Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

Estaba totalmente cansada. Su espalda dolía por mil veces peor a cuando estaba aprendiendo a montar y le exigían una postura correcta, de esas que al pasar desprenden poder y claro, dinero. Sentía que su cuerpo pesaba, y que por el más mínimo esfuerzo que realizara, su columna llegaría a romperse. Llevaba dos horas tratando de calmar las náuseas, y nada mejoraba, todo lo contrario, parecía que iba hasta expulsar sus pulmones.

Estaba siendo exagerada, pero era una sensación que jamás había experimentado.

Hyejin entró a la habitación, no sin antes haber tocado y que Yongsun le diera el debido permiso. Al estar ya a un lado de la cama tálamo de su patrona, le tendió una pastilla, que sin dudarlo Yongsun la tomó con cierta desesperación, alcanzando ella misma el vaso de agua que reposaba en su mesilla.

Pero, luego de llevársela a la boca, y tragarla, notó que Hyejin mantenía su mano extendida, y que en ella reposaba lo último que se hubiera imaginado en esa situación. Hyejin no pudo evitar soltar una risita al ver la expresión incrédula y de pánico que Yongsun tenía reflejada. Tomó la mano de esta misma, y le entregó la prueba de embarazo.

- No te asustes, esas cosas pasan... - le decía Hyejin, dándole unos golpecitos en el hombro - Tampoco seas dura contigo misma ¿si?

Hyejin tomó la bandeja de vómito que ella misma había llevado a la habitación con apuro al escuchar el llamado de su patrona en la mañana. Dio media vuelta, hacia la mesilla de roble a un lado de la cama, y con la otra mano dejó el vaso de agua que había tomado de la mano de Yongsun.

Yongsun seguía en un aparente shock, sus ojos realmente abiertos, y empezaba a inhalar y exhalar por la boca, con la esperanza de poder calmar su ritmo cardíaco.

No lo podía creer. Lo síntomas eran los mismos, y si mal no hacía cuentas, su vida sexual estaba demasiado activa. Aún faltaba por llegar su período, pero sabía perfectamente que a medio ciclo, su sistema reproductor estaba que bailaba y armaba fiesta por algo que ocuparse los siguientes nueve meses.

- Yongsun... Yongsun... - le llamaba Hyejin agitando su mano frente a su rostro.

Yongsun le miró asustada después que estuvo debatiéndose un rato.

- Hwasa ¿es posible? - habló casi en un susurro, llamándola por el apodo que acostumbraba de cariño. Su garganta reseca de tanto respirar por ella le hacía tener un tono áspero, que sin duda Hyejin entendía por la repentina noticia.

- Yongsun, no lo sabremos si no te haces la prueba ahora mismo - le decía un poco con obviedad.

Unos minutos bastaron para que Yongsun se levantara con ayuda de Hyejin y mientras se hacía la prueba, no dejaba de imaginarse un negativo. Y peor fueron los siguientes instantes en que tenía que esperar el resultado. El miedo que sentía dentro de ella, le hizo recorrer la habitación aún con la bata de dormir de un lado a otro. Tampoco dejaba a su pobre dedo en paz porque lo llevaba mordiendo con inquietud sin cesar.

Hyejin se mantenía sentada en una de las sillas mecedoras de la gran habitación, que a pesar de tener cortinas de un color marrón, como toda la hacienda, la luz del día podía entrar sin ningún impedimento. Hwasa, cruzada de piernas, movía nerviosamente el pies, pero no por el hecho de que esperaba el resultado con ansias, sino que era más por lo estresante que se estaba volviendo Yongsun caminando por toda la habitación.

- ¿Ya? - preguntó por tercera vez Yongsun, aún con su dedo en la boca.

La pelinegra miró su reloj de muñeca, asintió, y aún sentada se volteó a la mesilla para tomar la prueba y enterarse de una buena vez. Yongsun paralizada delante de ella, esperaba con el corazón palpitandole a un ritmo descomunal, sentía las presiones en sus muñecas, y el zumbido en el oído no le ayudaba a mantener la mente tranquila.

¿Que podría ser? Su respiración nuevamente se empezó a alterar, mientras veía a su amiga ver la prueba.

Hyejin sonrió enormemente victoriosa como si hubiera hecho un bingo y estaba a punto de anunciarlo. Con aquella sonrisa en sus labios volteó la prueba para que su misma patrona verificara. Yongsun se acercó lo más que pudo, sus pies no respondían, lo único que divisaba entre el pánico eran las dos líneas rojas marcadas.

- Felicidades... - Hyejin se colocó de pies, y avanzó con alegría. La rodeó con sus brazos y la apretó contra ella en un abrazo no correspondido.

Yongsun estaba paralizada, parecía ser que había olvidado por completo cómo respirar, y no lo había hecho bien desde que su amiga, apareció por la puerta con esa caja detecta bebés en sus manos.

Cuando se separó de Yongsun, Hyejin empezó a reír emocionada. Un bebé en casa siempre traía alegría, y este aún más, sabiendo que todos esperaban el heredero Nam Kim.

Los padres de Eric, los padres de Yongsun, sus empleados, ganaderos, criadores, inversionistas, Hyejin, todos los que ponían un pie de trabajo a primeras horas de la mañana.

- No le digas a Eric aún, porfavor... - le suplicaba Yongsun.

- Yongsun... no. Esto no es nada malo, ustedes se aman, y que venga un bebé en camino no es para salir corriendo y desear tener de nuevo quince años.

- Lo sé... lo sé, es solo que... - se detuvo cuando en particular, ella, se daba cuenta que no tenía excusa suficiente - Estoy asustada.

- Yo no... ¡ya quiero que nazca! - gritó entusiasmada Hyejin, y daba saltos hasta la puerta de la habitación.

Yongsun ahogó un quejido cuando escuchó aquella exclamación, no se lo podía creer, de nuevo. Su amiga estaba más emocionada de lo que podía imaginarse en unos años.

- Tranquila, esa noticia debe ser entregada a Eric por su misma esposa, no diré nada... y bueno, usted ordena jefa - Hyejin se recostó en el margen de la puerta, mirándola con cierta ternura en sus ojos. Yongsun era joven, Hyejin entendía que estuviera asustada con algo así, pero su patrona estaba siendo dramática ¿acaso no se lo esperaba? Quería hacerla sentir mejor, quería que estuviera segura de las cosas, no solo como empleada de la familia, sino como su amiga - Ese bebé será hermoso Yongsun.

La castaña suspiró de amor por las palabras de su amiga, vaya que sería hermoso su bebé, no tenía duda de ello. Yongsun se dejó caer en la silla en donde estaba antes Hyejin y dejó caer sus hombros como un gesto de rendición.

- Sí, será hermoso... -dijo con cansancio, y dejando que sus pensamientos fueran a la única razón por la cual no estaba tranquila.

Su vista de repente se nubló, a sabiendas de que la desesperación por lo desconocido, porque no tenía ni idea de cómo ser una madre, le esperaba con brazos abiertos para los próximos años.

Hwasa le miró, comprendiendo lo que su mirada le decía, ya luego se encargaría de hacerle ver a su patrona que nada malo iba a pasarle por traer a una hermosa criatura al mundo.

- Todo estará bien, ya lo verás... - dicho eso le propinó una leve sonrisa antes de abandonar la recámara, esperando que ese tiempo que pedía a solas Yongsun le pudiera despejar la cabeza un poco.

Yongsun estaba asustada, por nada del mundo se imaginó estar en esa situación. Y no es como que no quisiera tener el bebé, al contrario, aún no había nacido y ya lo estaba amando incondicionalmente, era su bebé, y lo había hecho con tanto amor, con demasiado en realidad y, con la persona correcta, con la persona que ella amaba.

"No es nada malo, no hiciste nada malo" Se decía a ella misma una y otra vez aunque en realidad esas palabras eran totalmente falsas viéndolas desde una perspectiva social.

Llevó sus manos a su rostro, escondiendolo en ellas, luchando por no derramar las lágrimas que antes amenazaban con salir. Quería llorar, y gritar a pulmón, tanta era la desesperación que sus manos temblaban de puro miedo.

¿Qué iba hacer ahora?

¿Cómo es posible que haya quedado embarazada?

Bueno, eso tal vez se lo preguntaría.

Apenas su día comenzaba, tenía demasiadas cosas que hacer en la hacienda, ver presupuestos, asegurarse de que los animales estén bien, los cultivos y sobre todo, aparentar amar al hombre con quien se había casado. No sabía si iba a poder hacer todo eso sin estar pensando en su amado bebé, en que tendría que decirle a Eric la excelente noticia, que este se pondría tan contento que ya empezaría a inventarse nombres para su bebé, acompañado del magnífico Nam que todo el país idolatraba.

>>>

- Amor, estaba buscándote - le habló Eric desde atrás.

Yongsun ahora se encontraba contemplando las hermosas praderas del terreno a su nombre, las montañas en el fondo de aquella vista, y en lo más alto de estas, la nieve acompañadolas hasta el fin de los tiempos.

La brisa soplaba, alborotando sus cabellos. Era fría como en la mayor parte del año, y eso de ninguna manera le ayudaba a despejar la mente ya que recordaba muy bien la forma con la que se calentaba para no sufrir del frío abrasador. Ustedes entenderán.

- Hola - le saludó una vez el chico se colocó a su lado, pasando una mano por su cintura.

- ¿Todo bien? Has estado alejada en todo el día. Hyejin dijo que por poco y firmas el permiso para que Wheein fuera a dar una vuelta con Monte.

Yongsun rió sabiendo muy bien sobre ese error. Monte era el caballo más hermoso de la hacienda, y por ende, el enamoramiento que albergaba Wheein, la dueña de la hacienda más cercana, era tal, que justamente los jueves enviaba una nota para que le dieran permiso de montar al semental, cosa que por nada del mundo Yongsun aceptaba.

No porque estuviera celosa, simplemente ese caballo no era seguro, además de que significaba alto importante para ella desde que sus hombres lo encontraron desolado al otro lado de la montaña.

- Si, es una suerte que ella haya estado ahí... no me lo perdonaría -bromeó haciendo reír levemente a Eric.

Unos segundos en silencio fueron suficientes para que ambos se incomodaran. Llevaban dos años de matrimonio, y aún les era difícil establecer una conversación que no sea sobre caballos y cuentas.

Era difícil estar casada con alguien que solo le veía como una mujer que debe estar en casa limpiando todo el tiempo, y por supuesto, para criar a sus hijos.

- Bueno... iré adentro ¿te quedarás otro rato aquí? - dijo separándose de ella.

Yongsun ni siquiera le había volteado a ver, simplemente se mantenía observando a la nada, por el verde pasto que bailaba al son del viento. Tenía sus manos unidas contra la vaya de madera alta que dividía el prado con la casa, y en ese instante, sintiendo la mirada de Eric, empezó a mover sus dedos nerviosa.

- ¿Ocurre algo? - volvió a preguntar tras el semblante asustadizo que ponía su esposa.

Yongsun está vez si le miró, con algo de pena en sus ojos ¿debería sentirse mal? O mejor dicho ¿debería decirle ahora? O peor, ¿qué iba a decirle? ¿Cómo le iba a explicar? Por lo visto estaba a punto de llorar del pánico cuando Eric entre cerraba sus ojos, como si tratara de leer la expresión.

- S-sí, solo que... en la mañana estaba un poco mal, y antes... de que... llegaras me dolía el estómago... -se excusó rápidamente cuando supo que a medio camino no iba a poder contarle.

