Capítulo 13
Yongsun estaba recostada en la cama, Sunnie junto a ella con un chupete en la boca y jugando con un peluche rosa con estampados de estrellas más grande que ella misma.
Empezaba la madrugada, Sunnie se había levantado ya para su suerte.
Ella le había cambiado el pañal y dado de comer. Ahora se hacían compañía.
Después de esperar mucho, Eric se había salido con la suya y había certificado a Sunnie con su apellido.
Era algo de lo que no podía dejar de pensar, porque Yongsun en todo el trayecto había estado esperando que algo lo evitara.
Ella daba por hecho que este día llegaría y que no lo detendría nadie.
Pero ya cuando había leído Nam Sunnie, unas inmensas ganas de llorar la había amenazado y se sentía decepcionada de ella misma por no interferir o al menos hacer el intento.
Afirmaba amar a Byul con toda su alma, y por otro lado dejaba que todo esto sucediera y le hiciera daño. Y no podría decirle aquello, por eso había pasado todos los días sin salir a pesar de las ausencias de Eric.
Después de aquella discusión con Eric, ambos se ignoraron por dos días hasta que él la llevó sin avisar al Tribunal y se dio todo tan rápido.
Algo que le había llamado la atención fue la manera casi espeluznante con la que Eric la observaba, como si quisiera encontrar reacciones en ella.
La había vigilado en todo el camino.
Cada día que pasaba, lo notaba más extraño, tenso, con gesto enojado y realmente temía por su familia, Byul y Sunnie.
Se sentía fatal.
Por un lado quería escapar de esa vida, no soportaba vivir con Eric ni un minuto más, lo estaba empezando a odiar aún cuando ella era la culpable de todo lo que se estaba aconteciendo.
Pero, sí, era cierto que cada vez que pensaba en un escape, no tenía idea de dónde iría ni cómo sustentar a su hija.
Sus padres hablarían de ella como la hija sin fundamento y tonta por dejar a Eric; eso sin que todavía supieran que Sunnie no era hija de él. Ella quedaría fuera de la familia, eso seguro.
Su madre seguramente hablaría de ella a sus espaldas con sus amigas, y no precisamente cosas buenas porque la conocía. Yongsun no podía imaginarse eso porque lo único que había hecho toda su vida era hacerle caso a su madre y hacerla feliz.
Sentía ganas de llorar, parecía que con cualquier cosa ella no estaba satisfecha. Yongsun había querido demostrar lo buena mujer que era al casarse con Eric, y se había prometido ser toda la dama que su madre en momentos de rabia le afirmaba no ser.
Si fue un matrimonio arreglado, pero cuando empezaron a conocerse mejor, veía en Eric algo bueno, podía decir que estaba casi enamorada y ella apostaba que él de ella también.
Cuando él se mezcló con los negocios, dejó de ser el mismo joven apuesto y amable.
Mientras Yongsun se perdía en sus pensamientos con ojos en Sunnie mordiendo el peluche, recordó como en una de sus citas Eric le confesó haber estado enamorado de su mejor amiga y que esta llegó a ser su novia.
Habían hablado de todo un poco, pues estaban conociéndose y el tiempo era fundamental.
Antes el asunto entre ellos se había desvanecido y solo se hablaban para lo justo y necesario. Se sentían raros en ese matrimonio pero ahora, quien podía imaginarse que empezaba a sentir miedo de él.
Yongsun estaba pensando también en las palabras de Byul que se repetían una y otra vez. Ella le había confesado tener un lugar para vivir y dinero. Yongsun trató de imaginarse el lugar y viviendo en él.
No iba a pasarle nada si estaba con Byul. No importaba el lugar ni cuánto dinero suponía Byul tener.
Aún así, e independientemente de las ganas que algunos momentos tenía de irse, las posibilidades de salir victoriosa eran escasas.
Se regañaba ella misma por no escuchar antes a Byul.
Prácticamente esperó a que el asunto se volviera más denso. ¿Qué iba a pensar Byul de ella? Andaba buscando soluciones de último momento y no tenía palabra, como muchas veces se lo dijo su madre.
Aún así, ella estaba segura de que Byul haría lo que fuera para cumplirle.
Le empezó a doler la cabeza por las horas que había consumido llenándose de preocupación.
Se acurrucó mejor debajo de las sabanas blancas y le dijo a Sunnie en un susurro que se acostara junto a ella.
La bebé se dejó caer en el espacio que daba Yongsun a su costado, entre sus costillas y el brazo extendido para que ella reposara su cabecita, luego Yongsun le acomodó la sábana para cubrirla a ella y a su nuevo compañero de guerra que su abuelo Kim le había obsequiado.
Yongsun le quitó el chupete y empezó a mover su pies sobre el colchón para dormirla, pero Sunnie levantó sus piernitas al aire, llevándose la sábana consigo y eso la hizo reír.
— Shh, vas a despertar a Eric. Ven acá. — ella la atrajo más a su cuerpo y la abrazó por la pancita.
Yongsun escuchó el intento de Sunnie por decir mamá y al menos el sonido tan tierno de su voz la hizo sonreír enormemente.
Todavía le era increíble que aquella bebé la había formado ella en su vientre, y por supuesto con una sonrisa le seguía dando créditos a Byul.
La ayudó y repitió varias veces la palabra "mamá", hasta que tuvo una buena idea. Yongsun empezó a decir muy bajo el nombre "Byul".
Se lo decía muy bajo, y la bebé por instinto buscó los labios de Yongsun para ver como se pronunciaba y aprender una de los nombres que más tendría significado en su vida.
Esa madrugada, Yongsun había sentido miedo de estar bajo el mismo techo que Eric.
Podía sentir que la casa tenía una mala vibra, aunque su madre le hubiera dicho que tales cosas no existían y que la vibra la ponía ella en el ambiente.
Su madre siempre cargaba una vibra, eso era cierto.
Se dijo a si misma que no pensara negativamente por el bien de Sunnie y Byul, y con los pensamientos en sus momentos más felices trató de dormir a las dos.
>>>
Byul estaba despertando después una noche completa de conversaciones. Compartiendo recuerdos, gustos, hablando de chicas, especialmente sobre las conquistas de Jin; había caído en la cama rendida. Pero estaba tan asombrada por la conversación que había tenido, que una vez más antes de quedar dormida pensó en Yongsun y su bebé.
La había sumergido en los recuerdos más hermosos que tenía, y esos eran cada vez que las veía o estaba con ellas.
Lo primero que hizo al sentarse en la vieja cama fue asomarse por la ventana nublada por el frío.
No podía ver hacia la casa con claridad, pero sí notaba la luz encendida de una habitación.
Se levantó más rápido y ligero, despertándose con apuro y evitando rituales matutinos para sus pobres músculos viejos y cansados del trabajo.
Volvió a ver por la ventana. El cielo empezaba a tomar un azul oscuro por la llegada imparable del sol.
Escuchó unos golpes en la puerta de su cuarto. Habían sido tres hechos con lentitud.
Se quedó de pies en medio del todo, miró una última vez por la ventana, rápidamente se retocó los ojos y con duda se acercó hasta la manigueta, abrió la puerta solo un poco para ver de quién se trataba.
Su mirada indagadora se concentró en Eric frente a ella.
Por más que le había sorprendido, Byul fue inteligente y no hizo ningún otro gesto además de las cejas fruncidas demostrando los confundida que estaba con su visita.
Eric suspiró.
El olor a alcohol le llegó a inundar las fosas nasales. Estaba pasado en tragos y estaba en su puerta mirándola con una sonrisa extraña.
— Patrón ¿qué... hace aquí?
Cerró un poco más la puerta, aún así podía verlo tambalearse tratando de sacar la botellita de su cuero.
— Estaba... celebrando en casa... sólo...
El nivel de ebriedad que demostraba era un nivel desastroso.
Estaba totalmente fuera de sí y entonces fue cuando Byul se asustó.
Los borrachos siempre buscaban a alguien como objeto de desahogo, insultan y sacan de casillas hasta que ellos mismos se den por vencido.
— Debería recostarse.
Lo último que hubiera querido era darle ayuda a su patrón para regresarlo a casa, pero no debía permitírselo.
Estaba preocupada por Yongsun.
Y no lo iba a permitir hasta que ella supiera que todo estaba bien y que Yongsun se encontraba con la bebé a salvo.
— Venga — ella le dio chance de pasar.
Eric lo pensó un rato. Se balanceaba de aquí y allá, se golpeó el hombro con el marco de la puerta, casi se le cae la botellita de Talisker, pero Byul hizo que entrara.
— No...
— Debe recostarse.
Él hizo un movimiento con la manos para que no siguiera ayudándolo.
Se zafó de su lado y recostó su espalda en la pared bebiendo a sorbos lo que quedaba de la botella.
El cuarto estaba oscuro y aunque deseaba examinar cual era el aspecto de Eric para encontrar señales de forcejeo, no encendió la luz.
Se mantuvo observando su silueta hasta que vio como se empezó a deslizar por la pared y cayó en el suelo murmurando palabras incomprensibles para Byul, pero para él eran un desahogo de su subconsciente.
— Señor — lo llamó dando un paso hacia él, esperando que el crujido de la madera no la delatara.
Parecía dormido.
— Patrón...
Se había dormido.
Ella volvió a susurrarle, inclinándose hacia él con las manos sobre las rodillas pero no hubo respuesta.
Caminó con cuidado y salió de ahí sin inmutarse a cerrar la puerta.
No había salido el sol del todo. En los bordes hacia las montañas se presenciaba un color naranja y superior a ese un color celeste dejaba a un lado el oscuro que abrazaba las pocas estrellas que quedaban.
De pronto recordó que tal cual se había levantado, estaba vestida ahora mismo. Un pantalón de tela, un suéter de mangas largas, las mismas botas y llevaba su cabello recogido con una liga baja.
Su presentación ante Yongsun siempre había sido formal, ahora le intrigaba cómo le miraría ella vestida así.
Ella no gastaba su presupuesto en ropa de moda o artículos innecesarios, el dinero que poseía estaba ahorrado o bien lo utilizaba para ayudar a su madre, entre otros materiales que poco a poco compraba para la renovación de la cabaña familiar.
Yongsun que en algún momento pensó en la sencilla forma en que Byul vivía, había asumido que era pobre.
Se notaba lo dependiente que Byul era con su trabajo.
Así que seguramente, pensaba Byul, Yongsun no le habría creído lo de la cabaña y el dinero que poseía, que muy a su pesar había saltado con esa opción para sentir segura a Yongsun de la decisión, no por querer hacer uso de la herencia que había debatido con su hermana de que no era necesario en su vida.
Byul se acercaba.
Todos aún dormían, y podía estar un poco aliviada por ser sábado. Estuvo alerta de todos modos aunque sabía que debía tener más cuidado al llegar a la casa ya que Hyejin madrugaba para preparar café.
Cuando llegó, fue directo a una de las ventanas del lateral izquierdo. Se asomó a la ventana que dejaba ver el comedor.
Supuso que Hyejin estaba ya levantada porque las cortinas estaban abiertas.
Ya no era el frío de la mañana que le hizo temblar. No quería que Hyejin la atrapara en esos andares y que luego se quejara con el capataz sobre sus actos.
Respiró profundo.
Se había decidido regresar para no buscar problemas.
En un momento le pareció buena idea pero ahora, estaba segura de que estaba loca.
Mientras caminaba por el mismo lado en que llegó, por una de las ventanas escuchó perfectamente el llanto del único bebé que vivía en casa.
Se detuvo tocando la ventana. Estaba segura de que provenía de esa habitación, el llanto se escuchaba demasiado cerca.
Hizo lo que tenía en mente hacer. Tocó dos veces con sus nudillos muy suave y cerró los ojos con impaciencia ante la demora.
Negó con la cabeza al darse cuenta que podía ser la habitación de Hyejin y que esta cuidaba a Sunnie esa noche. Soltó una palabrota internamente por su idiotez.
No pensaba lo que hacía.
Pero para su buena suerte, cinco segundos después Yongsun abrió la ventana.
Se había quedado paralizada viendo a Byul ahí parada, mientras que la esta le lanzaba constantes preguntas llenas de preocupación.
Pero Yongsun no se lo había esperado.
¿Estaba loca? ¿Qué hacía a esas horas por ahí?
El llanto de Sunnie la volvió a la tierra. La bebé estaba en la cama en paños menores y con el estómago vacío, reclamandole atención de primera a ella. Y por otro lado estaba Byul que no dejaba de preguntarle si estaba bien.
— ¿Qué... haces aquí? — preguntó con dientes apretados y regañandola con los ojos.
No esperó a su respuesta y se dio la vuelta dejando la ventana abierta. Atendió a Sunnie con los ojos de Byul mirando por primera vez como Yongsun le colocaba el pañal y le vestía nuevamente con un pantaloncito amarillo a juego.
La levantó de la cama y empezó a calmarla antes de que Hyejin escuchara el comienzo de una rabieta.
Caminó hasta la ventana para que Byul le respondiera semejante locura que estaba haciendo.
Pero Byul estaba más entretenida viendo a la bebé y cada vez más, preocupada por la razón en que lloraba tan exaltada.
Miraba a Yongsun hacer lo posible para calmarla entre "Shhs".
— ¿Tendrá hambre? — preguntó Byul esperando ser de ayuda.
Sunnie tenía las mejillas y nariz sonrojadas, lágrimas en las pestañas y su boquita le temblaba. Byul estaba conmovida y quería saltar adentro para tomarla en brazos.
Yongsun se sacó un pecho por encima de su bata y acomodó a la bebé para alimentarla. Enseguida se calmó dejando su manita en el pecho de Yongsun para sentir su calor.
Byul se dio cuenta del brillo que Sunnie tenía mientras observaba a Yongsun, aunque era más probable que fuera por el llanto abandonado.
— No puedes estar aquí, te verán.
Byul asintió ahora mirándola a ella y enseguida le respondió.
— Eric está en mi cuarto.
— ¿Qué?
Volvió a asentir y Yongsun miró a Sunnie. Le gustaba admirarla y a Byul le encantó poder hacer lo mismo con ellas mientras le terminaba de contar el por qué de su visita.
— Se ha quedado dormido en el piso, muy borracho.
Escuchó el suspiro de Yongsun.
— ¿Estás bien? ¿No te ha molestado? — Yongsun levantó la mirada y se encontró ahora con los ojos preocupados de Byul.
Admitió lo animada que se había puesto al saber que se había arriesgado a llegar hasta allí para saber si estaban bien.
Le encantaba la forma en que le preguntaba con demasiada dulzura a pesar de las circunstancias.
— Ni me he dado cuenta que salió. Estamos bien Byul. — dijo con voz suave.
Notó como la postura de Byul fue cambiando. Ahora se veía más relajada y absorta completamente en lo que le ofrecía el día de hoy el destino.
Ver a Yongsun alimentar a Sunnie.
Se había quedado minutos observando, y de vez en cuando miraba a Yongsun a los ojos para sonreírle en agradecimiento por esperarse un rato más.
Todo estaba en orden.
En cuanto Eric se desperatara estaría confundido, regresaría por si mismo a la casa y Hyejin lo mandaría a dormir.
Ahora solo tenía que retirarse con discreción. Ya luego se quedaría alrededor de las camas para cuando se levantara Eric la viera cerca.
Pero la situación no estaba siendo vigilada.
Alguien regaba las plantas muy temprano sin esperarse ver algo fuera de lo normal, ni mucho menos hechos que darían por confirmadas sus teorías.
Al empezar el fin de semana, Hyejin sabía que Yongsun trataría de descansar y estar más tiempo en cama. Quería hacerle un favor y regar ella misma las plantas llenas de vida que su patrona añoraba.
Cuando terminó en la esquina, prefirió tomar atajo hacia lor arbustos del frente pensando en conectar la manguera y regarlos también. Pero al dar vuelta se encontró con Byul concentrada mirando algo en la ventana.
Ella había preferido interrumpirla y averiguar qué sucedía con ella al estar a esas horas por ahí, pero retrocedió con cuidado y logró esconderse entre la pared.
Se sentía como si fuera ella la intrusa.
Aún así, captó los gestos de Byul. Lo que sea que estaba mirando la tenía muy inmersa. Hyejin concluyó que Byul parecía estar contenta con la vista, sus ojos saltaban y por alguna razón no quería despegar la vista.
La sorpresa se dio cuando al llegar el momento en que Byul se debía retirar, Yongsun con necesidad se inclinó hacia fuera de la ventana y la besó.
Byul pasó su mano por el cabello de Yongsun hasta meterlo detras de su oreja, mientras esta seguía besándola con cariño.
Por último, Byul fue la que se inclinó y le dio un beso a Sunnie en la cabeza como despedida. Hyejin no pudo ver el beso que le propinó a la bebé, pero sabía que era para ella.
Para ese momento, Hyejin retrocedió asustada de lo que había visto y corrió hasta la puerta de la sala trasera para entrar con el susto en su cuello.
No hacia falta ninguna otra prueba para lo que ella había estado suponiendo bajo la presión de si era cierto o no.
Ella se arrepintió de haber visto aquello y se negaba a que fuera real.
Solo esperaba que la situación no tomara caos por cuenta de su propia boca.
Ella se había imaginado la escena en que se lo contaba a Eric, y no le gustó.
Estaba aterrada, y en lo único que pudo pensar el resto de la tarde fue en la mirada de Byul feliz, enamorada, y en los besos que Yongsun le dio a esta como nunca la había visto dárselos a Eric.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro