•013•
Tn se encontraba en el mercado de Miami comprando vegetales frescos mientras tarareaba una canción, al mismo tiempo se encontraba absorta en sus pensamientos, por una parte estaba triste debido a que después de tres meses su padre no mostraba indicios de despertar a pesar de haber sanado, el caso aumentó con la muerte del doctor Weber y el fiscal Vargas, por otro lado, sería reincorporada a A.R.M.A para poder avanzar con el caso y podría decirse que su relación con Armando iba en buen camino, esos tres meses con él habían sido muy lindos y llenos de emociones.
— Hola, Bonita. -sonrió con el simple hecho de escuchar su voz.
— Hola... -murmuró sonrojada luego de llegar a su moto.
— ¿Haces algo esta noche? -preguntó el moreno mientras terminaba de limpiar su departamento.
— Creo que no. -mientras guardaba sus compras cuidando no olvidar nada para subir a su moto transfiriendo la llamada a su casco- ¿Tienes algo en mente?
— Quería saber si te gustaría cenar en mi departamento.
— ¿En serio...? -preguntó emocionada asegurándose de prestar la suficiente atención al camino.
— Sí, puedo preparar algo y vemos una película. -ofreció luego de dejar un cesto con ropa sucia junto a la lavadora.
— Me gusta la idea. -aceptó encantada mientras imaginaba lo bien que iría esa noche- ¿Quieres que lleve algo?
— Con tu sonrisa me basta.
Finalizaron la llamada acordando verse más tarde mientras Armando terminaba de ocultar algunas cosas, había llevado sus armas al escondite, planos y cualquier cosa que pudiera dejarlo expuesto, permitiéndose también en un sentido literal estar libre de cualquier plan que tuviera su madre. Suspiró profundo satisfecho con su trabajo.
La pequeña cocina estaba limpia y ordenada, no tenía una mesa como tal para el comedor así que comerían en el sofá frente al televisor, y aunque no tenía planes de llegar muy lejos también se había dedicado a limpiar su habitación, cambiando las sábanas y ordenando el desastre que tenía por armario.
Mientras repasaba mentalmente su progreso escuchó su teléfono sonar en su bolsillo.— Hola mamá.
— Mijo, es bueno escucharte. -saludó ella mientras leía un libro- ¿Qué haz estado haciendo que te mantiene tan distraído?
— Nada importante, -mintió mientras jugueteaba con sus llaves- solo... he estado yendo... al gimnasio.
— Armando Aretas, -el como dijo su nombre lentamente le hizo saber que dudaba- Dime que has estado haciendo...
— Yo... conocí a una chica, y hemos estado saliendo durante estos meses... -comenzó contando sintiéndose nervioso por la reacción que pudiera tener su madre.
— ¡Conociste a una chica! -la castaña sonrió pensando en cómo había crecido su hijo, y como le dolía perderse esta etapa con él- Cuéntame todo mijo, no me dejes con la duda.
— Se llama Tn, es... -se detuvo por un milisegundo mientras pensaba en algo- enfermera.
La razón por haberle mentido a su madre fue debido a que en estos meses además de que la relación avanzó, también lo habían hecho sus sentimientos hacía ella.
— ¿Y cómo se conocieron?
— En un supermercado, nos vimos y conversamos... -cada vez que le mentía a Isabel se sentía mal con el mismo- comenzamos a salir y hoy le ofrecí cenar en mi depa.
— Que bueno, mi amor... -susurró pensando en cómo luciría su hijo enamorado, se reprendía por haberlo entrenado como un soldado en lugar de enseñarle cómo era la vida en todas sus facetas- Espera... no tienes mesa de comedor.
— No, comeremos viendo la tele.
— ¡Armando! -gruñó ella- Si vas a llevarla a tu departamento asegúrate de que salga bien... ¿Tu cuarto está limpio?
— ¡Mamá, no tengo doce años! -se quejó con la cara ardiendo- Sí, mi cuarto está limpio.
Ambos pasaron la tarde conversando, Armando compró una mesa modesta para su comedor siguiendo los pasos que su madre le indicaba para que su cita fuera bien, por primera vez en años sintió que hablaban de algo que lo valía, no del cártel, no de su padre ni de venganza. Solamente tenían una conversación de madre e hijo
Más o menos.
— Si ella da el primer paso tienes que ser un caballero, le vas a hacer saber que no tienen que hacerlo. -explicó con cariño.
— Mamá... -ya con todo listo Armando tomó asiento en el sofá apoyando los codos sobre las rodillas tapándose el rostro por la vergüenza de hablar sobre ese tema con su madre- ¿Podemos no hablar de... eso?
— ¡No cabrón, eres mi hijo y esto se habla! -gruñó molesta para luego volver al tono dulce que tenía- Un truco, si están en el sofá comienza con un beso tranquilo y si ella lo intensifica es que de verdad lo desea. No la vayas a obligar porque te arrastro.
— ¿Por quién me tomas? -gruñó entre avergonzado y molesto- Sabes que jamás haría algo así.
— Lo sé mijo, y estoy orgullosa de ti. -admitió mientras veía una fotografía de su hijo a los dieciséis que recibió estando en la cárcel- ¿Qué harás para cenar?
— El plan es preparar juntos la cena, -comentó poniéndose de pie al ver la hora, fue a su habitación para ver que ponerse- pensaba hacer mole.
— Es lindo que pienses en tu cultura, mi amor... pero no creo que sea la mejor idea para una cena romántica.
— ¿Qué podría ser entonces? -preguntó luego de ponerse una camisa blanca, revisando que estuviera bien frente al espejo.
— Hmm... Podría ser algo sencillo, como una pasta o algo así.
— Bueno, veré que se me ocurre... -satisfecho con su apariencia volvió a tomar el celular- debo irme mamá. ¿Hablamos mañana?
— Si, suerte mi cielo. -susurró emocionada por su hijo- Una última cosa.
— ¿Dime?
— ¿Tienes condones?
— ¡Mamá!
Al escuchar las risas de su madre se permitió reír con ella, disfrutando hasta el último momento haber tenido esa conversación, al crecer fueron pocos los momentos que tenía para conversar de forma tranquila con su madre, así que se sintió pleno al hablar con ella sobre todo esto de Tn y su cita. Era algo que enfrentaría más adelante, porque llegaría el día en el que tendría que decirle la verdad a Tn, sobre el, todo lo que había hecho y a su madre, que era un Aretas que vengó la muerte de su padre.
Al terminar la llamada fue a la sala revisando que todo estuviera listo, la mesa cuadrada en su comedor estaba listo con platos y copas adornando la mesa, una sensación extraña recorrió su cuerpo al escuchar el timbre llamarlo, se dirigió a la puerta sintiendo como sus palmas tenían una ligera capa de sudor que limpió rápidamente contra su pantalón antes de abrir la puerta.
Al abrir la puerta sintió su corazón detenerse un segundo antes de seguir latiendo con fuerza, Tn estaba allí sosteniendo una bolsa de papel por la que asomaba una botella de vino, pero el ver la bolsa fue una excusa para poder verla de pies a cabeza. Sonrió al no ser el único que se vistió como si fuera un restaurante elegante, la morena llevaba un vestido azul que le llegaba a la mitad de los muslos que al subir se ajustaba a su cintura como si se tratara de un cosré apretaba sus senos cubiertos por un corte corazón que se sostenía de sus hombros con dos delicados y finos tirantes.
— Hola, Guapo... -susurró ella sintiéndose coqueta al acercarse y rodearlo con sus brazos para robarle un beso.
Armando la apretó contra su cuerpo para devorar sus labios mientras retrocedían lentamente al interior del departamento.
Se les quiere <3
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