135.- he told me to take care of you
Cerré los ojos por un momento al recordar todo lo que había sucedido la última hora, la sangre seca y el último grito que oí antes de jalar el gatillo aún estaban presentes.
—___________, no tienes que hacerlo —Eugene se encontraba asustado luego de que apareciera de sorpresa en el Santuario.
—Preferiste cuidar la espalda de un maldito idiota narcisista —dije con fastidio—, en vez de hacerlo con tu familia. ¿En algún momento pensaste en Abraham? ¿En Glenn?
—No quería que las cosas sucedieran así... —levantó sus manos como si se estuviera rindiendo.
—Eres un idiota que le gusta esconderse en las espaldas de los demás y te gusta sacar provecho de ello —miré el alrededor de su habitación.
Suspiré y me senté en la carretera, mis manos se dirigieron a mi rostro para poder limpiar un poco las lágrimas que había botado.
—Los iba a ayudar ___________ —Eugene trataba de convencerme. Pero había ido ahí por un motivo y ese motivo era matarlo.
— ¿Ayudar? —reí—, hasta en tus últimos momentos eres un cobarde Eugene.
Eugene se acercó y de un movimiento algo torpe pero rápido me estampo contra la pared, gruñí con fastidio y lo golpeé.
—Ustedes siempre me dejaban fuera de todo, siempre me trataban como el débil.
—Te tratábamos así porque lo eres Eugene —escupí con fastidio mientras lo empujaba—, siempre lo fuiste maldito traidor, no puedo creer como Abraham y Rosita confiaron en ti. No puedo creer que en algún momento fuiste nuestra familia.
Y jalé el gatillo acabando con su vida.
Estaba harta de todo, Alexandria estaba en ruinas, la que consideraba mi familia estaba cada vez más rota.
Rosita me reconoció en el punto de vigilancia e hizo una señal para que las puertas se abrieran, di un par de pasos antes de qué unos brazos que reconocía bastante bien me envolvieran entre ellos. Cuando sentí ese cariño todo lo que había estado aguantando durante estas últimas horas se derrumbó.
—Cariño... —Rick me abrazó con más fuerza cuando sintió mis sollozos.
—Lo siento, lo siento tanto —murmuré.
—No tienes que sentir nada.
—Yo debería estar apoyándote a ti, no tú a mí —hablé.
—Hey... —tomó mi rostro entre sus manos—, tu siempre has estado ahí para mí, es mi momento de apoyarte.
Pude ver como Tara, Daryl, Maggie, Rosita, Carol, Michonne y otras personas se encontraban ahí observando todo lo sucedido.
—Fui al Santuario...
— ¿Qué? —Rick me observó.
— ¿Para qué? —la ronca voz de mi hermano me sacó de mi trance.
—Maté a Eugene —murmuré mirando a Daryl para luego mirar a Rick.
El silencio se prolongó entre nosotros, estaba colapsando el hecho de qué nadie dijera nada me estaba exasperando.
—Bueno, por lo menos Negan no tendrá más ideas para desviar caminantes —Rosita se encogió de hombros.
—Hiciste bien —Tara sonrió.
— ¿Te encuentras bien con eso? —Rick acarició mi rostro.
Asentí para evitar llorar.
(* * *)
Luego de una ducha por fin mi cuerpo se relajó. Me senté en la cama junto a Rick que me observaba detenidamente.
—Es momento de acabar esto —dijo entrelazando nuestras manos.
Si había algo que admiraba de Rick era la resiliencia que demostraba.
—Antes de planear todo... —levanté la mirada—, ¿podríamos ir a ver a Carl?
Los ojos de Rick se cristalizaron por un momento mientras apretaba el agarre de mi mano.
—Claro —trato de sonreír pero una mueca fue lo único que formo sus labios.
(* * *)
—Hey Carl —sonreí mientras mis ojos se cristalizaron, la tierra aún estaba fresca al igual que las flores que previamente habían dejado ahí. Rick se sentó a mi lado.
—Me dijo que te cuidará... —murmuró observando la tumba de Glenn que se encontraba a un lado.
Mordí mi labio.
—Lo extraño, demasiado.
—Y yo... —Rick pasó una mano sobre la tumba de Carl, temblaron al tacto con la tierra. Puse una mano sobre la de él para darle apoyo.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro mientras que Rick envolvía mi cuerpo en un abrazo, ambos nos quedamos observando las cuatro tumbas; Glenn, Abraham, Sasha y Carl.
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