Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TRACK#33: ASHES IN MY WINDOW

Canción sugerida: Burn It por Agust-D feat. MAX

Creo que no tenía palabras para describir claramente lo que era el dolor en los ojos de mi amigo. Qué color podría tener un sufrimiento tan grande y en la primera oportunidad que tuve marqué con dedos temblorosos el número de ella. Al tercer timbre la línea se estabilizó.

—Hola, amor ¿Cómo van con el reality?

Esas palabras me devolvieron el alma al cuerpo. Por unos paranoicos minutos soñé con una tragedia, una tragedia de dimensiones similares a las que vivía mi mejor amigo.

—No va a haber reality, al menos no por ahora... Lena, tengo algo que decirte ¿Dónde estás?

—Me estás asustando Yoon ¿Sucedió algo? ¿Te sucedió algo, los chicos? Dime, sea lo que sea, dímelo ya.

—Cálmate, solo trato de procesar lo que sucede—escuché un ruido del otro lado de la línea de como quien chasquea la lengua o deja caer unos libros. Podía imaginarme la ceja alzada en su pálido rostro justo antes de interrumpirme. Suspiré resignado—Issabelle fue operada de urgencia, tuvo un accidente ayer en la noche. Nam Joon estaba con ella, no sucedió lo peor, aun así...

—Ya, pásame la dirección del hospital. Estaré allí en menos de veinte.

—Lena... solo no tomes riesgos. Pide un taxi.

—No va a sucederme nada. No estés paranoico.

—Cariño, dame esa tranquilidad. Pide un taxi ¿Vale? No puedo imaginarme lo que haría si estuviera en lugar de Nam Joon ahora, no podría...

—Está bien, llamaré a Mei e iremos juntas y Yoon... te amo, no te olvides de eso. Apoya a Nam Joon y a la familia de Issabelle, yo tampoco sabría qué hacer si estuviera en su lugar...

—Lo sé, lo haré, también te amo. Cuídate hasta acá.

Lena estuvo unos segundos más en línea, luego su respiración dejó de ser perceptible para mí y ambos dijimos hasta pronto. Me sacudí el flequillo. Jodida vida ingrata.

Mi mejor amigo, a quien consideraba una de las personas más equilibradas sobre la tierra se hacía pedazos frente a mis ojos como una figurilla de papel.

Fuera de este mundo, totalmente obnubilado por un espacio que solo él podía ver, así se presentaba Kim Nam Joon ahora. Jin trató de sacarle más de dos palabras, no lo consiguió, es como si se hubiera hecho inmune incluso a la compasión. Aunque yo jamás me compadecería de él.

Sabía que debajo de esa calma aparente estaba un infierno en erupción. Yo mismo me caracterizaba por interpretar el mismo papel, más veces de las que quería admitir. Me recosté en una de las esquinas del salón de espera.

Los doctores ya nos ignoraban. No había sucedido nada en la hora y media que llevábamos allí intentando sacar del abismo al líder. Hitman llegó unos minutos después y dijo que no habría reality ni nada hasta que nuestro líder no estuviera bien.

Cómo si eso se pudiera arreglar con un corte y espera. Deseé ser más joven e inconsciente y poder desahogarme con un cigarrillo, en su lugar retomé la vieja costumbre de toquetearme los anillos casi con compulsión.

Jungkook llegó a mi lado con un vaso plástico lleno de café. Hice una mueca pasando de tomarme aquello. En serio solo estaría algo en calma cuando Lena llegara.

—Angie y yo rompimos ayer. No es que sea el mejor momento para decirlo, pero... tenía que soltarlo de una vez...Hyung está totalmente desconectado y no sé...

Lo interrumpí con una palmada en el hombro. Jungkook me miró seriamente.

—No te lamentes ¿Vale? Solo debemos creer que todo sucede por una razón. Ahora solo nos queda la maldita espera...

Él pequeño asintió. Yo quise creerme las palabras que acababan de salir de mi boca cuando en mi interior solo deseaba cerrar los ojos y habitar otro lugar.

Mis plegarias fueron escuchadas exactamente una hora después y era increíble como uno podía contar cada segundo en el hospital. Lena atravesó el pasillo con paso decidido. Llevaba otra de sus faldas (de la colección interminable) en estampados de flores y una blusa holgada de color negro.

El cabello recogido en una coleta alta y los ojos hinchados. Sabía perfectamente por qué. Mei Lin estaba a su lado, con el habitual overol de mezclilla y la camiseta demasiado ancha, Taehyung se puso en pie nada más encontrarla al lado de mi novia.
Sin embargo, ella no caminó directo hacia mí.

Para nada, ya esperaba que hiciera aquello, conociéndola como lo hacía estaba seguro que pensó hasta el último momento en el líder, y quién no haría eso en su lugar. Hubo un silencio especial cuando ella terminó abrazando a un perdido Kim Nam Joon en aquel banco frío y aséptico.

Nadie dijo nada, todos nos remitimos a observar y contener la respiración. Al principio el chico del cabello gris y el rostro lleno de moretones no reaccionó, pasó una pequeña eternidad y quizás tuviera que ver con algo que Lena le dijo para que lo viéramos estrecharla entre sus brazos y un sonido extraño, parecido a un quejido comenzó a llenar el lugar.

El chico que hasta ahora se mantenía ausente, el chico de mirada empañada, por fin se permitía llorar.

La escena nos partió el corazón. Fue tarde cuando me di cuenta que April también había llegado y Jimin ya se debatía en un abrazo cargado de susurros donde seguro le contaba lo que estaba sucediendo.

Así como una silenciosa procesión, estuvimos en pie mirando pasar el vendaval, así tomados de la mano a veces, compartiendo el dolor que era único, comenzamos a ver un poco de sol.

***

—No gracias...—Mei hizo una mueca y yo aparté el vaso de plástico con café recalentado. Le di un trago y creo que ni siquiera percibí el sabor. El reloj no se había movido mucho o al menos eso me parecía a mí. No quería hablar de nada en especial y recordar que odiaba los hospitales solo lo complicaba aún más.

—Sabes... es curioso, cómo puedo pensar en algo tan estúpido ahora, pero... Diablos, es Issabelle, la guerrera de nuestro grupo, la que siempre nos apoyaba cuando había chicos en medio, con quien solía bromear sobre maquillaje y tarot. Yo soy la loca, eufórica desordenada, Lena es la sarcástica reprimida, pero Iz, Iz... tiene el mejor corazón de nosotras, por qué, por qué justo ella y no...

—Por favor no lo digas, ven aquí...
Terminé rodeándola con mis brazos.

Mei sorbió por la nariz antes de mirarme a los ojos.

—Tú eres lo más importante para mí. Así que ni siquiera lo pienses, además, ella no se ha ido, ella no se irá, Mei,...solo es cuestión de tiempo...—traté de sonar lo más convincente posible, infundirle un valor del que yo también carecía. Las lágrimas siguieron brotando sin parar en esos lagos marrones.

—Y suerte, necesita suerte para que todo salga como queremos...tú también debes saberlo ahora, ahora puedes tener una idea de mi miedo cuando te encontré en el piso de mi estudio. Ahora sabes cómo puedo temer que te suceda algo semejante...

—Mei Lin...

—¡No, no me hagas callar con besos o excusas! ¡No quiero perderte, entiéndelo ya! Déjame solo entenderte, déjame entrar de verdad. ¿No querías amor? ¿No querías que abriera mi mundo entorno al tuyo? Pues no seas hipócrita y enfrenta esa verdad, es juntos o es nada...

Ella se apartó de mí con un movimiento brusco, le susurró algo a Lena que aún seguía al lado de Rap Monster. Luego la vi desfilar por el pasillo, con mis manos hechas puños y unos insoportables deseos de gritar.

Qué diablos estaba haciendo, cuánto dolor tendría que soportar para seguir vivo. Miré por encima de mi rabia. El líder volvía a momentos de intermitencia. Ni siquiera se sabía dónde comenzaban las ojeras y empezaban los moretones. Algo me decía que habían sido autoprovocados o que eran más complejos que el mismo accidente.

Él, que siempre se había mostrado como un amigo abierto y compresivo, que me había escuchado hablar por horas, él estaba totalmente roto ahora y ver los pedazos de su luminosa alma en el suelo, ver la caída de su castillo tan fácilmente, ver cómo podemos hacernos dependientes solo por amor, eso era aún peor.

Murmuré una excusa. No sabía muy bien por que pedía permiso, pero lo hice. La tarde comenzaba a caer como una mortaja color naranja deslavado.
Encontré a Mei Lin sentada en uno de los bordes de la jardinera del hospital. Aún quedaban rastros de lágrimas cuando llegué a su lado.

Incapaz siquiera de mirarla de frente o de tocarle el hombro. Solo me apoyé de la piedra desnuda y fría, como cualquier extraño lo haría, solo me dediqué a hacerle compañía hasta su misma sombra.

—Lo siento, lo siento Tae, descargué mi ira en ti, cuando no tienes la culpa de nada, cuando nadie tiene la culpa de nada.

Sabía que ella me estaba mirando, aun así no le devolví el gesto. No porque estuviera enfadado ni mucho menos, solo no me sentía en condiciones de que descubriera mi extrema debilidad.

—No, nadie tiene la culpa, tampoco tú. Yo también lo siento... por todo, Mei Lin...

Ahora sí pude y descubrí que también había estado conteniendo unas estúpidas lágrimas, ella recargó la cabeza en mi hombro.

—Solo espero que estos días tristes se vayan pronto y que nuestro sol deje de tener manchas.

***

Todo se quema gradualmente, todo desparece alrededor y me pregunto cuánto tiempo podré seguir resistiendo estas ganas de ser libre, cuántas oraciones necesito para obtener una señal, para ver un poco la luz.
Piensa qué querría ella, piensa cómo se sentiría Issabelle si te viera ahora, dándote por vencido.

Estoy segura de que estaría enfadada, que nos gritaría por abandonarla, por tener tan poca fe. Solo mira esto, lo dejó en mi casa la última pijamada que hicimos. Tú sabes lo que es, tú fuiste la inspiración para ella.

No nos decepciones, no la decepciones y si duele tanto como parece, si duele tanto como se siente, pues quema tus ideas en el papel, quémalo todo hasta el suelo, pero no te lastimes más. No permitiremos que te vuelvas a perder...

Lena había susurrado esas palabras a mi oído y había sido una especie de interruptor. Los flashes se habían aclarado tanto para formar una masa inconexa de imágenes que desfilaron sin piedad, agotándome, saturándome, convirtiendo mi miedo en ansiedad y mi ansiedad en llanto, por primera vez escuchaba mis propios lamentos, mis propias frustraciones flotando en el aire mientras me amiga me sostenía, mientras mis hyungs me sostenían.

Era un verdadero ingrato, un egoísta total que no había pensado de veras en Issabelle, en la verdadera razón por la que yo estaba allí, en por qué había sucedido, en cómo ella se había revelado contra lo que parecía el destino y había interrumpido mi final.

Lo daría todo por ti, moriría por ti, lo dijo tantas veces que dejé de creérmelo, lo veía de frente y temblaba de miedo. Miguel, Dios qué le diría a ese pequeño, qué se le dice a quien solo tiene una persona en el mundo.

Ni siquiera podía pensar, ni siquiera podía resumir mi culpa mientras abrazaba aquel cuaderno de tapas verdes contra mi pecho, el mismo que me había entregado Lena, el mismo donde Issabelle había escogido dejarme todos nuestros recuerdos.

El reloj continuó moviéndose con lentitud. Las sombras en las ventanas del hospital continuaron alargándose hasta que llegó la noche. Nos dijeron que no podían quedarse más que dos personas. No me importó cuánto me lo pidieron.

Mi respuesta siempre sería no. No me movería de allí hasta que pudiera verla. Al final Suga dijo que se quedaría, yo torcí el gesto. Eran peor que un chicle cuando se lo proponían. Estaba algo consciente de que trazaban planes para mí.

La forma en la que casi me obligaron a cambiarme la playera y en parte por los esfuerzos de Lena porque al menos probara una taza de café eran solo parte de la lista. En fin, la compañía de Yoongi era lo que me quedaba y esa era la garantía que tuvieron los otros antes de marcharse hasta la próxima mañana.

—Si te sirve de algo, no te tengo lástima y me quedo porque Lena me mataría si te dejara así. Luces como la mierda hyung.

Algo parecido a una sonrisa intentó salir en mi rostro. Suga me miró de reojo antes de recolocarse el gorro de lana.

—Lo sé, siempre me has gustado por eso. Desde que no conocimos sabía que tú estarías ahí, en mi hora más oscura, y mira qué bien se ha aplicado.

—Ya, en el fondo sé que mueres por mí, pero no nos conviene que los otros se enteren. Me matarían por ser tu favorito.

—No me molestes. Sé lo que intentas y no, no ayuda que casi me saques una sonrisa. Ni siquiera puedo decir que siento algo que no sea vacío.

Hubo un silencio después de eso. El cuaderno de Issabelle seguía entre mis dedos. No tenía valor suficiente para leer sus palabras, mucho menos para reconocer mi imagen ante sus ojos. Valía muy poco para siquiera intentarlo. Una mano en mi hombro me hizo ver hacia delante.

—Lo sé, te juro que quisiera arrancarme una parte de mi alma para arreglar la tuya, pero no puedo y en el fondo tú no lo aceptarías. Aun derrotado, el general es orgulloso, y tú, amigo mío, solo estás un poco perdido, pero jamás derrotado.

Miré su rostro serio. El mismo rostro que había visto por primera vez unos diez años atrás. Solo que en aquella ocasión no me miraba de frente y le costaba explorar sus sentimientos.

Asentí antes que las lágrimas me volvieran atacar. No esperaba que me abrazara, pero lo hizo. Me abrazó fuerte y palmeó mi espalda.

—Conmigo puedes ser sincero. Puedes decirme lo que tratas de ocultar. A mi puedes contarme cualquier pecado que te martirice, incluso cambiarle el nombre a eso que debe ser incorrecto. No tengas miedo, recuerda que ya hemos estado juntos en momentos similares. Recuerda que prometimos estar siempre juntos...

Sorbo por la nariz. Me siento tan cansado que no me importa que se caiga la fachada que hasta ahora he soportado. Yoongi espera aun cuando demoro en corresponderle. Le cuento cómo el accidente fue la mancha del mejor día de mi vida.

Cómo Issabelle y yo habíamos pasado de una discusión a prometernos el futuro, cómo había tenido el valor de pedirle que fuera mi esposa y segundos después, mayormente por mi culpa, ese coche había aparecido de la nada y ella se había metido en medio para salvarme.

El resto lo sabía mejor que nadie, pues yo estaba en cierto estado quiescente desde entonces y temía que lo peor estuviera por venir. Temía que su hermano pequeño descubriera esa verdad y me culpara, temía que todos descubrieran que era mi culpa y que nada de lo que hacían por mí valiera la pena.

—Lena me dijo que esto sucedería y otra vez acertó. Lo único que puedo decirte es que estamos en el mismo bote, ambos decidimos embarcarlo tomando todos los riesgos. Quién diría hace unos meses atrás que terminaríamos así de dependientes por amor. No es una queja, solo digo que no es el momento para encerrarse, aun cuando sea lo que más desees. Falta menos para saber y sin querer convertirme en una especie de J-Hope errante si hasta ahora no habido cambios, es mejor que si hubiera complicaciones. Tómalo de esa manera. Y abre el bendito cuaderno de una vez. Quizás esa sea tu mejor medicina ahora. Voy a por un café ¿Te apetece?

Negué aun limpiándome las lágrimas. Yoongi se encogió de hombros y desfiló por el pasillo. Sabía muy bien lo que tramaba. Me estaba dando espacio y no sé ni cómo pude sonreír. Inspiré profundo, quizás fuera mejor seguir aquel consejo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro