TRACK#34: LOOKIN BACK THE RAINBOW
Canción sugerida: 말도 없이 (Without Words) por Jang Keun Suk
Desperté en medio de una pesadilla. Corría a través de un campo lleno de flores, al principio solo perseguía a una sombra. Luego el paisaje cambiada, drásticamente mis pies se hundían en el lodo y la tierra me ahogaba. Era imposible escapar.
La sombra tenía más nitidez. Tenía el rostro de él, las mismas manos y la expresión herida. Por qué, me repetía una y otra vez, por qué y yo intentaba decirle algo, solo que ya era tarde, mis pulmones se saturaban de aquella especie de lodazal maligno mientras gritaba su nombre...
—Dios mío, qué hora podría ser...
Pensé en voz alta mientras me retiraba la película de sudor que me había enfriado la frente. Las nueve treinta y ya tenía dos recordatorios del calendario, pues hoy llegaba Leah. Rayos y centellas. Lo había olvidado por completo.
Las ventanas del departamento de Imari estaban cerradas y temí ser descortés cuando descubrí una nota al lado de mi improvisada cama en su sala de estar.
Hoy trabajo hasta tarde. Puedes cambiarte en mi habitación. Toma lo que desees, XO Imari
—Vale, solo debo organizarme y a fin de cuentas, no podré posponerlo más.
Me dije a mí misma mientras me levantaba del sofá. Imari solo sabía que había discutido con Jungkook, no tuve el valor suficiente para confesarle el por qué, mucho menos para entrar en detalles cuando lo más probable es que a estas alturas el pelinegro y yo hubiéramos roto oficialmente.
No quise darle más vueltas y organizándolo todo le dejé un mensaje en el WhatsApp para que no se preocupara. Salí al sol de la mañana y un molesto escalofrío me recorrió la espalda.
Era un desastre total y aun se me notaba que había pasado la mayor parte de la noche llorando o de eso quería convencerme el espejo de la recepción del complejo donde vivía Imari.
Sacudí la cabeza. Ya iba con retraso para buscar a Leah, quizás por estar mucho tiempo pensando en qué agencia llamar para pedir un taxi no me di cuenta que un coche venía casi encima de mí.
El pitazo del conductor me acabó de sacar el aire. Dios mío, por poco me matan por despistada. Aun me trataba de apartar de delante de aquel Range Rover negro cuando involuntariamente mi cuerpo reconoció su presencia aun antes que estuviera frente a mí.
—Por Dios Smith ¿Qué estás mal de la cabeza? Casi te atropello...
Él estaba alterado, pero no lo suficiente para que yo rompiera en llanto, por qué lo hacía, por qué ver a Ren me hacía sentir aún más sensible y desesperada. No supe muy bien hasta dónde llegaba mi lamentable show hasta que sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo.
—Lo siento, lo siento tanto, pero deja de llorar... Cálmate preciosa...
Estaba consciente de que debía pasar de ese abrazo, que debía decirle: no, aléjate, en lugar de apoyarme en sus brazos firmes e inhalar su esencia a sándalo. Otro pecado en mi interminable lista.
El sonido del claxon de los otros coches nos obligó a mirarnos. Yo iba abrir la boca para decir que debía ir a por Leah, cuando él me tomó de la mano y fue tarde cuando estaba en el asiento del copiloto de su coche. Pasó un poco más de tiempo, el suficiente para que yo dejara de llorar y me fijara en él.
—Ren... no es... no... por favor ¿Podrías aparcar? Debo ir al aeropuerto y ya estoy más que atrasada.
—¿Aeropuerto? ¿No estarás pensando en marcharte justo ahora? Faltan solo semanas para la graduación ¿Qué sucedió esta vez? Por muy asustada que te pueda haber dejado el coche, no es para que...
—Está bien, está bien. No tienes que entrar en pánico. No me estoy saliendo del país. Debo pasar por mi mejor amiga, es todo.
—Ah... menos mal, me asustaste...
Él volvió a retomar su escrutinio sobre el tráfico. No quería sonar tan culpable, pero me había conmovido la forma atropellada con la que estaba hablando hasta que yo mencioné a Leah. Como si fuera de vida o muerte no dejarme marchar ¿Pero qué demonios estoy diciendo?
—Entonces, te llevaré hasta allá. A esta hora no conseguirás un taxi fácilmente.
—No te ofendas, pero creo que paso. Es que...
—No me digas que tu noviecito te puso una orden de alejamiento. Vamos Ange ya superé eso ¿No te llegó mi ofrenda de paz?
Volvía a ser el Ren relajado de siempre, el que había sido parte de las bromas durante todo el periodo de prácticas o el que había roto un par de corazones tiempo atrás. Una parte de mí decía, no caigas en su juego, la otra, la más traicionera, se encogía de hombros y decía adelante.
Lo peor es que la mención de la palabra novio me traía a la mente el rostro de Jungkook, esa última mirada, esa última promesa que me dolía cual puñal envenenado. Qué estaba haciendo a fin de cuentas...
—Sin presión, solo te adelantaré al aeropuerto y luego te dejaré en paz. Comprendo que no quieras ser mi amiga. Me pasé mucho la última vez. Pero estoy intentado redimirme ¡Solo una oportunidad! ¡Por la camaradería del curso!
Un hoyuelo se insinuó en su barbilla. Rostro de ángel y ojos oscuros, por qué caía con tanta facilidad en su hechizo.
—Solo voy a aceptar porque ya estoy más que retrasada y seguro que Leah querrá mi cabeza si me demoro un segundo más, pero no te hagas ilusiones.
Le apunté con un dedo. Él sonrió como el gato de Cheshire y yo me fundí al asiento del copiloto un poco más. Las calles cambiaron lentamente o al menos eso me parecía a mí mientras circulábamos camino al aeropuerto internacional Incheon.
Creí que finalmente sería libre cuando pude ver la fachada de aquel lugar, libre de la escrutadora mirada de mi servicial acompañante o libre de mi propia sombra. Ren no iba a aponérmelo tan fácil.
—Angie... no quiero sonar petulante pero... ¿Va todo bien?
Asentí distraídamente mientras me despegaba de la puerta del coche. La mochila volvió a ocupar mi espalda y quise fingir que esa conversación ni siquiera comenzaba cuando él insistió más tomándome del brazo.
—No quiero hablar de ello. No deberías ni estar conmigo justo ahora... Ren... las cosas se torcieron hace mucho tiempo atrás. Solo no lo hagas más difícil para mí...
Intenté zafarme pero solo conseguí que estuviéramos más cerca. Él no se iba a detener, yo comenzaba a perderme y dar un espectáculo a la entrada del aeropuerto era lo mínimo que podría suceder.
—¿Entonces por qué no admitirlo? ¿Entonces por qué rehusarse? ¿No te das cuenta que no importa cuánto lo intentes volverás a mí? ¡No te das cuenta que te amo! Juro que no quiero hacerlo, pero solo basta que te mire y todo se derrumba, solo basta que me vea reflejado en tus pupilas y todo el mundo desparece... ¿Por qué no quieres aceptarlo? ¿Aun cuando quieras a otro, aun cuando...?
—¡Porque nos hace daño! ¡A ti, a mí a él también! ¡Esto nos hace daño! Por mi culpa los dos están así, por mi culpa están arruinados y ya no estoy dispuesta a lastimar a más nadie. Ninguno de los dos lo merece, por eso déjame en paz. Si quieres te regresaré a Winter, justo como Jungkook se llevó ese colgante. Ya, solo déjame irme en paz. No estaré para arruinarles la vida a ustedes, aunque sea todo lo contrario.
—¿Qué? Espera Angie, cariño. Espera ¿Qué te hizo ese idiota ahora?
—¡El no hizo nada, tú tampoco lo hiciste! ¡Lo hice yo dándote esperanzas a ti y siguiendo mi camino de dudas tras de él! Por eso acabó. Ninguno en este contrato quiere seguir adelante. Entiéndelo tú también. No puedo permitirme amar ahora, creo que no podré hacer eso nunca...
—Pero... pero Angela...
—Adiós, Ren...
Fue lo que dije antes de enfilar entre las puertas automáticas. Sequé mis lágrimas como puede y esperé que el monótono llamado a los que iban y venían se convirtiera en mi brújula. Leah apareció media hora después detrás de una fila enorme.
Me abrazó en cuanto reconoció mi desaliñado estado. No hizo ninguna pregunta y prefirió distraerme con sus cuentos sobre el eurotrip y lo horrible que eran sus primas gemelas. Yo solo fingí que escuchaba mientras corría el reloj.
***
Yoon me besó en los labios antes que nos despidiéramos en el parking del hospital. Creo que el dolor que sentíamos todos se reflejaba claramente.
No importaba cuan perfecto pudiera sonar el plan. La verdad era demasiado dura y solo podía pensar cómo se las arreglaría Ritsu para contarle a Miguel, cómo nos las arreglaríamos en las próximas horas.
—¿Lista?—Kookie llegó a mi lado.
Éramos los únicos en el parking después que Yoon subiera de regreso para acompañar al líder. Yo asentí y ambos entramos en el coche del más pequeño. Vaya regalo de cumpleaños que le había tocado a mi mejor amigo.
El plan era quedarnos todos juntos en la casa de los chicos y ya que no se permitían tantas personas en el hospital, turnarnos para acompañar a Rap Monster porque era evidente que no saldría de allí hasta tener respuestas.
Mientras tanto tendríamos que intentar decirle la verdad a Miguel de la mejor forma posible, aunque nadie supiera mucho cómo hacer eso.
—¿Qué le dijiste a hyung esta mañana? Disculpa Lena, pero todos nos preguntamos eso. Antes de que llegaras ni siquiera nos hacía caso.
Miré a mi amigo recordando ese fragmento de horas atrás. Desde que Yoon había mencionado la palabra accidente yo estaba de cabeza y en viaje hacia el pasado. Fueron tantos escenarios que al final terminé agotada.
Creo que solo mi adorable Min Yoon Gi podía abstenerse de preguntar. Él sabía lo que yo haría aún antes de que mi corazón me impulsara hacerlo y creo que esa era una de las ventajas de tener a otra persona.
—Solo le hice pensar en Issabelle, en lo que ella haría en esta situación. No la conozco tanto como Me Lin, quizás unos meses más que el propio Rap Monster, pero te juro que cada minuto a su lado fue valioso. Cada minuto al lado de las personas que quiero tiene esa característica ¿Qué? ¿Por qué me miras de esa forma? -terminé pellizcándole una mejilla. Él ocultó su sonrojo mirando hacia delante.
—Nada.... es decir... todo. Sé que no es el momento, pero ¿Me escuchas? Necesito que alguien me escuche y mis hyungs, aunque quieran, no podrán entenderme. No como lo haces tú Len...
Tenía la mirada cristalizada y comprendí muy tarde que la cosa iba más allá de nuestro propio drama en esos momentos. Jungkook aparcó cerca de un McDonald's y después de ordenar se dedicó a narrarme entre lágrimas lo que fue el mejor y el peor día de su vida a la vez.
Lo dijo todo, casi como si yo no estuviera allí, incluso se atrevió a decir que le hubiera gustado que yo le escogiera en lugar de a Suga, pero que para bien o para mal aun amaba a Angie, si es posible aún más y que se culpaba por hacerlo, se culpaba por ser tan poca cosa que había malgastado su oportunidad, por ser torpe y desdichado en el amor, por no poder hacer nada por los demás y otras tantas cosas que me recordaron a mí misma que al final terminé ofreciéndole mi hombro y acariciando su cabello como si fuera un niño pequeño y perdido.
—No me digas que pasará... en el fondo sé que este dolor solo seguirá en mí hasta que lo que se supone que deba superar aparezca. Así que no me saques algún cliché, no podría con eso, cuando me siento tan desprotegido...—fue lo que dijo contra mi pecho y yo negué abrazándolo más.
—No voy hacerlo, sabes que nunca lo haré. Dime qué más puedo hacer por ti, lo que sea, solo pídelo...
Jungkook me miró a los ojos. Estábamos lo suficientemente cerca para que yo pudiera notar cada detalle de sus pestañas y cejas.
—Solo abrázame Len, hazme sentir seguro, aunque en el fondo sea mentira. Aunque en el fondo sea imposible...
No tenía objeciones, no podía tenerlas cuando una especie de instinto maternal me obligaba a cuidarle y cobijarle. Asentí sonriendo antes de besarle en la frente. Escuché el suspiro de Jungkook antes que se acurrucara contra el hueco de mi cuello.
No sé por qué lo hice, no sé cómo me atreví a cantarle una especie de canción que me recordaba a mi padre en las noches que tenía pesadillas. Solo quería alejar con ella la tristeza, solo quería que el sol volviera a brillar para nosotros y no esta fría oscuridad. Volvimos a casa tiempo después.
Ninguno de los dos dijo nada o siquiera notó que no habíamos probado la comida del McDonald's. Los chicos habían montado una silenciosa pijamada donde nadie dormía. Mei, Tae, Jimin, April, Jin, Hobi, Ritsu, Ryo, Miguel, Lily y Jisoo, todos sentados alrededor de un montón de velas donde las explicaciones faltaban.
El pequeño Miguel se dejó abrazar por mí antes que Kook y yo termináramos de ocupar nuestro lugar. Ya lo sabía, ya lloraba a su hermana y pedía por ella cuando era casi imposible que le permitieran a un niño tan pequeño ir al hospital. Cuando era casi imposible tanta crueldad.
Lloramos en silencio. Compartimos un té de limón y manzanilla y solo pude escribirle toda la noche a Yoon a falta de algo que me despejara la mente. La mañana fría y soñolienta de Seúl nos encontró en camino al hospital.
Solo nos habíamos cambiado de ropa mecánicamente pues ni el calor de la ducha o el de nuestros propios cuerpos agitaban un poco la gélida estampa de nuestra alma.
—No ha habido cambios.
Fue lo que susurró Yoon a mi oído cuando nos volvimos a encontrar. Rap Monster seguía en el mismo lugar, aún más pálido y desaliñado, aún más agotado física y mentalmente, pero renuente abandonar.
Prendido a una pulsera de estambre con pequeñas cuentas de plástico partidas a la mitad. Le rezaba a esa pulsera y yo me acordaba de Issabelle usándola en algunas ocasiones.
Yo me acordaba de Issabelle a todas horas y como me había dicho Kookie por la noche, nada me parecía con sentido ya. El mundo se paralizaba dentro de esas cuatro paredes, el mundo se iba y venía como manchas detrás del arcoíris que una vez soñamos tener.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro