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Las semana llegó a su fin y el sol había vuelto a salir, las cosas mejoraban poco a poco, luego de una tarde tranquila en casa de los Burnett la morena se dirigía al taller donde le entregarían su moto, esperaba pacientemente en el mostrador de la tienda cuando un chico entró al lugar, aprovechó los espejos frente a ella para verlo, casi de su altura, cabello negro con una barba recortada, lindos ojos y labios delgados.
— Buenas tardes, -saludó con un aire amigable llegando a su lado para luego dirigirse al hombre en el mostrador- vengo a recoger mi moto, es una Davidson 1200.
De forma interna apreció el buen gusto del pelinegro, mientras jugueteaba con sus llaves y golpeteaba el suelo con su zapato, ya habían pasado más de veinte minutos en ese mismo sitio.
— Lamentamos la demora, estamos teniendo dificultades con los cerrojos de el taller. -comentó el dueño apareciendo por fin- Podrían estar más cómodos en la zona de espera, síganme.
La morena fue la primera en seguirlo para preguntar por el estado de su moto, se encontraba lista y la conexión de las luces led no había sido dañada, por lo que se quedó tranquila visualizando la pequeña área junto al taller donde se presentó un cerrajero.
— ¿Qué moto manejas? -preguntó el moreno al tomar asiento frente a ella.
— Una BMW R 1200.
— Es una bestia. -bromeó sacándole una risita.
— Sí... es increíble, -con nerviosismo intentó seguir la conversación- tu Davidson también es un modelo increíble... Lo siento, escuché de más allá atrás.
— No te preocupes, -negó sonriente viéndola directamente a los ojos- tal vez podamos dar una vuelta al terminar aquí, o incluso correr.
— Sin duda sería genial... -susurró acomodándose el flequillo- ¿Cómo te llamas? Y-yo soy Tn.
— Armando, un gusto.
Antes de poder seguir conversando el mecánico los llamó alegremente una vez abrieron el taller, Tn sonrió al ver que la pintura había quedado perfecta, y el cableado no había sufrido daños, así que agradeció al hombre montando con una sonrisa, luego de una semana con tropiezos empezaba a ir bien, antes de ponerse el casco escuchó el motor de la Davidson rugir a su lado, la pintura mate le daba un toque especial.
— Oye... Sé que pueda sonar raro, -aclaró el chico con el casco puesto pero la careta levantada- me gustaría que pudiéramos salir alguna vez.
La morena se sonrojó sin poder evitarlo por lo que se puso el casco para intentar ocultarlo.— Sí, claro. ¿Qué día estás libre?
— ¿Te parece esta noche? -asintió sonriendo.
— ¿A las 7? -preguntó ella siguiéndolo al salir.
— Es una cita. -dijo para bajar la careta y acelerar- ¡Dodge Island a las 7!
La morena sintió su pecho acelerarse mientras bajaba la careta, sin esperar más llamó a Megan.
— ¡Megan, Megan, Megan!
— Hola, te escucho feliz. -la mencionada recordó como Tn solía emocionarse de más años atrás, las cosas no cambiaban.
— ¡Claro que sí! -afirmó esquivando los autos y disfrutando el camino- ¡Tengo una cita Meg!
— ¡Eso es genial! -de fondo escuchó como le contaba a su prometido sobre eso- Reggie dice que ya era hora.
— Dile que al menos a mi no me amenazaron en la primera cita.
— ¡Grosera! -escuchó lo que parecía ser el altavoz- Disculpa por preocuparme, solo quiero saber quién es.
— Se llama Armando. -sonrió recordando sus ojos.
— ¿Apellido? -replicó el marine.
— Disculpa, olvidé pasarle el formulario de Reggie para una cita, -bromeó entrando a la ciudad- cuando lo vea le pediré sus antecedentes y una muestra de orina.
Mientras seguía conversando la morena llegó a casa sintiéndose cada vez más emocionada, el que Reggie fuera protector era debido a que ella no había tenido ningún novio, solamente había salido con un chico en el pasado y no había sido nada serio. Pero, tenía un buen presentimiento.
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Por otro lado, Armando sonreía sabiendo que todo estaba siendo fácil, hacerle creer a la chica que en verdad estaba interesado con solo un par de sonrisas y miradas logró que se sonrojara totalmente nerviosa. Ahora solo debía mantener el papel hasta que fuera el momento, se entretuvo por un rato revisando su próximo golpe contra Rodrigo Vargas, quien daría una fiesta la próxima semana en un club al aire libre.
Planeó hasta el último detalle mientras escuchaba música y revisaba su rifle, hasta que notó la hora.— ¡Carajo!
Dejó todo en su sitio para darse un baño, al salir se puso una camiseta negra con pantalones del mismo color y las botas militares, una vez listo salió del lugar para dirigirse al astillero de Miami repasando temas de conversación. A lo lejos pudo ver la motocicleta de la chica, tenía el mismo sistema de luces que él en la otra moto, pero estas brillaban en rojo, ella descansaba sobre el manubrio mientras movía los pies de forma infantil dejándola... en una posición que resaltaba su cuerpo.
Tenía piernas largas, un trasero atractivo que estaba cubierto por unos jeans celestes claro y una cintura propia de un oficial dedicado a su trabajo, sus senos se veían apretados por la blusa blanca que utilizaba. Al acercarse pudo ver que tenía una expresión perdida que cambió a una sonrisa en cuanto lo vió llegar.
— Lamento la tardanza. -odiaba retrasarse y de la misma forma que las demás personas lo hicieran.
— No hay problema. -negó atándose el cabello- ¿Tienes algún plan en mente?
Armando apartó la mirada para evitar ver de forma descarada sus senos mientras ella parecía no notar que su blusa se alzaba dejando ver la suave piel canela en su cintura.— N-no realmente. ¿Y tú?
— Pensaba que podríamos ir a comer algo. -ofreció poniéndose el casco- ¿Te gustan las hamburguesas?
— Sí... -le extrañó que la chica sugiriera algo tan simple como eso, pero la siguió sin quejarse atravesando la ciudad hasta llegar al Downtown, lo que lo confundió aún más- ¿A dónde vamos? -preguntó casi gritando al acercarse.
— ¿No conoces al jefe? -preguntó casi ofendida.
La siguió hasta llegar a un parque con camiones de comida cerca del río Miami, se estacionó junto a ella para bajar y seguirla hasta un camión con letras amarillas.
— ¡Nico! -saludó al hombre que atendía con una sonrisa.
— ¡Pequeña, no te veía hace semanas! -devolvió la sonrisa, era un hombre mucho mayor que ambos- ¿Cómo siguió Mike?
— Sanando... -respondió incómoda- ¡Oh, el es Armando!
— ¿Tienes citas mientras tu viejo está en el hospital? -bromeó sonriente- Un gusto muchacho, más te vale cuidarla, su padre es una leyenda.
"Sí, claro." Pensó para si mismo agradeciendo que una llamada lo obligó a alejarse disculpándose.— ¿Hola?
— ¿Qué es eso de "hola"? -preguntó su madre molesta- a mi háblame en español, que estar allá no te hace gringo.
— Lo siento mamá, estaba ocupado con algo. -a lo lejos la morena le sonreía para seguir conversando con el hombre.
— ¿Quién es el siguiente en la lista?
— El fiscal, -susurró al ver a la chica acercarse con una bolsa de papel y una bandeja con sodas- debo irme, te hablo mañana.
— ¡Armando!
Dejó el teléfono en su bolsillo para ponerlo en silencio y volverse hacia la chica que sonreía con cariño.— ¿Todo en orden?
— Sí, todo bien. -habló ayudándola con las bebidas- ¿Cuánto te debo?
— ¿Bromeas? Yo invito. -comenzó a caminar en dirección al río.
— ¿Qué...? No, no. -siguió a la chica recordando lo que le "habían enseñado" en cuanto a citas- Yo te invité, debía pagar.
— Puedes pagar la próxima, -respondió sin problemas tomando asiento a la orilla- vamos, siéntate.
¿Quién era esta chica...Y a dónde fue la chica mimada que se suponía era? Se preguntó a sí mismo mientras tomaba asiento en un sucio banco junto a un río corriente para comer hamburguesas, esperaba que ella le pidiera ir a algún restaurante. Pero, parecía que Tn no era lo que parecía.
Se les quiere <3
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