TRACK#3: KALEIDOSCOPE
Cómo se pueden atrapar todos los colores y dejarlos en la mirada de una persona. Él había dicho, no te vayas por favor y yo había pasado por encima de todo lo que sabía que estaba mal para conseguir otra sonrisa en su rostro.
Ahora era más simple mientras mis manos se acomodaban en algún punto entre su cuerpo y el mío y las mullidas almohadas nos cobijaban en la especie de tienda de campaña que habíamos montado en la habitación.
—¿Crees que los chicos ya se hayan despertado?
Él no abrió los ojos pero el suspiro que anticipó su respuesta fue suficiente para que entendiera que no saldríamos de allí en mucho más tiempo.
—Con seguridad Jin ya está en pie. Es algo innato en él ¿Te preocupa bajar de mi habitación solo usando uno de mis pijamas?
Enrojecí perceptiblemente. Tae entre abrió los ojos solo para comprobar su resultado.
—No creo que hagamos nada ilegal. Solo dormimos y debajo de una improvisada tienda de campaña.
—Sí, claro, eso hicimos… y ya quieres abandonarme.
—No seas dramático. No quiero pelear. No cuando luces tan adorable.
—Oh… ahora soy adorable. Qué tal si te demuestro que no soy tan bueno como parece ser…
Tae aprovechó para equilibrar el abrazo que nos había unido desde la noche anterior y ahora sus ojos estaban muy cerca de los míos. Sus manos en mi cintura y todo lo que pudiera decir o pensar se lo llevaba la sonrisa lenta que iba apareciendo en su rostro.
—Tú… me haces sentir de una forma que odio y deseo a la vez. Tú me haces sentir... simplemente yo mismo…
No esperaba una confesión de ese tipo mientras sus labios cubrían finalmente los míos. Fue un beso lento donde el tiempo o las justificaciones quedaron atrás. Donde mis manos se fueron moviendo poco a poco al compás de nuestros labios hasta acariciar la piel caliente y firme que escondía aquel suéter con el dibujo de un osito.
—Te digo algo… por favor… no te detengas…
Hubo una risa ronca y masculina mientras yo misma dejaba de reconocerme y cedía a las promesas silenciosas que se hacían nuestras manos. Lena hubiera dicho que aquello era una segunda base.
Yo lo veía como un caleidoscopio, lleno de brillantes colores mientras nuestras respiraciones se hacían un hilo inestable donde podía dibujar nuestra historia. No pude calcular cuánto más estuvimos así. Solo sé que en alguna parte de mi corazón había primavera y los primeros ruidos del tráfico llenaban las calles de Seúl para iniciar otro día, otro día junto a él.
***
Ella me había dicho no te detengas, no me sueltes jamás. Yo había respirado su aire y me había convertido en parte de sus deseos, en el único, por lo visto o al menos eso quería creer mientras la veía recuperar el acostumbrado pichi de mezclilla que la había acompañado ayer en la noche.
Mei me miró por encima de su hombro aun desnudo. Yo me quedé lo más quieto posible mientras sentía el aletear descontrolado de mi corazón.
—Sabes… he estado pensando que nunca te he invitado a salir. Qué te parece si hoy le dedicamos el día a eso. Ven conmigo ¿Quieres?
Mei Lin había disuelto la distancia y ahora su rostro estaba a centímetros del mío. Sinceramente si esto era un sueño, me rehusaría a despertar con tal de no enfrentarme a mi realidad.
—Vale, y por dónde empezamos… son solo las diez de la mañana y…
—Y ni siquiera hemos desayunado—completó ella por mí y antes de que yo pudiera decirle que era increíble cómo podía completar mis pensamientos por insulsos que fueran tuve sus labios sobre los míos.
—No iremos a ninguna parte si sigues haciendo eso, muñeca—fue lo que dije mientras pasaba a besarle las mejillas—Quiero ser bueno, no me provoques más.
—Me haces sentir como una acosadora hablando así, pero vale. Vamos, esperaré a que te cambies de ropa y yo me robaré algo de lo que ha dejado Lena en la habitación de Yoongi. Te espero en la sala de estar, osito.
Mei me besó en la frente. Yo me dejé caer sobre la cama con los brazos abiertos. En serio estaría listo para esto, en serio cuando todo parecía romperse en mil pedazos, ella decidía demostrarme que en serio le gustaba mi amor.
El tono de un teléfono inalámbrico me hizo salir de tal divagación. Primero temí que fuera mi madre, luego los nervios se encargaron de pasarle la responsabilidad al contestador.
—Hey, alien. Sé que hace días nadie sabe de mí, bueno creo que solo el inconsciente de Hobi. Bueno, lo que quiero decir es que todo salió bien. April y yo estamos bien ahora y quizás quieras conversar conmigo después para preguntarme si estoy mal de la cabeza. En serio debo estarlo para vivir todo lo que estoy viviendo. Ya, cuídate mucho y cuida a los demás. Te quiere tu Chimmy.
Jimin había cortado justo cuando yo comenzaba a preguntarme de qué iba aquel extraño mensaje. Me rasqué la cabeza. Vale, mi vida comenzaba a voltearse otra vez, pero qué diablos.
Tenía una cuenta pendiente con mi madre, seis amigos que vivían sus dramas personales y una novia que por fin comenzaba a alcanzarme en la escala de sentimientos. Ya tenía que dejar de pensar de una vez y por todas y pasando todo por alto entré al guardarropa.
***
Tae tardó solo quince minutos. Yo había demorado cinco en tomar el primer vestido de Lena del armario. De los que tenían etiqueta porque se había llevado todo lo demás y ahora entendía a mi amiga. Vaya que Suga era organizado. No había ni una mota de polvo en su habitación.
Lily dijo que ella tenía que mantenerla así o sufriría las consecuencias por su cuñado. Cómo fuera, el color azul era la elección del día debido a que ese era el favorito de mi chica.
Que por cierto no había dado señales de vida últimamente y mientras esperaba con Lily hablando de nada en especial, ambas nos quedamos en silencio cuando un chico usando una remera nirvana, converses negros y vaqueros rotos en las rodillas apareció en el umbral.
El cabello convenientemente desarreglado o esos labios entre abiertos. Qué me atraía más, no era posible distinguirlo cuando ya me perdía en su mirada y creí escuchar a Lily farfullar una disculpa cuando lo único que podía ver era él.
—Lindo vestido, creo que estoy muy informal—dijo él y yo me di cuenta de que se me había olvidado lo demás.
A Tae se le había rizado el cabello desde la noche anterior por culpa de la humedad y ahora parecía que lo hubiera planeado a propósito. Irresistible, sí así era él, pero distraído como nadie en este mundo. Inconsciente de eso que los demás querían de él o al menos eso parecía pensar de sí mismo.
—Entonces… iremos a desayunar a algún lugar… o solo nos quedaremos mirándonos en silencio.
Pestañeé torpemente, tratando de recuperarme de su hechizo. Él sonrió y las mariposas revoletearon una vez más.
—Solo vamos—lo tomé de la mano y recibí un apretón a cambio. Por dentro estaba aterrada. Nunca antes había tendido esa responsabilidad.
—Por lo visto tomaremos el autobús, ya que no me has pedido que saque las llaves del coche.
—Uh… porque… porque ¿Diablos, quieres ir en coche?
No me di cuenta que me estaba tomando el pelo hasta que sus brazos rodearon mi cintura y tuve su perfume envolviéndome como una cobija imaginaria. Tae cambió su sonrisa por aquella expresión que conseguía desequilibrar a cualquiera. Seria pero increíblemente provocadora.
—Deja de preocuparte, sea lo que sea, ya me gusta, me gustas mucho, muñeca.
Él no iba a detenerse y por eso yo no me sentí capaz de pedírselo. Nos besamos en medio del pasillo que daba al porche y vi desaparecer todo mientras tentábamos a la suerte en nuestras manos. Solo el carraspeo de otra persona nos hizo salir de ese momento tan íntimo.
—Y después dicen que soy yo el que anda haciendo escenitas. Las habitaciones están arriba.
—Que pesado eres—me defendí de un Jeon Jungkook que acababa de llegar. Tae solo me abrazó por la cintra mientras recargaba su barbilla en mi hombro.
—Sí, eso me han dicho últimamente. Solo no torturen los ojos ajenos. Buen día, alien.
Los chicos intercambiaron una mirada con falta total de vergüenza y yo me solté de los brazos de mi novio a fin que se diera cuenta que a mí no se aplicaba esa regla.
—Hey, no te enfades, preciosa, él solo…
—Es un idiota. Creo que lo mejor será irnos de una vez. De hecho, he tenido una idea. Apuesto que nunca has ido al restaurante de comida casera del barrio chino.
—Ah…pues…creo que no… No tenemos mucho tiempo para hacer esas cosas.
—Pues podemos empezar por ahí y después… después podemos ir al parque de diversiones y almorzar en alguna de esas mesillas al aire libre donde los niños gritan y siempre te molesta el sol… ah… y vamos al cine. Sí veamos alguna película de esas que te sacan las lágrimas o a la biblioteca, no me había dado cuenta que también te gustan los libros y…
Me callé solo porque sus labios habían sustituido mi parloteo. Las manos de él me acariciaron las mejillas y las mías coquetearon con su cintura.
—Te voy avisando que ya sé cómo quiero terminar este día perfecto.
—Tae, ni siquiera hemos empezado ¿Cómo sabes que será perfecto?
Él sonrió mientras yo me dejaba envolver más por su abrazo.
—Solo porque estoy contigo, mi eterno calidoscopio, mi todo, mi muñeca de cristal.
—Tae…
—Sí, acéptalo de una vez, si yo soy ese ángel que tanto mencionas en tus sueños, pues tú eres mi valkiria personal, la princesa del jardín encantado que has sembrado en mi corazón. Solo dime que sí. Empecemos otra vez, aquí, ahora, me presentaré de nuevo. Fingiré que soy un chico común y que te veo por primera vez. Que no tengo idea de ti, pero aun así estoy seguro de que te quiero. Solo por esta vez, solo por un día, finge conmigo que esta realidad no existe. Dime ¿Lo harías por mí?
No entendía mucho el giro que había tomado nuestra conversación, pero tampoco me importaba. Una voz más fuerte en mi interior que cualquier otra cosa me decía síguelo, deja de preguntarte cosas y toma su mano.
Él es tu todo, no lo dejes ir. Mis dedos tocaron los suyos mientras yo me esforzaba por no pensar de más.
—Sí, por supuesto que quiero. Hoy, tú y yo volveremos a empezar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro