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Capítulo 12

— En serio me enoja que aparezcas sin avisar.

Eric se sentó en la silla frente al escritorio de Seulgi, se acomodó el traje y se cruzó de piernas con elegancia.

— Solo hago una visita casual.

— Casual. Parece que viniste a negociar. — comentó mirando su traje azul.

— Tendré una reunión más tarde.

— Entiendo — Seulgi se acomodó en su silla y se inclinó para posar sus codos en la mesa.

Había hablado con Eric hace unas semanas y otra vez lo tenía en su finca. Seulgi estaba enfurecida por la forma en que Eric la trataba como colega y por supuesto a como se refería tan mal de Byul. Esa tarde lo largo a gritos de su oficina y de su casa.

Ahora estaba de nuevo ahí.

— ¿Qué se te ofrece esta vez?

Eric suspiró y la miró serio.

Llevaba el cabello en gel peinado hacia un lado y ella no pudo evitar recordar su adolescencia.

— No ha cambiado nada desde aquel día.

— Y sigues con eso...

La mujer, que vestía una simple camisa blanca con mangas a los codos, y un jeans ajustado con botas marrón, se levantó de la silla giratoria de cuero negro para dirigirse al estante donde guardaba pequeños vasos y botellas de alcohol.

— Pensé que harías algo al respecto. — él empezó a golpear con sus dedos la mesa.

— Y yo pensé que ese día te había dejado claro que no te metieras con Byul.

— No puedo evitarlo cuando la veo comerse con los ojos a mi mujer en mi propia casa.

Seulgi le ofreció un trago, él asintió y ella lo colocó en la mesa frente a él.

Volvió a su silla.

— ¿Y qué más da? Te voy a ser sincera, Byul no es de esa clase y también te diré otra cosa, si tu esposa le sigue la corriente, es ella la que está haciendo mal.

Eric le miró casi sorprendido.

Desde que se había ido con su padre, y no estuvo en casa por tres días contando el de hoy, no se había planteado esa opción.

Que se lo estuviera diciendo sin preámbulos y sin tacto le asombraba. Él conocía a Seulgi más que a nadie y ese tono que usó le daba indicios que estaba tratándolo con seriedad y cabeza, no por querer salvar a su hermana.

— ¿Le preguntaste sobre eso?

Ella frunció las cejas y se dejó caer en el respaldo de su silla.

— Por supuesto que no.

Seulgi había indagado en el terreno, pero no podía simplemente preguntarle eso a su hermana. Tampoco le diría a Eric la verdad si lo hiciera.

Su asunto familiar no era el de ella, y estaba segura de que Byul no se metería en eso.

— Te pediría ese favor — habló Eric luego de terminarse de un trago la bebida. — Pero no lo harías ¿o sí?

Seulgi se encogió de hombros y sonrió.

— Ya te dije, tus asuntos no son mi problema.

Entorno avanzaba el tiempo, Eric se daba cuenta que no obtendría nada buscando ayuda de parte de su ex.

Era un caso perdido.

Pero sin lugar a dudas, él sabía que algo andaba mal y que si insistía, Seulgi podía ayudarlo a salir de ese conflicto mental y vergonzoso que le estaba haciendo tener Moon.

— Y pensar que, mis asuntos iban a ser los tuyos de no ser por tu inesperada revelación — él había dicho eso con sarcasmo, al referirse a los gustos de Seulgi por las chicas.

Seulgi se dio cuenta de cómo Eric cambiaba esa sonrisa maléfica, por una extraña expresión de decepción que supo ocultar haciéndose que se sacudía pelusas de su traje.

Aún estaba dolido.

Ella podía verlo en sus expresiones.

Su pasado con él no fue del todo malo, más bien, fue el único chico con el que tuvo algo más que amistad y la experiencia fue enriquecedora. Ambos compartían mismos objetivos y pensaban casi igual en todo los aspectos.

Pero las cosas no se pudieron dar de la forma en que él quería.

Para ese entonces, cuando debían terminar su relación porque era Yongsun la predestinada a estar con él, ya Seulgi estaba enamorada de Irene.

Seulgi se vio las de ganar.

Incluso le había agradado Yongsun. Era una chica ejemplar y hermosa.

Pero Eric no había tomado eso bien.

¿Cómo reaccionarías si tus padres te dijeran que no puedes estar con la persona que amabas con todo tu ser, que te entendía, y que estabas seguro que era tu alma gemela? Bueno, Eric lo tomó mal.

Eric, a pesar de estar consciente que la decisión fue tomada por sus padres y que Seulgi no había tenido nada que ver, le echó la culpa por su orientación sexual.

Había preferido a una chica en vez de a él.

Por otro lado, estaba desesperado al imaginar que podía pasar lo mismo con Yongsun.

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A solo horas de que llegara su esposo a casa, a Yongsun le había entrado un ataque por ver a Byul antes de sumergirse en la soledad con Sunnie.

De nada servía que estuviera rodeada de Eric, o Hyejin y el demás personal si se sentía altamente solitaria cuando no tenía cerca a Byul.

— Debo irme ya — le decía a Byul, pero esta por nada le soltaba su cuerpo.

Byul estaba abrazando a Yongsun y a Sunnie a la vez. La bebé estaba escondida entre esos dos cuerpos, mirando lo poco que podía ver y sin entender por qué pasaba aquello.

— Byul... — aunque estaba reprochando, Yongsun sonreía con tristeza.

Byul le dio un montón de besos a Yongsun en el cuello, que por supuesto no negó. Y después se inclinó hacia abajo para darle besos a Sunnie en su cabecita.

Estaban en el establo-habitación de los peones, encerradas en lo que era el cuarto de Byul. Yongsun recostada en la puerta sin poder moverse por el cuerpo de la otra.

Sunnie hizo una queja por lo estrecho que estaba el ambiente, y con sus manitas intentó empujar el cuerpo de Byul.

Yongsun rió cuando vio el gesto de incredulidad en Byul al saber que estaba siendo expulsada del abrazo.

— No me quiere — dijo mirando con seriedad a la bebé que no le quitaba los ojos encima y sus cejas estaban fruncidas.

La bebé veía a Byul como si se esforzara en saber quién era la persona que la abrazaba junto a su mamá y se aprovechaba de su espacio personal.

Sunnie, que tal cual era el rostro de Yongsun, empezó a sonreírle a Byul luego de unos segundos cuando esta le había mirado con un puchero en los labios y ojos tristes.

Entonces Byul abrió tanto los ojos, casi exageradamente con sorpresa para seguir haciéndola reír.

Sunnie tenía una hermosa risa y era sin duda la música favorita de Byul, de segundo había quedado la risa de Yongsun, quien no se oponía a nada ya que para ella también la de Byul pasó a estar en segundo lugar.

De todas formas, había algo en la risa de Sunnie que parecía la risa de las dos.

— Se ríe como tú — dijo Yongsun disfrutando las vibraciones que Sunnie hacía con cada carcajada.

Byul detuvo su función de gestos.

— Y yo pensando que su risa es hermosa.

— Es que tu risa es hermosa — enseguida le afirmó Yongsun.

Byul dejó ese comentario aparte y le peinó con la mano el flequillo que a Sunnie le caía en la frente. Tenía mucho cabello, incluso le hizo recordar a Byul la foto que su madre tenía de ella siendo bebé, diría que era el mismo estilo.

Byul sonrió cuando se dio cuenta de que Sunnie la estaba mirando fijamente.

Yongsun no hacía más que mirarlas con fascinación.

Byul se adelantó, besó su mejilla y Sunnie contenta por el afecto de su madre, recostó su cabecita en el cuello de Yongsun, sosteniéndose de ella por las tiras de su vestido, y no dejó de mirar a Byul.

Algo que a partir de ahora, sería el fin de Moonbyul.

Con dificultad, apartó la vista de la bebé y tan solo mirar el rostro de Yongsun, supo que iba a ser más difícil nuevamente despedirse de ambas.

Ella retrocedió para que Yongsun pudiera abrir la puerta. Se preparaba mentalmente por lo que tendría que decir luego.

Y no tuvo control de sus labios. No podía iniciar una despedida que iba a separarlas hasta quien sabe cuando, le dolía cada vez que lo hacía.

Yongsun supuso por el lío que estaba pasando, y ella fue la que rompió esa tensión.

— Sunnie, despídete de mamá — ella miró a la bebé meciendola en sus brazos, y sabía que no debía mirar a Byul.

Byul podía estar tan vulnerable por como se había referido a ella que su rostro estaba pálido.

No la miró hasta que Byul nuevamente le dio un beso a la bebé, y antes de salir, Yongsun se le acercó para juntar sus labios con los de ella.

Duró solo un momento, pero permanecieron cerca de la otra para mirarse.

Byul le sonrió, sabía que Yongsun se daría cuenta de su estado desfallecedor. Recostó su frente contra la de ella y aspiró ese olor puro a bebé.

— No vemos luego — dijo Byul pasando su mano por toda la espalda de Yongsun.

Yongsun asintió y salió de la habitación.

Ya era tarde, y Sunnie debería haber estado dormida hace media hora. La bebé se recostó en su hombro y para sujetarla mejor Yongsun extendió su mano hasta su espaldita.

Sabía que no tenía que haberse demorado, el sereno podía hacerle mal a la bebé y no había llevado consigo su mantita. Sunnie solo llevaba su conjunto entero de un bordado rosa pálido, y una medias en sus pies.

Byul le había comentado que Sunnie se veía adorable.

Que parecía un conejito.

Como pudo, atravesó el campo tratando de esquivar algunos peones que merodeaban por ahí.

Cuando logró ver la casa luego de pasar la colina, se asustó haciendo que sus pies se frenaran de repente al ver el auto de Eric estacionado a un lado de la cocina, donde siempre arruinaba el césped.

Claramente se lo esperaba.

Incluso ella había esperado hasta las tres de la tarde por si Eric llegaba. Al no ver señales de su pronta llegada se había arriesgado a ir por Byul.

¿Qué iba a decirle?

Estaba realmente asustada.

Se aferró a Sunnie con el temor de que al llegar empezara una pelea con Eric. Una de esas peleas que le hacían temblar y que en ocasiones temió por su bienestar.

Poco a poco se acercaba con mucho sigilo.

Miraba a todas partes esperando alguna advertencia de la presencia de Eric y pidiendo en su interior que este haya llegado tan cansado que se acostó a dormir sin preguntar por ella.

Dudaba que pasara eso.

Pero de algún milagro tenía que aferrarse.

Dudó el entrar por la puerta trasera de la sala. Si lo hacía podía pensar Eric que estaba llegando de los establos, así que decidida a que todo iba a salir bien por su repentina idea, se dirigió por la izquierda de la casa para entrar por delante.

Subió los escalones del portal y giró la manigueta con los nervios apareciendo.

Estaba cerrado.

El sonido de la forzada que le dio una vez más a la puerta para ver si no eran ideas suyas, la delató esa vez y el mismo Eric le abrió la puerta.

La miró completa, y después miró a Sunnie que recostaba su cabeza en el hombro de Yongsun esperando dormirse. Tenía los ojitos entre cerrados.

Eric la dejó entrar y se alejó en cuanto antes de ella. Parecía estar debatiéndose él mismo.

— ¿Dónde estabas?

Yongsun iba a cerrar la puerta hasta que se quedó congelada por aquella voz áspera que inundó la estancia.

Cuando iba a girarse para cerrar la puerta como debía, la mano se le fue y la puerta se cerró sola. El estruendo hizo que Sunnie se asustara y balanceara incomoda.

Yongsun permaneció callada. De los nervios que le habían atacado antes no había podido pensar una excusa.

Solo se había planteado que saldría de eso sin poner en riesgo un pelo de ella o su hija.

Eric estaba de brazos cruzados a los pies de la escalera que estaba a un lado del pasillo hacia su habitación.

— Estaba... mirando el atardecer — dijo, pero su tono ya la había delatado por completo.

Eric en lo único que pudo cuestionarse es el hecho de que ella estuviera tan nerviosa.

No necesitaba pruebas para acertar en lo que su instinto le decía. Le resultaba obvio la situación cuando Yongsun no hacía más que ponerse a la defensiva, nerviosa, y ahora la había atrapado llegando a escondidas a la casa

¿Por qué llegaba a escondidas a su propia casa?

Él no lo soportaría por mucho tiempo.

— Llegué hace un buen rato, además, no te vi cerca cuando aparqué.

— Estaba en el otro lado...

Él se acercó a ella.

— ¿Cuál? — preguntó. Yongsun no se había movido del lugar y al estar en frente de ella, extendió los brazos para que le diera a la bebé.

Yongsun no le hizo caso.

— ¿No puedo cargarla?

— Es que ya debería estar dormida, es muy tarde.

Yongsun esquivó el cuerpo tenso de Eric y caminó en dirección al pasillo todavía aferrando a Sunnie en su regazo. Pero rápidamente él se lo impidió tomándola por el brazo que sujetaba la espalda de la bebé.

Yongsun se estremeció al sentir que Sunnie se movió y que por ello podía caerse de sus brazos, todo y por cuenta de Eric que no la había soltado hasta frenarla y darle vuelta para que le mirara.

— Déjame. Sunnie se lastimará.

— Es tu culpa después de todo.

— Voy a dormirla, en un rato hablamos.

— No. — la volvió a sujetar, pero la fuerza con la que era sujetada solo podía confirmar la magnitud del enojo en él. — Hablemos ahora, no te importa estar sepa con quién por allá teniendo a la bebé, entonces déjala aquí.

— Pero ya suéltame — chilló ella soltándose con brusquedad de su agarre.

Volvió a sujetar bien a la bebé y le dio palmaditas en la espalda, como un vago intento de hacerla dormir o tranquilizarla antes de que de echara a llorar.

— ¿Qué estabas haciendo por allá?

— Ya te dije — ella no quería mirarlo directamente a los ojos.

Miraba al pasillo en busca de ayuda. Ella pensaba que, si tan solo pudiera pedirla, sabía que su Byul estaría allí en un dos por tres.

Siempre le había molestado esa mirada de Eric, era de odio, ni una pizca de arrepentimiento pasaba por él cuando la trataba con rudeza.

Y eso a Yongsun le hacía pensar mal sobre los hombres. Si Eric, a quien había conocido porque sí, y este le había tratado bien en su momento, hasta incluso pudo haber sentido algo por ella, ahora la trataba así, ¿qué se esperaba de los demás?

— Yongsun, no quiero que esto se vaya a más.

Suspiró, cansado ya de la fragilidad que mostraba ella cada vez que le hablaba así. Supuso que Yongsun no iba a contarle la verdad, por más que la hubiese o no. Y él no le creería.

Era suficiente los aspectos sobresalientes y creía demasiado en su instinto.

— Solo quiero dormir a Sunnie y ya está.

Eric sonrió.

— Está bien, si así es como quieres escapar.

— Y mejor hablemos cuando estés sobrio. — contestó ella con el mismo objetivo, hacerlo enfurecer.

Él no había bebido más de cinco buches ese día.

Que lo llamara borracho le hizo añicos su paciencia.

Él la miró con el ceño fruncido, más que eso, en sus ojos estaba plasmado la ira que estos tres días había estado reteniendo para no ser descubierto por los celos o la traición.

Se colocó las manos en la cintura, y miraba a todas partes pensando que decir a continuación.

Hyejin estaba en la cocina, y a la señora la había visto entrar a limpiar el baño para invitados. Si abría su boca para empezar las típicas peleas que solo él podía ganar a insultos, todos iban a escuchar.

El miedo que había recorrido a Yongsun todo el cuerpo, se iba desapareciendo en cuanto supo que ahora no solo era ella a la que debía proteger.

Tenía a su hija en brazos casi dormida.

Debía ser fuerte de ahora en adelante. No podía dejar todo el trabajo a Byul, y tampoco se permitía preocuparla por no darse su lugar y estar en peligro.

Porque así se sentía con él en esa casa.

Eric la observó y negó con cabeza.

Para este punto, Yongsun no se atrevería a dar ningún solo un paso.

Corría muchos riesgos.

Pero lo hizo.

Caminó a través del pasillo hacia la habitación con los pulmones a tope de aire. Cuando entró y cerró la puerta poniéndole el seguro, suspiró.

La bebé empezaba a hacer sonidos de incomodidad, y ella para calmarla empezó a moverse por la habitación con el corazón asustado y los ojos a punto de derramar lágrimas.

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