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039: Segunda oportunidad.

— Oh, ¿ya te vas a la universidad? —preguntó el pelinegro mientras dejaba su taza de café sobre la mesa cuando vio al rubio pasar por el salón principal—. ¿No es muy temprano?

— Pasaré a ver a Felix antes. —respondió sin mirarle.

— ¿No se verán en la universidad? —frunció el ceño paseando su mirada por Seungmin pero éste (aunque parecía estar atento a la conversación) no dijo nada.

— Tengo que hablar con él antes.

— ¿Tuvieron problemas? ¿Qué le hiciste? —se levantó para dirigirse al mayor.

En ese momento Jihyo entró al salón e hizo una reverencia ante los tres chicos, pero sólo miró a su jefe, indicándole que ya podían irse.

— Terminamos.

Fue lo único que dijo antes de ir a la salida junto a su chófer. Seungmin aún sentado miró sorprendido cómo Hyunjin se iba, mientras Jeongin volvió a sentarse también sorprendido.

— ¿Terminaron? —cuestionó el menor mirando al castaño frente a él—. ¿Lo sabías?

— No. —desvió su mirada a otra parte de la habitación.

Decir que no tuvo un rayo de esperanza sería mentir, ¿pero cómo detenerse? Si siempre obtenía lo que quería.

Se levantó de la mesa y tomó su mochila para dirigirse a la salida, pero oyó como el pelinegro le llamaba al estar confundido. Quiso ignorarlo pero en cuestión de segundos Jeongin se posicionó frente a él, deteniendo su paso.

— Sé que no me importa, ¿pero qué harás? ¿Sabes por qué ellos terminaron? Se veían tan felices.

Seungmin frunció el ceño.

— ¿A qué estás jugando?

— ¿A qué te refieres?

— Sabes —dijo tras suspirar—, ya no me interesa. Sigue diciendo y actuando de la manera que te plazca, pero quédate fuera de la vida de Felix, ¿entendido? Ni se te ocurra acercarte a él.

— Te gusta... —murmuró sorprendido.

Y el castaño dio un paso hacia atrás.

— Te gusta Felix, ¿no es así? —suspiró suavemente antes de relajar su cuerpo—. Entonces es un problema...

— Mejor que te quedes con eso, ni se te ocurra decirle a alguien, ¿bien?

— Claro que no. —volvió a mirarle— Yo sólo quiero que tú y Hyunjin sean felices. —luego de unos segundos se mostró molesto— ¿Cómo se te ocurre pensar que diré algo? ¿Tan mal piensas de mí? ¡No he hecho nada para que creas eso!

— ¿Estás seguro?

El menor se indignó.

— A pesar de todo, Seungmin... A pesar de todo sólo quiero que sean felices, y quien quiera que esté con Felix, espero que el otro lo entienda. —se dio la vuelta para marcharse del salón e irse a su habitación.

Otra vez ese tono sincero. Tenía tantas ganas de enfrentarlo cómo debía, no podía ser que un día diga una cosa y otro día otra, ¿por qué seguía haciendo eso? ¿Por qué seguía jugando de esa manera? Y peor aún, una parte de él le creía.

Por otra parte, Jihyo estacionó el auto afuera del departamento y Hyunjin bajó inmediatamente para entrar al dicho, junto a la puerta estaba el chico que vendía dulces: "Jun Han, vende dulces para comprarse su guitarra" recordó a Felix decirle el nombre y el porqué, así que se detuvo y escogió algunos dulces. El chico le agradeció con una tímida sonrisa y una leve reverencia.

Llamó al elevador y éste tardó un poco pero cuando las puertas se abrieron dio un paso hacia atrás al toparse con Minho y Chan, quiénes bajaron del ascensor.

— Hyunjin, ¿qué haces aquí? —preguntó el pelinegro con una leve sonrisa tratando de disimular su evidente sorpresa y confusión.

— Decidí venir por Felix.

— ¿Le hablaste? —ladeó el rostro un poco y el rubio negó—. Porque se fue hace rato a la universidad con Jisung.

— Ah, de acuerdo. —hizo una pequeña mueca— Gracias.

Regresó a la puerta para salir, los chicos le siguieron con la intención de preguntarle acerca de cómo iban las cosas (por lo que había sucedido con Felix), pero al salir del edificio otro carro llegó y frenó de golpe, de éste bajó Seungmin y al ver únicamente a Minho y Chan frunció el ceño.

— ¿Y Felix? —cuestionó el castaño.

— Se fue con Jisung hace rato. —contestó Chan.

Seungmin soltó un suspiro largo y miró a Hyunjin quien también le observaba, si antes había tensión en ellos (por Jeongin) ahora la había el doble quizás.

— Súbanse. —les ordenó sin más a sus dos amigos y volvió al auto.

Tras intercambiar miradas subieron y el chófer de su amigo arrancó de inmediato y con velocidad. Mientras, Hyunjin también subió al auto y suspiró profundamente. La chica en el asiento de enfrente le miró por el retrovisor.

— Voy a quemar el mundo si esto sigue así. —murmuró con la vista perdida.

— ¿Y valdría la pena?

— Si eso me permite estar con él entonces sí. —alzó su vista a ella.

— Entonces —le sonrió— quememos el mundo.

— Los bocetos son excelentes, ¿cuándo los terminaste? —preguntó su profesora mirando los trazos en la libreta—. Definitivamente ganarás los puntos extras.

— Los terminé en París, tuve mucha inspiración... —miró a otra parte buscando en cómo cambiar el tema— Y sobre los puntos extras, ya no importan.

— ¿Por qué no? Los puntos extras te generarán buena reputación y te será más fácil entrar a Kiyang. —miró a su alumno, dejando el cuaderno a un lado.

— Ya no quiero entrar ahí. —se encogió de hombros y desvió la mirada.

— ¿Qué? Pero si entre todos los alumnos tú eres el que tiene más posibilidad de hacerlo. —soltó una leve risa como esperanza de que eso fuera una broma.

— Decidí entrar a JYP Entertainment, sabe que Lee Know es mi hermano y me gustaría trabajar con él. —devolvió la vista a su profesora y le sonrió para convencerla— Dicen que hacemos un equipo increíble y... Es mejor así.

— ¿Estás seguro de tu decisión? —con amabilidad puso su mano sobre el hombro del menor—. En poco tiempo se abrirán lugares para entrar a la Galería.

Felix volvió a desviar su mirada para no verla a los ojos, no podía mentir mirando a los ojos así que tras observar otra cosa sólo asintió suavemente. Oh vamos, tan mentira no era; de verdad quería trabajar con su hermano.

— Está bien, lo importante es que estés donde quieras estar. —le palmeó suavemente y después tomó su bolso— Nos veremos más tarde, Felix.

La mujer salió del aula y cerró la puerta. El pecoso mordió su labio inferior para no sollozar, ya no quería llorar pero se sentía tan mal, tan sensible, tan roto, ¿cómo iba a aguantar? Sólo quería desaparecer en ese momento.

Comenzó a oír mucho ruido por los pasillos, no quería ni salir pero era mejor volver con Jisung. Se habían separado para presentar sus trabajos semanales durante sus vacaciones.

Tomó su mochila tras guardar su libreta en ella y abrió la puerta, pero fuera de ésta estaba Hyunjin, quien también se detuvo de repente al verlo. Felix retrocedió asustado y después miró a todos los estudiantes que tenía detrás de él, claramente pidiéndole fotos, autógrafos, ser sus amigos, pareja, o dinero, pero el mayor sólo los estaba ignorando.

— Ahí estás. —su tono no era dulce y suave como normalmente— Necesitamos hablar.

Y de repente recordó París...
Conocía al Hwang lindo y amable, pero sabía que toda persona tenía un lado muy diferente a cómo se muestran... Tal vez no estaba listo para ver ese lado.

La idea de ver a un Hyunjin diferente del que se había enamorado le aterraba bastante.

— Olvídalo, no tenemos nada de qué hablar. —trató de alejarse al dar unos pasos hacia atrás pero Hyunjin se acercó aún más.

— Felix, necesitamos hablar.

Los estudiantes por detrás empezaron a entrar al salón, algunos (sino que la mayoría o todos) ya estaban grabando. Esa idea le asustó aún más al saber que eso llegaría a oídos, vista y manos de Jeongin y la señora Hwang.

— Yo no tengo nada que decirte, yo ya... —tragó saliva— Ya te dije todo lo que debía, así que por favor...

Se hizo a un lado para irse pero Hyunjin le tomó de la mano siendo cuidadoso con eso para no jalarlo.

— Entonces sólo escúchame, yo hablaré.

Fue entonces cuando el mayor bajó la mirada a sus manos, sorprendiéndose por ello.

— Los anillos...

Dio otro paso hacía atrás, no podía responder. Ya se sentía muy agobiado por todos los estudiantes mirándolos, podía oír sus murmullos y risas, además aún podía ver muchísimos celulares apuntándole. Y peor aún, que notara que no lleva los anillos ni la pulsera.

— Felix, por favor.

Lo escuchó nuevamente.

De pronto alguien le tomó de la misma mano por la que era sujetado por Hwang y lo liberó del agarre del mismo. Al alzar su vista se encontró con Seungmin. Peor, pensó.

— Te dijo que no. —le dijo a Hwang.

Y fue lo único ya que tras eso se llevó consigo al pecoso, abriéndose paso por los estudiantes al apartarlos sutilmente (quizás con algunos empujones). Por supuesto que algunos alumnos fueron detrás de ellos, mientras otros siguieron grabando a Hyunjin por su reacción.

Perder a los demás que iban detrás de ellos no fue algo fácil, pero tras caminar por largos minutos finalmente Seungmin halló un lugar vacío detrás del edificio, cerca de unos árboles. Una vez ahí soltó al rubio quien cayó de rodillas al césped.

— ¿Por qué terminaste con Hyunjin?

Estaba preocupado, sí, claro que sí, pero necesitaba acomodar todas las piezas de la situación porque todo se estaba saliendo de control.

— Voy a vomitar... —murmuró gateando a un árbol para apoyarse en éste.

— ¿Te hizo algo? ¿Te dijo algo? —se acercó a él—. ¿Fue por su madre o por Jeongin?

— ¿Por qué tú? —sus palabras salieron cortadas.

Ahí Seungmin de detuvo al oírlo.

— ¿Qué?

— ¿Por qué tú? —sus ojos se llenaron de lágrimas—. ¡¿Por qué tenías que ser tú?! —le miró desde el suelo—. ¡Estaban grabando, todo esto llegará a manos de sus familias y entonces será peor...! ¡Me tienen harto! —descendió su mirada cuando sintió las lágrimas derramarse.

— Felix... —fue interrumpido.

— ¡Lárguense de mi vida! —gritó en llanto—. ¡¿Quién mierda les da el derecho de hacerme sufrir?! ¡Guárdense sus estúpidas palabras, sus estúpidos sentimientos y déjenme en paz, déjenme ir!

— Felix, lo lamento. —se hincó a su altura y pensó en poner su mano en el hombro ajeno pero no se atrevió— Lo lamento tanto...

— ¡Sólo quiero ser feliz, ¿es tan difícil?! ¡¿Por qué me odian?! ¡No hice nada, nada. Sólo amarlo! —apretó el césped al cerrar los puños—. ¡¿Qué más quieren de mí?!

El castaño lo abrazó con fuerza luego de enderezarlo. Entendía el cómo se sentía, no hacía falta ser un genio para comprenderlo y ser empático. Y aunque no podía ponerse al cien por ciento en sus zapatos, imaginaba lo horrible que debía ser eso.

Felix le correspondió con la misma fuerza y desahogó su llanto en el hombro de Min mientras éste le brindaba caricias en su cabello.

— Quiero ser feliz, sólo quiero eso... —murmuró aún con el hipo que tenía.

— Lo sé, Lix. —descendió un poco su rostro, topándose con el ajeno a gran cercanía. ante eso no pudo evitar pasear su mirada por los labios ajenos— Yo también quiero que seas feliz.

La tentación... ¿Estaba mal sentir tentación en ese momento? Podía sentir sus respiraciones casi chocar.

— Quiero hacerte feliz. —susurró usando su diestra para acomodarle el cabello detrás de su oreja— Si pudiera hacerlo, si estuviera en mis manos hacerte feliz créeme que sin dudar lo haría... —relamió sus propios labios y tomó delicadamente el mentón ajeno— Y si tú me lo permites, yo...

— ¡Ahí estás, mierda! —la voz del pelinegro hizo que ambos le miraran—. ¡Usé mierda como expresión, no te dije mierda a ti! —se rió un poco antes de agacharse a la altura de ambos—. ¿Estás bien?

Seungmin soltó a Felix para que éste pudiera abrazar a su hermano. De inmediato se levantó y suspiró profundamente sintiendo su rostro arder y sus labios temblar. Vaya que quería besarlo, ¡y pensaba confesarle sus sentimientos! Que momento.

Sin decir algo más se fue de ahí, estaba avergonzado, enojado, triste. Estaba de todo, y necesitaba tranquilizarse.

Felix le vió irse pero no pudo llamarle pues su hermano comenzó a hablarle:

— Esos estúpidos subieron el vídeo a todas las redes, por suerte aún estaba aquí, ¡Jisung, Chan y yo te estábamos buscando por todo el puto edificio! —apartó un poco a su hermano para mirarle—. ¿Vas a decirme qué sucede?

— Oh, sí está aquí... —dijo Chan llegando junto a Jisung.

Felix sintió nuevamente todo sobre él, pero ya estaba harto, tal cual le gritó a Seungmin.

— ¿Qué pas...?

— ¡Terminé con Hyunjin! —gritó antes de que su mejor amigo terminara la pregunta—. ¡¿De acuerdo?!

Chan y Minho se quedaron en silencio al sorprenderse, y Jisung sólo observó callado.

— ¡Yo lo dejé, no me hizo ni dijo nada, sólo terminé con él porque no me sentía cómodo! —tan mentira no era—. ¡¿Ya quedó claro?! ¡Ahora por favor, dejen de preguntarme sobre eso!

Se puso de pie y levantó su mochila para ponerla sobre su hombro, ¡aún quería llorar y gritar! Pero estaba tan harto de tener que dar la misma explicación, ¡y sólo quería volver a estar en paz! Mientras más rápido termine con ese tema y se alejé de Hyunjin más pronto lo olvidaría por completo.

— Bueno... Ya me voy a trabajar entonces. —murmuró su hermano acariciándole la cabellera— Los veré en la noche.

— Te... —el mayor de todos tartamudeó un poco por la sorpresa todavía— Te acompaño a la salida.

Ambos se fueron en silencio, tenían tantas preguntas y tantas cosas que decir pero sabían que Felix necesitaba su espacio. Y lo bueno era que ahora comprendían los comportamientos de Felix, y aunque seguían pensando que necesitaba regresar a terapia, estaban más tranquilos por saber el porqué.

— Sé que... No quieres hablar del tema pero —se acercó al pecoso—, ¿estás bien?

Felix le miró.

— Por lo que sucedió hace rato.

— No lo sé. —contestó con sinceridad— Me siento triste, enojado, frustrado...

— Tengo una idea. —le tomó de las manos y le sonrió ampliamente.

— ¿Qué cosa?

— Vayamos a mi casa, mis padres fueron a un evento que organizó la empresa de Seungwoo y volverán hasta la madrugada. —balanceó sus manos unidas suavemente— Ya tengo Fortnite, lo compré la semana pasada.

Los ojitos de Felix brillaron inmediatamente al oír el nombre del juego y rápido asintió varias veces.

— ¡Sí quiero, sí quiero! —dio unos brincos emocionado—. ¡No habíamos podido jugar juntos, vámonos ahora que la puerta sigue abierta!

— Sí, vamonos. —se sonrieron.

La ausencia de Felix y Jisung preocupó a algunos, entre ellos profesores puesto se habían presentado por la mañana por sus trabajos, pero el más... Intranquilo era Hyunjin, en todo el rato no se acercó ni a Chan ni a Seungmin, y eso no pasó desapercibido por Changbin.

— ¿Y bien?

Se detuvo al oírle.

— ¿No te lo advertí?

Hyunjin se dio la vuelta para mirarle.

— ¿Sobre Felix? —mostró una sonrisa—. Sí, supongo que lo hiciste.

— ¿Por qué terminaron? ¿Qué capricho no le cumpliste?

No iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar, no iba a dudar.

Se repitió un par de veces, si bien tenía "un poco" de sentido, sabía perfectamente que Felix no le había dejado por las cosas que Changbin diría.

— No deberías ir tras él, Hyunjin. —suspiró— Mejor quédate con alguien que esté en tu mismo círculo laboral, a quien sí puedas satisfacer. —ladeó el rostro con una sonrisa.

— Mmh, es extraño que lo digas, ¿sabes? —se fingió confundido—. Porque quedó muy satisfecho con todas las riquezas, joyas y lujos que le di. Ah, y ni hablar del sexo, eh. —también le sonrió antes de darle la espalda para irse.

Un golpe muy bajo.

Ahora, vayamos con Felix y Jisung.

Ambos estaban jugando en la habitación del castaño, las horas ya habían pasado y gracias a que eran dúo en la mayoría de juegos les fue excelente en cada partida, por ello no querían dejar de jugar.

— ¡Mierda, sí me dió! —soltó Jisung antes de mirar a la pantalla del rubio—. ¡No, no vayas ahí...!

Pero la advertencia llegó tarde, también lograron matar al personaje del pecoso.

— Bueno... —rió levemente— Ya nos tocaba.

— Sí, ganamos todas las partidas, ¡somos unos pros! —alzó su mano y chocó los cinco con el rubio—. Ahora merecemos unos brownies como premio, ¿no lo crees?

— ¿Y los harás tú? —arqueó su ceja mirándole y sonrió cuando negó—. ¡Lo ves, me dejarás hacer todo, no es justo!

— ¡Por favor! Hace mucho tiempo no como tus brownies, ¡anda! —le abrazó y apoyó su mentón en el hombro ajeno—. Por favor, mi algodón de azúcar~.

— Mmh... —le miró— De acuerdo~. —rodó los ojos sonriendo— Vamos a la cocina.

Se levantaron y fueron a la cocina, Jisung le ayudó a Felix a sacar los ingredientes de la alacena y de la nevera, y cuando tuvieron todo el pecoso empezó dándole indicaciones al castaño de cómo apoyarle (ya que éste le pidió insistentemente que le dejara ayudar), y sin problemas ambos comenzaron a prepararlos juntos.

— ¿Cuánta harina? —preguntó el castaño inclinando la bolsa para que la dicha cayera dentro del recipiente—. ¿Cuánta harina? —pero su compañero estaba distraído haciendo otra mezcla—. ¡¿Cuánta harina?!

— ¿Eh? —le miró—. ¡Basta, basta, con esa! —se apresuró a él y al intentar alejar la bolsa, ésta salpicó un poco (mucho), llenando el rostro de ambos de blanco—. Creo que... —tosió.

— Ánimo, se viene lo más difícil. —se quitó la harina de los ojos— En mi defensa, no me dijiste cuánta.

— ¡Era de calcular! —le miró.

— ¡Oye, soy músico, no matemático! —se defendió.

— ¡Pero...! —se rió—. ¡También es lógica, ¿cómo haces canciones geniales en menos de quince minutos y no puedes echar la harina correcta?!

— Silencio. —le sopló— Shhh.

— Puaj, grosero. —fingió escupir y regresó a hacer lo suyo—. Ahora mezcla eso.

— ¿"Puaj"? —repitió indignado antes de empezar a hacer lo que él menor le ordenó—. Pf... Ya hemos compartido saliva... —murmuró refunfuñando.

— ¡Jisung! —rió.

— ¡Es la verdad!

Rieron y continuaron con la receta, esta vez con más cuidado y con indicaciones más... Específicas. Aún así algunos errores no se hicieron esperar al igual que el desorden en la cocina, así que mientras Felix terminaba de todo, Jisung limpiaba el resto.

Pronto los brownies ya estaban en el horno, y el pecoso terminaba de preparar una mezcla de chocolate y chispas para decorar al final.

— ¿Ves? No te costaba nada prepararlos. —se acercó por detrás y miró por encima del hombro ajeno la mezcla de chocolate— Uy...

— Son casi las once —se dio la vuelta para mirarle—, ¡sólo a ti se te ocurre querer comer brownies a las once!

— En la noche se cena pan, ¿o no? —levantó sus cejas divertido.

— ¡Es diferente!

El mayor se inclinó un poco para robar un poco del chocolate con su dedo índice, llevándose éste a la boca.

— ¡Eh, no comas así!

— ¿Por qué no? Es más fácil. —se intentó inclinar un poco más pero el pecoso le tapó al alzar sus brazos— ¡Un poquito más!

— ¡No, ya te chupaste ese dedo! —rió tratando de empujarlo sin éxito.

Jisung abrazó al pecoso con su brazo libre para moverlo un poco y así alcanzar a tomar un poco más de chocolate pero esta vez se lo puso al menor en la nariz, comiéndose el resto.

— ¡Que asco, chocolate de tu dedo babeado! —se hizo hacia atrás pero el mayor aún le abrazaba—.

— ¿Por qué haces escándalo? Se te ve lindo. —apretó el agarre para que no se fuera— Y más porque es "babeado" por mí. —hizo comillas con su mano libre.

— Anda, ya limpialo. —sonrió.

Jisung le observó unos segundos más en silencio antes de tomar una servilleta del cajón de la barra detrás de Felix y con ella retirarle el chocolate suavemente y con cuidado, durante eso ambos guardaron silencio. El brazo alrededor de la cintura del pecoso emitió un poco de presión, haciéndole recordar al rubio que seguían en esa posición.

Poco a poco el castaño se inclinó a besar los labios del rubio, al principio sólo fue un choque, pero a los segundos los labios del mayor comenzaron a moverse de manera lenta y con temor, realmente no sabía porqué lo besó pero no quería detenerse ahí, y evidentemente estaba asustado de la reacción ajena.

Sin embargo, no mucho después esos movimientos fueron correspondidos, Felix apretó un poco la camisa ajena (ya que le había sujetado de ahí anteriormente al intentar empujarlo), y con eso Jisung tomó valor para envolver la cintura ajena con ambos brazos, juntando sus cuerpos lo más que se podía.

El beso duró quizás uno o dos minutos, sólo podían oír la mezcla de sus bocas y sus respiraciones que se agitaban cada vez más por la falta de aire al no separarse ni un poco.

No obstante, Felix terminó por separarse rápidamente.

— Lo siendo, no debo... No debí... —apartó su mirada rápidamente y quiso moverse pero el mayor no le soltó.

— Fui yo. —aclaró sintiendo sus mejillas sonrojarse— Lo lamento, Lix... Yo te besé, perdón.

Nuevamente el silencio, aún así Jisung no soltó al menor a pesar de que la situación ya estaba... Rara.

— Felix —llamó con voz temblorosa—, te amo...

— Jisung, por favor no... —murmuró negando con la cabeza.

— No, por favor escúchame. —sujetó el mentón impropio con su diestra para levantarle el rostro al menor y cruzar miradas— Te amo, en serio te amo.

Felix no quiso hablar.

— No quiero renunciar tan fácil a este amor. —puso su pulgar sobre los labios ajenos al ver que iba a mencionar algo— Me refiero al amor que yo siento por ti. —aclaró— El amor que te tengo me hace sentir bien, se siente cálido, se siente... Bonito, y no quiero renunciar a eso, Felix.

— Pero sabes que...

— Voy a luchar. —le interrumpió— Voy a luchar contra todos los obstáculos porque te amo, porque lo que me haces sentir es tan único y quiero seguir sintiéndolo. —tomó la mano ajena para ponerla sobre el pecho propio— ¿Sientes mis latidos? Son rápidos, ¿no? Está latiendo así por ti, cuando me miras, cuando sonríes, cuando estás cerca haces que mi corazón se ponga así, ¿y sabes qué siento yo? Siento una calidez enorme, eso es suficiente para no renunciar a ti...

Hubo una pequeña pausa.

— Felix, nadie debería renunciar a la persona que ama, todos deberíamos luchar por quien en verdad amamos, y la única persona que nos puede detener es esa persona. —inhaló profundamente.

Jisung se veía muy decidido, sus palabras sonaban firmes.

— Sólo tú puedes detenerme, Felix.

— Sabes que yo no... —no quería decirlo— Jisung, yo...

— Lo sé. —le sonrió dulcemente— Sé que yo no soy esa persona que amas, pero no te estoy pidiendo que me ames, tampoco te estoy pidiendo que tengamos algo. Sólo te pido que mantengas tu corazón abierto a mí, por favor.

Aún sujetando su mano besó ésta y después dejó besos en su frente, bajando por sus mejillas.

— Dame otra oportunidad... —susurró sobre sus labios antes de besarlos.

Esta vez tardó un poco más en corresponderle, pero cuando lo hizo, Jisung se apresuró a cargarlo para sentarlo sobre la barra, abrazándolo nuevamente con fuerza mientras sus bocas seguían besándose.

Felix llevó temeroso sus manos a la cabellera castaña, acariciando y enredando sus dedos en ésta suavemente. El mayor volvió a cargarlo y retrocedió un poco para alcanzar a apagar el horno rápidamente. Tras hacerlo, aún con el rubio en brazos fue hasta su habitación de vuelta.

Se inclinó sobre la cama y con un brazo arrojó las cosas sobre ésta (los controles y las mochilas) al suelo para acostar a Felix suavemente. Sus bocas se separaron cuando Jisung se enderezó lo suficiente para quitarse la camisa, dejando a la vista del rubio (por primera vez) su cuerpo.

— Tu cuerpo es muy bonito... —murmuró el pecoso acariciando los brazos y bíceps ajenos.

— ¿Eso crees? —sonrió avergonzado—. Me gusta que te guste.

Volvió a inclinarse a Felix para besarlo otra vez, abrazando su cuerpo con fuerza y aferrándose a éste.

:]
Espero estén teniendo una linda mañana/tarde/noche y que estén disfrutando de ésta.
Perdonen si tuve algún error ortográfico o en la redacción, si es así pueden decirme y lo editare.

Sin comentarios, espero les haya gustado, chauuuu.
¡Gracias por leer!
¡Hasta luego!

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