TRACK#43: DESCEND NEVERLAND
Canción sugerida: A Change of Heart por The 1975
Mi padre lo volvía hacer, era casi un don en su personalidad, decepcionarme más cada oportunidad. Casi rimaba, pero no estaba de humor para ese tipo de bromas. Arrojé el teléfono contra la puerta de mi habitación.
Ya era época de vacaciones en el colegio y ni siquiera haber sacado la mejor nota en clase de Mates pareció ablandar su corazón de piedra. Si es que ese ser tenía corazón.
Mi madre envió una tarjeta navideña por adelantado. Ni ella ni el padre de Lena vendrían para Navidad. Ocupados planeando su boda en principios de enero. Yo, cero a la izquierda total. Me apetecía fumar más que nunca, pero Lena estaba embarazada. Yo iba a ser tía y si debía pelearme con el cigarro por un bien mayor, la música pagaba las consecuencias.
—Hey, estoy sola en casa. Lena está en la consulta y Suga en la empresa. Lo mismo de siempre. Pásate ¿Quieres?
Jisoon y yo peleábamos menos. Eso se debía en parte a que me ayudaba con las clases de idioma y yo con las letras de su primera canción. La música ya la había montado. Ahora, hablar de algo que ninguno de los dos había experimentado nunca, eso era más duro.
La canción era sobre amor dulce e inocente, después de varias peleas con Ray y AL (Anne Lee Choi) nueva adquisición de Neverland Echos, sí al final nos quedamos con el nombrecito, nos habíamos decantado por ese tema, pues eso era lo que movía la vida en las paredes de ese colegio, y de todo en general.
Solo bastaba mirar a nuestros hermanos mayores. Una historia digna de libro o peli empalagosa. Aun así, Jisoo y yo nos encargábamos de la letra. Para ello yo me quedaba en su habitación que antes era la de Jimin con los chicos o el venía a la mía.
Era mejor puesto que los cuidados de Issabelle los primeros días y luego su ruptura con el líder habían sido un desastre más para la colección.
Era raro, de eso no tenía dudas, pero en el buen sentido. Creo que éramos una especie de amigos que ponían a un lado sus diferencias para un bien mayor. Preparé un bocadillo mientras rockeaba con 5SOS. El timbre me sacó de la burbuja unos minutos después.
—Creo que lloverá pronto. Ni porque es casi fin de año...
Jisoo volvía a tener el flequillo muy largo. De dónde le salía tanto pelo, ni idea. El caso es que parecía una versión de cualquier anime shonen. Reí por la ocurrencia y me golpeé mentalmente. Esa afición por el shonen también se la debía a él.
—Bueno, vamos a trabajar ¿Qué has adelantado desde ayer?
—No mucho... sigo atascado en el bridge...
—Vale, revisemos entonces.
Nos quedamos en la sala. Lena se ponía de los nervios si dejaba migajas en la habitación. Aun no se le notaba casi la pansa y estaba más mandona que nunca.
La historia de nuestra canción (aún sin título) hablaba de dos chicos que nunca se habían visto en la vida pero que se presentían, es decir, algo en su interior les hablaba de la existencia del otro, cada noche se dedicaban una estrella y de esa forma seguían adelante, como unidos por un hilo imaginario ¿Hilo imaginario? ¿Qué no había una leyenda japonesa sobre el hilo rojo del destino?
—¡Hilo rojo! ¡Eso es, ya tengo el título!
—¿Qué?—Jiji me miró enarcando las cejas. Yo saltaba sobre el sofá de la sala de estar emocionada.
—¿No te acuerdas? Tú mismo encontraste ese pasaje en aquel libro de cuentos. El hilo rojo, la leyenda japonesa sobre el destino, bueno una de ellas. Ya sabes cual, vamos, úsala en el bridge, va a quedar genial...
Poco a poco la expresión en su rostro fue cambiando. Por fin lo entendía y aun sonriendo comenzó a plasmar la idea en papel. Luego comprobamos la melodía en el piano de Suga.
Yo grababa mientras él interpretaba. El tiempo volvía hacerse nada como era una regularidad cuando trabajábamos. Lena nos encontró aun discutiendo los arreglos sobre el piano.
—Ordénenlo todo cuando terminen. Ya sabes que Yoon se pone verde si alguien desafina a su bebé.
—Sí, claro ¿Y cómo les fue? ¿Ya sabes si es niño o niña?
—Falta un poco más para eso, pero April ya sabe que son mellizos. Una niña y un niño...
—¡OMG!, tu hermano debe estar loco de alegría...
—Ajá...
Olvidaba ese punto en la historia de él. Lena se dio cuenta y decidió cambiar de tema. Ya nos habíamos zampado los bocadillos así que preparar la cena fue la distracción perfecta. Nadie reclamó y cuando Suga apareció pasadas las nueve, Jisoon decidió irse también.
—Pero es tarde, ¿por qué no duermes aquí hoy? Estamos de vacaciones y así podemos seguir trabajando en la melodía...
—Si tú lo dices. Le llamaré a Jin. Suele preocuparse mucho cuando llego tarde.
El castaño se alejó en busca de privacidad mientras hacía la llamada. Lena tenía una extraña sonrisa en su rostro que yo no quise traducir. Saqué una bolsa para dormir de mi armario y la tendí al lado de mi cama.
Cuando Jisoon regresó ya lo había montado todo y estaba sentada con el ordenador entre las piernas, trabajando en los arreglos de la melodía.
Quizás pasó mucho tiempo antes que me diera cuenta que el chico me miraba de aquella forma que nos hacía esquivarnos a los dos. Por increíble que parezca Lee Bom Ae había entendido que meterse conmigo era un doble riesgo, quizás por el regalito que le dejé en su taquilla (no soy una santa que quede claro, si te atraviesas en mi camino con malos modales, tus cuadernos pueden llevarse un baño de salsa picante) o el hecho de ser muy similares en cuanto a gusto musical, nos acercó más en el transcurso del periodo.
Ella fue la primera que me hizo notar que Jiji me miraba diferente. Luego pude comprobarlo varias veces en los ensayos. En como ambos desviábamos la mirada o como estar cerca se hacía más que comodidad, un absoluto disfrute de la compañía del otro.
También había dejado de fumar por eso, también había dejado de quejarme tanto, solo por él. Por eso encontrarlo en el umbral de la habitación mirándome como si yo fuera la única cosa en el lugar, quizás mi corazón latiera más rápido en ese momento.
—Suga me dijo que no estuviéramos hasta tan tarde ¡Como si se aplicara el consejo!
—Cierto—le hice un espacio para que se sentara a mi lado. Ambos miramos el ordenador mientras el silencio nos embargaba.
—Oye...
—Tienes...
—Por favor, las damas primero...—me mofé sonriendo aun. Habíamos decidido hablar al mismo tiempo, como esas series cliché aptas para adolescentes.
—Nada, que estoy por volver a casa...solo por Navidad, ya sabes... y... y...
—¿Y quieres que vaya también? Es eso... ¿Verdad? Me estás invitando...
—Ajá...
Ambos habíamos obviado la distancia que implantaba la laptop. Ambos estábamos hablando sin pensar mientras mirábamos el rostro ajeno. Mientras yo me mordía el labio inferior y deseaba que se atreviera, de una vez y por todas.
—Buenas noches... oh... ¿Interrumpí algo?
Tan rápido como la voz de Lena había traspasado el umbral, nosotros nos habíamos separado del extraño momento que acabábamos de protagonizar. Jisoon farfulló unas cosas mientras Lena se disculpaba una y otra vez. No trabajamos más en esa canción hasta la semana siguiente. Tampoco nos besamos esa noche.
***
Fue difícil dormir esa noche estando tan cerca. Fue difícil no traspasar la delgada barrera de la amistad y decirle que los chicos de la canción tenían nuestro aspecto. Lena llegó a interceder en algo de lo que pudiera arrepentirme. Nunca en mi vida había sentido algo así por alguien.
Mi experiencia con las chicas era nula. Por Dios, ni siquiera sabía lo que era besar a alguien. Más alguien como ella, segura de sí misma hasta los tuétanos, solo frágil en lo profundo, como una especie de rosa a media noche.
Lily era todo eso y mucho más. Era divertida, hermosa e infantil. Una niña traviesa rechazada por sus padres, era el lugar donde yo quería llegar o al menos de eso intentaba convencerme. No tenía mucha esperanza que recordara mi propuesta de pasar las vacaciones de Navidad en Busan.
Sabía que iría al viaje a la playa que planeaba Jungkook, pero que se quedara conmigo eso era tentar a la suerte. Sin embargo...
—Espérame, quiero comprar material escolar en el centro.
Yo asentí terminando de colocarme el casco de la bici. Lily no pidió permiso para tomar el que ya era suyo. Subió detrás de mí y comenzó hablar sobre los diseños de Angie para la banda, en cómo era una suerte que hubiera vuelto a ser novia de Jungkook o de lo contrario estaríamos en un buen aprieto.
Yo oía a medias. La verdad, estaba más preocupado por sus manos sobre mi abdomen, o el hecho que notara que estaba haciendo ejercicio solo para impresionar. Pasamos por el centro comercial, compramos material escolar, chicle y una nueva púa para mi guitarra eléctrica.
Hablamos de todo y nada, perdiendo tiempo en un parque de la ciudad. Luego encontramos un banco apartado de los demás. Había un árbol enorme cuya copa se perdía entre el especie de soterrado que los otros formaban. Lily me echo una mirada maliciosa antes de intentar subir...
—Estás loca, no voy ayudarte a llegar allí.
—Que pesado. Ayúdeme ¿Quieres?
Qué remedio me quedaba. Ella lo iba hacer de una forma u otra. Traté de no mirar arriba. Solo llevaba esos malditos shorts de mezclilla que me hacían enrojecer. Alcanzó una rama y luego yo no tuve más que hacer, que mirarla como un bobo, totalmente idiotizado por una vista tan hermosa.
—¿Qué esperas? Sube aquí conmigo...
—Sé que voy a arrepentirme después...
—¿En serio?... yo creo que no...
Iba a replicar otra vez cuando el paisaje logró silenciarme. Desde las ramas curvadas de aquel árbol, a modo de una copa gigante, Seúl parecía una isla en medio de la niebla procedente del río Han, una ciudad luminosa, difuminada por la brisa de mis fantasías. Un verdadero Neverland.
—Lily esto es...
Giré a encontrarme con la causante de tal descubrimiento, no conté con que sus labios se estamparan contra los míos y casi por suerte ninguno de los dos perdió el equilibrio. Aún seguía atontado cuando descubrí la sonrisa en el rostro de ella.
Cielos, ese había sido mi primer beso y ni siquiera había tenido suficiente para analizarlo. Para ella yo era muy obvio, para ella, era un juego dulce donde a mí me tocaba perder...
—Ahora ya sabes... te toca devolverme la bola...
Lily volvió a sonreír antes de aproximar su rostro al mío. No podía creerme que en serio le gustara, no podía creerme que ella me estuviera incitando a que la besara en verdad, cómo si pudiera hacer eso.
Parecía un tonto, solo apoyado contra el tronco de aquel árbol mientras mi otra mano se columpiaba por encima de nuestras cabezas a fin de no perder el equilibrio. Qué clase de tonto era yo...Lily me atrajo por el cuello de la sudadera. Sus ojos marrones eran todo lo que yo podía anhelar, su sonrisa o sus labios, una obra de la más divina creación...
—Por esta vez voy a ser buena, luego voy a pedirte que me beses. Me gustas Jisoo, hace tiempo que siento mariposas por ti...
¿Qué? Mil veces ¿Qué? Fue tarde. Lily se encargó que no hubiera espacios y me sorprendí pasando un brazo alrededor de su fina cintura. Ella llevaba el control en mis labios, ella tiraba del pelo en mi nuca y me incitaba a que probara el sabor a fruta de su boca.
—Deja de pensar, me estoy hartando...
—¿Dónde pongo mis manos?—pregunté aun con la respiración agitada. Lily sonrió aún más adorable.
—Está bien por ahora... solo sostenme mientras te enseño la otra parte. Me gustas, ya te dije, lo que hagas para mí será fenomenal...
Mis nervios se notaban demasiado, por eso me decía esas cosas, me fui relajando cuando me besó en el cuello. Aspiré el olor de sus cabellos y comencé a acariciarle la espalda, terminé deseando sus labios, me diluí en el próximo beso.
La rama crujía soportando nuestro peso. Parecía una odisea mantener el equilibrio aun así, lo conseguíamos, entre risas y susurros. No fui muy consciente de cuánto había pasado. Cada beso era una nueva experiencia para mí. Cada trazo de sus dedos sobre mi playera o el hecho que riera contra mi oído.
Nos cansamos de eso solo cuando la rama amenazó con romperse. Lily no quería volver a casa .Tampoco quería ponerle un nombre a lo que estábamos haciendo. Yo estaba más allá de la euforia, no me importó tumbarme sobre la capa de hojas castañas y dejar que me ofreciera sus labios allí.
Me faltaba un mundo por aprender y no estaba seguro si ella sabía más allá de aquellos besos o mis manos en su cintura. No quería saber, solo existir, solo sentir la frescura de la juventud, los ecos de mi propio Neverland.
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