero, y a su lado la señora Moon, negó soltando un suspiro.
— Mamá, sabe que no puedo estar en esos eventos.
— ¿Quién dijo que no?
— Trabajo para ellos.
— Y no lo tienes que hacer. Si no vas, entonces no quiero ir.
— Mamá — empezó a reír, tomando la mano de la señora Moon y colocarsela en el regazo. — A la que han invitado es a ti.
— Pero no tengo acompañante, puedes ir conmigo.
— Puede ser.
— Anda, dime que ocurre y ya luego podemos irnos. — insistió la señora.
Byul comprendía seriamente las ganas de saber que tenía su madre, como cualquier otra querría averiguar al ver a una hija triste o en este caso afectada por los sucesos del día. Supuso que eran cosas de madres el darse cuenta de todo, pero Byul tampoco podía ocultarle a su madre que era abuela de otra niña y se lo haría saber en cuanto armara fuerzas para hacerlo.
A decir verdad, todo se estaba sumando en un conflicto sentimental, y Byul no era un robot para soportar tanto en su interior. Se dijo a ella misma que las cosas por las que pasó sin hablarlo con nadie, lo había hecho bien, y no se arrepentía de nada. Pero el dolor en su pecho que ya desde años estaba acostumbrada a sentir, no podía seguir habitando en ella, así que mirando a su madre, salvó una parte de ella que muy en el fondo ansiaba desahogar.
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