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•014•

El mundo desapareció estando envueltos en una burbuja de cariño mientras Armando cerró la puerta sin soltar a la chica para recostarse en la pared disfrutando de ese momento, la suave tela en las curvas de Tn lo obligó a disfrutar de cada centímetro mientras disfrutaba el aroma a vainilla dulzón que desprendía. Mientras la morena disfrutaba la sensación de sus cuerpos unidos, sus manos reposando en su pecho le permitía sentir su corazón latir con fuerza.

— ¿Así que me extrañaste? -preguntó burlón al separarse mientras mantenía sus manos apoyadas en la cintura ajena.

— Tanto como tú a mi... -susurró para luego jugar con el cuello de su camisa- ¿Cuál es tu plan?

— Bueno... pensaba que podría enseñarte el lugar y luego podemos preparar la cena juntos.

— Claro, -aceptó al alejarse de él dando un vistazo al lugar, las paredes estaban pintadas en un verde olivo que daba un toque sereno al lugar, sonrió con ternura al ver una pequeña mesa vestida con un mantel oscuro y sus respectivos cubiertos y copas- y yo que pensé que esto estaría de más... -murmuró dejando la botella de vino tinto sobre la mesa.

— Nos vendrá bien, -le susurró al abrazarla por la cintura mientras besaba su cuello descubierto, gozando de la forma en que se estremeció entre sus brazos- No es un lugar muy grande o glamoroso, pero es donde soy yo.

— Es muy lindo. -se giró para dejar un beso corto en sus labios- ¿Puedo ayudarte con la cena?

Luego de una sonrisa de parte del moreno comenzaron a cocinar juntos, mientras ella cortaba vegetales para una ensalada y sirvió vino para los dos, Armando se encargó por completo de preparar un risotto mientras observaba a la morena dar un paseo por su departamento, revisando sus videojuegos, fotografías y alguno que otro libro en la estantería.

— ¿Dónde es esta foto? -preguntó al tomar un marco entre sus manos.

— Es la hacienda donde crecí, es en México. -mintió al ver la foto, en realidad era una de las plantaciones de su padre.

— Debió ser bonito... -dijo mientras se acercaba a él quedando embobada al verlo cocinar- algún día quiero eso, dejar la ciudad y vivir en el campo.

— ¿Con vacas, caballos y gallinas?

— Todo incluido, sí... -imitando su acción lo abrazó por detrás reposando su barbilla sobre el hombro del pelinegro- hasta un huerto...

— ¿Dónde estuviste toda mi vida? -preguntó dejando un beso en su frente.

— Esperando...

Ambos sentían sus latidos contra el otro, permanecieron así hasta que la comida estuvo lista para tomar asiento en la mesa uno frente al otro, la conversación fue agradable y fluida mientras sus manos jugueteaban nerviosas o temblaban evitando soltar los cubiertos.

— ¿Recuerdas la primera vez que salimos? -preguntó Armando curioso.

— Claro, fue una linda noche.

— Dijiste algo sobre que... Dodge Island. -comenzó esperando no incomodarla.

— Oh eso...  verás, nadie sabe esto, hace ocho años yo vivía con mi Nana Laura, ella me cuidaba desde que era pequeña pero una noche olvidó su medicina y me ofrecí a ir por ella. -tomó una pausa para dar un gran trago al vino frente a ella- En el camino conocí a Mike, por aquel entonces el Cártel de Tapia había caído y los pocos que quedaban sueltos intentaban remontar, pero él los detuvo estado cerca de mi casa, al acabar un hombre me vió con Mike y asumió que matarme sería su venganza... para no hacerte el cuento largo, me secuestró y mató a Nana, Mike me rescató y me dio la oportunidad de decidir, y decidí quedarme con él.

— La prensa decía que llegaste de la nada. -habló sin pensar quedando expuesto, pero una sonrisa de la morena lo tranquilizó.

— Sí, es la historia oficial... -algo mareada por el vino comenzó a sentir que los nervios se desvanecían- no sabía que habías investigado eso...

— Tenía una idea equivocada de ti, -aclaró recordando el inicio de todo- pero, ya no más, mientras más sé de ti más me siento seguro de amarte-

Se detuvo al instante de haber dicho eso, preguntándose a sí mismo que carajo había en el vino para permitir soltar aquello, nervioso se puso de pie y recogió los platos de la mesa mientras la pelinegra repasaba aquello en su mente, al estar segura de haber escuchado lo que escuchó se puso de pie notando a Armando lavar los platos con los hombros tensos. Sonrió para quitarse los tacones ya que las cosas comenzaban a darle vueltas.

— A mi también me das mucha seguridad, -susurró al abrazarlo por detrás mientras comenzaba a besarle el cuello- y creo que también puedo llegar a amarte...

Todo pasó muy rápido, Armando se olvidó de los platos para girarse a ver a Tn, quien lo veía con una sonrisa suave y ojos brillantes, esta vez fue el primero en tomar a la chica por la cintura para comenzar a besarla con un ímpetu voraz, al sentir los brazos de su pelinegra rodearle el cuello la tomó por los muslos haciéndola saltar para luego caminar hacia la habitación, la morena se sentía embriagada por la sensación que recorría su cuerpo, burbujeando, caliente y desesperado era el anhelo por unirse a Armando y no soltarlo.

Al llegar a la habitación él los puso a ambos en la cama, quedando el debajo mientras sus manos recorrían el cuerpo ajeno prefiriendo quedarse en el trasero que amenazaba con escaparse de la tela escurridiza que lo cubría, por lo que se detuvo antes de seguir con aquello.

— ¿Está bien si lo hacemos? -preguntó casi sin aliento, buscando en los ojos de Tn algún indicio de miedo.

— Y-yo nunca he hecho esto... -murmuró avergonzada jugando con los botones en la camisa blanca que ahora estaba arrugada por el tacto brusco que ella misma había dado.

— ¿Nunca...?

— No, lo siento... -susurró comenzando a llorar.

Mi cielo, no tiene nada de malo -susurró él al tomar su rostro- no habías encontrado a alguien que te hiciera sentir cómoda, y te agradezco por dejarme ser el primero.

Armando...

¿Sí, bonita? -deslizó una de sus manos a la cintura de la chica.

¿Podríamos hacer esto en otro momento? -preguntó dejando un besito en la palma que sostenía su rostro- Quiero estar lista.

— El tiempo que sea necesario, -susurró dejando un beso suave en sus labios para ponerse de pie con ella en brazos- ¿Quieres ver una película?

La noche siguió con ellos en el sofá acurrucados viendo una película de mercenarios mientras conversaban en voz baja no queriendo romper su pequeña burbuja, Armando sintió como ella se quedaba dormida por lo que le ofreció pasar la noche en su departamento, dándole una camiseta lo con la que podría descansar más cómoda, la esperó en la habitación hasta que estuviera lista para irse al sofá.

— ¿No dormirás conmigo? -preguntó en un tono inocente al dejar un beso en los labios del moreno.

— No quiero incomodarte.

— No lo harás.

A pesar de sus dudas, accedió a quedarse con ella metiéndose a la cama junto, disfrutando del calor que irradiaba su pequeño cuerpo, quedaron frente a frente observándose bajo la tenue luz de luna entrelazando sus manos, antes quedarse dormidos.

— Descansa, bonita. -susurró el atrayéndola sobre su pecho.

— Descansa, cariño. -dijo al acomodarse entrelazando sus piernas.







Se les quiere <3

Armando está perdido por rayita, y ella está loca por él.

La canción I was made for lovin' You - YUNGBLUD fue la inspiración del cap.

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