Si no le contaba corría el riesgo de que Hyejin lo hiciera, y tampoco quería que sucediera, pero a fin de cuentas, tendría que decirlo. No podía pasar nueve meses ocultandolo, cosa que era imposible.

- Ajá... Hyejin me comentó sobre eso, ¿está todo bien verdad?

- Sí... sí, , qué... ¿qué te dijo?

- Que te sentías enferma, pero que te dio unas pastillas, y que no me preocupara...

- Ah... -internamente Yongsun se relajó. Por un momento llegó a pensar que ya lo sabía, era muy raro que Eric se estuviera comportando tan bien hoy, era el hombre más mentiroso e hipócrita del mundo.

Eric le masajeó dudoso el hombro a Yongsun, no sabía como hacer exactamente, trataba de ser bueno por al menos una vez en su vida, y al menos hacer sentir bien a su esposa en esos momentos irreconocibles.

Por otro lado, Yongsun se tensaba ante el tacto poco cariñoso.

Se detuvo en cuanto escuchó un llamado desde la casa, Tyler el capataz exigía su presencia, ambos eran muy amigos, tal cual lo eran Yongsun y Hyejin. Al menos en la casa no están completamente aburridos, tenían sus confidentes, o no tanto, pero tenían con quien pasar el rato sin estar fingiendo amor.

- Iré con él... nos vemos - se despidió así sin más, ahora alejándose rápidamente de ahí, dejando desolada a Yongsun.

Frente a la hacienda, había un camino de tierra lisa que rodeaba toda la vaya, y ese mismo camino llevaba a la salida, pero antes de llegar a tal punto, se encontraba el establo. Caminó en silencio con ella misma, disfrutando el sonido del viento, al igual de cómo este hacia resonar las hierbas, que en su momento Monte disfrutaría como festín.

El sol estaba por esconderse en las colinas, y las nubes grisáceas en el cielo no dejaba que su luz resplandeciera como otro días la hacienda.

Así sola, más las ganas de llorar se hacían presente. Caminaba con el aire frio agitando su vestido, el cual sujeta con ambas manos frente a ella. Tenía la cabeza baja, como si se tratase de un niño regañado. Estaba triste por la situación, pero ya tendría con quien reconfortarse, o armar un plan de escape quizás.

Llegó al establo, y cerró de él con seguro. Siempre llevaba consigo el juego de llaves por tales motivos.

Automáticamente, se dirigió al lugar de Monte, alegrandose por primera vez en el día de verlo. Posó la palma de su mano por debajo de sus ojos, haciendo que el animal parpadeara; Yongsun sonrió ante la textura, tan suave como siempre lo habían cuidado, y es que le tenía que dar créditos a su cuidador por tan arduo trabajo.

Yongsun suspiró, relajándose en la puerta del lugar de Monte, en donde estaba la soga del animal sujeta. Poco a poco iba tomando aire y cerrando sus ojos, trataba con todas sus fuerzas de mantener la compostura y no dejarse caer en los canales del establo.

Fue cuando en medio de esa paz, unas manos delicadas le rodeaban la cintura con el tacto que conocía de memoria. Justo cuando esas manos llegaron a las suyas, entrelazandolas y apretandolas contra su estómago, Yongsun sabía que no podía más. Por poco y se deja caer en esos mismos brazos que le brindaban protección.

- Hola mi reina... -dijo Byul, colocando su mentón en el hombro derecho de Yongsun, enseguida dándole un beso en la mejilla como saludo.

Yongsun se giró entre aquel abrazo con el atisbo de alegría, solo manteniéndolo unos segundos, era algo que no podía controlar, sentirse realmente feliz cada que veía a Byul. Le sonrió con amor, y tomó de la chatequeta de cuero que cargaba puesta para atraerla hacia ella y abrazarla, sintiendo como los brazos de la otra se apoderaban aún más de su cintura.

Yongsun recostó su rostro en el pecho de Byul, buscando su refugio.

