Capítulo 15
Dahyun...
Esa chica si que le había hecho el lío aquella noche.
—¿Te pidió tu número?
—Sí pero, le dije a Nayeon que luego se lo pasara ella.
—¿Nayeon tiene tu número?
—Sí, pero obviamente no le contesto hasta en la noche. —Lisa respondió a todo con mucha calma, tanta que eso le colmaba a Jennie.
Se mensajeaban por la noche, fue lo único que pudo procesar Jennie.
—Entonces se envían mensajes por la noche. —concluyó ella.
Habían pasado solo dos días después de aquella aparición de la hermana de Nayeon. Jennie había visto todo y no le había agradado nada.
Esa noche, y la siguiente, se inundó en un mar de celos pensando qué estaría haciendo Lisa cuando no se veían ahora que tenía una amiga.
Tanta preocupación y no se daba cuenta que la pobre Lisa ni siquiera salía de la finca, tampoco era algo que quería hacer. Pero Jennie aún así se preocupaba por su relación y era normal que pensamientos negativos llegaran a ella.
Vió como le preguntaba cosas a Ella, que estaba en los brazos de Lisa y esta la veía con una sonrisa encantadora. Ambas absortas en ese pequeño momento madre e hija, mientras Jennie hacía hipótesis locas e innecesarias perdiéndose esos momentos.
—Entonces... ¿planeas salir con... ella? —preguntó muerta de miedo al esperar por la respuesta.
Lisa no la escuchó.
Ella estaba hablándole —según Lisa— contándole como estuvo su día, pero en realidad la bebé sólo estaba murmurando demasiadas cosas que no se podían comprender. Algunas veces acertaba monosílabos y otras palabras incomprensibles. Pero Lisa estaba sonriendo como loca. Su bebé le estaba respondiendo, aunque ella no entendiera absolutamente nada.
Jennie las observó, y por un momento se olvidó de aquella mujer baja, cabello lacio hermoso, elegante, intelectual, joven, y graciosa. Porque sí, había visto a Lisa reírse más de una vez por algo que esa tal Dahyun le contaba.
—¿En dónde está tu mamá? —preguntó Lisa con voz aguda y tierna, y Ella volteó a ver enseguida a Jennie.— ¡Que inteligente!
Jennie le sonrió, y tomó la mano de la bebé para presionarla, mientras Lisa comentaba lo grandiosa que era su bebé y continuó charlando con ella. Hacía el típico movimiento de caderas para que Ella estuviera tranquila.
Estaban en el establo de los caballos, con una tarde soleada y sin nubes en el cielo. Jongin se había llevado algunos peones a la finca Manoban para que le ayudaran con un leno impecable que Jisoo le había regalado. Un gesto muy amable de su parte que Jongin simplemente no dejó de recordar y ansiar con una sonrisa.
Obviamente Lisa no estaba al tanto de eso, y si se lo dijeran tampoco mostraría mucha atención a los negocios de su hermana.
—¡Que grande que estás! —alzó a Ella con las manos sosteniéndola por debajo de sus axilitas y la volvió a acomodar en un abrazo, Ella colocó su cabeza recostada en el hombro de Lisa y enseguida esta le dio caricias en toda la espalda.
Poco a poco sentía que Ella se iba durmiendo, y no dejaría de moverse hasta que lograra dormirla.
Jennie estaba recostada en la puerta cerrada, Lisa frente a ella mirándola con ojos cómplices ante lo que aún no estaban acostumbradas. Lisa parecía no darse cuenta de la mirada reprochable que tenía Jennie en esos momentos.
—Se siente extraño que esté creciendo tan rápido.
Jennie asintió, y se dio cuenta que Lisa no tenía idea de lo que pasaba por su expresión aunque millones de veces haya pensado que ambas se entendían con la mirada.
Intentaría dejarlo pasar.
—Cuando vuelvo a casa, a mis sobrinos no los siento así.
—¿Vas a salir con esa mujer? —no lo pensó más y lanzó la pregunta aunque intentó no formularla.
Lisa la miró con la interrogante en su mirada, pero luego el gesto que hizo fue más como de entender el por qué de la mirada afligida que Jennie tenía.
Negó con la cabeza y le sonrió a Jennie.
—No, ¿por qué?
Era notable lo tranquila que se veía el rostro de Jennie ahora. Lisa guardó un nuevo recuerdo en su memoria y sonrió también como había hecho antes cuando Jennie le había preguntado por lo de Nayeon.
A continuación, Jennie se pensó una respuesta rápida.
—Es que, por nada... solo quería saber.
Lisa levantó una ceja y luego sonrió. Tampoco iba a insistir, ahora sabía muy bien cuál era su preocupación.
—Ah.
Se le iba de las manos lo acelerado que su corazón se ponía al ver a Jennie tan nerviosa y preocupada por esa chica. Movía sus manos y sus ojos bailaban por el rostro de Lisa esperando que le creyera.
Y era imposible.
—¿Se ha quedado dormida? —preguntó Lisa.
Se movió para que Jennie pudiera ver a su espalda si la bebé ya estaba dormida.
—Sí. —sonrió y colocó la mano en la espalda de la bebé, justo sobre la de Lisa.
—¿En serio?
—Sí.
—Es la primera vez que se duerme en mis brazos.
En su interior gritaba. Las manos le temblaron al decir aquello en voz alta y abrazó aún más a Ella contra su pecho temiendo que se la quitaran de los brazos.
A Jennie se le formó un nudo en la garganta que difícilmente pudo tragar.
Al final de sus encuentros, no podía soportar la mirada de Lisa. Unos ojos que se perdían en las posibles soluciones para no seguir sintiendo ese dolor, ojos que muchas veces cerrados sus párpados imaginaba otra vida muy distinta.
¿Cómo podía seguir viendo al amor de su vida pasándola tan mal y no hacer nada? Era lo que se preguntaba Jennie viendo estas escenas.
Se acercó cautelosa a Lisa, que había levantado la mirada y le sonreía ocultando la tristeza que de repente la controló. Jennie observó los rasgos que poseía, esos que la volvían loca todo el tiempo, y finalmente observó sus labios, deseando hacer de todo lo que se pudiera con ellos.
—¿Me das un beso?
Después que rió unos segundos por aquella ternura, Lisa le respondió:
—No tienes que preguntarlo, hermosa tú.
Inclinándose hacia Jennie le atrapó el labio inferior con suavidad, llevándose la dosis de dulzura que le estaría dando provisiones para cada noche que no estaría a su lado. Le encantaba los besos que Jennie le obsequiaba.
Tanto era así, que perdía la mayor parte de su concentración.
Luego de acariciar sus labios y castos besos regalados, Lisa abrazó a Jennie pasando su brazo alrededor de sus hombros con delicadeza, ya que temía interrumpir el sueño de Ella.
Luego de separarse, Lisa disfrutó otro rato más con su bebé en los brazos y miraba atentamente los ojos de Jennie que no habían dejado de estudiarla. Cada que pasaba un segundo Jennie parpadeaba de una forma tan reveladora que dejaban nadando a Lisa en un lago de emociones.
Era increíble. Se le había erizado la piel con tan solo verla intentado coquetearle a los viejos tiempos.
—Quiero verte mañana.
Jennie captó su atención, ya era hora de despedirse.
En su interior Lisa le respondió que ella querría verla todos los días si pudiera.
—No sabemos si se podrá.
—Pero, no saldrás de acá. ¿Verdad? —Jennie no quería que saliera.
—Para nada, no tengo nada que hacer hasta el fin de semana.
Jennie suspiró de puro alivio. Recargó el peso de su cuerpo en una sola pierna y se limitó a jugar con una pulsera de plata que cargaba en su muñeca. Miraba la mano de Lisa pasar por toda la espaldita de Ella.
—¿Estás bien?
Miró enseguida a Lisa. De verdad que quería pasar más tiempo con ella, pero qué cosas pensaba a estas alturas. No quería pasar tiempo con Lisa solo porque había visto a una mujer mirarla demasiado, y era de más no sospechar que cualquiera con dos ojos vería esas intenciones únicamente como excusa para que no se viera con otra persona.
—Sí. Solo... —se detuvo un instante para elegir las palabras correctas.— ... creo que se está haciendo tarde.
¿Cómo diría con tanta normalidad que ahora estaba más preocupada por esa mujer? No dejaba de darle vueltas al asunto.
—Solo un rato más. —pidió cerrando sus ojos y oliendo el cabello por detrás de la orejita de Ella.
El tiempo que Lisa se estaba tomando le dio chance de pensar correctamente lo que estaba pasando.
Tenía cosas más importantes por las que pensar, y ella estaba muerta de celos sin necesidad aparente porque Lisa —o eso veía Jennie— no le prestaba atención al tema.
—En serio. —Lisa la estaba observando con un gesto preocupado— Te preocupa algo.
Negó.
—No, todo está bien.
Esta vez Lisa no permitió que el tema acabara ahí. Solo tenía un problema y era que no podía sacarle información a Jennie de qué exactamente le ocurría porque Ella estaba en sus brazos.
De no ser así, el método era el adecuado para hacerla hablar.
—¿Por qué no me dices?
—No es nada. Tal vez solo estoy cansada, los músculos de mis hombros están tiesos.
Ella movió su cabeza a un lado para estirar los músculos de su cuello y con una mano se presionó los hombros demostrando estar estresada. Cerró los ojos para disimular.
Lisa sintió que su deber era averiguar qué ocurría. La madre de su hija no podía estar mal y si era por lo que ella sospechaba, entonces era su culpa y tenía que hacerla cambiar de opinión.
No exactamente su culpa, debía aclararle lo que pasaba y lo que sentía. Lo poco interesada que estaba de esa mujer y que por supuesto no debía preocuparse. Sentía que era su culpa por no aclararlo antes.
Desde un inicio tomó en cuenta lo adorable que se veía Jennie preguntándole sobre esa tal Dahyun, pero si en realidad el semblante que ocupaba su rostro era totalmente por eso, debía parar ese juego.
—No tengo nada que ver con esa mujer.
Jennie luego de observarla sorprendida, se cruzó de brazos y fingió no entender del todo.
—¿Dahyul? — preguntó haciendo una pausa tratando de adivinar el nombre que por supuesto no se había memorizado.
No iba a olvidarlo nunca.
—Dahyun —corrigió Lisa con una sonrisa—. Es la hermana de Nayeon, y Nayeon es mi amiga.
—Sí, solo eso. —ella miró hacia el suelo de paja seca.
—Además de que por supuesto, estoy contigo ¿no?... No estaría con alguien más.
Eso. Era precisamente lo que había estado esperando antes. Si bien, nunca estuvo oficialmente con Lisa pero se sentía como si lo estuvieran y era algo que le encantaba. Sin mediar palabras, sin preguntar, ellas sabían que ahora tenían un compromiso.
No sólo por el hecho de tener a Ella, de todas formas desde antes se sentían así aunque no eran conscientes.
Lisa lo sabía porque Jennie le aseguraba no estar acostándose con su marido, y era debido a que estaba con ella. Le era fiel aunque Lisa pensaba no merecerlo por lo erróneo que era estar con una mujer casada.
Por otro lado, Jennie no iba a sonreírle eso a Lisa. No podía caer tan bajo de sonreír como si nada hubiera pasado y como si eso era lo que deseaba escuchar.
—Es obvio. —respondió, pero con una voz diferente a la que manejó unos segundos atrás.
Se escuchaba relajada y segura.
Lisa seguía sonriendo y por eso terminó de disfrutar su tiempo con Ella, sabiendo que ahora Jennie podía pensar tranquila.
—Obviamente. —susurró Jennie y Lisa hizo como que no escuchó el tono orgulloso.
[•••]
Más tarde, las Im concluyeron su día con una cena en, bueno, la habitación de Nayeon.
Dahyun, con grandes iniciativas había tomado unos días libres y se dispuso a pasar tiempo con su hermana.
Ella siempre tenía algo que hacer, y debe ser por eso que hasta ahora se percataba de lo ocupada que estaba como para no darse cuenta de la golosina que los Kim tenían como empleada.
¡Su padre se lo había dicho! "Dubu, no debes estar en esas cuatro paredes tanto tiempo. Tienes una vida por delante".
Ella suspiró y llamó la atención de Nayeon, quien estaba quitándole las aceitunas a la ensalada.
Estaban en la cama con una variedad de cosas para degustar, pero Dahyun no tenía mente para sus necesidades como humana.
—Increíble. —dijo recordando como sonreía Lisa ante uno de sus malos chistes.
—¿Sigues pensando en eso?
—No puedo evitarlo. ¿Por qué no me contaste antes de ella? —se levantó de la cama para dejar su bandeja en una mesita colocada en la ventana.
—Sí lo hice.
Dahyun volvió a la cama y se dejó caer, olvidando las normas de reposo y por supuesto el hecho de que Nayeon seguía alimentándose.
—Me dijiste que era una persona totalmente fuera de lo normal, luego utilizaste el término "seriedad".
Nayeon rió. Ahora estaba muy controlada y esos sentimientos por Lisa que en su momento se alborotaron por puro antojo, estaban esfumados.
Miró a Dahyun, que estaba mirando hacia el techo con brazos extendidos hacia arriba para criticar sus uñas pintadas de un amarillo brillante.
Nayeon pensó que una mujer como su hermana no encajaría en la vida de Lisa. Aunque sí, estaba sorprendida por el hecho de que ambas se rieran tanto. Sus chistes eran mucho mejores que los de Dahyun y allá había estado Lisa riéndose.
—Debo decirte que supuestamente tiene pareja. —Nayeon dejó su plato y estiró sus brazos.
Se limpió con una servilleta e igual que su hermana dejó la bandeja en una mesita al lado de su cama. Luego tomó un vaso de agua y recostó su espalda en el respaldo de la cama, sus pies quedaron cerca de la cabeza de Dahyun.
—Definitivamente pone más interesante el asunto. —dijo Dahyun sonriendo hacia el techo.
—No creo.
—Bla, bla, si solo te refieres a la vez que estaban a solas y no pasó nada porque tal vez tuviera pareja, no lo creo.
—No es por eso —Nayeon frunció las cejas mirando a su hermana con reproche.—. Dahyun si te conté eso fue porque me pareció ser yo la desubicada y necesitaba desahogarme.
—Un poco desubicada. Pero Nayeon, eres muy valiente. Esa propuesta de dar un paseo parecía más un revolcón que un tour.
Nayeon resopló.
—Sin duda piensas mal. Solo quería acercarme más a ella, saber sus gustos y si estaba con alguien.
Dahyun sonrió para ella misma y jugó con un pliegue de su vestido totalmente con la imaginación al máximo.
—Yo que tú, la hubiera seducido y... quién sabe... el terreno era inmenso —terminando de decir aquello, recibió un golpe en el hombro.—. Ay.
—No dejas de pensar en eso eh.
—Nayeon, una mujer como Lisa ¿crees que busca algo en serio? Es toda una hermosura, no me sorprendería que tuviera a todas en la finca derritiéndose por ella y ya a varias sonriendo por ser afortunadas de acostarse con ella.
—En esa casa solo habitan Jeongyeon, la señora Berta y la señorita Kim.
Dahyun giró su cabeza hacia el lado de Nayeon.
—¿Qué? Wao.
—Sí.
—Bueno... —Dahyun pensó un rato, era cuestión de restar y la ecuación estaba completa.— No sé sobre Jeongyeon, y en ese caso entonces, la señorita Kim es la única que podría disfrutar.
—Deja de pensar esas cosas Dubu.
—Es una humilde opinión. ¿Te imaginas algo entre ellas? Sinceramente no creo que Jennie no le haya puesto el ojo encima. Quiero decir, alguna mirada le habrá dado y créeme, si yo estuviera casada, me estaría arrepintiendo de serlo.
—Que ni se entere de tus salvajes suposiciones. Es como un hielo Jennie, no puedo imaginarla enojada entonces.
—Nayeon, eres pequeña, sí, pero eres la dueña de un gran terreno y diriges conmigo los negocios de papá. No debes tenerle miedo a nada.
Nayeon sonrió, a veces le gustaba la forma tan relajada con la que hablaba Dahyun. Era como si nada importara, como si todo estuviera bajo sus alas y era algo característico de ella.
Tenía mucha seguridad.
—Y Ella —Dahyun hizo un sonido adorable.—. Esa niña es un angelito, ¿no?
Al igual que Nayeon, Dahyun había quedado enamorada de Ella. Desde que la vieron jugar con el nudo de la corbata de su abuelo cuando este la tenía en brazos, hasta cómo abrazaba con fuerza a Jennie del cuello. Era todo un osito cariñoso.
—Sí, he molestado a Jongin con eso. No se parece en nada a él.
—Tienes razón, desubicada.
Dahyun recibió otro empujón en su hombro.
Esa noche, además de las extrañas conversaciones de su hermana, la mujer elegante y pasiva que todas daban por bien educada, que más bien era un reír cuando estaba con personas conocidas, Nayeon se fue a la cama con esas suposiciones de Dahyun.
Tenía razón, su hermana siempre la tenía. Jennie mirando a Lisa desde lejos, o viceversa porque había que admitir lo hermosa que era Jennie.
Y ahora que se detenía a pensarlo, no recordaba ponerles atención cuando visitaba la finca. Por algo desconocido Nayeon sintió intriga sobre la relación patrona-trabajador que ellas llevaban.
Tal vez sería más observativa a partir de ahora.
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