- No te he visto en todo el día - Byul pudo escuchar el susurro casi obligado con el que Yongsun le habló. Bajó sus labios hasta el cuello de Yongsun y besó la piel expuesta, aprovechando para recostar su frente en el hombro de su patrona.

Yongsun enseguida rodeó el cuello alto de Byul, jugando un poco con sus cabellos. Era el típico abrazo acogedor que se daban cada vez que tenían oportunidad.

- Lo sé, Tyler no me ha dejado en paz en todo el día - respondió Byul con ojos cerrados, disfrutando del calor que Yongsun le brindaba.

- Es un idiota - dijo apretándose más contra Byul - Y ¿qué hacías?

- Solo era una reunión del cuidado de los caballos, nada que no sepa - le respondió con el típico aire sarcástico que hacía reír a Yongsun.

Si, Yongsun llevaba casi un año viéndose y dándose cariño con Byul, "el amor de su vida" , el único amor sincero que había sentido, y la persona con quien engañaba a su esposo.

Sin embargo, había otro inconveniente, y es el hecho de que ahora tenía que decirle a Byul. Merecía saberlo primero, y al estar pensando todo el día en las posibles reacciones de Eric, ahora le esperaba la reacción de Byul. No era algo planeado claramente, y las circunstancias tampoco le ayudaban.

¿Y si no le quería después eso? Podía reaccionar mal y largarse de ese lugar. Le dolería en el alma si eso llegase a pasar, no podía ni imaginarse una vida en donde no se haya conocido con Byul. Y vivir sin ella, ya le era difícil cada vez que no la veía en el día

- Te estaba extrañando... - volvió a decirle más como un suspiro.

-Yo más - dijo Byul con una voz dulce - ¿Qué pasó?

Yongsun se podía imaginar que Byul no tardaría en saber sobre su comportamiento extraño, y le fue imposible no tensarse en sus brazos al recordar precisamente por lo que estaba pasando.

Byul se separó de ella, tomándola de una mano para jugar con sus dedos, y le miró con preocupación.

- Estas pálida Yongsun ¿ocurrió algo malo?-preguntó tocando suavemente sus labios con la mano disponible.

Yongsun miraba a todas partes menos a los ojos de Byul, estaba terriblemente nerviosa, y nuevamente su corazón la delataba en el pulso de su muñeca. Byul se dio cuenta de ello, pero no habló al respecto.

Esperó hasta que Yongsun decidiera contarle o no, pero sabía muy en el fondo que pasaba algo, y no era cualquier cosa cuando estaba viendo el rostro de su amante llenarse de pánico. Pero su desesperación llegó a tal punto cuando los ojos de Yongsun se llenaron de unas cuantas lágrimas.

- Dime ¿te sientes mal? - empezaba Byul a bombardearla de preguntas con la intensión de acertar una por si Yongsun no quería contarle - ¿Te hizo algo Eric? - aquello último lo dijo con rabia, recordando como en una de las peleas que tuvo Yongsun con Eric, su esposo estaba dispuesto a herirla, era una suerte que Yongsun pudo escapar a tiempo, y por supuesto fue el mismo día en que, se había encontrado accidentalmente con Byul en el establo, y fue esa misma noche que se entregaron en cuerpo y alma, hasta el sol de hoy.

Yongsun jamás había sentido el amor de la forma en que Byul se lo hacía sentir, y aún mejor cuando antes de su primera vez llevaban meses dándose miradas de deseo. Les era imposible de un tiempo a otro mantener la mirada en otro lugar que no fuera la otra.

Yongsun estaba asustada por los sentimientos que había ejercido en su interior sobre Byul, pero esta misma le había dicho que no había porque temer, y que estaría para ella en todo momento. Solo esperaba que esas palabras no se esfumaran con la noticia que tenía que darle.

- No, no me hizo nada... - le respondió unos segundos después.

- Entonces... - acarició su mejilla con cuidado, y sonrió ante la vista que sus propios ojos le daba -Eres tan hermosa...

Algo tan repentino como los pensamientos en voz alta de Byul, desbordaba los de Yongsun, aceleraba su pulso. Siempre había sido así, por más que llevaban meses relacionándose, no se acostumbraba a todas las sensaciones que Eric, ni un solo instante le había hecho sentir.

- Byul... - había intentado iniciar, pero la mirada de Byul, expectante a cualquier cosa que tenga que ver con otro hombre, para ir sin ninguna otra opción que desfigurarle el rostro a palizas; le había hecho detenerse - Es que... hoy...

Byul esperaba paciente, y de vez en cuando apretaba la mano de Yongsun para alentarla a continuar.

- Byul lo que pasa es que... - su mano tembló, y lo único que hizo Byul fue acercarse más, a tal punto de casi chocar sus frentes - Byul... es-stoy embaraza-da.

Si de algo estaba segura Yongsun, es que de a poco sabía que podía tener un infarto por el acelerado latido. Ahora estaba más nerviosa que antes, Byul no había mostrado señal alguna, luego solo se había separado levemente de ella.

Le miró de muy cerca, con ojos a punto de salirse. Yongsun no le perdió la mirada, esperanzada a que entendiera lo que estaba queriendo decirle, pero unos segundos de confusión en el rostro de Byul, Yongsun continuó.

- Y... tu sabes, yo no... no he estado con Eric... e-en mucho... tiempo.

Su vida sexual estaba activa, pero no era precisamente su esposo el que estaba haciéndole todas esas cosas que no podía mencionar en voz alta.

Byul le miró intensamente a los ojos, sus labios después de un rato dibujaron una encantadora sonrisa de lado. Sabía bien que quería decir con eso, y no dudaría que ese bebé era suyo. Creía en Yongsun, y en las veces que ella le juraba que no se había acostado con su esposo en un buen tiempo. Yongsun no lo amaba, y tampoco quería hacerlo.

Byul sintió que su mundo se detenía, pero porque estaba feliz, por supuesto que lo estaba. La mujer de sus sueños estaba formando en su vientre al ser más hermoso, y quien más que ella, la perfecta mujer de la que se había enamorado, era la adecuada para ello. No había otra mujer que Yongsun.

Pero esa sonrisa en su rostro, solo había logrado cambiar la perspectiva de Yongsun respecto a la reacción de Byul, al menos no la abandonaría, y es que ¿cómo se lo iba a imaginar? Byul era totalmente un caballero, y por sobre todo la amaba.

Byul no pudo más, y unió sus labios con los de la castaña pelicorto. Principalmente en ese beso quería transmitirle lo tremendamente agradecida que estaba de que estuviera embarazada.

Yongsun, la tomó por su chaqueta, queriendola alejar, no podía tan siquiera besarle cuando no dejaba de pensar en las otras consecuencias.

- Estas asustada... - afirmó Byul, despejando de su rostro la sonrisa alegre cuando Yongsun le separó de si. Yongsun evitaba mirarla, estaba asustada y era razón suficiente para estar tímida ante la mirada de Byul.

- ¿Qué le voy a decir a Eric? No he estado con... él desde hace mucho, va a saber que no es suyo, y se enojará... va a ser capaz de cualquier cosa - hablaba apresurada y con más pánico del que había reflejado.

Byul solo la observaba, ahora comprendiendo porque estaba así. Por más que quería decir que no le importaba en lo absoluto como ese tipo reaccionara, sabía que podía ocasionarle un malestar a Yongsun con ese poco me importa. Ahora debía cuidarla, debía cuidar a su familia y si hacía un mal comentario arruinaría las cosas en un santiamén.

Yongsun era la típica chica de familia que le gustaba guardar las apariencias y resaltar la clase; que sería de ella si alguien se enterase de la infidelidad que alberga a espaldas de su esposo. Pero no mal entiendan, hasta esa manera de ser de Yongsun le encantaba a Byul.

Pero bueno, Byul la tomó de ambas manos, dándole caricias en ellas, esperanzada a un cambio de actitud. Aunque, conociéndola seguiría asustada, la única que se mantenía feliz era ella, y eso no cambiaría.

- Es... la mejor noticia que me han dado en toda la vida - dijo rozando sus labios con los de Yongsun, y nuevamente la sonrisa volvía a aparecer en sus labios.

Yongsun solo trataba de acompasar su respiración en esa cercanía con Byul. En su interior, el lío que tenía en su interior, se empezaba a formar un pequeño fragmento de felicidad, y eso pasaba cada vez que veía a Byul feliz. Esa sonrisa tonta de Byul, la dejaba hasta boquiabierta.

- En serio, no sabes lo feliz que estoy por saberlo - con cada frase que alentaba, podía sentir que la leve tensión en las manos de su patrona, se iba desvaneciendo -Te amo.

Yongsun ahora esbozaba una pequeña sonrisa al escuchar a Byul. Rodeó su cuello, y ella misma volvió a juntar sus labios en un beso suave, y a un ritmo más considerado comparado a los que acostumbraban a darse a escondidas. Se podría decir que esos momentos, Yongsun había olvidado sus preocupaciones, estaba atenta al cariño que estaba recibiendo de su amante, y el amor más preciado que podía tener.

En medio de todo el beso, Byul sonrió, haciendo que sus labios se separaran de Yongsun, ahora soltando una risita que fue contagiada enseguida a la contraria. Byul le rodeó la cintura, abrazandola tan fuerte mientras escuchaba la encantadora risa en su oído.

Cuando se separaron, Yongsun le miraba contenta, pero eso no pudo evitar que las lágrimas que guardaba, salieran a la luz. Por su mejilla viajó una gota, que Byul enseguida la eliminó con la yema de su pulgar, aprovechando para acariciarle el rostro con ambas manos. Yongsun sentía muchas ganas de llorar, provocando que sus mejillas y ojos se enrojecieran, desvaneciendo a Byul.

- Yongsun, no los voy a dejar nunca, en mi vida - empezaba a decirle con emoción y apresurada, quería quitarle ese miedo a su amor -Los protegeré con todo mi ser, cada día de mi existencia... no dejaré que les pase nada malo... te lo prometo - levantó su mano junto a la de Yongsun, y en esta, depositó un beso, resonando en todo el establo.

- Lo siento.

- No, no Yongsun no hagas eso.

- Pero es mi culpa Byul.

-¿Qué? - vio como de a poco se volvía a formar lágrimas en los ojos de Yongsun, ella bajó la mirada enseguida, cuando una gota ya transcurría en su mejilla - No debes sentirte así por una noticia tan maravillosa Yongsun. Ya solucionaremos lo demás, y verás que todo estará bien... y si hablamos de culpa, la principal soy yo, tu no tienes nada que ver... te diría lo siento, pero es que en realidad no lo tengo, y menos cuando se trata de... nuestro bebé, el no tiene la culpa.

Yongsun seguía con la mirada caída, cuando con la punta del dedo, Byul le tomó del mentón, para así hacerla mirar a sus ojos. Un escalofrío se apoderó de Byul de inmediato, cosa que siempre pasaba cuando su mirada se encontraba con Yongsun; cuando galopaban, cuando se miraban en el campo mientras Byul ayudaba al capataz con unos terneros; cuando Yongsun les llevaba limonada al campo después que llegaban exhaustos; cuando hacían el amor...

- Gracias - fue lo que le dijo Byul por último, antes de unir sus labios con tanto amor del que se podía.

La situación no era la más encantadora de todas. Habían hecho un bebé de una manera poco romántica, y lejos de estar en un matrimonio como acostumbraba la clase alta a ver de manera correcta. Pero se amaban, y por supuesto que los obstáculos vendrían a partir de que todos se enteraran del embarazo, o en el momento en que su bebé naciera. Pero cada uno de esos obstáculos, Byul estaba dispuesta a enfrentarlos para proteger a su familia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro